¿Por qué el propionato de calcio se encuentra fuertemente vinculado al autismo y la diabetes?

Análisis escrito por Dr. Joseph Mercola Datos comprobados

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Historia en Breve

  • El propionato es un subproducto metabólico de la fermentación microbiana en el intestino, pero la adición de propionato de calcio en los alimentos puede crear un desequilibrio en la microbiota intestinal, lo que puede desencadenar una neuroconducta alterada y resistencia a la insulina
  • El propionato de calcio se considera generalmente como seguro (GRAS, por sus siglas en inglés); sin embargo, la ley estadounidense permite que los fabricantes de alimentos implementen sus propias determinaciones de seguridad para permitir productos químicos bajo esta designación
  • Aunque los aditivos alimenticios cuentan con pocas pruebas de seguridad, existe cada vez más evidencia de que los problemas de salud pueden ser mayores de lo anticipado cuando los productos químicos se consumen combinados
  • Mantener un microbioma intestinal fuerte es una estrategia fundamental e importante para tener una salud óptima; la salud física y mental se ve afectada por la diversidad de bacterias que crecen en sus intestinos

El grado en el cual un alimento ha sido alterado durante la preparación todavía se desconoce. El procesamiento puede ser tan básico como la congelación, el enlatado o el secado; o puede involucrar un ultraprocesamiento donde los alimentos se ven alterados significativamente, lo que normalmente se adquiere en una gasolinera.

Desafortunadamente, las personas en Estados Unidos no solo consumen en su mayoría alimentos procesados, sino que el 57.9 % es ultraprocesado.

Un estudio en el 2013 encontró que los costos de atención médica asociados con la diabetes tipo 2 eran de 140 00 millones de dólares, en comparación con los 90 000 millones de dólares destinados a los productos de tabaco. Cualquier cosa que no haya sido cosechada directamente de un árbol, rama, suelo o arbusto ha sufrido algún grado de procesamiento.

La diferencia en la cantidad de azúcar en los alimentos ultraprocesados y procesados mínimamente es dramática. Los datos demuestran que el 21.1 % de las calorías existentes en los alimentos ultraprocesados provienen del azúcar, mientras que los alimentos no procesados no contienen azúcares refinadas o añadidas.

A medida que las elecciones alimenticias han cambiado en las últimas décadas, también ha aumentado el número de desafíos para la salud. Por ejemplo, la diabetes tipo 2 se encuentra vinculada con la resistencia a la insulina y con un sistema de señalización de leptina defectuoso.

En otras palabras, se desencadena debido a la alimentación y la cura es gratuita y se encuentra disponible para cualquier persona que desee cambiar sus hábitos alimenticios. La inundación de glifosato en el suministro alimenticio, la exposición a pesticidas organoclorados y a metales pesados pueden contribuir al aumento de niños diagnosticados con autismo.

Las crecientes tasas de autismo y diabetes son un problema de salud pública

Las estadísticas más recientes del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades indican que más de 100 millones de adultos en los Estados Unidos viven con diabetes o prediabetes. El informe se basa en los datos recopilados en el 2015, los cuales encontraron que 30.3 millones de personas tienen diabetes y el 84.1 prediabetes.

La diabetes es la séptima causa de muerte y puede contribuir al desarrollo de otras tres causas mortales dentro de las 10 principales, incluyendo enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares y enfermedades renales.

Según la Asociación Americana de la Diabetes, 1.5 millones de personas en los Estados Unidos son diagnosticadas cada año y 193 000 jóvenes menores de 20 años han sido diagnosticados con diabetes.

Los datos más recientes sobre la carga financiera asociada con la diabetes indican que se gastaron 327 000 millones de dólares en el 2017; mientras que los costos médicos directos fueron de 237 000 millones de dólares, y los negocios perdieron 90 000 millones de dólares en productividad.

Después de ajustar las diferencias de edad y género de la población, las estadísticas demuestran que el costo médico promedio en las personas con diabetes fue 2.3 veces mayor que en las personas sin diabetes

El trastorno del espectro autista (TEA), comúnmente reducido a autismo, se caracteriza por conductas repetitivas y desafíos sociales continuos que incluyen dificultades para comunicarse y socializar. A menudo los síntomas se reconocen dentro de los dos primeros años de vida.

