¿Cuánto Sabe En Realidad Sobre la Seguridad de las Vacunas?

Vacuna

Historia en Breve

  • Investigaciones recientes analizaron los resultados de salud tras la introducción de la vacuna contra la difteria, tétanos y tos ferina (DTP) y la vacuna oral contra la poliomielitis, en Guinea-Bissau, que tuvo lugar a principios de los años ochenta
  • La vacuna DTP se asoció con hasta cinco veces más probabilidades de morir en comparación con no vacunarse. Según los autores, "toda la evidencia actualmente disponible sugiere que la vacuna DTP podría matar a más niños, por otras causas, de los que salva de la difteria, tétanos o tos ferina"
  • Tanto el Congreso como el Tribunal Supremo de los Estados Unidos han llegado a la conclusión de que las vacunas autorizadas por el gobierno son "inevitablemente inseguras". Las vacunas también tienen el mayor índice de retiros del mercado de cualquier medicamento
  • En los Estados Unidos, 1 de cada 6 niños tiene una discapacidad relacionada con el desarrollo, que incluye TDA, TDAH, autismo, problemas de aprendizaje, discapacidades mentales, convulsiones y tartamudeo. Muchos de estos también se enlistan o conocen como efectos secundarios de las vacunas
  • El 54 % de los niños tiene una enfermedad crónica diagnosticada, que incluye asma, infecciones crónicas de oído, diabetes, alergias alimentarias y/o ambientales y epilepsia. Esta lista también refleja muchos de los efectos secundarios reconocidos de las vacunas, y el aumento en la prevalencia de estas enfermedades es proporcional al incremento en las vacunas requeridas

Por el Dr. Mercola

El video de abajo presenta una conferencia de Del Bigtree,1 productor del programa de entrevistas "The Doctors" ganador del premio Emmy durante seis años, y uno de los productores del documental "Vaxxed". De hecho, asistí y vi la conferencia que dio durante el evento "Truth About Cancer Live" del 2017 en Orlando, Florida, donde también fui ponente.

Se centra en la seguridad de las vacunas y la libertad de elección. Esta presentación fue diseñada para ser compartida con aquellos que piensan que los defensores de la seguridad de las vacunas son tontos y necesitan "ponerse al día".

Esta es una de las mejores presentaciones que he visto, la cual podría hacer que muchas personas racionales y objetivas cambien su opinión acerca de las vacunas, así que siéntase libre de compartirla ampliamente con aquellos que están a favor de la vacunación.

"Soy gran admirador de la ciencia", dice. "Al hablar de vacunas, si las cuestionamos, se dice que estamos en contra de la ciencia. En realidad, es lo contrario... y hoy voy a demostrarle [que] la ciencia de las vacunas ha sido fraudulenta; es una mentira, no existe, y me gustaría que salga y exija que la ciencia actúe de inmediato".

Video disponible solo en ingles

El Proyecto de Seguridad de las Vacunas

El estribillo oficial que repite la mayoría de los medios convencionales es que las vacunas se han investigado cuidadosamente, que "cientos" de estudios han demostrado que son seguras y que no se ha encontrado ningún vínculo entre las vacunas y los problemas de salud como el autismo.

Por desgracia, esto sencillamente es mentira. Es importante destacar que desde hace tiempo la industria evitó evaluar a las poblaciones vacunadas en comparación con las no vacunadas para determinar los resultados generales de salud.

A principios de este año, finalmente se publicó un estudio2 de esos, y sus hallazgos fueron menos que alentadores. En él se examinaron los resultados de salud tras la introducción de la vacuna contra la difteria, tétanos y tos ferina (DTP, por sus siglas en inglés) y la vacuna oral contra la poliomielitis (OPV, por sus siglas en inglés) en Guinea-Bissau, que tuvo lugar a principios de los años ochenta.

Esta población ofrece la inusual oportunidad de comparar niños vacunados y no vacunados por la forma en que se administraron las vacunas. ¿Qué encontraron?

Según los autores, "la DTP se asoció con hasta cinco veces más probabilidades de morir en comparación con no vacunarse", y "toda la evidencia actualmente disponible sugiere que la vacuna DTP podría matar a más niños, por otras causas, de los que salva de la difteria, tétanos o tos ferina".

