Por el Dr. Mercola
Los vegetales crucíferos como el brócoli, la col y la coliflor son sumamente valorados por sus propiedades para combatir el cáncer, que en parte provienen de un compuesto organosulfurado que se denomina sulforafano.
Este compuesto beneficioso es un inmunoestimulante, antioxidante y antiinflamatorio, asimismo, los investigadores creen que también puede ser útil para combatir la enfermedad de Alzheimer al alterar la producción de beta amiloide y tau, dos factores primordiales que contribuyen a la enfermedad de Alzheimer.
En pacientes con Alzheimer, los niveles de proteína beta amiloide pueden volverse anormalmente altos cuando se agrupan para formar placas que interrumpen la función neuronal.
De igual forma, las acumulaciones anormales de la proteína tau pueden aglutinarse dentro de las neuronas, lo que genera la formación de fibras, u ovillos neurofibrilares, que interrumpen la comunicación entre las neuronas.1
En un modelo murino de la enfermedad de Alzheimer, el sulforafano no solo eliminó la acumulación de beta amiloide y tau, sino que también mejoró los déficits de memoria en los ratones, lo que sugiere un posible tratamiento que también podría ser útil en humanos.2
El sulforafano se destaca como un posible tratamiento para el Alzheimer
La investigación sobre el sulforafano sigue demostrando que este compuesto en el brócoli tiene un enorme potencial para combatir la enfermedad de Alzheimer.
En otro estudio, los ratones con Alzheimer fueron tratados con sulforafano durante 4 meses, lo que inhibió significativamente tanto la generación como la acumulación de beta amiloide. Además, también alivió varios cambios patológicos relacionados con el Alzheimer, como el estrés oxidativo y la neuroinflamación.3
En el estudio presentado, los ratones con Alzheimer también demostraron beneficios cognitivos al mantener un estado normal en lo que respecta a dicha capacidad, en comparación con los ratones silvestres a los 10 meses de edad, que generalmente es cuando los ratones con Alzheimer presentan demencia.
En pruebas neuronales, someter a las neuronas corticales a un tratamiento previo con sulforafano las protegió contra las lesiones causadas por la beta amiloide.
Asimismo, otro estudio publicado en 2009 reveló que los antioxidantes, lo que incluye al sulforafano, protegen a las células del daño oxidativo, facilitan la eliminación del péptido beta amiloide y reducen las causas anormales de las enfermedades relacionadas con la proteína.4
Al analizar cómo el sulforafano interactúa con la beta amiloide en términos de prevenir diversos procesos neurodegenerativos, los investigadores utilizaron una cromatografía líquida/espectrometría de masas con ionización por electrospray (LC/ESI-MS, por sus siglas en inglés) con el fin de revelar que la beta amiloide es menos propensa a aumentar en presencia de sulforafano.5
Además, en el caso de ratones que tenían lesiones inducidas por el Alzheimer, en parte, por la administración de aluminio, los investigadores creen que el sulforafano redujo sus déficits neuro conductuales al favorecer el crecimiento de nuevas neuronas (neurogénesis) y disminuir la carga de aluminio.6
¿Para qué más sirve el sulforafano?
Comer más vegetales crucíferos con el fin de aumentar el consumo de sulforafano, o tomarlo a través de suplementos de alta calidad, resulta útil para muchos otros aspectos además de la salud cerebral. Por ejemplo, el sulforafano puede ser útil en el tratamiento de la diabetes y puede reducir los niveles de glucosa además de mejorar la expresión génica en su hígado.
De hecho, se descubrió que el sulforafano inhibe la producción de glucosa en células cultivadas y mejora la tolerancia a la glucosa en roedores que llevan un tipo de alimentación alta en grasa o fructosa. En el caso de personas adultas con obesidad y diabetes tipo 2, el extracto de brotes de brócoli con sulforafano también mejoró su nivel de glucosa en ayunas.7
Este compuesto de azufre también normaliza la metilación del ADN, que desempeña un papel en diversas enfermedades, lo que incluye a la hipertensión, función renal, salud intestinal y cáncer.
