Envenenamiento infantil: Guía para padres sobre el mito de los pesticidas seguros

Niños Pesticidas

Historia en Breve

  • Existen aproximadamente 80 000 sustancias químicas registradas, y solo se ha comprobado la seguridad de algunos cientos de ellas, e incluso esos análisis son considerados inadecuados por la mayoría de los toxicólogos
  • Las sustancias químicas son analizadas de forma aislada. Sin embargo, en el mundo real, las sustancias químicas se utilizan combinadas, y los pocos estudios realizados sobre los efectos sinergéticos revelan que, incluso las que no son tóxicas podrían serlo al ser mezcladas
  • A nivel mundial, las industrias agrícolas y químicas han manipulado el sistema para controlar y evadir los problemas de seguridad. Por medio de la captura regulatoria, los reguladores terminan trabajando para favorecer los intereses de la industria y no de la población
  • Los reguladores toman decisiones sobre la seguridad de los venenos en nuestros alimentos y el medio ambiente con base en los datos proporcionados por las mismas empresas que venden las toxinas, y los terceros no pueden revisar esas pruebas
  • En el caso de los niños, no se realizan pruebas de seguridad específicas, pero los estudios demuestran que los pesticidas no cuentan con ningún nivel seguro para los niños

Por el Dr. Mercola

En los Estados Unidos, existen aproximadamente 80 000 sustancias químicas registradas, y solo se ha comprobado la seguridad de algunos cientos de ellas, e incluso esos análisis son considerados inadecuados por la mayoría de los toxicólogos.

Parte del problema es que, la mayoría de las sustancias químicas son analizadas de forma aislada. Sin embargo, en el mundo real, la mayoría de las sustancias químicas se utilizan en combinación con otras, y los pocos estudios realizados sobre efectos sinérgicos revelan que incluso las que no son tóxicas podrían serlo al ser mezcladas.

Si bien, existen muchas fuentes de exposición a sustancias químicas, nuestros alimentos representan una muy significativa, ya que la mayoría de los cultivos convencionales son fumigados con pesticidas; y es posible que la industria química le haga creer que los residuos de pesticidas en los alimentos no constituyen un riesgo importante.

Otros están en rotundo desacuerdo. Para ayudar a los padres a distinguir la verdad de los mitos, André é Leu, ex presidente de la Federación Internacional de Movimientos de Agricultura Orgánica (IFOAM, por sus siglas en inglés) y Director internacional actual de Regeneration International, escribió, "Poisoning Our Children: The Parent's Guide to the Myths of Safe Pesticides" (Envenenamiento Infantil: Guía para padres sobre el mito de los pesticidas seguros).

En 2014, lo entrevisté sobre su primer libro, "The Myths of Safe Pesticides" (Los mitos sobre los pesticidas seguros), que revela el vacío de la evidencia científica para sustentar la seguridad de los pesticidas. Como señaló Leu, la seguridad de los pesticidas se "basa en suposiciones sin datos que los sustenten".

"Cuando buscaba información me percaté de que no existía absolutamente ninguna evidencia científica sobre la seguridad de los pesticidas y otras sustancias químicas para nuestros niños.

No obstante, contamos con cientos de estudios científicos que demuestran el daño que puede causar la menor cantidad de pesticidas. El hecho es que, la ciencia demuestra que no hay absolutamente ningún nivel seguro en el uso de estas sustancias químicas para los niños. Considero que es muy importante que los padres lo entiendan y estén informados sobre lo que indica la ciencia".

Cómo la industria química manipula los datos para evadir los riesgos

Un argumento clave en su libro es que la industria agrícola y química han manipulado el sistema para controlar y evadir los problemas de seguridad.

El proceso se llama "captura regulatoria"; que es el modo en que realmente la industria capta a los reguladores, y ahora, estos trabajan para beneficiar a la industria en vez de la población. Un sin número de industrias tóxicas han utilizado el mismo método estratégico para lograr tal objetivo, incluyendo a la industria del tabaco, asbesto, plomo y pesticidas.

Una parte esencial de este proceso es el tráfico de influencias entre el gobierno y la industria, en la cual los reguladores obtienen empleos bien remunerados en la industria y los ejecutivos de la industria son contratados como personal directivo de alto rango en las agencias reguladoras como la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés) de los Estados Unidos, en la cual empiezan a aprobar los productos de su antigua empresa.