En otras palabras, los investigadores concluyeron que la vacuna DTP debilitó el sistema inmunológico de los niños, al hacerlos vulnerables a toda una variedad de otras enfermedades y problemas de salud finalmente mortales.

Otros ensayos de África Occidental revelaron que una vacuna contra el sarampión de títulos elevados interactuó con la vacuna DTP, lo cual dio como resultado un aumento del 33 % en la mortalidad infantil.3

En este caso, este sorprendente hallazgo provocó el retiro de esa vacuna contra el sarampión. ¿Pero qué hubiera pasado si esos estudios nunca se hubieran realizado? Es evidente que necesitamos muchos más como esos.

En los Estados Unidos, las autoridades federales de salud recomiendan que los niños reciban 69 dosis de 16 vacunas entre el día de su nacimiento y los 18 años de edad, donde 50 de ellas les son administradas antes de los seis años. ¿Cómo afectan su salud? Y, ¿en realidad alguien está monitoreando los resultados de salud del programa federal de vacunación infantil?

Me temo que la respuesta es no. No sabemos si todas estas vacunas están afectando la salud general y mortalidad de nuestros niños, ni cómo. Sin embargo, sabemos que nuestro país tiene una de las tasas más altas de mortalidad infantil y materna en comparación con cualquier país desarrollado, y también, tenemos las tasas de vacunación más elevadas.

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Reacciones Adversas a las Vacunas

Las vacunas no están libres de riesgos. Todo lo contrario. De hecho, tanto el Congreso de los Estados Unidos como el Tribunal Supremo han concluido que las vacunas infantiles oficiales, autorizadas y recomendadas son "inevitablemente inseguras".4

Las vacunas también tienen el mayor índice de retiros5 del mercado en comparación con cualquier medicamento o producto biológico (las vacunas no son medicamentos, sino más bien son consideradas por la FDA como productos biológicos).

La breve lista de reacciones adversas por las cuales las víctimas han recibido una indemnización del Programa Nacional de Compensaciones por Lesiones Causadas por Vacunas (VICP, por sus siglas en inglés) incluye:

Síndrome de Guillain-Barre

Mielitis transversa

Encefalopatía

Hipoxia y síndrome convulsivo

Muerte

Neuritis braquial

Encefalomielitis aguda diseminada

Polirradiculoneuropatía desmielinizante inflamatoria crónica (CIDP, por sus siglas en inglés)

Falla ovárica prematura

Parálisis de Bell

Diabetes juvenil

Púrpura trombocitopénica idiopática

Artritis reumatoide

Esclerosis Múltiple

Fibromialgia

Anafilaxis

Miastenia grave ocular

Espasmos infantiles

Los posibles efectos secundarios que realmente se enlistan en los folletos de las vacunas incluyen:

Enfermedades autoinmunes

Alergias alimentarias

Asma

Eczema

Diabetes juvenil

Artritis reumatoide

Tics

Síndrome de Tourette

TDA/TDAH

Autismo

Retraso en el habla

Trastornos del desarrollo neurológico

Síndrome de muerte súbita infantil (SIDS, por sus siglas en inglés)

Síndrome Convulsivo

Narcolepsia

¿Qué Dicen las Estadísticas Acerca de la Seguridad de las Vacunas?

Salvo los estudios a gran escala que comparan poblaciones vacunadas y sin vacunar, las estadísticas generales de salud pueden darnos una idea de qué tan bien protege el programa de vacunación de los Estados Unidos, la salud de nuestros niños, y no parece prometedor.

Uno de cada 6 niños tiene una discapacidad del desarrollo, que incluye TDA, TDAH, autismo, pérdida de audición, problemas de aprendizaje, discapacidades mentales, convulsiones y tartamudeo--muchos de ellas también se enlistan o son conocidas como efectos secundarios de las vacunas

El 54 % de los niños tiene una enfermedad crónica diagnosticada, que incluye ansiedad, asma, problemas de conducta, trastornos óseos y musculares, infecciones crónicas de oído, depresión, diabetes, alergias alimentarias y/o ambientales y epilepsia.

