En el mundo entero, más de 1.5 mil millones de personas padecen dolor crónico. En Estados Unidos, el dolor crónico impacta a cerca de 100 millones de adultos en Estados Unidos, un número mayor que el de personas con diabetes, enfermedades cardiacas y cáncer juntos.1
Puede ser desafiante tratar esta condición, ya que, mientras que algunos dolores crónicos están relacionados a una lesión o enfermedad, en otros casos no hay un suceso inicial (como una lesión de espalda, infección, artritis o cáncer) que haya ocasionado el dolor.
En algunos casos, el dolor puede continuar durante semanas, meses o años, sin que la causa sea clara. Esto puede describir dolores como el de espalda baja, de cabeza o incluso el dolor neurogénico (a veces llamado dolor neuropático), que es el dolor que llega desde el sistema nervioso periférico o central.
El dolor crónico (particularmente el dolor de espalda) es la causa principal de incapacidad entre las personas en Estados Unidos, e interfiere significativamente con la calidad de vida y la productividad. Cuando se consideran los costos médicos y económicos (incapacidad, perdida de salario y productividad) el cuidado del dolor le cuesta hasta $635 mil millones al año al sistema de salud de Estados Unidos.2
Este es un número impresionantemente alto, pero no se puede poner un precio al daño que el dolor crónico puede ocasionar en la vida de una persona. Por ejemplo, de acuerdo con una encuesta realizada por la American Pain Foundation a personas que sufren dolor crónico:3
- El 59 por ciento reportó un impacto en el gozo general de su vida
- El 77 por ciento reportó sentirse deprimido
- El 70 por ciento dijo que tenía problemas para concentrarse
- El 74 por ciento dijo que su dolor tiene un efecto en su nivel de energía
- El 86 por ciento reportó no poder de dormir bien
Además, aquellas personas con dolor crónico son incapaces de alcanzar su potencial profesional completo, ya que los trabajadores reportan perder en promedio de cerca de cinco horas a la semana de tiempo productivo debido al dolor. Hasta el 20 por ciento de las personas se ven obligadas por el dolor a pedir días de incapacidad en el trabajo o a cambiar totalmente de trabajo. Otro porcentaje significativo (13 por ciento) están tan debilitadas por el dolor que necesitan ayuda con las actividades de la vida diaria.4
También hay que considerar los efectos secundarios de los analgésicos, los cuales son, según la creencia de muchas personas, su única opción de alivio. El testimonio congresal de la American Society of Interventional Pain Physicians afirmó que las personas en Estados Unidos consumen 80 por ciento de las pastillas de analgésicos del mundo5 y que, una vez que se comienza a usarlos, activan una cascada de reacciones en el cuerpo que hace que sea extremadamente difícil dejarlas.
Los analgésicos opioides, como la morfina, codeína, oxicodona, hidrocodona y fentanilo, son una de las clases de medicamentos de las que comúnmente se abusa más. Estos medicamentos no sólo son adictivos, sino que pueden ocasionar respiración lenta y hasta la muerte si se toman en exceso y los riesgos se agravan si añade alcohol a la ecuación.
Quizá, lo más frustrante de todo es el hecho de que más de la mitad de aquellas personas encuestadas por la American Pain Foundation dijeron que tenían muy poco o nada de control sobre su dolor.6 A Menudo, esto se debe a que ni siquiera saben qué lo está causando, y ni siquiera cómo tratarlo efectivamente.
Primero que nada, creo firmemente que debería estar agradecido por el dolor, ya que, generalmente, su cuerpo le está dando una poderosa retroalimentación acerca de alguna actividad de su estilo de vida que lo está incapacitando. Claramente, este no es el caso con la mayoría de los traumas, pero son un porcentaje relativamente menor del dolor crónico.
¿Sabe qué enfermedad ocasiona que su cuerpo pierda la sensibilidad al dolor? La lepra. Generalmente, las personas que padecen lepra mueren prematuramente debido a infecciones graves que sufren como resultado de la pérdida de la sensación al estar expuestas a objetos dañinos, calientes o filosos en el medio ambiente.
Si padece dolor crónico que no tiene una causa obvia, échele un vistazo a la siguiente lista de desencadenantes. A menudo, el dolor físico puede ser resultado de una condición subyacente, un factor del estilo de vida o trauma emocional que no ha tomado en cuenta.