"De hecho, esa es una forma de corrupción", indica Leu, "pero esto se observa alrededor del mundo, en cada país, la industria se apropia de los reguladores".

Realmente, la industria del tabaco perfeccionó la estrategia de captura regulatoria, y otras industrias han seguido descaradamente sus pasos. Por ejemplo, en el caso del plomo. Hoy en día, se reconoce ampliamente que este metal es una toxina que causa daño cerebral y reduce el coeficiente intelectual.

En gran parte, este reconocimiento fue el resultado del esfuerzo incansable de Clair Patterson, Ph.D., un geoquímico que lucho contra las empresas petroleras, expuso el fraude cometido y presionó para que se eliminara el plomo de la gasolina. Puede obtener más información en mi artículo, "Los héroes que hundieron al plomo".

Es un ejemplo clásico de cómo las sustancias químicas y metales peligrosos podrían acceder al medio ambiente, principalmente como resultado de beneficiar a alguna gran infraestructura corporativa. También, es un ejemplo inspirador sobre cómo una sola persona puede cambiar todo el sistema y proteger a millones del daño innecesario.

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Límites tóxicos basados en suposiciones

Además de la captura regulatoria, otra estrategia utilizada por la industria química es manipular los límites legales de la toxina en cuestión. Esto es crítico, porque si se configura el sistema para que el límite sea mayor de lo que debería ser, la industria podría contaminar el medio ambiente sin recibir un impacto financiero, o tener que realizar algún cambio en el producto o en su estrategia de ventas.

Parte de la manipulación de los límites de seguridad involucra suprimir datos independientes que generen señales de alarma. "Hay muchos científicos e investigadores independientes que publican en revistas científicas. Esto se considera como el estándar de referencia en la investigación. Pero, eliminan esta evidencia", indica Leu.

En cambio, los reguladores consideran principalmente los estudios presentados por las propias empresas, y la mayoría son confidenciales, por lo que la población — así como otros científicos e investigadores — no pueden acceder a ellos.

Por lo tanto, los reguladores toman decisiones sobre la seguridad de las toxinas en nuestros alimentos y el medio ambiente con base en los datos proporcionados por la misma empresa que vende las sustancias, y ningún tercero puede revisar esas pruebas.

"Para mí, es otra señal de corrupción", señala Leu. "Ya que, si fueran buenos estudios, ¿por qué tendrían miedo de un sistema transparente y abierto? ¿Por qué no los publican ni permiten que los científicos independientes realicen una revisión por pares si es el estándar de referencia de los estudios científicos?"

Aquí, el mito es la percepción general, ya que parece como si las agencias reguladoras federales objetivas realizaran pruebas independientes para validar la seguridad de las sustancias químicas que autorizan.

Pero, esa no es la realidad en lo absoluto. Las agencias reguladoras rara vez hacen pruebas independientes. En vez de eso, hacen suposiciones acerca de los límites de seguridad y toxicidad basados en pruebas confidenciales realizadas por el fabricante de la sustancia química.

En el caso de los niños, no existe un límite seguro en ningún pesticida

Como señaló Leu, cuando el acceso a los estudios corporativos se obtuvo por medio de solicitudes de libertad de información o descubrimiento legal, la mayoría resultó ser de baja calidad.

"De hecho, la mayoría demostró una amplia variedad de riesgos y enfermedades", indicó Leu, lo que hizo que científicos independientes concluyeran que la sustancia química en cuestión era dañina y debía ser severamente restringido o prohibido por completo.

Después de haber revisado exhaustivamente los estudios científicos sobre los pesticidas, Leu consideró que la mayor amenaza es el peligro que estas sustancias químicas representan para los niños.

"No existen pruebas específicas en favor de los niños", indica. "No hay absolutamente ninguna evidencia científica publicada que demuestre algún nivel de seguridad. Por otro lado, los estudios demuestran que, en el caso de los niños, no hay un nivel más bajo que sea seguro.

En relación a los niños, cuando nos referimos a los bebés nonatos, recién nacidos y hasta la etapa de pubertad, no cuentan con las enzimas hepáticas de desintoxicación que tienen los adultos. En particular los niños pequeños, eso significa que no tienen forma de eliminar ni la más mínima cantidad de pesticida o sustancias química.