El sulforafano también aumenta las enzimas hepáticas que ayudan a destruir las sustancias químicas causantes de cáncer que puede consumir o a las que puede estar expuesto en su entorno, asimismo, se sabe que bloquean la inflamación y el daño del cartílago articular.8 Además, los estudios han demostrado que el sulforafano:
• Causa apoptosis (muerte celular programada) en las células de cáncer de colon,9 próstata y mama, así como las de cáncer de pulmón inducidas por el tabaco;10 3 porciones de brócoli por semana pueden reducir su riesgo de cáncer de próstata en más del 60 %.11
• Activa el factor nuclear derivado de eritroide 2 (Nrf2, por sus siglas en inglés), el cual es un factor de transcripción que regula la oxidación y reducción celular, además de ayudar en la desintoxicación,12 así como otras enzimas de desintoxicación de fase 2.
En un estudio, se encontró que el sulforafano aumentaba en un 61 % la excreción de contaminantes en el aire13
• Reduce las nocivas especies reactivas del oxígeno (ROS, por sus siglas en inglés) hasta en un 73 %, lo que reduce el riesgo de inflamación,14 que es una característica del cáncer. Asimismo, reduce la proteína C reactiva, un marcador de la inflamación.15
• Reduce la expresión de ARN largo no codificante en células de cáncer de próstata, lo que impacta en el micro ARN y reduce hasta en un 400 % la capacidad que las células cancerígenas tienen para formar colonias.16
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Las mejores fuentes de sulforafano
Es posible obtener cantidades significativas de sulforafano por comer vegetales crucíferos como el brócoli, pero existen algunas advertencias. El sulforafano se forma cuando se corta o mastica el brócoli (esto combina su glucorafanina precursora y la enzima mirosinasa).
En cuanto es consumido, las bacterias intestinales pueden ayudar a liberar algo del sulforafano en el brócoli para que su cuerpo obtenga sus beneficios, sin embargo, es una posibilidad complicada ya que el sulforafano está unido a una molécula de azúcar con un enlace de azufre.
Los investigadores han descubierto que una de las mejores formas de maximizar el sulforafano que su cuerpo puede utilizar es calentando el brócoli durante 10 minutos a 140 °F/60°C (o bien, vaporizarlo ligeramente durante 3 o 4 minutos hasta que tenga una consistencia tierna pero consistente).17
Este nivel de calor fue suficiente para erradicar a la proteína epitioespecífica, que "sujetaba al azufre" y "reducía en gran medida la cantidad de sulforafano en una ración de brócoli".
Por desgracia, el brócoli congelado ha disminuido la capacidad de producir sulforafano porque la enzima mirosinasa,18 que convierte la glucorafanina en sulforafano, se destruye rápidamente durante el proceso de escaldado.19
Además, el contenido de sulforafano en el brócoli se puede optimizar aún más al agregar un alimento que contenga mirosinasa, como semillas de mostaza, wasabi, rúcula, ensalada de col o rábanos daikon.20 Otra alternativa es comer brotes de brócoli que tienen nutrientes más concentrados.
Por ejemplo, las pruebas han revelado que los brotes de brócoli de 3 días contienen de manera consistente entre 10 y 100 veces la cantidad de glucorafanina – el precursor del sulforafano – que se encuentra en el brócoli maduro.21 Además, los brotes de brócoli mejoraron la absorción de sulforafano cuando se consumieron junto con un polvo de brócoli, y los brotes de brócoli por sí solos tuvieron la tasa de absorción más alta (74 %).22
Se ha demostrado que el jugo de los brotes de brócoli, en particular, protege contra los efectos negativos de la beta amiloide y es eficaz en la activación de la vía de señalización Nrf2.23
Un mayor consumo de vegetales reduce su riesgo de demencia
Las personas que consumen más vegetales y frutas tienen un menor riesgo de deterioro cognitivo y demencia,24 asimismo, probablemente el sulforafano sea solo un compuesto beneficioso responsable de este efecto protector. El folato es otro compuesto vegetal conocido por reducir el riesgo de la enfermedad de Alzheimer, en este caso al reducir la homocisteína.
Los altos niveles del aminoácido homocisteína están relacionados con el encogimiento cerebral y un mayor riesgo de Alzheimer, pero se sabe que las vitaminas B, como el folato, suprimen la homocisteína.
Las verduras de hoja verde son una de las mejores fuentes de folato, aunque también se encuentran en el brócoli, espárragos, aguacate y más. Los carotenoides son otro compuesto fundamental para la salud cerebral.
Aunque por lo general algunos carotenoides, específicamente la luteína y zeaxantina, se relacionan con alimentos de color naranja como camotes y zanahorias, también se encuentran en verduras de color verde oscuro como la kale o col rizada y las espinacas.
