El Uso de Antibióticos Durante la Infancia Podría Ocasionar Alteraciones Permanentes en el Metabolismo

Celulas de Grasa

Historia en Breve

  • Las bacterias intestinales son útiles para una amplia variedad de funciones del cuerpo. Incluso juegan un papel en la obesidad y, la exposición a los antibióticos en una edad temprana, podría tener repercusiones a largo plazo en el metabolismo de los niños
  • Los ratones a los que se les administró antibióticos durante las primeras cuatro semanas de vida, al crecer, tuvieron 25% más peso y 60% más grasa corporal que el grupo control
  • La erradicación de ciertas especies de bacterias desencadenó cambios metabólicos que ocasionaron la obesidad. El problema se origina en el hecho de que, cuando se elimina cierto tipo de bacterias, se permite que otras más resistentes se apoderen del intestino y se desarrollen
  • Las investigaciones anteriores mostraron, además, que los ratones a los que se les administró antibióticos (en dosis similares a aquellas administradas a los niños para tratar las infecciones de garganta u oído) sufrieron un aumento significativo de grasa corporal, a pesar de que su alimentación no fue modificada
  • Es importante, por muchas razones, entender el papel que juega el microbioma en la obesidad, especialmente infantil. Una de las principales es que existe mayor riesgo de padecer cáncer

Por el Dr. Mercola

Mientras que los antibióticos son administrados para combatir a las bacterias responsables de enfermedades, estos medicamentos también eliminan indiscriminadamente las bacterias en el intestino, lo que altera dramáticamente el microbioma intestinal.

Actualmente sabemos que, las bacterias intestinales tienen un repertorio extenso de funciones en el cuerpo. Incluso juegan un papel en la obesidad. Y, mientras que el microbioma puede cambiar bastante rápido dependiendo de la alimentación, la exposición a los antibióticos en una edad temprana, podría tener repercusiones graves a largo plazo.

De acuerdo con las investigaciones recientes, los niños a los que se les administró penicilina tienen un riesgo mayor de padecer obesidad más adelante en su vida, debido a esta alteración temprana de su flora intestinal. De acuerdo con The Guardian:1

“Los descubrimientos surgieron de una serie de experimentos en ratones, pero se basaron en trabajos anteriores que encontraron que los niños a los que se les administraron antibióticos antes de los seis meses de edad eran más propensos a sufrir sobrepeso a los siete años.

‘Esto es parte de un número creciente de pruebas que evidencian que los antibióticos tienen un precio biológico’, dijo Martin Blaser, microbiólogo a cargo del estudio en la Universidad de New York. ‘Nuestro estudio muestra que podría haber consecuencias permanentes.’

‘Si un niño está muy enfermo, no hay duda de que debería tomar antibióticos, sin embargo, si el riesgo es mínimo, quizá el doctor debería decir ‘esperermos un día o dos’ antes de volver a revisarlo. Los doctores recetan antibióticos pensando que no ocasionan ningún daño, pero esto nos da evidencias de que sí podrían hacerlo,’ añadió Blaser.”

La Perturbación Temprana de la Flora Intestinal Podría Tener Consecuencias a Largo Plazo

Las investigaciones publicadas en la revista Cell2 señalan que existe un periodo de tiempo en el que los cambios en el microbioma tienen un impacto grave y a largo plazo en el metabolismo.

Este periodo fue el primer mes en la vida de los ratones. Al convertirlo a la escala humana de tiempo--siempre y cuando este efecto sea igual en los seres humanos, estaría relacionado con los primeros seis meses y, potencialmente hasta los primeros tres años.

Los ratones a los que se les administró antibióticos durante las primeras cuatro semanas de vida, al crecer, tuvieron 25% más peso y 60% más grasa corporal que el grupo de control. Es importante, por muchas razones, entender el papel que juega el microbioma en la obesidad, especialmente en la infantil. Una de las principales es que existe más riesgo de padecer cáncer.

En un estudio reciente,3 en el que se analizó la información de más de cinco millones de personas de más de 16 años, cada 11 libras de incremento de peso estuvo relacionado con el incremento del riesgo de 10 tipos de cáncer, como leucemia, uterino, vesícula, riñon, cuello del útero y tiroides.

