Las dosis de refuerzo de la vacuna antiCOVID se promueven como la solución de la pandemia porque elevan los niveles de anticuerpos.1 Por ejemplo, en diciembre de 2021 Moderna informó que la dosis de refuerzo de su vacuna antiCOVID incrementó 37 veces los niveles de anticuerpos y cuando se administró una dosis completa, que es la misma cantidad que se utilizaron en las dosis iniciales, los niveles de anticuerpos incrementaron hasta 83 veces.2
Pfizer y BioNTech también anunciaron que sus vacunas de refuerzo incrementan los niveles de anticuerpos, pero ¿para qué? Las vacunas le indican a su cuerpo que debe comenzar a producir anticuerpos, y eso es lo que sucede cada vez que se aplica una dosis de refuerzo, y mantener niveles elevados de anticuerpo durante un tiempo prolongado pone su salud en grave riesgo.
Pero mantener niveles elevados de anticuerpos de manera prolongada puede deteriorar su salud y acelerar el desarrollo de enfermedades autoinmunes como el Parkinson, la enfermedad de Kawasaki y la esclerosis múltiple, dijo Marc Giradot, un líder en tecnología y analista del COVID, que insiste en que detengan la aplicación de dosis de refuerzo antes de que sea demasiado tarde.3
Las dosis de refuerzo podrían representar una grave amenaza para su salud
Los alpinistas están familiarizados con el término "zona de la muerte", que describe la parte superior de las montañas más altas del mundo, áreas con tal altitud que es muy difícil respirar, donde los humanos solo pueden sobrevivir durante unas horas. “Ese mismo principio se aplica a nuestro sistema inmunológico”, explicó Girardot, al referirse a la fuerte respuesta que lanza nuestro cuerpo en respuesta a una infección.
La respuesta incluye fiebre alta para dañar los viriones, mayores niveles de células T y una mayor producción de anticuerpos para eliminar los "desechos virales" del cuerpo, pero esta respuesta está diseñada para ser temporal, una vez que se neutraliza la amenaza, su cuerpo reduce su respuesta inmunológica. De acuerdo con Girardot:4
“Una vez que la infección desaparece, se quedan unos cuantos centinelas en la mucosidad para mantener bajo control el resto de la epidemia, se colocan algunos centinelas itinerantes con memoria inmunológica y todo lo demás vuelve a la normalidad. A esto se le conoce como homeostasis. La fiebre desaparece. Las células T se autodestruyen con rapidez. Y los anticuerpos disminuyen poco a poco”.
Este es el proceso natural, ya que la fiebre crónica y la producción prolongada de anticuerpos pueden mantener su cuerpo en estado de riesgo. Al igual que el estrés crónico, mantener su cuerpo en un estado prolongado de "modo de lucha o huida", así como mantener niveles elevados de anticuerpos de manera permanente, incrementa el riesgo de enfermedades. Girardot da tres razones:5
“1. La fiebre crónica termina por destruir todas las células sanas, así que en lugar de protegerlo se convierte en una amenaza.
2. Mantener niveles elevados de células T también es peligroso porque pueden comenzar a atacar a las células sanas (como suele ocurrir con los tratamientos para inhibir el punto de control inmunitario contra el cáncer), lo que sería como tratar de defenderse con una granada en la mano, pero sin pasador.
3. Por último, mantener niveles elevados de anticuerpos también es muy peligroso. Ya que al no tener a donde ir, podrían unirse de manera pasiva a los receptores de las células sanas y causar una serie de enfermedades autoinmunes. Así que por donde lo vea, existe una amenaza".
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Un bajo nivel de anticuerpos no significa bajo nivel de inmunidad
No olvide que su sistema inmunológico está diseñado para funcionar en respuesta a la exposición a un agente infeccioso. Su sistema inmunológico adaptativo produce los anticuerpos que se utilizan para combatir los patógenos a los que se expone su cuerpo.6 Durante una infección, la fiebre y los niveles elevados de células T que producen los anticuerpos, se normalizan poco a poco.