1. Trauma Emocional
Pocas personas quieren escuchar que su dolor tiene un origen psicológico o emocional, pero hay bastante evidencia que lo respalde. Una teoría es que el trauma emocional (en conjunto con las lesiones físicas y las toxinas del medio ambiente) puede estimular moléculas en el sistema nervioso central, llamadas microglía.
Estas moléculas liberan sustancias químicas inflamatorias al estresarse, lo que ocasiona dolor crónico y trastornos psicológicos, como ansiedad o depresión.7 Por ejemplo, el Dr. John Sarno, usa técnicas de mente y cuerpo para tratar a sus pacientes con dolor grave de espalda baja y ha escrito una variedad de libros sobre este tema.8
Su especialidad eran aquellas personas que ya se habían sometido a cirugía debido a su dolor de espalda baja y que no habían sentido ningún alivio. Este es un grupo difícil de pacientes, aun así, su índice de éxito fue mayor al 80 por ciento al utilizar métodos como la Técnica de Liberación Emocional (EFT, por sus siglas en inglés).
2. Analgésicos
Irónicamente, los mismos medicamentos que prescribe la mayoría de los médicos para tratar el dolor podrían ocasionar empeorar el dolor después de usarlos durante algunos meses. El Dr. Sanjay Gupta, jefe asociado de neurocirugía del Hospital Grady Memorial y jefe médico corresponsal para CNN, reportó:9
“…después de sólo pocos meses de tomar las pastillas, algunas cosas comienzan a cambiar en el cuerpo. La efectividad desaparece y los pacientes generalmente reportan obtener cerca del 30 % del alivio al dolor que lograban cuando comenzaron a usarlas. Lo que es todavía más preocupante, es que un subgrupo de estos pacientes desarrolla una condición conocida como hiperalgesia, una mayor sensibilidad al dolor.
Como podría adivinar, todo esto genera una situación en la que la persona comienza a tomar cada vez más pastillas. E, incluso aunque ya no le brinden tanto alivio a su dolor, aún pueden disminuir el impulso del cuerpo a respirar.
Si está despierto, podría no notarlo, pero si se duerme con demasiadas pastillas de estas en su sistema, jamás despertará. Añada alcohol y el problema empeora exponencialmente. Las personas que toman pastillas para el dolor o para dormir y toman un par de copas de vino están jugando a la ruleta rusa”.
3. Dormir Mal
Dormir mal puede tener un impacto prácticamente sobre cada aspecto de su salud y la razón de esto es que el ritmo circadiano (ciclo de dormir y vigilia) “impulsa” los ritmos de la actividad biológica a un nivel celular. Además, el cuerpo necesita el sueño profundo para el crecimiento y la regeneración de los tejidos, lo que es crucial para aliviar el dolor. De acuerdo con una reciente investigación de Gran Bretaña, dormir mal o de forma insuficiente fue el predictor más fuerte de dolor en adultos de más de 50 años.10
4. Intestino Permeable
Los cambios alimenticios (ver a continuación) son cruciales para controlar el dolor y esto es, en parte, debido a la forma en la que influencian en su salud intestinal. Las sustancias como los granos, por ejemplo, podrían aumentar la permeabilidad intestinal (es decir, el síndrome del intestino permeable), lo que permite que las partículas de alimentos sin digerir, bacterias y otras sustancias tóxicas se "filtren" al torrente sanguíneo. El intestino permeable puede ocasionar síntomas digestivos como hinchazón, gas y calambres abdominales, así como ocasionar o contribuir a muchos otros síntomas, como inflamación y dolor crónico.
5. Deficiencia de Magnesio
Entre las muchas funciones del magnesio está bloquear los receptores cerebrales del glutamato, un neurotransmisor que podría causar que sus neuronas se vuelvan hipersensibles al dolor.11 Esto es especialmente importante, debido a que se estima que el 80 por ciento de las personas en Estados Unidos tienen deficiencia de magnesio. Dos de los factores de estilo de vida más importantes que agotan más el magnesio del cuerpo son el estrés y los medicamentos por prescripción, lo que pone a los pacientes con dolor crónico en un mayor riesgo de esta deficiencia.
6. Enfermedad de Lyme
Algunos de los primeros síntomas de la enfermedad de Lyme podrían ser condiciones parecidas al resfriado, con fiebre, escalofríos, dolor de cabeza, cuello rígido, dolor general y fatiga. Sin embargo, a menudo permanecen de manera crónica, en algunas personas durante más de una década, y ocasionan dolor muscular y de las articulaciones.