La evidencia demuestra que incluso en cantidades pequeñas, cuando los niños están expuestos en el útero, a través de la lactancia o a una edad temprana, les afectará gravemente en su proceso de desarrollo, ya que Influyen en el sistema nervioso, hormonal y reproductivo.

Si analiza los ámbitos científicos, hay tantas áreas que pueden ser afectadas negativamente por estas pequeñas cantidades. Por desgracia, muchos de estos efectos perduran toda la vida. Y además, sabemos que algunos son intergeneracionales; es decir que los nietos de esos niños también podrían ser afectados".

Síntomas clínicos y señales de daño

Los signos y síntomas clínicos de exposición a pesticidas incluyen tumores y neoplasias malignas. "Si analizamos los números de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre el cáncer infantil, se han incrementado, y contamos con excelente evidencia que lo relaciona con pequeñas cantidades de pesticidas en los alimentos", indica Leu. Los trastornos hormonales son otros efectos secundarios críticos.

Las sustancias químicas en cantidades muy pequeñas — partes por trillón — pueden influir en el desarrollo del feto y afectar a un niño durante su proceso de pubertad y más allá. Una parte por trillón es equivalente a una gota en tres piscinas olímpicas de agua. Otra forma de visualizar esta cantidad es colocar una gota de una sustancia química en un tren de 20 millas de largo que transporta agua.

"Estas partes por trillón son importantes en el desarrollo normal de un niño, porque en diferentes momentos los genes les indicarán a las hormonas manifestarse y desarrollar diversas partes corporales, como el sistema reproductivo, brazos, piernas, ojos y cerebro.

Si estas señales son interrumpidas por sustancias químicas que emulan a las hormonas, alterarán este patrón de crecimiento normal. Este proceso es denominado evento de programación, y podría influir durante el resto de sus vidas...

Existe un excelente estudio, que fue realizado por el Dr. Warren Porter y sus colegas en la Universidad de Wisconsin Medicine, en el cual analizaron la contaminación normal de los pesticidas, herbicidas y fertilizantes en el agua potable en el Medio Oeste.

Descubrieron que causaba graves problemas de desarrollo en las ratas bebé y, por supuesto, padecimientos como trastornos en la tiroides, que es una de las glándulas maestras.

Otro tema muy importante es el desarrollo normal del sistema nervioso. Sabemos que muchas de estas sustancias químicas, tales como el glifosato, en realidad detienen el desarrollo normal de los nervios en los niños, y el cerebro contiene la mayor concentración de nervios...

La evidencia demuestra que las enfermedades como el trastorno por déficit de atención e hiperactividad, trastornos del espectro autista, espectro bipolar de la esquizofrenia — así como control de la ira y toda una variedad de problemas de comportamiento observados en niños—son rastreadas hasta estas cantidades muy pequeñas de pesticidas presentes en el agua, aire y alimentos".

El agua de la llave podría contener muchos pesticidas

¿Qué tanto debería preocuparle esta exposición? Hace poco tiempo realicé extensas pruebas de toxicología en el agua de la llave en el área donde vivo, en Florida.

Fue una experiencia reveladora, los resultados revelaron más de 50 sustancias químicas diferentes en mi agua, que variaban entre 3 y 11 partes por trillón, incluyendo atacor, atrazina, lindano, clordano, endrina, heptacloro, epóxido, simazina, toxifin, 2,4-D, dalapron, dinazeb, pentaclorofenol, carbofuran y oxymel.

Además, el agua contenía 4 200 partes por trillón de glifosato, la cual es una cantidad poco saludable, en especial si consideramos que la utilizo para mi jardín orgánico.

Cada vez que regaba con esta agua mi jardín, empapaba mis frutas y vegetales orgánicos con glifosato y toda una serie de pesticidas diferentes. Desde entonces, instalé un sistema de filtración en toda la casa para regar mis plantas. En el interior, también cuento con un sistema de ósmosis inversa para mi agua potable.

