Por el Dr. Mercola
Un muy respetado pionero del parto natural, el Dr. Michael Odent, tiene una teoría sobre lo que podría ser un factor en nuestras tasas de autismo, cada vez más elevadas: la cesárea.
Si bien, al inicio esta última y el autismo no mostraron estar relacionados por completo, de hecho, existe una conexión intrigante entre los dos--una correlación que nos conduce hasta el intestino.
Ahora sabemos que las cesáreas alteraran el microbioma de un niño; y un sin número de estudios, así como observaciones clínicas que sugieren que tener una alteración en el microbioma intestinal podría ser un factor que desencadena el autismo.
Las recientes investigaciones que relacionan la deficiencia de folato con el autismo sustentan esta teoría, ya que el folato ha demostrado ayudar en la desintoxicación de los pesticidas—las sustancias químicas que aumentan el riesgo de autismo al destruir las bacterias intestinales beneficiosas.
¿Podrían las Cesáreas Aumentar el Riesgo de Autismo de un Niño?
Como informó The Guardian:1
“[Odent] ha interpretado estudios epidemiológicos que demuestran que la alta incidencia de niños nacidos por inducción de parto o cesárea, después son diagnosticados con un trastorno del espectro autista, lo cual sustenta sus teorías...
También, está fascinado por la investigación actual sobre la epigenética... y los estudios que investigan cómo el microbioma materno... podría afectar el desarrollo del bebé durante el embarazo, parto y lactancia.
Inclusive está más entusiasmado en que su teoría avance al grado de modificar la forma en que las mujeres conciben y dan a luz ha cambiado a la humanidad a un nivel evolutivo".
Odent considera que los siguientes tres factores podrían ser en parte responsables de que hayan aumentado las tasas de autismo, al desencadenar una predisposición genética al autismo:
- Uso de oxitocina sintética para inducir la labor de parto
- Cambio en las condiciones del entorno en el útero
- Mayor tendencia en la elección de cesáreas
Él basa su teoría en las cesáreas como un factor que contribuye al autismo en dos grandes estudios longitudinales que demuestran una relación entre los dos. Un estudio, que tenía una cohorte de aproximadamente 2.7 millones de niños, encontró que los niños nacidos por cesárea eran 21 % más propensos a ser diagnosticados con autismo.2,3
Los motivos que se sugirieron propiciaron esta conexión fueron exponerse a medicamentos anestésicos, parto prematuro y una elevada respuesta al estrés. Como mínimo, es una posición controvertida, y muchos no están de acuerdo con sus interpretaciones y teorías. Como se señaló en el artículo presentado:4
“La Dra. Carole Buckley, representante clínica del autismo, del Royal College of General Practitioners, está preocupada por la hipótesis: ‘No hay evidencia que sustente las declaraciones de este libro y es de muy poca utilidad que las haga el Dr. Odent.
Lo que sugiere que es irresponsable inducir la labor de parto o nacimiento de un bebé a través de una cesárea que podría provocar autismo.
Esto solo aumentará la ansiedad, sensación de culpa e incapacidad que las mujeres sienten frecuentemente, cuando necesitan recurrir a una intervención para dar a luz a sus bebés'”.
Odent defiende su posición al decir que su libro, “The Birth of Homo, the Marine Chimpanzee: When the Tool Becomes the Master” (El Nacimiento del Homo, el Chimpancé Marino: Cuando la Herramienta se Convierte en la Llave Maestra) no está dirigido a las mujeres embarazadas.
De hecho, les insta a no leerlo. En vez de eso, el público que intenta captar son “las personas interesadas en pensar en el futuro y el futuro de las especies”.
En otras palabras, si bien, los avances médicos, tales como las cesáreas, son una bendición para las personas cuyas vidas podrían ser salvadas gracias a estos, desde una perspectiva social a largo plazo, las alteraciones radicales de la naturaleza tienen un costo, y una de ellas podría ser una mayor prevalencia del autismo.