Esta lista nuevamente refleja muchos de los conocidos efectos secundarios de las vacunas, y el aumento en la prevalencia de estas enfermedades es proporcional al incremento de las vacunas solicitadas, sin embargo, los promotores de vacunas insisten en que estas enfermedades no están asociadas de ninguna manera con la vacunación.

Los Fabricantes de Vacunas No Son Responsables por los Daños Ocasionados por la Vacuna

Para empeorar las cosas, los fabricantes de vacunas que están involucrados en el programa infantil no son legalmente responsables de los daños cerebrales u otros tipos de lesiones que ocasione la administración de estas vacunas.

Esto es un claro contraste con cualquier otra industria, donde el fabricante es financieramente responsable y acusable ante un tribunal civil por sus productos defectuosos, que funcionen mal o sean inseguros.

Por otro lado, los fabricantes de las vacunas (y proveedores), recibieron inmunidad parcial con la Ley Nacional de Lesiones por Vacunación Infantil promulgada en 1986, luego de que la industria de las vacunas amenazara con dejar de fabricar vacunas infantiles para su lanzamiento en los Estados Unidos a menos de que estuvieran protegidas de ser acusadas ante un tribunal civil por daños y perjuicios.

Luego, en el 2011, la Corte Suprema de Estados Unidos otorgó de manera efectiva a los fabricantes de vacunas un escudo de responsabilidad total contra demandas por daños causados ​​por las vacunas aprobadas por la FDA que se recomiendan a los niños--¡incluso si hay pruebas de que las vacunas podrían haber sido más seguras!6 Las consecuencias de esto son abrumadoras.

Como resultado de que el Congreso y el Tribunal Supremo de los Estados Unidos eliminen la responsabilidad civil por lesiones y muertes a causa de las vacunas, los fabricantes de las mismas no tienen motivos para llevar a cabo estudios de seguridad sobre sus vacunas antes y después de obtener la licencia; la FDA no tiene incentivos para mantener altos estándares para las pruebas de seguridad de una nueva vacuna.

Los CDC no tienen ningún interés para hacer que las políticas de vacunación sean más seguras; el NIH no tiene ningún motivo para financiar la investigación de los efectos secundarios de las vacunas y los factores de alto riesgo que hacen que algunas personas sean más susceptibles los daños ocasionados por las vacunas; y el programa nacional de compensaciones por lesiones causadas por vacunas (VICP) que fue creado bajo la ley de 1986 tiene pocos incentivos para otorgar indemnizaciones a los lesionados por vacunación.

De hecho, la mayor parte del Tribunal Supremo malinterpretó la historia legislativa de la ley promulgada en 1986, sin embargo, dicha historia fue interpretada correctamente por Sonia Sotomayor y Ruth Bader Ginsberg, quienes estuvieron en desacuerdo de que el Congreso en 1986 intentara eximir completamente de la responsabilidad civil a los fabricantes de las vacunas.7

No obstante, ahora el resultado final es que los fabricantes de las vacunas obtienen un pase libre si sus productos causan lesiones y muertes por vacunación, ya que la única forma posible de que una persona que haya sufrido lesiones causadas por las vacunas en Estados Unidos pueda demandar a un fabricante es si la empresa posee pruebas de que una vacuna causa un problema en particular y no se lo haya dado a conocer a la FDA.

Si las compañías farmacéuticas alegan ignorancia acerca de los efectos secundarios de la vacuna porque, por ejemplo, no investigaron completamente los posibles efectos secundarios, ¡están fuera de peligro!

Para colmo de males, actualmente, si usted o su hijo son víctimas de una lesión permanente o mueren después de recibir una vacuna infantil autorizada y recomendada por el gobierno federal y presentan una solicitud al VICP, es su responsabilidad probar la relación causal.

Así es, depende de usted, su abogado y los expertos que pueda pagar para identificar la manera científica de explicar su lesión o la de su hijo y hablar con los abogados del Departamento de Justicia de los Estados Unidos, que representan al Secretario de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos, del porqué su hijo debería recibir una compensación.

