Científicos Encuentran un Vínculo Directo Entre el Cerebro y Sistema Inmunológico

Sistema Inmune

Historia en Breve

  • Investigadores descubren una relación directa entre el cerebro y el sistema inmunológico, a través de los vasos linfáticos que no se sabía que existían
  • Los vasos podrían desempeñar un papel sumamente importante en las enfermedades neurológicas que tienen un componente inmunológico
  • Se está volviendo cada vez más claro que su cerebro, su sistema inmunológico y sus microbios intestinales está estrechamente relacionados

Por el Dr. Mercola

Un nuevo descubrimiento por parte del equipo de investigadores de la Universidad de Virginia (UVA) “podría requerir de una nueva evaluación de los supuestos básicos en neuroinmunología” (un campo involucrado en el estudio del sistema nervioso y el sistema inmunológico).1

Se encontró una relación directa entre el cerebro y el sistema inmunológico, a través de los vasos linfáticos que no se sabía que existía. Al igual que los vasos sanguíneos, que llevan la sangre a través de todo su cuerpo, los vasos linfáticos llevan células inmunológicas por todo su cuerpo.

Sin embargo, durante mucho tiempo se creyó que esos vasos se detenían antes de llegar al cerebro. El nuevo descubrimiento, detectó que los vasos linfáticos llegaban hasta el cráneo de los ratones, esto podría abrir nuevos caminos para entender el autismo, esclerosis múltiple, Alzheimer y muchas otras enfermedades.

Se está volviendo cada vez más claro que su cerebro, su sistema inmunológico y sus microbios intestinales están estrechamente relacionados. El autismo, por ejemplo, está relacionado con problemas gastrointestinales y una reacción excesiva en el sistema inmunológico. Como lo reportó io9:2

“Por otra parte, las enfermedades neurológicas como la esclerosis múltiple y el Alzheimer durante mucho tiempo han sido relacionadas con cambios en la función del sistema inmunológico y las enfermedades autoinmunes del intestino como la enfermedad de Crohns, se correlacionan con las enfermedades psiquiátricas.”

No estaba claro cómo sucedían estas conexiones, pero ya se ha descubierto la relación entre el intestino y el cerebro y una vía de su sistema inmunológico a su cerebro.

“Tendrán Que Hacer Cambios en los Libros de Texto”

Esta fue la reacción de Kevin Lee, PhD, presidente del Departamento de Neurociencias de la UVA, cuando escuchó sobre este descubrimiento3 Los vasos linfáticos se detectaron en las meninges, las membranas protectoras que cubren el cerebro y encontraron que se encuentran muy cerca de los vasos sanguíneos.

El principal autor del estudio, Jonathan Kipnis, un profesor del Departamento de Neurociencias de la UVA y director del Centro de Inmunología Cerebral en la UVA, resaltó la importancia de este descubrimiento:4

“Creemos que para cada enfermedad neurológica que tienen un componente inmunológico, estos vasos podrían desempeñar un papel principal. Difícil de imaginar que estos vasos no estuvieran involucrados en las enfermedades (neurológicas) con un componente inmunológico…

En el Alzheimer, (por ejemplo), hay acumulaciones de grandes pedazos de proteína en el cerebro. Creemos que podría ser acumulativo en el cerebro porque no están siendo eliminados de forma eficiente por estos vasos.”

Tiene sentido. ¿Por qué su cerebro tendría un conducto directo hacia su sistema inmunológico después de todo? Y ha habido pistas en el camino. Alguna vez el cerebro fue considerado ser libre de toda vigilancia inmune normal, que se creía era algo necesario, para empezar, porque la hinchazón (una respuesta inmunológica normal) dentro de su cerebro puede ser mortal.

Sin embargo, considerar al cerebro como “privilegiadamente inmune” era algo demasiado simplista. De acuerdo con io9:5

“Estudios han demostrado que el cerebro interactúa directamente con el sistema inmunológico periférico, aunque en forma únicas. Las células inmunológicas, de alguna forma, circulan a través de su cerebro y los antígenos – que normalmente desencadenan una respuesta inmunológica- se drenan del cerebro a los ganglios linfáticos.”

