Por el Dr. Mercola
La obesidad se define por una marcada acumulación de exceso de grasa. En general, las personas que padecen obesidad tienen un mayor riesgo de desarrollar posibles complicaciones mortales y enfermedades crónicas.
Las estadísticas recientes de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) indicaron que, tan solo en los Estados Unidos, más de 630 000 personas fueron diagnosticadas con cáncer relacionado con la obesidad.1
Aunque a menudo los términos de exceso de peso y obesidad se usan de forma indistinta, no tienen el mismo significado. La clasificación del índice de masa corporal (BMI, por sus siglas en inglés) indica que el exceso de peso tiene un BMI entre 25 y 29.9, y la obesidad un BMI superior a 30.
Casi el 40 % de los adultos en los Estados Unidos no solo tiene exceso de peso, sino que padece obesidad.2 Estas cifras son cada vez mayores y alarmantes ya que este padecimiento está relacionado con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2 y cáncer.
Así mismo, un mayor peso en las articulaciones podría generar un efecto perjudicial en las rodillas, caderas y manos; estas son las áreas más afectadas por la osteoartritis (OA) y se utilizan constantemente para realizar tareas o practicar deportes.
La obesidad, inactividad, envejecimiento, debilidad muscular y mala postura son factores de riesgo relacionados con el desarrollo de OA. Las investigaciones recientes demuestran que la inflamación y el dolor asociados con OA también podrían estar vinculados con una mala salud intestinal.3
El daño articular podría disminuir al tener intestinos saludables
La artritis y el dolor articular son padecimientos comunes en personas con exceso de peso u obesidad. Ahora, los investigadores han descubierto que la inflamación generalizada provocada por el microbioma intestinal puede ser una causa principal de dolor relacionado con OA.4
Básicamente, podría ser causado por llevar una alimentación desbalanceada, que posteriormente desequilibre el microbioma intestinal.
Los investigadores del Centro Médico de la Universidad de Rochester examinaron la conexión entre el intestino y la OA relacionada con la obesidad por medio de un modelo animal.
Cuando los ratones tenían 5 semanas de edad, la mitad recibió una alimentación baja en grasas y la otra mitad llevó una alimentación alta en grasas. Los ejemplares que llevaban una alimentación alta en grasas presentaron un mayor aumento de peso y se volvieron obesos.
Como comentario adicional, me gustaría señalar que los tipos de alimentación altos en grasas saludables no están relacionados con el aumento de peso, siempre que sean bajos en carbohidratos netos.
La teoría de que los tipos de alimentación bajos en grasas podrían fomentar la pérdida de peso o un menor aumento de peso han sido refutados ampliamente, como exponen numerosos artículos previos. Entre ellos destaco mi artículo "Grasas Vs. Carbohidratos—En Realidad las Cantidades Más Altas de Grasa Alimenticia Mejoran la Salud Metabólica".
Además, la investigación ha demostrado que los tipos de alimentación altos en grasas saludables, es decir, una dieta cetogénica, en realidad podrían mejorar el microbioma intestinal.
Por otro lado, la investigación ha confirmado que las personas con obesidad tienen mayores cantidades de bacterias intestinales dañinas que las personas delgadas, y precisamente eso fue lo que descubrieron en este estudio.
Los investigadores pudieron alterar el microbioma de los ratones obesos al utilizar oligofructosa, un suplemento prebiótico, que luego redujo la inflamación y revirtió por completo los síntomas de la OA.
El uso del prebiótico produjo microbiomas intestinales y articulaciones similares entre los ratones obesos y magros, lo que llevó a los investigadores a concluir que los prebióticos podrían ser útiles en el tratamiento de OA en personas con obesidad. Y explicaron sus hallazgos de la siguiente manera:5
"En este estudio, informamos que —en comparación con el intestino magro murino— la obesidad estaba relacionada con la pérdida de bifidobacterias beneficiosas, mientras que las especies proinflamatorias clave se volvieron abundantes.
Una característica inflamatoria sistémica descendente culminó en la migración de los macrófagos a la membrana sinovial y la aceleración de la OA de rodilla.
La suplementación con oligofructosa puede restaurar el microbioma intestinal magro en ratones obesos, en parte, al apoyar el comensal clave del microbioma, específicamente la Bifidobacteria pseudolongum, que se relaciona con una disminución en la inflamación en el colon, circulación y rodilla, así como un efecto protector contra la OA".
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¿Qué sucede cuando los ratones obesos carecen de bifidobacterias intestinales?
Los investigadores se sorprendieron al encontrar que los efectos de obesidad en las bacterias intestinales, inflamación y OA pudieron evitarse cuando la alimentación alta en grasas era complementada con oligofructosa.