Si el fabricante de la vacuna o el gobierno federal hubieran realizado los estudios de seguridad adecuados, podría usar esa misma investigación para armar su caso, y esa es otra razón por la cual no se están realizando los estudios de seguridad adecuados sobre las vacunas.

Si de alguna manera logra demostrar que tenía la razón y ganar el caso, la compensación por el dolor, sufrimiento y muerte tiene un límite de $250 000 dólares. A pesar de todos estos obstáculos, el VICP ha pagado más de $3.7 mil millones por lesiones y muertes por vacunas desde 1988.8

La Mayoría de los Estudios Sobre la Seguridad de las Vacunas Son una Broma

Como se señaló en esta conferencia, los estudios de seguridad de las vacunas no son lo que se esperaría. Si bien, por lo general, los medicamentos se estudian durante varios años para detectar efectos secundarios; por ejemplo, la vacuna contra la hepatitis B, que se inyecta a bebés recién nacidos, tuvo un período de revisión de seguridad de cuatro días (para Engerix de la marca GlaxoSmithKline) y de cinco días (para Recombivax de Merck) antes de obtener la licencia.

Además de eso, no se incluyó ningún grupo de placebo, por lo que es aún más difícil distinguir si un problema podría estar relacionado con la inyección.

La vacuna contra la polio tiene un período de revisión de seguridad de solo 48 horas. Lo que esto significa es que si el niño murió el tercer día no se considera como consecuencia porque ya no estaban identificando ni monitoreando los posibles efectos secundarios.

Aquí, el grupo de participantes recibió la vacuna contra la polio y DTP, mientras que el llamado grupo "placebo" recibió solo la vacuna DTP--la misma vacuna que proporcionó evidencia de haber aumentado cinco veces la mortalidad en niños africanos. Esa NO es la forma de establecer la seguridad de las vacunas, y esto es a lo que todos se refieren cuando dicen que "cientos" de estudios han "demostrado" que las vacunas son seguras.

Cientos de Vacunas Están en Proceso

Los fabricantes también están muy motivados por desarrollar más vacunas y llevarlas al mercado lo antes posible, lo cual una vez más significa tomar atajos con respecto a estudios de seguridad. De hecho, esto es exactamente lo que sucedió después de que el Congreso le otorgara inmunidad de responsabilidad a los fabricantes de las vacunas.

Antes de 1986, los CDC solo recomendaba 23 dosis de siete vacunas a niños de entre los 2 meses y 6 años de edad.9 En la actualidad, el total es de hasta 50 dosis de 14 vacunas a la edad de 6 años.10

Unas 270 vacunas experimentales ya están en camino. ¿Cuántas de ellas se agregarán al programa de vacunación infantil recomendado por los CDC que se convierten en requisitos escolares de los estados?

¿Cuántas puede soportar un niño? ¿Dónde está el punto de inflexión? ¿Y cómo sabemos que todavía no se ha alcanzado un límite? Al juzgar por nuestras estadísticas de salud, sugeriría que ya hemos superado el punto de inflexión.

La seguridad de las vacunas se ve obstaculizada por el hecho de que el Departamento de Salud y Servicios Humanos (DHHS, por sus siglas en inglés) de los Estados Unidos, encargado de la seguridad de las vacunas, también está a cargo de promover vacunas al público y defender su seguridad ante los tribunales.

(Cuando presenta un reclamo ante el VICP por lesiones causadas por las vacunas, en realidad está demandando al gobierno de los Estados Unidos, no al fabricante de la vacuna). Estos conflictos de intereses dificultan seriamente la capacidad del DHHS para cumplir su obligación de garantizar que todas las vacunas sean seguras.

Conflictos de Interés Entorpecen la Seguridad de las Vacunas

Pero esto no termina ahí. El Comité Asesor sobre Prácticas de Inmunización (ACIP, por sus siglas en inglés), que informa a los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) qué vacunas deben incluirse en el programa de vacunación infantil que recomiendan, también tiene importantes conflictos de interés.

En este caso, se ha descubierto que algunos miembros del panel tienen vínculos financieros con las compañías farmacéuticas que fabrican y venden las mismas vacunas que se votarán para ser incluidas en el programa.