Pero no debe confundir los niveles de anticuerpos con los niveles de inmunidad. Los primeros datos sobre el SARS-CoV-2 también descubrieron que los títulos de anticuerpos disminuyeron muy rápido en los primeros meses después de recuperarse del COVID-19, lo que llevó a algunas personas a especular de manera errónea que la inmunidad protectora contra el SARS-CoV-2 también podría ser de corta duración.7
De acuerdo con el autor principal del estudio, Ali Ellebedy, Ph.D., profesor de patología e inmunología en la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington en St. Louis, “es normal que los niveles de anticuerpos bajen después de una infección aguda, pero no desaparecen, sino que se estabilizan".8
También se descubrió un patrón bifásico de concentraciones de anticuerpos contra el SARS-CoV-2,9 en el que encontraron altas concentraciones de anticuerpos en la respuesta inmunológica aguda que se produjo durante la infección inicial. Como era de esperar, los anticuerpos disminuyeron tras los primeros meses de la infección y luego se estabilizaron hasta casi el 10 % al 20 % de la concentración máxima detectada.
Cuando ocurre una nueva infección, los plasmablastos producen anticuerpos, pero al eliminar el virus, las células B de memoria más duradera se mueven para monitorear la sangre en busca de signos de reinfección.10 Los huesos también tienen células plasmáticas de la médula ósea (BMPC por sus siglas en inglés) y actúan como "fuentes constantes y esenciales de anticuerpos protectores".11
De acuerdo con Ellebedy, "una célula plasmática es nuestra biografía, en términos de los patógenos a los que hemos estado expuestos",12 y es en estas BMPC de larga duración donde se encuentra la inmunidad al SARS-CoV-2.
Entre las personas que se recuperaron del COVID-19, la mayoría de los participantes tenían BMPC que secretaban anticuerpos específicos para la proteína spike codificada por el SARS-CoV-2, tanto a los siete como a los 11 meses de la infección.13 Esto demuestra inmunidad de larga duración,14 incluso si los niveles de anticuerpos contra la proteína spike (S) anti-SARS-CoV-2 disminuyen muy rápido en los primeros cuatro meses de la infección.
Es peligroso mantener niveles elevados de anticuerpos
Al parecer, las dosis de refuerzo de la vacuna antiCOVID formarán parte de un ciclo interminable que se administrara varias veces al año. Después de las dos primeras dosis de la vacuna inicial y una tercera dosis de refuerzo en proceso, ya se habla de aplicar un cuarto refuerzo, como lo dijo Stéphane Bancel, CEO de Moderna, "es probable que la efectividad del tercer refuerzo disminuya después de algunos meses, por lo que se requerirá de otra dosis de refuerzo.15
“Muchos políticos y fabricantes de vacunas propusieron aplicar dosis de refuerzo cada 3 o 4 meses, como si la disminución de anticuerpos fuera un signo de pérdida de inmunidad”, dijo Girardot. “Pero la realidad es que solo utilizan los niveles de anticuerpos como excusa. Es su cortina de humo para ocultar el fracaso y la poca efectividad de estas vacunas intramusculares”.16
La verdad es que mantener niveles elevados de anticuerpos durante mucho tiempo daña la salud. Por ejemplo, se sabe que hay enfermedades autoinmunes que se relacionan con los niveles elevados de anticuerpos.17 La autoinmunidad inducida por vacunas es un fenómeno bien conocido y se cree que el mimetismo molecular está detrás de todo esto.18
Ocurre cuando el sistema inmunológico se confunde por las similitudes entre los diferentes antígenos.19 Ya que suele haber grandes similitudes entre los compuestos de la vacuna y las proteínas humanas, lo que puede provocar reactividad inmunológica cruzada. De acuerdo con los investigadores en Cellular & Molecular Immunology, cuando esto ocurre, "la reacción del sistema inmunológico a los antígenos patógenos también puede dañar las proteínas humanas similares, lo que causa una enfermedad autoinmune".20
Al referirse a las vacunas antiCOVID, los investigadores escribieron en el Journal of Autoimmunity: "de hecho, los anticuerpos contra la proteína spike S1 del SARS-CoV-2 también tenían una gran afinidad contra algunas proteínas del tejido humano". Cuando el ARNm de la vacuna codifica la misma proteína viral, puede causar enfermedades autoinmunes en pacientes predispuestos”.21
Los reportes de casos clínicos sugieren que las vacunas antiCOVID pueden causar hepatitis autoinmune,22 y a Girardot le preocupa que las dosis de refuerzo solo empeoren esta situación, por lo que dijo:23
“En el caso de una infección, el riesgo es muy mínimo, ya que la mayor parte de los anticuerpos terminan por unirse al material viral que circula en grandes cantidades. Pero en el caso de las dosis repetidas, es muy diferente.