Los recientemente descubiertos, vasos linfáticos en el cerebro, sugieren que hay una conexión íntima y esencial entre el cerebro y el sistema inmunológico que comienza a ser descubierta.

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Los Microbios En Su Intestino También Podrían Tener Influencia en Su Cerebro

Su sistema inmunológico no es el único que tiene una relación directa con su cerebro. Su intestino, que está lleno de vida microbiana, también se comunica con su cerebro, a través de lo que se conoce como “eje intestino-cerebro.”

De hecho, además del cerebro en su cabeza, incrustado en la pared de su intestino se encuentra el sistema nervioso entérico (ENS), que trabaja tanto independientemente como en conjunto con el cerebro en su cabeza.

Esta comunicación entre sus “dos cerebros” va en ambos sentidos y es la vía por la cual los alimentos afectan su estado de ánimo o la razón por la que la ansiedad lo hace sentir malestar estomacal, por ejemplo. Sin embargo, está relación entre intestino-cerebro va más allá de sentirse bien con los alimentos y sentir mariposas en el estómago. De acuerdo con Scientific American:6

“El eje intestino-cerebro parece ser bidireccional – el cerebro actúa en la función gastrointestinal e inmunológica que ayuda a darle forma a la composición microbiana en el intestino y los microbios intestinales hacen compuestos neuroactivos, incluyendo neurotransmisores y metabolitos que también actúan en el cerebro.”

Esto también explica por qué los cambios en sus bacterias intestinales están relacionados con los trastornos cerebrales y más, incluyendo la depresión. Jane Foster, PhD, una profesora asociada de psiquiatría y neurociencias del comportamiento en la Universidad McMaster, describió a Medicine Net las muchas formas en las que los microbios intestinales se comunican con su cerebro:7

“Una es a través del sistema nerviosos entérico, la parte del sistema nervioso que rige el tracto digestivo. Las bacterias intestinales también pueden alterar la forma en la que funciona el sistema inmunológico, lo que puede afectar a su cerebro. Las bacterias intestinales también están involucradas en la digestión y las sustancias que producen cuando descomponen los alimentos pueden afectar a su cerebro.

Y bajo ciertas condiciones, como el estrés o infecciones, las bacterias intestinales que causan enfermedades o los bichos malos, pueden filtrarse a través de la pared intestinal y entrar al torrente sanguíneo, permitiéndoles al igual que a las sustancias químicas que producen a hablar con el cerebro a través de las células en las paredes de los vasos sanguíneos.

Las bacterias también podrían comunicarse directamente con las células en ciertas regiones del cerebro, incluyendo las localizadas cerca de las áreas involucradas en el estrés y el estado de ánimo…”

Alterar Sus Bacterias Intestinales Podría Influir en Su Estado de Ánimo

Un estudio publicado en la revista Gastroenterology involucró a 36 mujeres de entre 18 y 55 años de edad, que fueron divididas en tres grupos:8

  • El grupo de tratamiento comió yogurt que contenía varios probióticos, que se creía tenían un impacto benéfico en la salud intestinal, dos veces al día durante todo un mes
  • Otro grupo consumió un producto “falso” que se veía y sabía igual que el yogurt pero que no contenía probióticos
  • El grupo de control no consumió ningún producto

Antes y después del estudio de cuatro semanas de duración, los participantes fueron sometidos a imágenes por resonancia magnética funcional (fMRI), tanto en estado de reposo y en respuesta a una “tarea de reconocimiento de emociones.”

Para esta última, a las mujeres se les mostraron una serie de imágenes de personas con rostros  molestos o asustados, los cuales tenían que unir con otros rostros que mostraran las mismas emociones.