Las colonias de bifidobacterias aumentaron y desplazaron a las bacterias proinflamatorias. A su vez, disminuyó la inflamación sistémica y degradación del cartílago.6
No obstante, aunque la oligofructosa disminuyó la resistencia a la insulina en los ratones obesos, no cambió su peso corporal.
Las articulaciones continuaron soportando el mismo peso, pero parecían más sanas y sin tanto deterioro. Los investigadores consideran que esto apoya la hipótesis de que la inflamación —no las fuerzas biomecánicas— es la causante de la OA y degeneración articular.
Ahora, los investigadores colaboran con el programa “Military and Veteran Microbiome: Consortium for Research and Education” del Departamento de Asuntos de Veteranos de EE. UU. para evaluar a los veteranos que tienen OA relacionada con la obesidad, para poder identificar mejor el vínculo entre el microbioma intestinal y salud articular.7
¿Qué es la oligofructosa?
Los investigadores utilizaron la oligofructosa como prebiótico para influir en el microbioma intestinal de los ratones obesos. La oligofructosa es un subgrupo de inulina, una fibra soluble de materia vegetal compuesta por moléculas de fructosa unidas entre sí, de tal manera que son indigeribles.8
Los prebióticos son el alimento que requieren muchas de las bacterias intestinales. Apoyan la salud digestiva al nutrir a las bacterias beneficiosas, que a su vez convierten a la inulina y oligofructosa en ácidos grasos de cadena corta que nutren a las células del colon y brindan un sin número de beneficios diferentes.9
El tracto gastrointestinal superior no puede digerir ni la oligofructosa ni la inulina, y tienen muy poco valor calórico. Sin embargo, ambas pueden estimular el desarrollo de las bifidobacterias intestinales, un agente bacteriano beneficioso y esencial para el microbioma.10 Algunas de las fuentes naturales de inulina son los espárragos, raíz de achicoria, ajo, jícama y cebollas.
La oligofructosa se produce al eliminar una molécula más larga de inulina y también se conoce como fructo-oligosacárido, una fibra insoluble. Si bien, la inulina es una fibra relativamente sin sabor, la oligofructosa es un poco dulce. El producto es entre 30 y 50 % tan dulce como la sacarosa.11
Si bien, aunque se utiliza como un suplemento de fibra, su efecto nutricional más conocido es la acción para estimular el desarrollo de bifidobacterias intestinales.
Los estudios realizados con la participación de seres humanos han demostrado cambios drásticos y positivos en la composición del microbioma a una dosis suplementaria de entre 5 y 20 gramos diarios de inulina u oligofructosa durante 15 días.12
La osteoartritis probablemente no sea deba al desgaste
En un estudio,13,14 al evaluar los restos de más de 2 500 personas de hace más de 6 000 años, los investigadores analizaron las grandes articulaciones en la cadera y rodillas para detectar cambios relacionados con la OA. Estos datos recopilados se combinaron con la información de otros equipos de investigación, que abarcaban la era prehistórica, industrial temprana y posindustrial moderna.
De acuerdo con el autor principal del estudio, Daniel Lieberman, Ph. D., paleontólogo y profesor de ciencias biológicas en la Universidad de Harvard, "al emplear métodos estadísticos cuidadosos, podemos inferir que, si la persona nació después de la Segunda Guerra Mundial, presentaba aproximadamente el doble de probabilidades de padecer OA de rodilla a un BMI o edad determinada, que si hubiera nacido en períodos anteriores".15
Los investigadores no pudieron explicar este incremento con base en una mayor esperanza de vida o incremento meteórico de la obesidad.16 Incluso después de controlar la edad y BMI, encontraron un aumento significativo en el número de personas que padecían OA.
Hicieron una evaluación de los restos de adultos mayores de 50 años de edad, al analizar más de 1 500 personas que habían fallecido entre 1905 y 1940, y 819 personas adicionales que murieron entre 1976 y 2015.
La OA de rodilla fue 2.5 veces más común si la persona había nacido en la era posindustrial, que si hubiera nacido a finales del siglo XIX. También, descubrieron que la tasa de OA en ambas rodillas en la era posindustrial era 1.4 veces mayor que en la era preindustrial.17
Los investigadores solo pudieron especular sobre las diferencias de estilo de vida que podrían haber creado tal variabilidad en los resultados. Lieberman dedujo que uno de los factores principales podría haber sido la inactividad. Con base en los resultados del análisis del equipo, postuló que:18
"El mensaje más importante es que no debemos considerar la artritis como una enfermedad causada por el desgaste y envejecimiento. La artritis es una enfermedad que se vuelve más común conforme una persona envejece, pero no es causada por el ‘desgaste’; en todo caso, podría ser causada por la falta de actividad física".