Volviendo al mencionado el estudio con ratones, los investigadores identificaron cuatro especies específicas de bacterias intestinales, las cuales parecieron tener una principal importancia en relación con el metabolismo: Lactobacillus, Allobaculum, Rikenelleceae y Candidatus arthromitus (la última no se encuentra en los seres humanos).

La erradicación de estas cuatro especies de bacterias en el intestino de los ratones desencadenó cambios metabólicos que ocasionaron obesidad. El problema se origina en el hecho de que si se elimina cierto tipo de bacterias se permite que otras, más resistentes, se apoderen del intestino y se desarrollen.

Varios estudios han documentado diferencias en la composición de las bacterias intestinales en las personas obesas, en comparación con aquellas que no sufren de obesidad (vea más adelante), sin embargo, lo interesante aquí es que cuando esta alteración sucedió a una edad temprana, tuvo como resultado un impacto permanente. De acuerdo con el autor principal, el Dr. Martin Blaser:

Encontramos que cuatro semanas de antibióticos eran suficientes para perturbar el microbioma y que, a pesar de que ésta volvía a su estado normal después de pocas semanas, los ratones aumentaron de peso.”

Las investigaciones previas del Dr. Blaser4 mostraron que los ratones a los que se les administró antibióticos (en dosis similares a aquellas administradas a los niños para tratar las infecciones de garganta u oído) sufrieron un aumento significativo de grasa corporal, a pesar de que su alimentación no fue modificada.

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Los Antibióticos También Afectan a las Hormonas del Hambre

En el 2011, el Dr. Blaser co-escribió un estudio5,6 en el que se analizaron los efectos que los antibióticos tienen en la ghrelina y la leptina, dos hormonas del hambre. Tanto la ghrelina como la leptina se encuentran en las membranas mucosas del estómago, al igual que la heliobacter pylori (H. pylori), una bacteria relacionada con las úlceras estomacales.

Los investigadores quisieron saber si la ghrelina y la leptina se verían afectadas si se erradicaba la H. pylori con antibióticos. De manera interesante, se encontró que 18 meses después de la erradicación de la H. pylori había:

  • 6 veces más liberación de ghrelina (la “hormona del hambre”) después de una comida
  • Un incremento de 20 por ciento en los niveles de leptina (leptina es la hormona producida por los tejidos grasos)
  • Un incremento del 5 por ciento en el Índice de Masa Corporal

Los niveles de ghrelina deberían comúnmente disminuir después de una comida. Esta disminución le avisa al cerebro que estamos satisfechos. Un incremento, por otro lado, le dice al cerebro que hay que seguir comiendo, lo que tiende a ocasionar un incremento de peso debido al exceso de comida.

Así que, al alterar simplemente el microbioma intestinal con antibiótiocs (para erradicar la H. pylori), estas dos hormonas del hambre también se vieron afectadas dramáticamente. Esto resalta nuevamente la importancia de mantener un intestino saludable, si se tienen problemas con el peso. El aumento en los niveles de leptina es especialmente preocupante, debido a que la sobreexposición a altos niveles de esta hormona puede ocasionar resistencia a la leptina, lo que significa que el cuerpo es incapaz de leer apropiadamente las señales de ésta.

La forma en la que el cuerpo almacena la grasa es un proceso altamente regulado, el cual es controlado, principalmente, por la leptina. Si se tiene un aumento excesivo de peso, la grasa adicional produce leptina de más, la cual alerta al cerebro de que el cuerpo está almacenando demasiada grasa y necesita quemar el exceso.

Para esto se envían señales al cerebro para que el cuerpo deje de sentir hambre y así, dejemos de comer. Cuando el cuerpo se vuelve resistente a la leptina, ya no puede leer estos mensajes, así que se mantiene hambriento y continúa almacenando grasa.