“Esta tarea, diseñada para medir la participación de las regiones cerebrales afectivas y cognitivas en respuesta a un estímulo visual, fue elegida porque investigaciones previas realizadas en animales habían relacionado los cambios en la flora intestinal con cambios en los comportamientos afectivos,” explicó UCLA.9

Curiosamente, en comparación con los controles, las mujeres que consumieron yogurt con probióticos tuvieron una disminución en la actividad de ambas regiones cerebrales que controlan el procesamiento central de la emoción y sensación:

  • La corteza insular (insula), que desempeña un papel muy importante en funciones típicamente relacionadas con las emociones (incluyendo la percepción, control motor, autoconciencia, funcionamiento cognitivo y experiencias interpesonales) y la regulación de la homeostasis del cuerpo.
  • La corteza somatosensorial, que desempeña un papel en la capacidad de su cuerpo para interpretar una gran variedad de sensaciones

Durante la exploración del cerebro en reposo, el grupo de tratamiento también mostró una mayor conectividad entre una región conocida como “sustancia gris periacueductal” y las áreas de la corteza prefrontal relacionadas con la cognición. En contraste, el grupo de control mostró una mayor conectividad de la sustancias gris periacueductal con las regiones relacionadas con las emociones y las sensaciones.

¿“Psicobióticos” Para una Mejor Salud Mental?

Cada vez más investigaciones demuestran que el cerebro y los microbios de su cuerpo están estrechamente relacionados. En diciembre del 2011, Journal of Neurogastroenterology and Motility reportó  un novedoso hallazgo del probiótico conocido como Bifidobacterium longum NCC300, que podría ayudar a normalizar comportamientos como la ansiedad en ratones con colitis infecciosa.10

Otra investigación también encontró que el Lactobacillus rhamnosus tenía un efecto marcado en los niveles GABA (un neurotransmisor inhibidor que está significativamente involucrado en la regulación de muchos procesos fisiológicos y psicológicos) en ciertas regiones cerebrales y una reducción de la hormona que induce el estrés llamada corticosterona, dando como resultado una reducción del comportamiento relacionado con la ansiedad y la depresión.11

Así como tiene neuronas en su cerebro, también tiene neuronas en su intestino – incluyendo neuronas que producen neurotransmisores como la serotonina, que también se encuentra en su cerebro. De hecho, la mayor concentración de serotonina, que está involucrada en el control del estado de ánimo, depresión y agresión, se encuentra en sus intestinos, no en su cerebro.

Los psicobióticos o “bacterias para su cerebro” incluso están siendo utilizados para tratar la depresión, ansiedad y otros problemas psiquiátricos con éxito,12 aunque se necesitan hacer más investigaciones para determinar qué probióticos y qué dosis funcionan mejor para los diferentes trastornos del estado de ánimo.

Actualmente, los investigadores están explorando los llamados antibióticos “bala mágica” que son capaces de dirigirse a bacterias “malas” especificas mientras que no dañan a las bacterias buenas. Los trasplantes fecales también están comenzando a explorarse a profundidad como una forma de lograr un equilibrio microbiano saludable.

La Relación Inflamatoria Entre Su Intestino y Su Cerebro

Su intestino también es el punto de partida para la inflamación – en realidad es el guardián de su respuesta inflamatoria. De acuerdo con la psiconeuroinmunologa Kelly Brogan, los microorganismos de su intestino desencadenan la producción de citoquinas. Las citoquinas están involucradas en la regulación de la respuesta de su sistema inmunológico para la inflamación e infecciones. Al igual que las hormonas, las citoquinas que mandan señales a las moléculas que ayudan en la comunicación entre ellas, les dicen a dónde ir cuando comienza la respuesta inflamatoria.

La mayoría de las señales entre el intestino y el cerebro viajan por su nervio vago – cerca del 90 por ciento de ellas.13 Vagus en latín significa “errante,” un nombre muy apropiado, ya que este nervio viaja de su cráneo hasta su pecho y abdomen, abarcando muchos órganos. Los mensajeros de citoquinas producidos en su intestino llegan hasta su cerebro gracias al nervio vago. Una vez en su cerebro, las citoquinas le dicen a su microglia (las células inmunológicas en su cerebro) que lleven a cabo ciertas funciones, como producir neuroquímicos.