Los CDC comenzaron a publicar actualizaciones bienales sobre la prevalencia estimada en niños de 8 años en 11 estados de los Estados Unidos, basadas en los registros médicos del 2004. La primera estimación registró que uno de cada 166 niños fue diagnosticado con autismo.

Para el 2016, este número aumentó a 1 en 68, mientras que la tasa de prevalencia publicada más recientemente fue de 1 en 59, el cual es un aumento del 15 % en comparación con el 2016.

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La frecuencia del autismo puede ser mayor

Sin embargo, dos equipos de investigación independientes analizaron la información de los cuestionarios para padres y encontraron resultados diferentes de manera independiente, incluyendo el 29.5 % de los niños que no estaban siendo tratados por la enfermedad al momento del estudio.

La primera encuesta se publicó en la revista Pediatrics y concluyó que el diagnóstico del autismo realizado por los padres fue de 1 por cada 40.

El segundo estudio publicado en el Journal of American Medical Association, encontró que la prevalencia del autismo variaba sustancialmente en todos los estados. De los niños que recibieron tratamiento, el 43.3 % recibió únicamente el tratamiento para el comportamiento, el 6.9% recibió solo medicamento y el 20.3% recibió ambos.

En una evaluación de los recursos utilizados en el Programa de Seguridad de Ingreso Suplementario, se determinó que hubo un uso del 8.08 % debido a trastornos autistas en el 2004, el cual aumentó a un 20.53 % en el 2014.

Además, la categoría de trastornos autistas tiene la segunda tasa de indemnización más alta, con poca o ninguna indicación de una disminución del crecimiento en el número de niños que solicitan y reciben beneficios del SSI para el autismo.

El propionato de calcio se encuentra asociado con el agravamiento de los síntomas del autismo

Ningún factor se ha relacionado con el desarrollo del autismo, pero los investigadores han encontrado que el propionato de calcio (E282) se encuentra relacionado con el agravamiento de los síntomas y puede jugar un papel importante en el desarrollo de la enfermedad.

El propionato de calcio es un aditivo ampliamente utilizado en la industria alimentaria como agente conservador y antifúngico que se rocía de manera rutinaria en las frutas, carnes envasadas, queso y pan.

Aunque el químico es altamente efectivo como antifúngico, tiene un efecto negativo en el microbioma intestinal y, por lo tanto, puede agudizar los trastornos del espectro autista. El propionato de calcio es la sal de calcio del ácido propiónico que actualmente se clasifica generalmente como seguro (GRAS, por sus siglas en inglés).

De acuerdo con la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos, se puede utilizar como un aditivo en alimentos sin ninguna limitación que no sea de "Buenas Prácticas de Manufactura Actuales" que determine el fabricante.

La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria reconoce al propionato de calcio como un conservador antimicrobiano autorizado que se utiliza en la alimentación animal y es eficaz contra diferentes cepas de bacterias.

En los Estados Unidos, también se utiliza como aditivo en la alimentación de ganado, como fuente de calcio adicional para el ganado y como tratamiento para una variedad de infecciones. La capacidad del químico para afectar el crecimiento microbiano no termina una vez que llega al intestino.

El acetato, propionato y butirato son ácidos grasos de cadena corta generados por la fermentación microbiana en el intestino. Se ha demostrado que estos cuentan con múltiples efectos beneficiosos sobre el metabolismo energético, al desempeñar un papel complejo entre la alimentación, el microbioma intestinal y la energía.

Sin embargo, el exceso de propionato puede inducir efectos de comportamiento notablemente consistentes en el autismo.

El ácido propiónico afecta el eje cerebro-intestinal

En un estudio, los investigadores notaron que el ácido propiónico es producido por las bacterias gastrointestinales asociadas al autismo (clostridia y bacteroides) y puede producir cambios reversibles electrográficos, neuroinflamatorios y de comportamiento, que se asemejan al autismo cuando se administra en roedores.

