La pandemia de COVID-19 se enfocó en un objetivo singular (el SARS-CoV-2), y cómo neutralizarlo a través de una vacuna. Pero el problema de las enfermedades virales es mucho más grande que un virus o una pandemia. Los seres humanos y los virus coexisten. La verdad es que diario estará expuesto a uno o más de ellos, pero no todas las personas se enfermarán.
Lo que determina cómo le va cuando se expone a un virus determinado es una combinación compleja de factores genéticos y factores estresantes tóxicos que deterioran su sistema inmunológico. Esas "exposiciones a factores estresantes tóxicos", que pueden ser químicos, físicos, biológicos o psicológicos, afectan la capacidad de su sistema inmunológico para combatir los virus1 y merecen un mayor reconocimiento en la lucha contra el COVID-19 y las futuras pandemias.
Como señaló un equipo de investigadores en la revista Food and Chemical Toxicology, el papel de la exposición a sustancias tóxicas no se reporta en la pandemia de COVID-19:2
“La enfermedad del coronavirus 2019 (COVID-19) y las pandemias anteriores se han considerado como problemas de virología y casi todos los problemas de toxicología se han ignorado.
Esta perspectiva no está respaldada por la evolución del COVID-19, donde el impacto de las exposiciones en la vida real a múltiples factores estresantes tóxicos que deterioran el sistema inmunológico es seguido por el virus SARS-CoV-2 que se aprovecha de que el sistema inmunológico está débil y causa varios problemas que terminan en COVID-19".
Los virus no desaparecerán
La idea de vacunarnos para salir de una enfermedad viral ignora el hecho de que los virus están a nuestro alrededor y es imposible desarrollar una vacuna para cada virus peligroso. Hoy en día se sabe que existen alrededor de 263 virus de 25 familias virales que infectan a los seres humanos.3 Pero esto es solo el comienzo. Se han identificado más de 1 100 virus en animales y seres humanos, pero esto ni siquiera nos brinda una idea completa de cuántos virus circulan a nuestro alrededor.
El Proyecto Global Virome reveló que existen alrededor de 1.67 millones de especies virales que aún no se han descubierto en mamíferos y aves, y cerca de 827 000 tienen potencial zoonótico, lo que significa que pueden transmitirse de animales a humanos.4 Cabe señalar que no todos los virus son malos.
Algunos podrían ofrecer efectos beneficiosos, como ayudar a regular la microbiota intestinal y proteger contra enfermedades no infecciosas. Además, la exposición a los virus es un mal necesario, ya que gracias a eso prepara, mantiene y fortalece su respuesta inmunológica:5
“El viroma de los mamíferos incluye diversos virus comensales y patógenos que provocan varias respuestas inmunológicas. Un subconjunto del viroma (en particular, los virus zoonóticos que parecen ser patógenos en humanos) desafía de forma continua al sistema inmunológico.
Este proceso parece ser un arma de doble filo. Los sistemas inmunológicos saludables responden de manera óptima a los desafíos virales y se fortalecen de los desafíos continuos, ya que ofrecen una protección adicional contra otros desafíos virales".
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Afecciones crónicas relacionadas con la gravedad y la muerte por el COVID-19
De acuerdo con los datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, solo el 5 % de las muertes por COVID-19 incluyen solo COVID-19 en el certificado de defunción.6 El otro 95 % tiene otras comorbilidades y afecciones subyacentes que contribuyeron a la muerte, como enfermedades cardíacas, presión arterial alta, obesidad, cáncer o diabetes. Muchas de estas afecciones que aumentan el riesgo de padecer complicaciones de COVID-19 y llegar hasta la muerte ocurren debido a exposiciones tóxicas, como una mala alimentación, sustancias químicas ambientales, inactividad y estrés.
“En resumen, la exposición constante y generalizada a factores estresantes tóxicos junto con factores genéticos, es lo que nos hace desarrollar enfermedades que deterioran nuestro sistema inmunológico y nos hacen susceptibles a una infección grave por COVID-19”, reportó Alliance for Natural Health. Como señalaron los investigadores, esto incluye factores como:7
- Estilo de vida: incluyendo inactividad física, tabaquismo, consumo de alcohol en exceso, mala alimentación, consumo de alimentos ultraprocesados, granos refinados y falta de sueño.
