Por Hannah Bewsey
Organic Consumers Association
Los consumidores están en pie de guerra porque la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos está a punto de aprobar el primer pez transgénico o genéticamente modificado – apodado el “pez Frankestein”. Pero lo que muchos consumidores no se están dando cuenta es que la mayoría de los peces no-transgénicos, especialmente de cría intensiva, que encontramos en los supermercados son igualmente perjudiciales para la salud. También es dañino para el ambiente e insostenible económicamente.
Eso no significa que todo el pez silvestre atrapado es seguro o sustentable. Casi un tercio de las pescaderías del mundo están colapsando, porque son “incapaces de regenerar sus poblaciones lo suficientemente rápido para mantener el paso con el nivel al que están siendo atrapados o matados,” de acuerdo con una investigación, realizada por el Instituto Rodale, con el apoyo del actor Ted Danson. Para ayudar a los consumidores a navegar las aguas del pez salvaje, el Instituto Rodale recomienda a los consumidores seguir la guía del Acuario Monterrey Bay “Vigilancia de Comida Marina” (también disponible como aplicación descargable en Smartphone).
Pero el salmón transgénico, si es aprobado, será un pez de cría – y los consumidores deberían ser conscientes de que el pez de cría en general debería ser evitado, aunque existen algunas distinciones entre el mercado de pez de cría.
El Pez de Cría No Es Nuevo
La cría de pez, en jaulas y redes, sumergido en agua salada o dulce, data tan lejos como a la antigua China. Hoy, una demanda creciente por proteínas magras y ácidos grasos Omega-3 contenidos en el pescado ha ayudado a hacer de la “acuicultura” la industria animal que crece más rápidamente. Justo el año pasado, el pez de cría produjo más de la mitad del consumo de pescado global, y hasta sobrepasó la producción de carne de res. El número de peces salvajes atrapados, mientras tanto, ha decrecido en años recientes – en muchos casos debido a la sobrepesca.
Los entusiastas de la acuicultura citan su alta eficiencia en producción de proteína, la reducción de cargas en las reservas naturales con sobre-pesca y una sustentabilidad económica y ambiental.
Pero la práctica de cría intensiva de pescado no es tan eficiente como sus entusiastas declaran. He aquí unos hechos importantes a considerar antes de comprar pescado de cría intensiva.
Los Pescados de Cría Intensiva Son Peces Estresados
Contrario a la sabiduría popular, los peces dorados son infelices en peceras. Simplemente necesitan más espacio para crecer y florecer. Lo mismo es verdad con los peces criados para consumo humano. Desafortunadamente, las granjas que usan el sistema de cajas tienden a mantener a los peces en densidades muy altas. El resultado es un pez estresado que es más susceptible a daños y enfermedades.
Para refrenar la enfermedad y prevenir que toda la reserva se infecte, el pez de cría intensiva puede ser alimentado con antibióticos y químicos que se mantienen en su organismo hasta que llegan a nuestras mesas. Mientras los Estados Unidos regulan ciertos antibióticos y pesticidas, muchos químicos comunes no son controlados. El pescado importado, en particular, es sospechoso: los Estados Unidos inspeccionan sólo un 2 por ciento de todos los alimentos de mar para encontrar residuos de medicamentos.
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Los Peces de Cría Intensiva Son Maestros del Escape
Sin importar qué tan seguro sea su recinto, cualquier lugar de cría intensiva está destinado a tener escapistas. Si bien los peces se pueden contar entre los afortunados, su escape no es tan afortunado para los ecosistemas locales. Los peces que se escapan, generalmente más grandes que sus contrapartes silvestres, pueden triunfar en la competencia por reservas locales de alimento y recursos. Si se reproducen con especies salvajes, las diferencias genéticas en los peces de cría intensiva pueden llevar a descendientes menos aptos, aunque disminuyen aún más la reserva silvestre. Aún peor, los peces que escapan y están enfermos pueden infectar a las poblaciones silvestres: Un estudio del 2008 mostró que hasta los niveles bajos de piojos marinos en los peces de cría intensiva pueden causar reducciones en las poblaciones de peces silvestres locales.
