Comer Sin Hambre: Cuando El Apetito Es Emocional

Comer por estres

Historia en Breve

  • El Apetito Emocional es comer cuando no tienes hambre físico, sino hambre de una emoción o una experiencia. Es decir, es lo que ocurre cuando intentas saciar tus necesidades emocionales con comida
  • Hemos olvidado cómo escuchar las señales de nuestro cuerpo y no sabemos cómo brindarnos el nivel de cuidado y atención emocional que necesitamos, salvo que sea con comida
  • El apetito emocional puede ser tu aliado, cuando tú comprendas que es la forma que tiene tu cuerpo de hacerte notar un desbalance. Se trata de una oportunidad magnífica para invitarte a ponerte en contacto con tus emociones, y para comenzar a manejar tu nivel de estrés
  • Una de las técnicas que recomiendo que te pueden ayudar es la técnica de liberación emocional, más conocida como tapping. Se trata de una técnica de acupresión muy sencilla, que se utiliza desde hace ya varios años con éxito tanto por pacientes como por terapeutas

Por Elisa Markhoff

Seguramente esta situación te resulte conocida: estás preocupado, apurado o distraído y sin darte cuenta te has acabado un paquete de galletitas, o te has terminado los snacks que guardabas para más tarde. Y ahora, encima de todo, te sientes culpable, angustiado y con el estómago que explota… Tal vez creas que no tienes fuerza de voluntad, que jamás vas a poder controlar tu apetito, o que llegar al peso ideal no sea posible para ti. Sin embargo, lo que te ocurre no tiene nada que ver con el hambre, y es mucho más común de lo que piensas: estás sufriendo de apetito emocional, y hoy te vamos a ayudar a superarlo.

¿Qué Es el Apetito Emocional?

El Apetito Emocional es, literalmente, comer cuando no tienes hambre físico, sino hambre de una emoción o una experiencia. Es decir, es lo que ocurre cuando intentas saciar tus necesidades emocionales con comida. Por ejemplo, estás nervioso porque no tienes suficiente dinero, y comes un plato de papas fritas para distraerte y no preocuparte más. O has tenido una discusión con tu pareja, y te consuelas con una barra de chocolate. En estas ocasiones, lo que estás haciendo es intentando saciar tu apetito por una emoción (seguridad económica, amor) utilizando la comida como sustituto.

¿Por Qué Ocurre el Apetito Emocional?

La mayoría de nosotros tendemos a sentirnos culpables después de haber comido por motivos que nada tienen que ver con el hambre físico, y pensamos que jamás controlaremos nuestro apetito. Pero es importante comprender que el apetito emocional es bastante común. Lo que ocurre es que hemos olvidado cómo escuchar las señales de nuestro cuerpo y no sabemos cómo brindarnos el nivel de cuidado y atención emocional que necesitamos, salvo que sea con comida.

Por lo general, el apetito emocional nos ocurre porque:

  • No sabemos identificar lo que necesitamos para sentirnos bien, física y emocionalmente
  • Estamos tan estresados que no tenemos tiempo para cuidarnos
  • Creemos que tomarnos el tiempo para balancear nuestras emociones es un lujo, no una forma de auto cuidado

Es por estos motivos que caemos en situaciones de desbalances físicos y psíquicos, y dichos desbalances son los responsables de iniciar el ciclo del apetito emocional.

¿Cómo Sé Si Lo Que Tengo Es Apetito Emocional o Hambre Físico?

El apetito es un fenómeno rico y complejo que requiere distintos tipos de nutrición: la nutrición con alimentos es sólo una de las muchas formas de “alimento” que nuestro cuerpo y nuestra psiquis necesitan. Nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestras emociones tienen también hambre por cariño, por consuelo, por belleza, por experiencias nuevas, por conocimiento… la lista es amplia, y es importante que comiences a identificar los distintos matices de apetitos en tu propia vida.