El ácido propiónico es producido de manera natural por la microbiota intestinal ya que descompone la fibra digestiva. El propionato de calcio fue declarado como GRAS ya que se consideró su compatibilidad con la fisiología humana. La tasa de metabolismo propiónico se ve afectada por una variedad de factores genéticos, microbiológicos y ambientales.

Sin embargo, se encontró que una sobreabundancia tiene un efecto neuroconductual, especialmente en las personas con autismo, las cuales son propensas a un exceso de ácido propiónico debido a las anomalías del intestino microbiano, lo que las hace vulnerables a daños mayores.

Si bien estos síntomas no se detectan tan fácilmente en personas sanas, la exposición en niveles elevados también puede desencadenar síntomas reversibles de tipo autista.

Idealmente, su microbioma intestinal es un equilibrio entre bacterias dañinas y beneficiosas. Sin embargo, una vez que crece un número desproporcionado de una especie, puede provocar la hambruna de otras, así como el exceso de producción de químicos.

Cuando se permite que las bacterias dañinas superen a las bacterias beneficiosas, la inflamación resultante contribuye a los problemas gastrointestinales asociados con el autismo.

Esto también puede estimular el eje cerebro-intestinal, donde se desencadenan problemas psicológicos y de comportamiento, como la ansiedad. Además de aumentar la gravedad en las personas con autismo, el ácido propiónico tiene la capacidad de cruzar la barrera hematoencefálica.

Aunque no se han realizado estudios en humanos que demuestren el potencial de afectar el desarrollo del autismo, los investigadores plantean la hipótesis de que la sensibilidad del desarrollo neurológico durante la etapa fetal puede contribuir al desarrollo del autismo, si el cerebro se encuentra expuesto al exceso de ácido propiónico. 

Existen estudios en animales que sugieren cambios en la exposición perinatal y comportamiento neurológico.

El aditivo alimenticio utilizado para reducir el crecimiento de moho aumenta la resistencia a la insulina

Un segundo estudio analizó el aditivo alimenticio de ácidos grasos de cadena corta como un factor de alteración de la alimentación, y se descubrió que podría desencadenar una serie de eventos que conducen a la resistencia a la insulina y la hiperinsulinemia. El estudio fue dirigido por investigadores de Harvard T.H. Chan School of Public Health en colaboración con Brigham and Women's Hospital y Sheba Medical Center en Israel.

Se administró propionato a ratones y se encontró que este componente activaba rápidamente el sistema nervioso simpático en animales. Esto a su vez provocó un aumento de glucagón y norepinefrina. Los ratones produjeron más glucosa en las células hepáticas, lo cual produjo hiperglucemia.

Cuando los ratones se trataron crónicamente con propionato, con el equivalente a las cantidades ingeridas por humanos, provocó obesidad y resistencia a la insulina en estos animales.

Los investigadores continuaron inscribiendo a 14 participantes humanos sanos que fueron clasificados al azar en dos grupos. Un grupo recibió una comida con 1 gramos de propionato como aditivo y al otro grupo se le dio un alimento con placebo. Se extrajeron muestras de sangre 15 minutos después de comer, y cada 30 minutos durante cuatro horas.

El científico descubrió que los participantes que consumieron la comida experimental tuvieron un aumento significativo de norepinefrina y glucagón. Amir Tirosh, Ph. D., y autor principal que ocupa posiciones en las tres universidades colaboradoras con el estudio, comentó lo siguiente:

“El aumento dramático en la incidencia de la obesidad y la diabetes en los últimos 50 años sugiere la contribución de factores ambientales y alimenticios.

Uno de los factores que merece mayor atención son los ingredientes incluidos en los alimentos comunes. Nos encontramos expuestos a cientos de estos químicos diariamente, y sus posibles efectos metabólicos a largo plazo aún no han sido evaluados".

Los aditivos alimenticios aumentan el riesgo de desarrollar problemas de salud

La FDA mantiene una base de datos de 4000 ingredientes que, según su propio acceso, “es solo una lista parcial de ingredientes alimenticios. La inclusión en este inventario de información de entidades que no pertenecen a la FDA no indica una aprobación o evaluación de la FDA para este uso ".