Algunos de estos tienen efectos negativos en su mitocondria, lo que puede impactar en la producción de energía y apoptosis (muerte celular), así como impactar negativamente en el sensible sistema de retroalimentación que controla las hormonas del estrés, incluyendo el cortisol.

Así que, esta respuesta inflamatoria que comenzó en su intestino viaja hasta su cerebro, en donde se acumula y manda señales al resto de su cuerpo en un complejo ciclo de retroalimentación.  El mensaje final es el siguiente: las partes de su cuerpo están estrechamente relacionadas y la salud del intestino es sumamente importante para la salud de su cerebro y la de su sistema inmunológico.

“Psiquiatría Nutricional” para Su Salud Cerebral

Volviendo al círculo completo de su salud cerebral, consumir alimentos fermentados de forma natural es una de las mejores formas de optimizar su microbioma, que a su vez optimiza la salud de su cerebro, los alimentos fermentados también son un componente clave del protocolo GAPS, una dieta diseñada para curar y sellar su intestino.

Los estudios científicos han revelado un ciclo de retroalimentación positivo entre los alimentos que se le antojan y la composición de su microbioma, que depende de esos nutrientes para sobrevivir. Entonces, si a usted se le antoja el azúcar y los carbohidratos refinados, entonces podría estar alimentando un voraz ejército de Candida.

Una vez que comienza a eliminar los alimentos que dañan su flora benéfica, comienza a incorporar alimentos fermentados como chucrut, encurtidos fermentados naturalmente, miso, tempeh y productos lácteos crudos y fermentados (yogurt, kéfir, etc.). Estos alimentos ricos en probióticos ayudarán a sanar, volver a poblar y “re-educar” su intestino.

Un artículo publicado en Journal of Physiological Anthropology habla sobre cómo la fermentación apropiada y controlada amplifica el nutriente especifico y contenido de fitoquímicos de los alimentos, por lo tanto mejora la salud cerebral, tanto física como mental. Los autores escribieron:14

“El consumo de alimentos fermentados podría ser especialmente relevante para las nuevas investigaciones que relacionan las prácticas alimentarias tradicionales y la salud mental positiva. De tal forma que los productos alimentarios tradicionales podrían mitigar la inflamación y el estrés oxidativo podría controlarse, al menos en cierto grado, por la microbiota.”

Ellos dicen que los microbios relacionados con los alimentos fermentados (como por ejemplo las especies de Lactobacillus y Bifidobacterias) también podrían influir en la salud de su cerebro a través de las vías directas e indirectas, lo que abre camino a nuevas investigaciones científicas en el área de la “psiquiatría nutricional.”

El desarrollo de una flora intestinal saludable comienza desde el nacimiento. El parto y la lactancia establecen el escenario para los organismos que habitarán en el cuerpo de su bebé. Por lo tanto, si usted está por ser mamá es importante optimizar su flora intestinal, ya que se la transmitirá a su bebé.

La buena noticia es que los vegetales fermentados son fáciles de hacer en su propia cocina. También son una forma sumamente económica de obtener probióticos de alta calidad. Su meta debería ser consumir de un cuarto a una taza de vegetales fermentados con cada comida, pero para llegar a esta cantidad debe ir paso a paso. Considere comenzar con una cucharadita o dos unas cuantas veces al día e ir aumentando conforme los vaya tolerando.

Si esa cantidad es demasiado para usted (o quizá su cuerpo está muy dañado), puede comenzar tomando una cucharadita de salmuera de los vegetales fermentados, que es rica en las mismas bacterias benéficas. También podría considerar un suplemento de probióticos de alta calidad, pero recuerde que siempre la mejor opción son los alimentos reales.

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