Y una vez que una vacuna es agregada al programa, estas compañías tienen acceso sin riesgo a un mercado estadounidense de 78 millones de niños porque la mayoría de las vacunas recomendadas por el Estado son obligatorias por los gobiernos estatales para que los niños puedan asistir a la escuela.

Con ese tipo de incentivo financiero, ¿es de sorprender que este comité federal haya agregado 46 dosis de vacunas en el programa infantil desde 1986? Como se señaló en una investigación del año 2000 sobre el ACIP por parte del Comité de Reforma Gubernamental de los Estados Unidos:

"Cada año, los CDC otorgan exenciones generales a los miembros del ACIP que les permiten deliberar sobre cualquier tema, independientemente de sus conflictos, para todo el año... El [ACIP representa] un sistema donde los funcionarios gubernamentales toman decisiones cruciales que afectan a los niños de los Estados Unidos sin el asesoramiento y consentimiento de los gobernados".

Por último pero no por eso menos importante, los CDC, que también tiene un papel que desempeñar en la seguridad de las vacunas, gastan $4.9 mil millones de su presupuesto anual de $11.5 mil millones en la compra y promoción de vacunas.

Ahora bien, si se descubrió que cualquier vacuna aprobada por la FDA y los CDC es peligrosa, ¿qué incentivo tendría el gobierno para sacarla del mercado? Las agencias federales básicamente se han transformado en patrocinadores, anunciantes y distribuidores de productos de la industria de las vacunas.

Los CDC incluso poseen al menos 27 patentes relacionadas con vacunas humanas, más otras cinco patentes de vacunas veterinarias,11 lo que merma el incentivo de la agencia para encontrar o reconocer cualquier problema de seguridad o efectividad de las vacunas. La corrupción entre las agencias gubernamentales y la industria le añade mayor complejidad a estos conflictos de intereses.

Julie Gerberding es el ejemplo perfecto. Después de promover y defender la seguridad de las vacunas como directora de los CDC desde 1998 hasta el 2009, dejó los CDC para aceptar un puesto ejecutivo lucrativo con Merck & Co. como presidenta de la división de vacunas de la compañía.

Desde el 2014, se ha desempeñado como vicepresidenta ejecutiva de comunicaciones estratégicas, políticas públicas globales y salud de la población en Merck.12

Lo Que Dice el Instituto de Medicina Sobre la Seguridad de las Vacunas

Bigtree también resumió los informes de seguridad de las vacunas que fueron emitidos por los comités de médicos en el Instituto de Medicina (IOM, por sus siglas en inglés) en 199113 y 1994.14,15 Estos informes se encontraban entre las disposiciones de seguridad de las vacunas incluidas en la Ley Nacional de Lesiones por Vacunación Infantil de 1986.

Ambos comités del OIM descubrieron que gran parte de las pruebas de la bibliografía médica eran demasiado inadecuadas para poder determinar si nueve vacunas infantiles recomendadas por el gobierno estaban--o no--causando problemas de salud comúnmente reportados.

Otro informe del OIM, publicado en el 2012, "Efectos Adversos de las Vacunas: Evidencia y Causalidad",16 es una de las revisiones más importantes de la evidencia científica sobre lesiones y muertes por vacunación. Este informe resumió la evidencia de 155 reacciones adversas por vacunación, relacionadas con ocho vacunas infantiles recomendadas por el gobierno.

De los 155 problemas de salud reportados después de la vacunación, ¡134 de ellos no pudieron ser evaluados debido a la falta de suficientes estudios científicos metodológicamente sólidos! Los problemas de salud relacionados con las vacunas que se evalúan incluyen reacciones muy graves como encefalitis, trastornos convulsivos, esclerosis múltiple, artritis psoriásica y muchos otros.

Es claro que simplemente no existe ciencia para las vacunas o no es lo suficientemente sólida como para hacer conclusiones racionales de causa y el efecto.

Aunque los defensores de la seguridad de las vacunas han criticado los informes del OIM por minimizar el alcance total de los riesgos de las vacunas, ninguna otra institución científica de prestigio en el mundo ha reconocido tan claramente que las vacunas pueden y causan lesiones y muerte, sobre todo en personas susceptibles, y que en la ciencia de las vacunas hay grandes vacíos de conocimiento acerca de la seguridad de las mismas, que necesitan ser abordados.