Ya que la enfermedad de Lyme y todas su co-infecciones ocasionan muchos síntomas constantes, imitan fácilmente trastornos como esclerosis múltiple (MS), artritis, Parkinson, síndrome de fatiga crónica, fibromialgia y otros. Si padece dolor crónico y no sabe por qué, vale la pena considerar la enfermedad de Lyme, incluso si no cree que lo haya mordido una garrapata (su transmisor principal).
Menos de la mitad de los pacientes con enfermedad de Lyme recuerdan haber sido mordidos por una garrapata. Muchos de los pacientes con Lyme no recuerdan tal suceso, debido a que la garrapata adormece la piel antes de morder, así que no se siente. En algunos estudios, este número era tan bajo como el 15 por ciento. Así que, si no recuerda haber visto una garrapata en su cuerpo, eso no descarta la posibilidad de que padezca la enfermedad de Lyme.
Las encuestas muestran que siete de cada 10 personas en Estados Unidos creen que las investigaciones y el control del dolor deberían ser una de las prioridades más importantes dela comunidad médica.12 Pero, en cambio, apenas y recibe una mención superficial.
El estudio APPEAL (Advancing the Provision of Pain Education And Learning), que encuestó a escuelas médicas universitarias en Europa, encontró que aunque hay cursos obligatorios sobre el dolor, representan tan sólo 12 horas del programa de seis años – o el 0.2 por ciento.13 Además, la mayoría de las escuelas no tienen cursos necesarios sobre el dolor que todos los estudiantes deban tomar.
Esto significa que el estudio de 12 horas sobre el dolor representa el mejor escenario. Con el 82 por ciento de las escuelas médicas sin cursos obligatorios sobre el dolor, los estudiantes podrían recibir incluso menos capacitación… o ninguna en absoluto. Aunque el estudio APPEAL se realizó en Europa, recuerda una tendencia similar identificada en Estados Unidos y Canadá por un estudio aparte publicado en The Journal of Pain.14
La mayoría de las escuelas ofrecían educación sobre el dolor, tan sólo como parte de los cursos educativos generales. Menos del cuatro por ciento de las escuelas tenían un curso necesario sobre el dolor y muchas no le dedicaban ningún curso. Cuando los médicos no saben cómo tratar efectivamente el dolor crónico, recurren al único tratamiento que conocen: la prescripción de medicamentos, que no harán nada para resolver las causas subyacentes por las que siente dolor.
Sin mencionar que hay opciones disponibles que no son medicamentos para tratar su dolor, mientras se vuelve a equilibrar a través del uso de las estrategias adecuadas de estilo de vida. Entre las opciones que no son medicamentos encontramos:
- Ajustes quiroprácticos u osteopáticos: De acuerdo con un estudio publicado en los Annals of Internal Medicine y financiado por los Institutos Nacionales de Salud, los pacientes con dolor de cuello que visitaron al quiropráctico o hicieron ejercicio fueron más de dos veces más propensos a eliminar su dolor en 12 semanas, en comparación con aquellos que tomaron medicamentos.15
- Masaje: Los masajes liberan endorfinas, que ayudan a inducir la relajación, aliviar el dolor y reducir los niveles de las sustancias químicas del estrés, como cortisol y noradrenalina – lo que revierte los efectos dañinos del estrés al disminuir el índice cardiaco, la respiración y el metabolismo, y reducir la presión arterial alta.
- Acupuntura: Los investigadores concluyeron que la acupuntura tiene un efecto definitivo para reducir el dolor crónico, como el dolor de espalda y de cabeza – más aún que el tratamiento estándar para el dolor.16
- Terapia física: Puede ser una modalidad altamente efectiva para la rehabilitación del dolor.
- Reaprender una postura adecuada: El Método Gockhale trata la causa original del dolor físico, que a menudo es creado por una postura inadecuada. El método le enseña a recuperar su postura primaria, que es la forma en la que su cuerpo está diseñado para estar de pie, sentarse y moverse. También puede probar el Entrenamiento Foundation--un método innovador desarrollado por el Dr. Eric Goodman para tratar su propio dolor crónico de espalda baja. Los ejercicios están diseñados para ayudarle a fortalecer todo su torso y para moverse de la forma planeada por la naturaleza.