Pero, ¿qué pasa con todas las demás personas que viven en mi comunidad? ¿Qué pasa con las familias con niños pequeños que no cuentan con un sistema de filtración en lo absoluto? De igual manera, es posible que viva en una comunidad donde el suministro de agua también contenga pesticidas.

Le recomiendo encarecidamente que obtenga un informe sobre la calidad de su agua por medio de las autoridades locales encargadas del abastecimiento de agua, y tome medidas para purificarla antes de beberla, para cocinar y bañarse con ella, en especial si hay niños en la casa.

La materia orgánica presente en los suelos ayuda a prevenir la contaminación por pesticidas

La buena noticia es que cuanto mejor sea la calidad de los suelos, mejor podrá atrapar y descomponer los pesticidas, y evitar que contaminen los alimentos. La clave es que la tierra tenga grandes cantidades de materia orgánica, que es uno de los beneficios de la agricultura orgánica y biodinámica — produce materia orgánica. Leu, quien ha realizado pruebas de toxicología en suelos agrícolas regenerativos y orgánicos, señala que:

"La materia orgánica de los suelos... funciona como una barrera; atrapa estas sustancias químicas. Aunque, tales químicos se encuentran en el medio ambiente, en realidad quedan atrapados en la materia orgánica.

Si analizamos los productos [alimentos orgánicos], descubrimos que la gran mayoría no contienen estas sustancias químicas. Contamos con información verídica, y también sabemos que estos excelentes sistemas agrícolas, donde hay buenos niveles de materia orgánica, contienen diversas bacterias del suelo... [que] en realidad degradan estos químicos".

Según Leu, una vez que su suelo tiene aproximadamente 3 % o más de materia orgánica a base de carbono, en la cual el humus sea la parte más importante, la contaminación por pesticidas en el agua de riego será menos preocupante, ya que ahora las bacterias podrán degradar las toxinas.

A menudo, los cambios positivos se perciben una vez que logra el 1.5 %. Si bien, podría parecer poco, hoy en día, la mayoría de los suelos agrícolas alrededor del mundo tienen menos del 1 % de materia orgánica.

En muchos lugares, es una cantidad tan mínima como de 0.5 a 0. 6 %, gracias al excesivo uso de sustancias químicas agrícolas, en especial fertilizantes de nitrógeno, que destruyen a los microbios y que con el tiempo degradan el suelo.

"Los pesticidas son moléculas orgánicas sintéticas que se unen a la materia orgánica y permanecen allí. Las plantas toman nutrientes a través de un proceso llamado intercambio iónico, y pueden seleccionar activamente lo que necesitan; no son pasivas.

En la agricultura industrial convencional, donde [las plantas] son nutridas a la fuerza con fertilizantes hidrosolubles, no tienen otra opción. Muchos de estos fertilizantes contienen plomo, cadmio y metales pesados, y son solubles. Cuando [las plantas] son regadas de esta manera, absorben los metales pesados.

En un sistema orgánico, ocurre lo contrario. Las toxinas se unen a la materia orgánica y las plantas seleccionan activamente las moléculas que necesitan para evitar estas toxinas.

Entonces, es cuando descubrimos que cuando realizamos las pruebas, hay una gran diferencia. Incluso si son cultivadas en la misma región, hay una gran diferencia en la cantidad de toxinas presentes en los alimentos orgánicos, en comparación con los convencionales.

El estudio más extenso... un metanálisis que incluía alrededor de 300 estudios que realizaban una comparación entre productos orgánicos y convencionales, encontró que los alimentos orgánicos siempre exhibían niveles significativamente más bajos de estas toxinas y metales pesados".

Los efectos sinérgicos son omitidos por completo

Incluso, si hubiera un riesgo limitado de una sustancia química dada, nadie — ni la organización ni la agencia — analiza los efectos sinérgicos de la combinación de dos o más sustancias químicas, que es la forma en que realmente nos exponemos a ellas.

Rara vez — si es que alguna vez — entramos en contacto con una sustancia química aislada. En el proceso de producción convencional de cualquier producto agrícola o cultivo, hay múltiples pesticidas aprobados que pueden ser utilizados, tales como herbicidas, fungicidas e insecticidas.

En un ciclo de cultivo normal, se utiliza la mayoría, por lo que a menudo los alimentos dan positivos no solo a uno, sino también a diversos pesticidas.