- Productos farmacéuticos y otras causas iatrogénicas: el 54 % de los adultos de 65 años o más, toma cuatro o más medicamentos.8,9 Los inmunosupresores, medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (AINE), paracetamol, estrés quirúrgico, anestesia, antidepresivos, antibióticos, productos de nanomedicina, vacunas con adyuvantes y la radioterapia ionizante pueden deteriorar el sistema inmunológico.
- Biotoxinas y biomateriales: estos se refieren al moho, incluyendo las aflatoxinas, así como a los virus y las bacterias.
- Exposiciones ocupacionales y ambientales: este tipo de exposición puede incluir químicos disruptores endocrinos, microplásticos, metales pesados, pesticidas, contaminación del aire, radiación, teléfonos celulares y Wi-Fi, metales pesados, PFAS, partículas finas, subproductos de desinfección y más.
- Factores psicosociales y socioeconómicos: los problemas también pueden contribuir a la mala salud, desde la depresión hasta el estrés crónico, aislamiento social, acontecimientos vitales estresantes y la adversidad infantil.
Por ejemplo, investigadores de la Universidad Alma Mater Studiorum de Bolonia en Italia analizaron a 482 pacientes con COVID-19 que estuvieron hospitalizados entre el 1 de marzo de 2020 y el 20 de abril de 2020 y concluyeron que,10 “la obesidad es un factor de riesgo muy fuerte e independiente para la insuficiencia respiratoria, la admisión en la UCI y la muerte por COVID-19”, escribieron, y el grado de riesgo se relacionó con el nivel de obesidad.
Los pacientes con obesidad leve tienen un riesgo 2.5 veces mayor de sufrir insuficiencia respiratoria y 5 veces mayor de ingresar a una UCI en comparación con los pacientes sin obesidad. Los que tenían un IMC de 35 o más (obesidad moderada o severa) también tenían una probabilidad 12 veces más elevada de morir por COVID-19.11
Además, al igual que con muchas infecciones virales, el COVID-19 parece tener un componente nutricional, por el cual podría reducir el riesgo de resultados graves a través del uso terapéutico de vitaminas y minerales, pero las deficiencias de nutrientes aún se ignoran como factores oficiales de riesgo para el COVID-19. Los pacientes con COVID-19 que recibieron una combinación de vitamina D, magnesio y vitamina B12, por ejemplo, fueron menos propensos a requerir oxigenoterapia o cuidados en la UCI en comparación con los pacientes que no lo hicieron.12
Centrarse solo en la virología hace que la toxicología pierda la importancia
La respuesta a la pandemia de COVID-19 se ha centrado en medidas de emergencia a corto plazo como cuarentenas, confinamientos y vacunas, que no hacen nada para abordar las perspectivas a largo plazo y ayudar a los humanos a combatir las enfermedades virales y patógenas. Sin embargo, existen estrategias que se enfocan en estimular el sistema inmunológico, ademas de ser económicas, fáciles de seguir y podrían salvar vidas ahora y en las futuras pandemias:13
“Existen conceptos erróneos sobre el papel que desempeñó el SARS-CoV-2 en el COVID-19, en especial la gravedad del COVID-19 en grupos demográficos seleccionados. Estos conceptos erróneos dan como resultado tratamientos centrados en la virología sin ninguna consideración de toxicología: contener/reducir la exposición al SARS-CoV-2/cargas virales en lugar de fortalecer el sistema inmunológico.
Estas acciones basadas en la virología no abordan los problemas subyacentes en la toxicología que se deben abordar de forma correcta para disminuir la vulnerabilidad humana a las enfermedades infecciosas, incluyendo el COVID-19”.
Las enfermedades infecciosas como el COVID-19, SARS e influenza tienen mucho en común, incluyendo que solo una pequeña fracción de las personas que están expuestas desarrollan síntomas y, de ellas, un porcentaje aún menor muere a causa de la infección, a menudo debido a neumonía o síndrome de dificultad respiratoria aguda.14
Las personas más propensas a morir a causa de estas enfermedades infecciosas incluyen a los adultos mayores con afecciones subyacentes. Tener una comorbilidad como enfermedad cardíaca, enfermedad respiratoria crónica, cáncer, obesidad o diabetes es un indicador más confiable de problemas de inmunidad que incluso la edad cronológica entre los adultos mayores, explicaron los investigadores de toxicología alimentaria y química.