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La Importancia del Microbioma Intestinal en el Autismo Fue Destacada Nuevamente
El estudio que demuestra que la cesárea aumentaba el riesgo del autismo en un 21 % fue cuidadoso en señalar que el procedimiento no fue causal. Por el contrario, los investigadores especulan que “algunos factores genéticos o ambientales desconocidos podrían causarlos a ambos”.5
La pregunta es ¿cuáles? Además, es interesante señalar que, si bien, la tasa global de autismo es 0.62 %, los Estados Unidos reportan una tasa de casi 1.5 %.6 ¿Qué podría explicar esta significativa discrepancia en la prevalencia?
De nuevo, un factor que podría explicar la relación entre la cesaría y el autismo es la interrupción del microbioma intestinal.
La importancia de las bacterias intestinales fue señalada una vez más en la investigación que demuestra que el folato (vitamina B9, su versión sintética es el ácido fólico) ayuda a atenuar el autismo relacionado con los pesticidas. Se ha demostrado que tener bajos niveles de folato desempeña un rol en una serie de trastornos neurológicos.
El folato es producido de forma natural por ciertas bacterias intestinales, y dado que el glifosato altera el microbioma intestinal, es posible que disminuya la capacidad de producir folato, lo que podría inducir una deficiencia de folato y los problemas de salud relacionados, incluyendo al autismo. Dos estudios recientes respaldan esta hipótesis.
En uno de ellos,7,8 las mujeres que tomaron vitaminas prenatales--incluyendo ácido fólico—disminuyeron hasta en un 30 % el riesgo de autismo de sus hijos.
Por otro lado,9,10,11 descubrieron que tomar la cantidad recomendada de ácido fólico al momento de la concepción, disminuyó específicamente el riesgo de autismo relacionado con pesticidas en un niño.
Al parecer, una de sus razones, es que la carencia de esta vitamina impide la desintoxicación de pesticidas. Estos últimos no solo son tóxicos para un cerebro en desarrollo,12 sino que al igual que las cesáreas, los pesticidas también tienen un efecto adverso en el microbioma.
Las mujeres cuyo consumo de ácido fólico fue inferior a 800 microgramos [mcg] por día (la cantidad presente en la mayoría de las vitaminas prenatales) y fueron expuestas a pesticidas, presentaron un mayor riesgo estimado de tener un niño que desarrollara un trastorno del espectro autista (ASD, por sus siglas en inglés), en comparación con las que tomaron la cantidad recomendada (800 mcg/día) y no tuvieron ninguna exposición a pesticidas.
No es una sorpresa que exponerse de forma repetida a pesticidas produzca un riesgo cada vez mayor de tener un hijo con ASD. Las madres que presentaron un mayor riesgo fueron las que tuvieron un mayor nivel de exposición a pesticidas y menor consumo de ácido fólico.
Si bien, este estudio no estableció un vínculo causal, Rebecca J. Schmidt, profesora asistente en el Departamento de Ciencias de la Salud Pública y autora principal del artículo, señaló que:
"El folato desempeña un rol esencial en la metilación (un proceso a través del cual los genes se activan o desactivan), reparación y síntesis del ADN.
Todos estos procesos realmente son importantes durante los períodos de rápido crecimiento, en los cuales muchas células se dividen, como cuando un feto se encuentra en desarrollo. Agregar ácido fólico podría ayudar un sin número de estas funciones genómicas".
Durante el Embarazo Debe Evitarse Tener una Deficiencia de Folato
En numerosas ocasiones se ha señalado que las exposiciones tóxicas procedentes de múltiples fuentes--incluyendo a la madre--mientras un niño se encuentra en el útero,13 representan un riesgo de autismo.
Una fuente en particular que se ha señalado repetidamente son los pesticidas, en particular el glifosato, y los Estados Unidos es un usuario importante de esta sustancia química.
Cada año, los cultivos de alimentos en los Estados Unidos son fumigados con aproximadamente 300 millones de libras de glifosato. Desde su introducción en 1974, se han aplicado más de 3.5 mil millones de libras de glifosato en los campos estadounidenses.14,15
El glifosato es ampliamente aplicado en cultivos transgénicos, y no puede ser eliminado, ya que es absorbido en todas las células de la planta. Como resultado, los alimentos que no son orgánicos han demostrado ser una importante fuente de exposición a este pesticida.