Es importante darse cuenta de que, mientras que los antibióticos alteran ciertamente el microbioma, también es posible volverse fácilmente resistente a la leptina al llevar una alimentación alta en azúcares (especialmente fructuosa), granos refinados y alimentos procesados, ya que estos también alteran el equilibrio de las bacterias del intestino. La levadura y los hongos patogénicos que se alimentan con azúcar y los alimentos procesados y que tienden a tener un efecto muy dañino en las bacterias benéficas,--en conjunto, crean el ambiente perfecto para que los microbios perjudiciales para la salud se desarrollen.

Más Evidencias Que Muestran la Danza Entre las Bacterias Intestinales y la Medida de Nuestra Cintura

Como mencioné anteriormente, varios estudios han mostrado que las personas obesas poseen diferentes bacterias intestinales que las personas delgadas y que el alterar el equilibrio microbial del intestino puede influenciar el peso. He aquí otros cuatro estudios:

  • British Journal of Nutrition, 2011:7 Las ratas a las que se les administró bacterias acido lácticas mientras estaban en el útero, subieron significativamente menos peso al ser adultas en comparación con otras que llevaban la misma alimentación. También tuvieron menores niveles de inflamación, la cual ha sido relacionada con la obesidad.
  • European Journal of Clinical Nutrition, 2010:8 Las personas obesas pudieron reducir su grasa abdominal casi el 5 por ciento y su grasa subcutánea más del 3 por ciento, simplemente con tomar bebidas de leche fermentada ricas en probióticos durante 12 semanas.
  • American Journal of Clinical Nutrition, 2008:9 Los bebés con grandes cantidades de Bifidobacteria y niveles bajos de Staphylococcus aureus, que puede causar inflamación ligera en el cuerpo, lo que contribuye a la obesidad, parecieron estar protegidos contra el aumento excesivo de peso. Esta puede ser una razón por la cual los bebés alimentados con leche materna tienen un riesgo menor a desarrollar obesidad, ya que la Bifidobacteria florece en el intestino de éstos.
  • Nature, 2006:10 Dos estudios separados pero relacionados entre sí, encontraron que las personas obesas tienen cerca del 20 por ciento más de la familia bacteriana conocida como Firmicutes y, casi 90 por ciento menos de aquella llamada Bacteroidetes, que las personas delgadas. La Firmicutes ayuda al cuerpo a extraer calorías de los azúcares complejos y depositarlas en la grasa. Cuando estos microbios fueron transplantados a ratones de peso normal, éstos comenzaron a aumentar al doble sus niveles de grasa.

Cómo Optimizar el Microbioma

La mejor forma de optimizar la flora intestinal es a través de la alimentación. La mayoría de las personas necesitan reducir dramáticamente su consumo de granos y azúcar. Evite los ingredientes transgénicos, alimentos procesados y el agua clorada del grifo. Los alimentos pasteurizados pueden dañar las bacterias buenas y el azúcar promueve el crecimiento de levaduras y hongos patogénicos. Los granos que contienen gluten son principalmente dañinos para la microflora y la salud general.11,12 El agua clorada del grifo, no sólo elimina las bacterias patogénicas en el agua, sino también las bacterias benéficas del intestino.

La alimentación para un intestino saludable es rica en alimentos enteros, sin procesar y sin endulzar, además de alimentos fermentados o cultivados tradicionalmente. Algunos ejemplos de alimentos saludables fermentados son el sauerkraut, kimchee y otros vegetales fermentados; productos lácteos fermentados, como el yogurt y kéfir hechos de lácteos orgánicos (sin pasteurizar); miso, tempeh y aceitunas. Los alimentos fermentados también son un componente clave del protocolo GAPS, una alimentación diseñada para sanar y sellar el intestino.

El objetivo debe ser consumir entre un cuarto y media taza de vegetales fermentados en cada comida, pero quizá necesite comenzar poco a poco. Considere iniciar con sólo una cucharadita, o dos, pocas veces al día y vaya incrementando la dosis conforme lo va tolerando. Si cree que es demasiado (tal vez su cuerpo se verá seriamente afectado), podría incluso comenzar con tomar una cucharadita de escabeche de los vegetales fermentados, que es rico en los mismos microbios benéficos. Quizá también quiera considerar consumir un suplemento de probióticos de alta potencia, pero tenga en cuenta que no son un substituto de los alimentos reales.

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