Las exposiciones a factores estresantes tóxicos contribuyen a estas afecciones subyacentes y también al estrés metabólico, pero con las afecciones crónicas, a menudo se produce una mayor inflamación inicial, lo que aumenta el riesgo de morir cuando se expone a un virus como el SARS-CoV-2. Todos estos factores se suman a una mayor vulnerabilidad a las enfermedades infecciosas, vulnerabilidad que tal vez se podría prevenir:15
“Las consecuencias más graves del COVID-19 y la influenza provienen de un sistema inmunológico débil/disfuncional y de que el virus se beneficia de las malas condiciones del sistema inmunológico. En el caso de un sistema inmunológico saludable, el virus no podría superar las defensas y se neutralizaría".
Se deberían poner en cuarentena los factores estresantes tóxicos
El estudio utilizó un escenario hipotético en el que se necesitaría la exposición a cuatro elementos peligrosos durante la pandemia de COVID-19 para provocar una neumonía mortal. Estos podrían ser pesticidas, mala alimentación, radiación inalámbrica y SARS-CoV-2. “Supongamos que cualquier combinación de tres de los cuatro elementos peligrosos no sería suficiente para provocar neumonía y no produciría síntomas”, anotaron.16
Sin embargo, los funcionarios de salud pública se enfocaron en un solo peligro potencial (el SARS-CoV-2) e ignoraron los otros factores estresantes tóxicos que, en conjunto, tienen una presencia e impacto mucho mayor en la salud pública. “El concepto clave aquí es que la combinación de virus y factores estresantes tóxicos determina el resultado final de salud, no necesariamente uno de los componentes de forma aislada”, dijeron.17
La razón por la que el SARS-CoV-2 se señaló como el único factor de estresante tóxico tiene que ver con razones políticas y financieras y no científicas, ya que protegen a las principales partes interesadas en la producción y el consumo, como la industria farmacéutica, la industria alimenticia y la industria biotecnológica.
Asimismo, aislarse de las toxinas que mencionamos antes (alimentos ultraprocesados, productos químicos ambientales, radiación inalámbrica y mucho más) sería un método mucho más efectivo que la cuarentena de un virus:18
“Asignar la responsabilidad de la pandemia a la madre naturaleza en lugar de a quienes sentaron las bases de la pandemia garantiza que estas prácticas nocivas y sus pandemias relacionadas (incluyendo las muertes anuales de los grupos demográficos más vulnerables relacionadas con las llamadas epidemias/pandemias de influenza) continúen sin cesar.
¿Por qué no ponen en cuarentena a ninguno de los componentes relacionados con los virus tóxicos? ¿Por qué no se pone en cuarentena el tabaquismo, contaminación del aire, exceso de alcohol, radiación inalámbrica, agroquímicos o los químicos industriales?
No hacen falta más pruebas del vínculo que tienen los contaminantes ambientales y las enfermedades relacionadas con el sistema inmunológico".
En lugar de esperar un consejo "oficial" con sentido común, enfóquese en realizar cambios positivos en su vida que refuercen su respuesta inmunológica. Cuanto más evite exposiciones tóxicas como alimentos no saludables, productos químicos, productos farmacéuticos innecesarios, aislamiento social, inactividad y pesticidas, mejor funcionará su sistema inmunológico y más saludable estará en caso de cualquier exposición viral que pueda surgir en su camino.
Para prevenir una futura pandemia, los investigadores creen, y estoy totalmente de acuerdo, que los enfoques con base en la toxicología deben tener prioridad en lugar de los enfoques con base en virología. Ellos agregaron:19
“Debido a que los tratamientos actuales de COVID-19 ignoran el componente de toxicología casi por completo, solo se pueden esperar pocos beneficios de estos tratamientos, una cuarentena más efectiva (para la pandemia actual y contra las pandemias futuras) sería poner en cuarentena los factores tóxicos del virus que causan esta conexión (por ejemplo, pesticidas, PFOS, PCB, agentes nerviosos, radiación inalámbrica, etc.).
Si tal estrategia se hubiera seguido de manera consistente en el pasado, podría haber prevenido y minimizado la incidencia y el resultado del COVID-19”.