El Mundo de Peces ‘Caníbales’
Mientras algunos peces de cría intensiva están satisfechos con comer hojas verdes, las especies populares como el salmón y el atún son carnívoros, lo que significa que son alimentados con productos de pescado derivados de especies pequeñas como anchoas o arenques. Desde dos a cinco libras de pescado silvestre pueden ser requeridas para producir una sola libra de pescado de cría intensiva. Estos números, por supuesto, retan de forma significativa la aseveración de sustentabilidad de muchos defensores de la cría intensiva de peces.
Aún en el caso donde los peces son alimentados con soya u otros productos animales, no hay forma de que los consumidores sepan qué hay en los pescados de cría intensiva que están comprando. ¿Debe abstenerse de todo pez de cría intensiva alguien que se ha propuesto abstenerse de transgénicos, dada la probabilidad de que haya sido criado con comida de soya transgénica?
El Pez Crea Desperdicios
Aparte de los residuos de antibióticos, pesticidas o alimentos que se filtran de los recintos de cría intensiva de peces, los productos de desecho naturales de los peces en cantidades concentradas pueden impactar de forma negativa a los ecosistemas locales. Los estudios muestran que los niveles de carbono, nitrógeno y fosfato son elevados cerca de las regiones de cría marina, y se acumulan en el sedimento del océano. Este desperdicio, rico en nutrientes puede llevar al crecimiento de algas y desoxigenación de agua, lo suficiente para vaciar de vida marina local en los alrededores, negando aún más el mito de sustentabilidad.
Las Granjas de Cría Intensiva de Peces Compiten con los Pescadores Locales
A medida que crece la industria de la acuicultura, el pez de cría intensiva se vuelve tanto más barato como más prevalente. Naturalmente, el pescado más barato viene de regiones sujetas a menos regulaciones – una de las razones por las que el pez de cría intensiva local es tal vez un mal menor que las reservas importadas. Para los pescadores que generalmente atrapan estas especies, sin embargo, todas las granjas de cría intensiva son competencia.
El hecho de que las granjas de cría intensiva emplean a trabajadores locales no es un beneficio necesariamente, ya que la mayor parte de su crecimiento ocurre fuera de los Estados Unidos. Alrededor de un 62 por ciento de todo el pez de cría intensiva, por ejemplo, viene de China. Aún más, la mayoría de las granjas de cría intensiva están dirigidas por compañías grandes con un interés establecido en mantener los costos de producción bajos.
Los pescadores, en cambio, tienen muy poca autoridad sobre las condiciones de vida de sus botines. Cuando compre pescado atrapado en la naturaleza, las probabilidades son que sepa su origen y esté contribuyendo a la economía local.
No Todas las Granjas de Cría Intensiva Son Creadas de la Misma Forma
Desde granjas de salmón canadienses hasta granjas de carpas chinas, hay tanta diversidad en el tipo de granja como en la especie de pescado que produce. La cría intensiva de peces es un negocio como ningún otro, y depende de los productores individuales para regular sus propias operaciones. Por ejemplo, el factor primario en el contenido de ácidos grasos sanos del pez criado en granja es su dieta. También es un factor controlado directamente por criadores individuales.
Las granjas locales de menor escala, cuales crían una cantidad y variedad más pequeña de peces exclusivamente de la región, pueden tener un impacto más pequeño en los ecosistemas cercanos. También pueden tener un sistema para reciclar productos de desecho. Plantas o conchas marinas que ayuden a filtrar los nutrientes son cada vez más importante.
En definitiva, el pez silvestre provee con una comida sana con muchas menos preguntas.
Hanna Bewsey es una investigadora/escritora para la Asociación de Consumidores Orgánicos.
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