La Organización Mundial de la Salud explica que "se utilizan varios miles de aditivos alimenticios, todos los cuales se encuentran diseñados para hacer un trabajo específico para que los alimentos sean más seguros o más atractivos".

Muchos de estos aditivos se han relacionado con problemas de salud, mientras que otros recibieron el estatus de GRAS sin revisión o aprobación alguna. Según lo informado por el Washington Post:

"La FDA mencionó que, aunque la ley permite que los fabricantes alimentarios realicen sus propias determinaciones de seguridad, dicha agencia ‘alienta a las empresas a consultar con ella cuando desarrollen nuevos ingredientes’. En última instancia, la FDA explicó que los fabricantes son responsables de garantizar que sus productos alimenticios son seguros y legales".

Desafortunadamente, aunque se realizan pocas evaluaciones de sustancias químicas individuales de forma aislada, cada vez son más las investigaciones que sugieren que al consumir estos químicos combinados, los efectos en la salud pueden ser aún más graves.

Una evaluación realizada por el National Food Institute de la Universidad Técnica de Dinamarca encontró que incluso en pequeñas cantidades, los productos químicos pueden amplificar los efectos adversos de los demás cuando se combinan.

Además, a los fabricantes de alimentos se les puede permitir etiquetar compuestos químicos como "sabores artificiales" sin tener que enlistarlos individualmente.

A finales del 2018, la FDA anunció una lista de siete compuestos sintéticos que ya no se pueden utilizar como aditivos alimenticios como respuesta a una petición presentada por el Natural Resources Defense Council y el Grupo de Trabajo Ambiental (EWG, por sus siglas en inglés).

Estos aditivos estuvieron relacionados con el cáncer en animales y se utilizaban con mayor frecuencia en productos horneados, helados, dulces y goma de mascar. Dawn Undurraga, nutriólogo del EWG, mencionó:

"Los consumidores nunca sabrán qué alimentos se fabricaron con estos productos químicos, ya que a los fabricantes se les ha permitido ocultar estos ingredientes detrás del término: 'sabor'. Este es un paso positivo hacia el futuro, pero la FDA debería permitirles a los consumidores tomar sus propias decisiones informadas al exigir la revelación completa de los ingredientes".

El EWG publicó una docena de guías corruptas sobre aditivos alimenticios y trabajos para prohibir otras sustancias alteradoras endocrinas utilizadas como conservadores.

De igual forma, esta organización ha desarrollado una base de datos de puntuaciones alimenticias, la cual es una extensa lista de calificaciones para más de 120 000 productos alimenticios y de cuidado personal que brindan información sobre sus ingredientes y procesamiento.

Un microbioma intestinal fuerte puede ayudar a reducir los riesgos para la salud

Cuidar su microbioma intestinal puede ser una de las estrategias más importantes que puede implementar para ayudar a mantener una salud óptima. La flora intestinal influye en la función de diferentes órganos internos, incluyendo la piel, los pulmones, los senos y el hígado.

Cuando se interrumpe el microbioma intestinal, se puede llegar a interrumpir automáticamente la función inmunológica y desarrollar consecuencias de gran alcance.

Por ejemplo, el uso de inhibidores de control en el tratamiento del cáncer, los cuales son una clase de medicamentos de inmunoterapia que funcionan al activar su sistema inmunológico, parece depender del microbioma intestinal.

Como se informó en Nature, un estudio del 2015 encontró que los ratones libres de microbios no respondieron al tratamiento con inhibidores de control, pero los que recibieron Bacteroides fragilis respondieron de una mejor manera. Otros han sugerido que la conexión que existe entre el intestino y la salud mental parece ser tan fuerte que los probióticos pueden algún día reemplazar a los antidepresivos.

En un artículo publicado en Biological Psychiatry, los autores sugirieron que las afecciones graves y crónicas de salud mental, incluyendo el trastorno por estrés postraumático, pueden eliminarse mediante el uso de probióticos específicos al atenuar las hormonas del estrés.

Para obtener mayor información sobre cómo equilibrar su microbioma intestinal y desarrollar una microbiota fuerte, consulte mi artículo anterior: "Apoye su intestino".

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