Para ayudarte en este proceso, te brindamos las características más conocidas del apetito emocional. No es una lista exhaustiva, pero se trata de los puntos más comunes para lograr identificar la diferencia entre apetito emocional y hambre físico.

Tienes apetito emocional si…

  • Sientes hambre de golpe y la necesidad de comer es urgente
  • Sigues comiendo a pesar de sentirte satisfecho
  • No te acuerdas si tenías hambre cuando empezaste a comer
  • Comes tan rápido que no sabes decir cuánto comiste ni qué gusto tiene la comida
  • Quieres comer cuando estás triste, cansado, aburrido o solo
  • Tu hambre está acompañada de ansiedad, miedo, enojo o dolor
  • Te sientes avergonzado o culpable después de comer
  • La sensación de hambre comienza en tu cabeza, no en tu cuerpo
  • Tienes sólo hambre (antojo) por una comida en especial
  • Ningún otro alimento parece satisfacerte o saciar el hambre
  • Si comes el alimento que querías, el hambre se sacia parcialmente, y a las pocas horas de haber comido vuelves a sentirte ansioso, enojado o estresado
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¿Cómo Se Relaciona el Apetito Emocional y el Estrés?

La relación entre apetito emocional y estrés es muy íntima. Simplemente recuerda cómo comiste la última vez que estabas estresado: seguramente elegiste lo primero que encontraste, sin pensar en su valor nutricional, y lo tragaste muy rápido, sin siquiera saborearlo. Además, probablemente luego de comer hayas tenido mala digestión o reflujo, y tal vez incluso experimentaste gases, calambres, o estreñimiento.

Esta cascada de acciones y síntomas ocurre por la forma en la cual nuestro cuerpo ha evolucionado durante miles y miles de años: originalmente, el estrés tenía la función de asegurar nuestra supervivencia en situaciones de vida o muerte. Por ejemplo, lograr que escapásemos de un incendio, o que un león no nos alcanzase y nos convirtiese en su presa. Para ello, nuestro cuerpo generó todo un mecanismo que nos podía sacar de esa situación apremiante en poco tiempo, de forma rápida y puntual. Pero esta reacción inmediata tiene un costo alto para nuestra salud, especialmente si experimentamos estrés de manera regular.

Cuando nuestro organismo está bajo estrés, ocurren una serie de procesos que facilitan el escape del peligro, como:

  • Presión sanguínea alta (para llevar más sangre a las piernas y que podamos salir corriendo, por ejemplo)
  • Respiración entrecortada (que facilita el esfuerzo físico)
  • Aumento de adrenalina, cortisol e insulina en la sangre (para mantenernos alerta)
  • Impedimento de las funciones digestivas (nadie se detiene a comer mientras se escapa de una catástrofe)

Como verás, nuestro cuerpo es muy sabio, y los mecanismos que se activan durante el estrés nos pueden salvar de una situación apremiante. Pero en nuestras vidas modernas prácticamente no nos enfrentamos a este tipo de peligros. El estrés que experimentamos tiende a ser más bien de otra naturaleza, como en el caso de la ansiedad o las preocupaciones, y también tiende a ser crónico. Lamentablemente, nuestro cuerpo no sabe distinguir entre un peligro real (león) y uno psicológico (estrés por finanzas), y por eso pone siempre en marcha el mismo mecanismo de defensa.

A nivel de apetito emocional, entonces, el estrés te perjudica doblemente:

  • Por un lado, te desconecta de tu cuerpo y de tus procesos físicos y emocionales normales. Ésta desconexión es la que te impulsa a buscar la comida como forma de calmar tus emociones, aunque físicamente no tengas hambre;
  • Por otro lado, si comes cuando estás estresado, tu cuerpo activará la cascada de reacciones que activa durante períodos de estrés, y por lo tanto tendrás problemas de digestión, no asimilarás los nutrientes de la comida, y tus niveles hormonales permanecerán desbalanceados a largo plazo.