Aparte de aumentar el riesgo de autismo de un niño en las formas ya mencionadas, otras madres expuestas a los pesticidas durante el embarazo también presentan un mayor riesgo de un parto prematuro,16 lo cual, aparentemente ya representa otro factor de riesgo del autismo.17
Monsanto, la empresa que fabrica y vende el exitoso herbicida Roundup cuyo componente principal es el glifosato, ha sostenido que el Roundup y el glifosato (su ingrediente activo) son inofensivos, pero Stephanie Seneff, Ph.D., científica de investigación en el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés) y Anthony Samsel, Ph.D., científico investigador y consultor ambiental y de salud pública, han descubierto y publicado artículos que explican los mecanismos a través de los cuales el glifosato contribuye a los trastornos y enfermedades cerebrales crónicas, tales como el autismo, y todo esto nos lleva hasta los efectos adversos que tiene la sustancia química en el microbioma intestinal.
Folato Versus Ácido Fólico
Es necesario hacer una diferenciación importante entre estos dos. Si bien, muchos científicos se refieren al folato y al ácido fólico como si fueran intercambiables, en realidad no son lo mismo. Técnicamente, la forma activa se llama metiltetrahidrofolato.
El ácido fólico, la versión sintética de la vitamina B9, no tiene el grupo metilo y ya se encuentra oxidada. Como resultado, el ácido fólico realmente solo proporciona algunos de los beneficios saludables atribuidos al folato. En general, el ácido fólico podría hacer más perjuicio que beneficio.
Si bien, el folato desempeña un rol esencial en la metilación del ADN y previene las mutaciones del mismo, y por consiguiente ayuda a proteger contra el cáncer de mama y uterino; al contrario, el ácido fólico se ha relacionado con una mayor incidencia de cáncer colorrectal.18
Además, los estudios han confirmado que el ácido fólico inactivo permanece presente en la sangre de las mujeres posmenopáusicas que toman suplementos de ácido fólico todos los días, y que la cantidad de células asesinas naturales disminuyen cuando hay elevados niveles de ácido fólico. Seneff cree que el ácido fólico inactivo aumenta el riesgo de cáncer al unirse a los receptores de folato, lo cual impide efectivamente el acceso a través del metiltetrahidrofolato.
De igual manera, el ácido fólico no es metabolizado de la misma forma que el folato.19 El folato natural se metaboliza en tetrahidrofolato (THF) en el intestino delgado.
Mientras tanto, el ácido fólico sintético es inicialmente reducido y metilado en el hígado, el cual necesita la enzima dihidrofolato reductasa para hacer la conversión del ácido fólico en la forma activa de THF, que su cuerpo podría necesitar (incluso, THF podría atravesar la barrera hematoencefálica, lo que ayuda a explicar la utilidad del folato contra los trastornos neurológicos).
Si tiene una baja actividad de esta enzima en el hígado (lo cual ocurre en muchas personas), y toma grandes cantidades de ácido fólico, podría terminar con niveles excesivos de ácido fólico sin metabolizar. En caso de que tenga una mutación en el gen de la metilentetrahidrofolato reductasa (MTHFR), los problemas podrían agravarse aún más.
MTHFR es una enzima que convierte el ácido fólico en la forma activa de folato. Las mutaciones en el gen que hacen la indicación de producir MTHFR,20 disminuyen la capacidad para procesar adecuadamente el folato y ácido fólico, y se han relacionado con una menor capacidad para hacer una desintoxicación y una amplia variedad de problemas de salud crónicos, incluyendo enfermedades neurológicas, defectos de nacimiento y cáncer.21 Debido a todas estas razones, recomiendo evitar el ácido fólico.
