Por el Dr. Mercola
A pesar de las décadas de información y advertencias proporcionadas por el Director General de Salud Pública,1 el tabaquismo continúa siendo la "mayor causa prevenible de cáncer y enfermedades en los Estados Unidos".2
Cada año, el consumo de cigarro acaba con la vida de más de 480 000 habitantes en el país, lo que contribuye a la inversión de US$ 300 mil millones por servicios de atención médica directa y pérdida de productividad.
Los riesgos en la salud derivados de fumar tabaco y cigarros electrónicos no solo impactan en los pulmones. Algunos de los efectos son inmediatos y otros son clínicamente evidentes después de varios meses o años de fumar.
Casi el 30 % del total de las muertes por cáncer en los Estados Unidos está relacionado con el tabaquismo y el 80 % del total de las muertes por cáncer de pulmón podría atribuirse a fumar cigarro.3
Muchos de estos padecimientos son ocasionados por exponerse a las 7 000 sustancias químicas diferentes que se encuentran en los cigarros encendidos, tales como la nicotina, benceno y alquitrán.
Recientemente, los investigadores descubrieron una alarmante cantidad de sustancias químicas depositadas en áreas insospechadas por el humo de cigarro, lo cual incrementa el riesgo de exposición a las mismas toxinas responsables del cáncer y enfermedades causadas por el consumo de cigarro,4 aun si considera que se encuentra en un ambiente libre de humo.
Humo de primera, segunda y tercera mano
Antes de fumarlo, un solo cigarro contiene casi 600 ingredientes.5 Sin embargo, una vez encendido, su combustión produce más de 7 000 sustancias químicas; se sabe que al menos 70 causan cáncer y una mayor cantidad es venenosa.6 La persona que fuma está expuesta al humo primario o de primera mano conforme lo inhala.
Las personas presentes están expuestas al humo de segunda mano, la combinación de humo que emite la punta encendida de un cigarro junto con lo que exhala el fumador.
De acuerdo con los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés),7 desde 1964, casi 2.5 millones de adultos han muerto por respirar humo de segunda mano. En otras palabras, no existe un nivel seguro de exposición al humo de segunda mano.
Los efectos en la salud de los niños incluyen infecciones del oído medio y en las vías respiratorias inferiores, así como síndrome de muerte súbita del lactante. Los adultos expuestos al humo de segunda mano tienen un mayor riesgo de derrames cerebrales, enfermedades coronarias y problemas reproductivos.
Respirar humo de segunda mano interfiere con el funcionamiento normal del corazón, sangre y sistema vascular, lo que puede incrementar el riesgo de ataques cardíacos.8 Incluso una breve exposición podría dañar el endotelio--recubrimiento de los vasos sanguíneos--y ocasionar que las plaquetas se vuelvan pegajosas. Estos cambios pueden causar un ataque cardiaco o derrame cerebral.
El humo de tercera mano es un componente del humo de segunda mano, el cual se adhiere a las superficies y perdura en el ambiente mucho después de que el fumador se ha retirado,9 e incluye a la nicotina.10
Estos gases y partículas relacionados con el tabaco pueden quedar adheridas a la alfombra, muebles, juguetes y cobijas. Por desgracia, las sustancias químicas también podrían transformarse y acumularse, antes de volver al aire.
Si bien, muchas personas son conscientes de las consecuencias de fumar cigarro, e incluso de la exposición al humo de segunda mano, apenas ha emergido la idea de que la exposición continúa mucho después de que el fumador se ha retirado de la habitación; no obstante, ha cobrado impulso en el ámbito de la investigación.
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El humo de tercera mano le expone a residuos peligrosos
La investigación sobre los posibles peligros del humo de tercera mano ha captado la atención de los medios internacionales11 y prensa científica, y se han suscitado casos judiciales en los que los demandantes citan los peligros de exponerse al humo de tercera mano.12
El neumólogo, Dr. Humberto Choi, comentó el incremento en la incidencia de casos de cáncer de pulmón que no están directamente relacionados con el humo de primera o segunda mano, al indicar que:13 “Hemos observado otras causas de cáncer, aparte de exponerse de forma directa”.
Un estudio descubrió que la exposición al humo de tercera mano podría dañar el ADN humano, lo que aumentaría el riesgo de enfermedades.14 Las sustancias químicas transportadas por medio del aire dentro de una habitación o automóvil, podrían reaccionar con el ácido nitroso del aire y crear productos cancerígenos.
De acuerdo con Choi,15 "no se ha demostrado que el humo de tercera mano esté correlacionado con otros padecimientos. Y eso será muy difícil de comprobar porque todos estamos expuestos sin importar cuánto tratemos de evitarlo".