La falta de actividad podría afectar en la fuerza de las articulaciones y salud intestinal
El aumento en la degeneración articular de las personas sedentarias podría ser provocado por tener músculos y cartílagos más débiles en las piernas, lo que podría ocasionar que las articulaciones se rompan más rápidamente de lo esperado.
Ahora, Lieberman cree que la OA debería ser agregada en la lista de enfermedades con mayor riesgo al permanecer sentado durante largos períodos de tiempo.
En experimentos previos realizados con animales y la participación de humanos, los investigadores también encontraron que la actividad física, independientemente de la alimentación, podría alterar la composición del microbioma intestinal.19
Los resultados demostraron que el ejercicio estaba relacionado con un incremento en la producción de ácidos grasos de cadena corta, que son beneficiosos para la salud del colon.
En un estudio realizado con animales, los investigadores se sorprendieron al descubrir que los ratones que hacían ejercicio habían disminuido su inflamación y aumentado la cantidad de moléculas regenerativas cuando se les inyectó una sustancia química que desencadenaba la inflamación del colon.20
Con base en estos hallazgos, concluyeron que las modificaciones en el microbioma intestinal inducidas por el ejercicio podrían mediar interacciones con resultados posiblemente beneficiosos.
En otras palabras, la inactividad podría desencadenar la OA, porque los músculos y tendones se debilitan y no soportan las articulaciones grandes, y ya que la inactividad no puede sustentar un microbioma intestinal fuerte, podría aumentar la respuesta inflamatoria.
Equilibrar los niveles de grasas omega podría disminuir los síntomas
Otro factor importante en el desarrollo de cartílagos dañados es una deficiencia de grasas omega-3. Los modelos animales que utilizaron cobayas o conejillas de Indias propensas a la artritis, demostraron que llevar una alimentación alta en grasas omega-3 no solo puede ayudar a prevenir la enfermedad, sino que también disminuir los síntomas en las personas ya afectadas.21
En otros experimentos realizados con la participación de humanos, al administrar aceite de kril con grasas omega-3 de origen animal, se generó una disminución en la inflamación y los síntomas.22
Tanto los animales como las plantas podrían contener grasas omega-3, pero solo las fuentes de origen animal pueden proporcionan las grasas omega-3, ácido eicosapentaenoico (EPA) y ácido docosahexaenoico (DHA), que son componentes cruciales en todas las células corporales.
Como guía general, solo se requieren entre 1 y 2 gramos diarios de la grasa omega-6, ácido linoleico, que provenga idealmente de semillas de plantas y frutos secos de árbol; mientras que los niveles óptimos de grasas omega-3 marinas son entre 3 y 4 gramos diarios.
Sin embargo, a menudo una dieta occidental estándar proporciona muchas más grasas omega-6 que grasas omega-3. La forma más fácil de equilibrar estas dos grasas es al limitar el consumo de alimentos procesados y agregar más alimentos altos en grasas omega-3 de origen animal, como las anchoas, sardinas, arenque y salmón silvestre de Alaska.
También, le recomiendo realizarse una prueba de índice de grasas omega-3 cada año para asegurarse de no padecer una deficiencia. Para promover una salud óptima, su índice debe ser superior al 8 %.
Beneficios de tener un microbioma intestinal fuerte
Para estar saludable física y mentalmente es importante equilibrar el microbioma intestinal. Los alimentos que consume, entorno y ejercicio podrían influir en el perfil de su microbioma. Otros factores que podrían alterar su salud intestinal son el estrés, exposición a antibióticos y otros medicamentos, así como el consumo de alcohol.23
El envejecimiento es el único factor que influye en su intestino y no puede controlar.
La salud intestinal puede afectar en todo, desde el nivel de energía y función cognitiva hasta la fuerza muscular y estado inmunológico.24 Incluso, un microbioma intestinal saludable podría influir en la forma de envejecer.
Si bien, la excesiva abundancia de algunas bacterias se ha relacionado con enfermedades, al parecer otras estas involucradas activamente en prevenir estados de enfermedad.25
El microbioma intestinal puede influir en la bajar la inflamación y ser un factor subyacente en el inicio y progresión de algunos tipos de cáncer.26 Así mismo, las bacterias intestinales pueden ayudar a mejorar la efectividad de un tratamiento para el cáncer al activar al sistema inmunológico y permitir que funcione de manera más eficiente.