Fuentes de Folato Recomendadas
Su mejor fuente de folato son los alimentos, tales como las verduras de hojas verdes, especialmente el brócoli, espárragos, espinacas y hojas de nabo.22 Si necesita un suplemento, le recomiendo tomar L-metilfolato (5-MTHF), una forma biológicamente activa de B9.23
No obstante, debe leer cuidadosamente la etiqueta, ya que esta forma biológicamente activa tiene un nombre que es difícil de distinguir de la forma inactiva, por lo que debe estar atento a cada letra del nombre:
- L-metilfolato y 6(S)-metilfolato son dos formas biológicamente activas de vitamina B9. Otros nombres de estas formas activas incluyen al Metafolin y Quatrefolic
- El D-metilfolato y 6(R)-metilfolato son dos forma biológicamente INACTIVAS que deben evitarse
Como Combatir el Autismo en Cada Mujer Embarazada
La Dra. Suruchi Chandra analizó los descubrimientos de la investigación que demuestran cómo las toxinas ambientales podrían influir en el ASD, y analizó un sin número de opciones de tratamiento naturales, seguras y ligeras que podrían ser útiles.
Chandra cree que el microbioma probablemente sea clave para comprender el ASD, de forma similar al punto de vista de la Dra. Natasha Campbell-McBride, a quien entrevisté anteriormente sobre la Dieta Para el Síndrome del Intestino y la Psicología (GAPS, por sus siglas en inglés). La tesis básica de Campbell-McBride es que el microbioma del niño autista fue alterado, ya sea por:
- Deficiente alimentación de la madre
- Uso de antibióticos o pastillas anticonceptivas por parte de la madre
- Nacimiento por cesárea
En el primero de los casos, la madre transfiere su deficiente microbioma al niño. En el caso de las cesáreas, el niño ni siquiera tiene ese beneficio, ya que el microbioma de la madre es transferido al niño conforme pasa a través del canal de parto.
Esta prematura alteración del microbioma, combinado con otras variables ambientales, termina por causar estragos, tanto físicos como neurológicos. Chandra, al igual que Campbell-McBride, encuentra que las mayores mejoras se observan una vez que se implementan estrategias que ayudan a sanar el microbioma.
Chandra se apoya en una amplia variedad de herramientas de diagnóstico, que la mayoría de los psiquiatras convencionales nunca pensaron utilizar. Si tiene un niño que padece autismo o sospecha de algún tipo de padecimiento neurológico, no espere a comenzar con el tratamiento, ya que es importante hacer una intervención temprana.
Busque la orientación de un médico integrativo que sea experto en el tema y/o psiquiatra que pueda abordar las siguientes variables y cualquier otra que necesite atención. Por ejemplo, el protocolo de Chandra incluye lo siguiente:
• Función gastrointestinal (GI): Para evaluar el tracto gastrointestinal del niño, ella comienza con anotar su historia familiar y hacer una evaluación física. También, realiza pruebas para evaluar las bacterias intestinales, nivel de inflamación y función digestiva del niño. Por ejemplo, si se determina que el niño no puede digerir carbohidratos, recomendará reducir o evitar los granos y utilizar una enzima digestiva.
• Función inmunológica e infecciones crónicas: Muchos niños autistas presentan evidencia de una disfunción inmunológica, tal como problemas autoinmunológicos y/o exceso de inflamación, por lo que también evaluará y prescribirá un apoyo para la función inmunológica del niño. El diagnóstico y tratamiento de las infecciones crónicas son componentes relacionados.
• Salud mitocondrial: Las mitocondrias son organelos que se encuentra dentro de casi cada una de sus células. "Ahora sabemos que, son una especie de indicador o alerta temprana de un posible riesgo.
Cuando hay algún estrés o peligro, son las primeras que responden al daño", indica Chandra. Los estudios sugieren que el 60 % de los niños que padecen autismo presentan una disfunción mitocondrial, por lo que este es un factor de riesgo significativo.
Existen pruebas que podrían indicar si las mitocondrias de su hijo están afectadas. Por ejemplo, tener un bajo nivel de carnitina, coenzima Q10 y ciertas proporciones de aminoácidos podría significar una disfunción mitocondrial.
Si se encuentra que la disfunción mitocondrial es parte del problema, podría ser de utilidad agregar más grasas saludables a la alimentación, así como "curar y sellar" el intestino y tratar cualquier infección.