Asimismo, tenemos que sumar todas las diferentes combinaciones de sustancias químicas que se encuentran en nuestros hogares, como productos de limpieza, artículos para el cuidado personal, plastificantes y sustancias químicas retardantes de llamas, que se encuentran en una amplia variedad de materiales, por nombrar algunos ejemplos.

No existe absolutamente ninguna evidencia científica que demuestre que estas combinaciones sean seguras. No obstante, las pruebas independientes han revelado que las combinaciones de sustancias químicas tienen efectos sinérgicos que incrementan su potencia o capacidad para causar daño.

"Cuando nos referiremos a los sinergismos, en los cuales en vez de un efecto aditivo—en el que uno más uno es igual a dos — en sinergia, uno más uno podría generar tres o cuatro. Tenemos ejemplos donde uno y uno pueden igualar a más de 1 000, en cuanto a su nivel de toxicidad. Los efectos se multiplican", explica Leu.

"Este es un enorme problema porque ninguna agencia reguladora en el mundo hace algo al respecto". Las agencias reguladoras, como la EPA U.S. y la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, por sus siglas en inglés), fueron asignadas por sus gobiernos para considerar la problemática.

Se supone que deberían estar a cargo de regular esta problemática desde hace 20 años, y ninguna ha tomado ninguna acción en lo absoluto".

Entonces, cómo puede proteger a su familia de la exposición a los pesticidas

Dos estrategias lógicas para minimizar la exposición a los pesticidas es cultivar y comprar alimentos producidos orgánicamente. No necesita aplicar pesticidas en su jardín. Existen muchas alternativas seguras para combatir las plagas y enfermedades en los vegetales, y puede encontrar soluciones tanto en libros como en línea.

"Debe buscar alimentos en su forma original; es decir, frescos y locales, cada vez que sea posible. Cocine alimentos verdaderos", recomienda Leu. "Evite los alimentos procesados, los cuales no solo se encuentran desnaturalizados, en términos del valor nutritivo, sino que contienen todos estos diferentes aditivos que también sabemos que son tóxicos.

Una vez más, no hay estudios científicos que demuestren que son seguros, pero nos hemos informado cada vez más sobre los riesgos de todos estos aditivos alimenticios. Lo único que debe hacer es consumir alimentos beneficiosos, frescos y saludables; eso marcará una gran diferencia para usted y sus hijos".

También, recuerde que el cambio siempre proviene de las personas, no de los gobiernos. Por lo tanto, "tiene que hacerlo por sí mismo", indica. "Es algo sencillo, si muchos de nosotros lo implementamos, en verdad cambiaremos la agricultura, porque los productores y minoristas estarán obligados a cambiar sus métodos de producción para cumplir con el mercado.

Comprar alimentos orgánicos, locales e implementar el modelo CSAs, realmente es una poderosa acción política y de cambio. Probablemente su bolsillo sea mejor que cualquier otro recurso, para cambiar el sistema".

Por lo tanto, recuerde utilizar su poder adquisitivo y también impulsar a otras personas a hacerlo. Cuanta mayor cantidad de personas estén involucradas, mayor será el incentivo para que la industria cambie sus prácticas tóxicas y destructivas.

"He estado involucrado en este proceso durante 45 años. De hecho, los mejores sistemas regenerativos orgánicos tienen mayor rendimiento que la agricultura industrial. Por lo tanto, es un mito la afirmación de que todo lo orgánico es de bajo rendimiento.

Actualmente, contamos con excelentes estudios científicos sobre cómo podemos cultivar alimentos nutritivos y saludables, y obtener mayor rendimiento por acre, en comparación con los sistemas industriales. De hecho, estos últimos deterioran el medio ambiente tan rápido — y producen alimentos tóxicos — que este mundo no sobrevivirá si continuamos implementando esa práctica agrícola.

La única forma en que sobreviviremos es al recurrir a sistemas regenerativos que sabemos que son beneficiosos para el medio ambiente, promueven la biodiversidad, mejoran la salud en las regiones y se aseguran de que estas toxinas no accedan en nuestros suministros de agua, aire y alimentos...

[Los alimentos orgánicos] nos ayudan a protegernos contra las enfermedades degenerativas y toxinas. En verdad, todos ganamos".