¿Cómo Podemos Superar el Apetito Emocional?

Antes que nada, recuerda que tu cuerpo es infinitamente sabio, y te hace sentir apetito emocional por un motivo: él quiere que tú veas que las estrategias que estás utilizando para cuidarte y manejar el estrés en tu vida son limitadas. Es decir, el apetito emocional puede ser tu aliado, cuando tú comprendas que es la forma que tiene tu cuerpo de hacerte notar un desbalance. Se trata de una oportunidad magnífica para invitarte a ponerte en contacto con tus emociones, y para comenzar a manejar tu nivel de estrés.

Para ello, te recomiendo comenzar por hacerte algunas preguntas a ti mismo:

  • ¿Qué emociones estaba sintiendo yo antes de comer?
  • ¿Cómo disfruto (o no) de la experiencia de la comida?
  • ¿Cómo me siento luego de comer?
  • ¿Se ha ido la emoción negativa inicial, o simplemente la he desplazado temporalmente?

Este es un buen ejercicio para que tú comiences a explorar la relación entre tus emociones y tu apetito.

¿Existen Algunas Técnicas o Ejercicios Específicos Que Puedan Ayudar?

Afortunadamente sí. En especial, yo recomiendo familiarizarte con la técnica de liberación emocional, más conocida como tapping. Se trata de una técnica de acupresión muy sencilla, que se utiliza desde hace ya varios años con éxito tanto por pacientes como por terapeutas. No requiere de ningún tipo de material o equipamiento, no tiene contraindicaciones, y la puedes aplicar sobre ti mismo en cualquier momento que lo necesites o desees.

El tapping es recomendable para muchas condiciones psicosomáticas, pues combina el conocimiento de la psicología occidental con la medicina oriental. Al hacer tapping trabajamos puntos de presión en nuestro cuerpo que se corresponden con nódulos nerviosos (también llamados centros de energía) que existen en nuestro cuerpo, ayudándonos muy fácilmente a liberar estrés. Puedes aprender más sobre el tapping y sus usos en este video.*

Una vez que te hayas familiarizado con esta técnica, puedes comenzar a realizar secuencias específicas para el estrés y la ansiedad como la que te estamos compartiendo aquí debajo. Esta breve secuencia te ayudará a manejar tus emociones negativas y balancear las situaciones de estrés. Te recomendamos hacerla al menos una vez por día durante dos semanas, y notar qué cambios experimentas en torno a tu apetito emocional.

Aparte del Tapping, ¿Existe Algún Tipo de Dieta Para Controlar el Apetito Emocional?

Como mencionamos anteriormente, el apetito emocional es una consecuencia de desbalances físicos y psíquicos. A nivel de tu cuerpo, entonces, es importante mantener una alimentación que favorezca los procesos naturales de tu organismo y promueva ese balance tan necesario.

Los alimentos más adecuados para esto son los recomendados por el doctor Mercola, es decir, las comidas reales y no procesadas. Se trata de hacer una dieta rica en frutas, vegetales, legumbres, granos complejos, nueces y semillas, por ejemplo, y si consumes productos animales controlar que sean de alta calidad. Estas comidas aseguran que nuestro organismo reciba todos los nutrientes esenciales que necesita para re establecer una conexión sana entre cuerpo, mente y psiquis.

Si llevas una dieta sana que siga estas recomendaciones podrás re establecer fácilmente el balance químico, hormonal y emocional necesario para percibir y confiar en las señales de tu cuerpo. Cuando tú pones en práctica estas técnicas de auto ayuda y recuperas esa hermosa conexión con tus emociones y con tu organismo, podrás finalmente descubrir que el apetito emocional ya no tiene lugar en tu vida.

Sobre el Autor

Elisa Markhoff es especialista en Psicología de la Nutrición e Imagen Corporal, periodista y autora. Puedes seguir su trabajo en www.psicologiadelanutricion.com, en su página de Facebook o su canal de Youtube.