Después de la segunda dosis, es probable que se produzcan pocas proteínas spike, ya que las células T combaten su capacidad de producirse. Por lo tanto, para la mayoría de las personas, al producir tantos anticuerpos, muchos se quedarán inactivos y circulando sin rumbo, lo que incrementa de forma exponencial (tiempo x cantidad) el riesgo de una unión accidental, lo que tiene consecuencias catastróficas”.
El mejor tipo de inmunidad es la que produce la infección natural
Obligar al cuerpo a producir anticuerpos específicos para una proteína spike no se puede comparar con la protección que proporciona la inmunidad natural, que se produce después de recuperarse de la enfermedad. Al hablar con el periodista Daniel Horowitz, el patólogo Dr. Ryan Cole explicó que la inmunidad natural produce un tipo de inmunidad que no tienen nada que ver con el tipo de inmunidad que produce la vacuna:24
"Una infección natural induce cientos y cientos de anticuerpos contra todas las proteínas del virus, incluyendo la envoltura, membrana, nucleocápside y spike. Docenas y docenas de estos anticuerpos neutralizan el virus cuando se encuentran de nuevo.
Además, debido a la exposición del sistema inmunológico a estas proteínas (epítomas), nuestras células T también organizan una memoria sólida. Nuestras células T son las "defensas" del sistema inmunológico y la primera línea de defensa contra los patógenos. La memoria de las células T para las personas infectadas con SARSCOV1 es de 17 años y aun funciona".
Esto podría explicar por qué un estudio observacional retrospectivo que se publicó el 25 de agosto de 2021 reveló que la inmunidad natural es superior a la que pueden brindar las vacunas antiCOVID-19 y los investigadores lo afirmaron: "este estudio demostró que la inmunidad natural ofrece una protección más duradera y fuerte contra la infección, la enfermedad sintomática y la hospitalización a causa de la variante Delta del SARS-CoV-2, en comparación con la inmunidad inducida por la vacuna BNT162b2 de dos dosis".25
Las compañías farmacéuticas y las autoridades de salud ya planean aplicar dosis de refuerzo de manera continua, incluyendo una combinación de vacunas, por ejemplo, una vacuna antiCOVID, una vacuna contra la influenza y una vacuna contra el virus sincitial respiratorio (VSR), todas en una sola, que se lanzará en 2023, para evitar "cuestiones de cumplimiento".26
En la actualidad, se están seleccionando casi dos docenas de patógenos para desarrollar vacunas nuevas,27,28 y es probable que impongan medidas que incluyan vacunas y refuerzos. Aunque lo que está por verse si su sistema inmunológico y su salud en general lograrán soportarlo. Girardot cree que no:29
“Lo que me gustaría dejar claro es que me parece una locura tatar de aplicarle estos productos a toda una población cada 3 o 4 meses. Es un crimen. Sinceramente, creo que esta estrategia (las dosis de refuerzo) solo tendrá un resultado: enfermedades y muerte.
La 'zona de la muerte' también aplica para las vacunas, así que tenemos que hacer algo y pronto, debemos detener la vacunación de inmediato, detener las dosis de refuerzo que solo incrementan los niveles de anticuerpos sin ningún sentido; y comenzar a confiar más en nuestro sistema inmunológico”.