George Matt, profesor de psicología en la Universidad Estatal de San Diego, considera que incluso en ausencia de pruebas contundentes, el humo de tercera mano podría tener efectos en la salud a largo plazo.
Las personas que no fuman y los ex fumadores han empezado a cambiar este comportamiento al solicitar habitaciones, departamentos y automóviles para no fumadores, mientras que los agentes inmobiliarios han comprendido que el consumo de cigarro afecta el valor de las propiedades.16
En 1998, Philip Morris demostró sus conocimientos sobre los posibles riesgos relacionados con el humo de tercera mano.
Esto sucedió cuando trabajaban para cambiar el enfoque público sobre los posibles problemas de salud, al idear cómo responder a las preguntas en su reunión anual de accionistas, por medio de un consultor de mercadotecnia y lenguaje protegido jurídicamente, para abordar los riesgos del humo de tercera mano como un simple rumor, y culpar a las restricciones sobre los residuos de las colillas de cigarro.17
Un espacio de donde no se permite fumar no necesariamente está libre de humo
Si bien, a los fabricantes les gustaría que creyera que los peligros del humo de tercera mano son solo rumores, los estudios realizados con animales sugieren que podría haber un mayor riesgo de cáncer de pulmón,18 daño en el sistema inmunológico,19 diabetes y daño hepático.20
En el último estudio, publicado en la revista Science Advances, los investigadores hicieron tales descubrimientos de forma accidental. El químico atmosférico, Peter DeCarlo, Ph.D., de la Universidad de Drexel en Filadelfia, dirigió un equipo con la intención de estudiar la interacción entre el aire interior y exterior.
Durante años, los investigadores recolectaron datos de un salón de clase de la universidad que estaba alejado del área de fumadores. La sala contenía 25 escritorios para estudiantes, paredes de ladrillo pintadas y un piso de azulejo de donde se recogieron los depósitos de sustancias químicas.21
El aula estuvo expuesta al calor, ventilación y aire del exterior. DeCarlo y sus colegas compararon el aire en el interior de la habitación con el aire en el exterior del edificio y descubrieron que la mayoría de las sustancias químicas de aerosol detectadas en el aula provenían del exterior.22
En muchos casos, las concentraciones de sustancias químicas en la habitación tuvieron una influencia positiva gracias al sistema de filtración HVAC, y fueron menores en el aire interior. Sin embargo, entre los cuatro diferentes aerosoles orgánicos que fueron identificados por espectrometría de masas, uno se encontró a niveles más elevados dentro del aula.
Este aerosol contenía residuos de humo de cigarro, llamado humo de tercera mano. Sus resultados sorprendieron a los investigadores que, durante décadas, analizaron zonas alejadas de las áreas de fumadores, lo que sugiere que todavía hay toxinas presentes.23
Los investigadores que recopilaron los datos estaban interesados en el movimiento de las partículas desde el exterior al interior. Después de realizar pruebas y un examen cuidadoso, encontraron que el 29 % del total de la masa del aerosol para interiores contenía sustancias químicas de humo de cigarro de tercera mano.24
Posteriormente, el equipo descubrió que estas sustancias químicas podrían adherirse a las partículas en forma de aerosol y regresar al aire, y finalmente ser transportadas a ambientes considerados como libres de humo. Michael Waring, Ph.D., coautor del estudio, expresó que:25
"Si bien, muchas áreas públicas tienen restricciones para fumar, incluyendo la distancia desde las puertas, edificios para no fumadores, e incluso prohibición total en el campus de algunas universidades; estas limitaciones solo sirven para proteger a las poblaciones que no fuman de exponerse al humo de segunda mano.
Este estudio demuestra que el humo de tercera mano, que hemos comprendido que podría ser perjudicial para la salud--tal como el humo de segunda mano--es mucho más difícil de evitar".
Otro estudio26 evaluó la presencia de sustancias químicas al fumar, incluyendo a la nicotina, en un casino que prohibía fumar. Los investigadores encontraron que el hábito de fumar a largo plazo creaba profundos depósitos de humo de tercera mano, que persistían durante meses después de que la prohibición se había establecido.
Aunque la prohibición mejoró la calidad del aire y redujo la exposición al humo de segunda mano, los depósitos de toxinas continuaron exponiendo a los clientes a bajos niveles de sustancias químicas tóxicas.