Como mencioné anteriormente, la investigación también ha relacionado ciertas bacterias intestinales con un mayor riesgo de obesidad. Al erradicar cuatro especies de bacterias en animales de laboratorio, los investigadores pudieron desencadenar cambios metabólicos que produjeron obesidad.27
Los alimentos que pueden producir disfunción metabólica y resistencia a la insulina, como los alimentos procesados, fructosa, azúcar y endulzantes artificiales, también podrían diezmar la población de bacterias intestinales beneficiosas y ser el mecanismo de estos alimentos para promover el aumento de peso.
La exposición a sustancias químicas presentes en los alimentos también puede alterar el microbioma intestinal y contribuir al desarrollo de la disfunción metabólica y aumento de peso.28
Cómo aliviar el dolor de forma natural
Como lo demuestra el estudio presentado, el microbioma intestinal desempeña un rol importante en el proceso inflamatorio, que podría contribuir al dolor e incomodidad. Cuidar el intestino por medio de intervenciones alimenticias adecuadas para reducir la inflamación y apoyar al microbioma puede ayudar a aliviar el dolor de forma natural.
Considere las estrategias que aparecen en mi artículo anterior, "¿Cómo desarrollar un intestino renovado para el Año Nuevo?". La OA puede ser controlada con suplementos naturales y lograr un intestino saludable antes de recurrir a opciones farmacéuticas que podrían hacer mucho más perjuicio que beneficio a largo plazo.
Además de abordar su salud intestinal —que es más una estrategia a largo plazo— también puede ayudar a controlar el dolor relacionado con la OA con las siguientes opciones:
Astaxantina — Es uno de los antioxidantes liposolubles más efectivos conocidos, y cuenta con propiedades antiinflamatorias muy potentes. Por lo general, se requieren dosis más altas y podría necesitar 8 miligramos (mg) o más por día para lograr este beneficio. |
Árnica — Este remedio homeopático popular se utiliza para controlar el dolor. Está disponible por vía oral y tópica, pero hay precauciones importantes que deben considerarse antes de utilizarlo, que son analizadas en mi artículo anterior, "Árnica: esta poderosa hierba promueve varios tipos de sanación". |
Boswellia — También conocida como boswellina o "incienso indio", esta hierba contiene poderosas propiedades antiinflamatorias, ha sido apreciada durante miles de años y logrado buenos resultados en estudios.29,30,31 |
Bromelina — Esta enzima se encuentra en las piñas y es un antiinflamatorio natural que puede tomarse como suplemento, pero también puede obtenerse en cantidades suficientes en esta fruta, por lo que podría ser beneficioso consumirla fresca.32,33 Se encuentra disponible como suplemento oral o en crema. |
Crema de cayena — Esta crema, también llamada capsaicina, se deriva de chiles picosos secos. Alivia el dolor ya que disminuye el suministro de la sustancia P, un componente químico de las células nerviosas que transmite señales de dolor al cerebro. |
Curcumina — La curcumina es el compuesto terapéutico principal identificado en la especia cúrcuma. En un estudio sobre pacientes con osteoartritis, las personas que incluyeron tan solo 200 mg de curcumina al día en su plan de tratamiento manifestaron menos dolor y exhibieron mayor capacidad de movilidad.34
De hecho, en más de 50 estudios clínicos se ha demostrado que la curcumina tiene una potente actividad antiinflamatoria, además de demostrar en cuatro estudios su capacidad para disminuir los efectos adversos relacionados con el Tylenol. |
Alimentación — Los alimentos que consume son esenciales para disminuir la inflamación que puede provocar dolor y enfermedades. La alimentación podría prevenir o desencadenar una inflamación, por lo que, mientras incluye algunos alimentos en su alimentación diaria, deberá eliminar otros.
A menudo, los alimentos procesados contienen soya, azúcar, jarabe de maíz de alta fructosa y grasas trans que desencadenan la inflamación.
Los alimentos cocinados a altas temperaturas, especialmente con aceite vegetal, pueden promover la inflamación, al igual que el azúcar, granos y alimentos altos en lectina. Le sugiero firmemente evitar estos alimentos para reducir la inflamación. |
Técnicas de Libertad Emocional (EFT) — El método EFT es una herramienta terapéutica no invasiva que puede ayudar a disminuir las consecuencias del dolor en la salud emocional. Debido a que el estrés también puede incrementar la inflamación y percepción del dolor, la EFT podría ayudarle a controlar el dolor sin recurrir a una intervención farmacéutica a lo largo del día. |
Jengibre — Esta hierba es antiinflamatoria, puede proporcionar alivio para el dolor y cuenta con propiedades para asentar el estómago. El jengibre fresco tiene buena efectividad cuando es infusionado en agua hirviendo, como té o rallado en jugo de vegetales. |