Para el informe del 2012 del OIM, durante un período de tres años, un comité médico revisó más de 1000 estudios sobre vacunas relacionados con cuestiones de seguridad asociadas con ocho vacunas infantiles.

El comité excluyó los estudios financiados por la industria farmacéutica (pero incluyó estudios financiados por el gobierno federal). Las ocho vacunas estudiadas fueron:

Hepatitis A-hepatitis B

Vacuna contra el sarampión, paperas y rubéola

Vacuna contra la meningitis

Vacuna antineumocócica

Vacuna acelular contra la difteria, tétanos y tos ferina, también conocida como DTaP o Tdap

Varicela-zóster (varicela)

Vacuna contra el VPH

Vacuna contra la influencia

También de gran importancia, el OIM analizó dos tipos de ciencia distintos en este informe:

  1. Investigación epidemiológica (grandes estudios que comparan los resultados médicos de diferentes grupos de personas)
  2. La ciencia de laboratorio (investigación científica básica sobre los mecanismos biológicos del cuerpo en funcionamiento a nivel celular y molecular)

Esto es importante porque muchos de los estudios que los CDC utilizan como evidencia de que las vacunas no causan ningún problema son estudios epidemiológicos y, si tienen deficiencias metodológicas, las conclusiones de dichos estudios epidemiológicos pueden estar fatalmente equivocados. En la revisión del 2012, el comité del IOM revisó ambos tipos de ciencia.

La conclusión más impactante de este informe es que, aunque se reportaron más de 100 resultados médicos adversos después de la administración de ocho vacunas, el comité del OIM no pudo determinar si las vacunas causaban un trastorno cerebral o del sistema inmunológico.

En resumen: en la mayoría de los casos la evidencia científica era insuficiente para llegar a una conclusión.

Por lo tanto, el comité no pudo confirmar ni negar la causalidad de la mayoría de las consecuencias de mala salud reportadas después de recibir ciertas vacunas, incluyendo esclerosis múltiple, lupus y autismo.

En el 2013, un comité médico del OIM también señaló que la seguridad del actual programa de vacunación infantil recomendado por el gobierno federal para bebés y niños desde su nacimiento hasta los 6 años de edad no había sido analizada de manera adecuada.17 De acuerdo con el reporte del año 2013 del IOM,18 "Childhood Immunization Schedule and Safety", se necesitan estudios para examinar:

  • Efectos acumulativos de las vacunas a largo plazo
  • Momento de la vacunación en relación con la edad y salud del niño
  • Efectos de la carga total o cantidad de vacunas administradas al mismo tiempo
  • Efecto de los ingredientes de la vacuna en relación con los resultados de salud
  • Mecanismos biológicos de la lesión asociada a la vacuna

Porqué Debemos Proteger las Exenciones de Vacunación

Todos estos hechos apuntan a porqué simplemente debemos proteger las exenciones de vacunación flexibles en las políticas federales y leyes estatales sobre las vacunas. Debemos tener el derecho de elegir y rechazar.

Además, cuando una persona experimenta un deterioro en la salud después de recibir una vacuna, los médicos también deben comprender el peligro de administrar más vacunas hasta que la primera pueda ser descartada de manera concluyente como factor causante o contribuyente de ese deterioro en la salud.

¿Y adivine qué? Hay más de 100 trastornos cerebrales y del sistema inmunológico asociados con la vacunación, de los cuales no hay suficiente información científica para determinar si la vacuna podría ser un factor causal.

Lo que esto nos dice es que el médico--o cualquier persona--que recomiende y administre vacunas, en especial a los bebés y niños vulnerables, deben aplicar el principio de precaución de "sobre todo, no hacer daño" y respetar el derecho humano a ejercer el consentimiento informado para tomar riesgos médicos, incluido el asumir los riesgos de una vacuna.

Esto es fundamentalmente importante cuando la base de la ciencia que respalda la seguridad de todas las vacunas, solas o combinadas, para cualquier persona dada, es tan débil.