Los niños podrían estar en mayor riesgo
Por desgracia, los niños podrían tener mayores riesgos debido al humo de tercera mano y otras toxinas ambientales. La infancia es una etapa de rápido crecimiento, que va acompañada de cambios en la capacidad metabólica y funcionamiento de los sistemas de órganos.27
Estos podrían modificar drásticamente los efectos de exposición a toxinas ambientales. El incremento en su riesgo es el resultado de una mayor exposición y vulnerabilidad relacionadas con sus necesidades fisiológicas.28
La exposición de los niños a las toxinas ambientales es insidiosa ya que ingresan furtivamente al cuerpo del niño a través del consumo de polvo doméstico y los objetos que se llevan a la boca que están en su entorno, como juguetes y muebles, donde las toxinas podría haberse depositado.
Además, los niños consumen más alimento y agua por unidad de kilogramo de peso corporal y respiran más aire. Los órganos en crecimiento son sensibles a los estímulos externos y su rápido desarrollo incrementa la acumulación de sustancias químicas a largo plazo.29
Estas sustancias químicas vuelven a ser volátiles
Los investigadores de Drexel comenzaron a estudiar más profundamente el mecanismo que le permite al humo de tercera mano entrar en entornos cerrados y volverse a transportar por medio del aire.
Las investigaciones previas habían demostrado como las sustancias químicas hacían una transición de las formas de gas para asentarse en cualquier superficie.30 Sin embargo, podrían concentrarse en partículas cuando están en forma de gas y son expuestas a un aerosol ácido y líquido. Eso significa que podrían trasladarse a ambientes libres de humo, mientras esperan las condiciones adecuadas para convertirse en gases.
Los investigadores descubrieron que en efecto es bastante común la combinación de circunstancias ideales para que las partículas se esparzan en ambientes cerrados. Sugirieron que estos químicos podrían volver a una fase gaseosa cuando son expuestos a sustancias químicas específicas que, con frecuencia se encuentran en edificios, tales como el amoníaco.
De hecho, los sistemas HVAC proporcionan los factores necesarios para esparcir estas sustancias químicas tóxicas y que vuelvan a ser volátiles. Los investigadores expusieron que:
"El sistema HVAC no solo sirve para adecuar los aerosoles a estados húmedos o secos, sino también para mover el aire por toda el área de la construcción. Los sistemas HVAC recirculan y dispersan el aire a través de múltiples habitaciones del área beneficiada por el sistema.
Por esta razón, una habitación ubicada cerca de una zona para fumadores con entrada de humo, o una habitación ocupada por un fumador, en efecto, podría exponer a los otros ocupantes que utlizan el mismo sistema HVAC al humo de tercera mano, aun si no comparten el espacio directamente”.
La investigación de Drexel solo evaluó los espacios ventilados, como edificios de oficinas y aulas. Waring explicó31 que era probable que las concentraciones fueran más altas en hogares, habitaciones de hotel y automóviles de alquiler, donde las personas podrían haber fumado y habría menos ventilación.
Los investigadores sugieren que la gravedad de la situación indicada por los datos, plantea preguntas importantes para futuros estudios, sobre cómo puede limitarse esta exposición.
Podría ser más sencillo reconocer la presencia de los contaminantes, si pudieran percibirse, pero esta información solo es un recordatorio de cuántas sustancias químicas inodoras existen en el medioambiente.
Quizá sea difícil eliminar los residuos
Conforme las sustancias químicas y toxinas del humo de tercera mano se acumulan a lo largo del tiempo, pueden permanecer durante semanas, meses o incluso años. Esta acumulación podría ser resistente a los métodos de limpieza normales.
Además, las toxinas no pueden eliminarse de una habitación o automóvil con ventiladores o aspiradoras.32 Por desgracia, a menudo la única solución es reemplazar la alfombra y limpiar las paredes a fondo, antes de volver a pintarlas. Con frecuencia, es necesario limpiar los sistemas de ventilación y reemplazar los muebles.
Es costoso eliminar completamente el humo de tercera mano de una habitación y evitar la exposición de sus futuros habitantes. La mejor forma de controlar este peligro es dejar de fumar.
El hogar representa la mayor parte de la exposición con respecto al riesgo relacionado con la cantidad de tiempo que pasa en casa. Si puede mejorar la calidad del aire en su propio hogar, será un gran avance para reducir su posible riesgo futuro.
Considere aplicar métodos para mejorar la calidad del aire en su hogar, al utilizar algunas de las estrategias descritas en mi artículo anterior, "El aire que respira está más contaminado de lo que imagina".
Los investigadores que estudiaron los efectos contaminantes a lo largo del tiempo, en función de la prohibición de fumar en un casino,33 indicaron que podrían acelerarse los efectos positivos en la salud al eliminar los depósitos de humo de tercera mano, lo que incluía una limpieza intensa y reemplazo de alfombras, muebles y otros materiales.