A su vez, la luteína y la zeaxantina son más conocidas por el papel que desempeñan en la salud visual, como la reducción en el riesgo de degeneración macular relacionada con la edad. Sin embargo, la creciente evidencia sugiere que también desempeñan un papel fundamental en la salud cognitiva.
Un estudio sin precedentes, encontró que la luteína y la zeaxantina pueden promover la función cognitiva en la vejez al mejorar la eficiencia neuronal.25
En un estudio, se les pidió a los 43 adultos mayores que aprendieran 2 palabras sin relación alguna mientras se sometían a una resonancia magnética funcional (fMRI, por sus siglas en inglés). Los niveles más altos de ambos carotenoides se relacionaron con una menor actividad cerebral durante las tareas de memoria, lo que sugiere que no tuvieron que esforzarse tanto para completarlas.
Los cambios en la alimentación pueden ser clave para prevenir el Alzheimer
La enfermedad de Alzheimer se ha convertido en uno de los problemas de salud pública más acuciantes y trágicos que enfrentan los Estados Unidos y en vista de que la cantidad de personas afectadas se triplicará para el 2050, la Asociación de Alzheimer estima que para mediados del siglo, cada 33 segundos una persona desarrollará Alzheimer.26
Con frecuencia se afirma que el Alzheimer no es prevenible, no obstante, además del sulforafano y otros compuestos vegetales, ciertos cambios claves en la alimentación pueden representar una vía crucial de prevención en lo que respecta a esta enfermedad.
Por ejemplo, un estudio con 60 pacientes que tenían Alzheimer examinó el efecto de los suplementos probióticos en la función cognitiva y demostró resultados prometedores.27 Aquellos participantes que bebieron leche con probióticos experimentaron mejoras significativas en la función cognitiva.
Sin embargo, para prevenir la enfermedad de Alzheimer, debe centrarse en un tipo de alimentación que potencie a su cerebro y cuerpo con grasas saludables, no carbohidratos netos (carbohidratos totales menos fibra), es decir, una alimentación cetogénica.
Una alimentación cetogénica requiere minimizar los carbohidratos y reemplazarlos con grasas saludables y cantidades adecuadas de proteínas de alta calidad.
En lo particular a todos les recomiendo llevar una alimentación cetogénica cíclica o específica en la que, tras empezar a quemar grasa como combustible, puede aumentar los carbohidratos y las proteínas durante los 2 o 3 días de la semana en los que realiza entrenamiento de fuerza.
Me parece que esto es saludable para la mayoría de las personas, independientemente de si sufre un problema de salud crónico.
Lo digo porque la alimentación cetogénica le ayudará a optimizar su salud al pasar de quemar carbohidratos como energía a quemar grasa como su principal fuente de combustible. Puede descubrir más sobre este enfoque en mi libro, "Fat for Fuel", con el fin de mejorar su función mitocondrial la cual también se encuentra en el núcleo del Alzheimer.
Uno de los efectos secundarios más comunes de quemar azúcar es que termina desarrollando resistencia a la insulina y leptina, la cual subyace en la mayoría de las enfermedades crónicas.
Tenga en cuenta que implementar la dieta cetogénica junto con el ayuno intermitente puede mejorar aún más sus resultados. Otro recurso excelente es el libro del Dr. Dale Bredesen "The End of Alzheimer's: The First Program to Prevent and Reverse Cognitive Decline” (El fin del Alzheimer: El primer programa para prevenir y revertir el deterioro cognitivo), que evalúa 150 factores, incluidos la bioquímica, genética y escaneos pasados, que como se sabe, contribuyen a la enfermedad de Alzheimer. Esto identifica su subtipo de enfermedad o combinación de subtipos con el fin de diseñar un protocolo de tratamiento efectivo.
Otros nutrientes esenciales como las grasas omega-3 de origen animal, magnesio, vitamina D y fibra, junto con el ejercicio pueden aumentar el factor neurotrópico derivado del cerebro (BDNF, por sus siglas en inglés), reducir el estrés y optimizar el sueño.
Como se mencionó previamente, la investigación sobre el sulforafano es fascinante, por lo que consumir bastante, sobre todo en combinación con mirosinasa para maximizar la absorción, es una estrategia excelente y uno de los muchos factores que puede controlar para reducir considerablemente su riesgo de Alzheimer.