Cuando consume alimentos procesados, no solo se está exponiendo a ingredientes poco saludables, como el jarabe de maíz alto en fructosa y las grasas sintéticas, sino también a los aditivos que se utilizan para crear un producto uniforme que se pueda almacenar.
Los emulsionantes, incluyendo la carboximetilcelulosa (CMC) y el polisorbato 80 (P80), se encuentran entre dichos ingredientes, y las investigaciones sugieren que podrían provocar inflamación, ansiedad y depresión en quienes los consumen.
Si alguna vez ha preparado de forma casera condimentos como aderezos para ensaladas o mayonesa, tal vez sepa que los ingredientes se separan de forma natural, ya que el aceite y el agua no se mezclan.
Sin embargo, si compra esos mismos condimentos en las tiendas notará que mantienen su uniformidad. Esto se debe a los emulsionantes, sustancias que ayudan a mezclar ingredientes que de otra manera no podrían ser mezclados y que a su vez reducen la adherencia, controlan la cristalización y evitan la separación de la mezcla final.
Los beneficios para la industria alimenticia son evidentes, pero una vez que estas sustancias entran en su cuerpo podrían causar estragos en los microbios de su intestino, lo que lleva a problemas metabólicos e incluso, afectar a su cerebro.
Los emulsionantes alimenticios pueden provocar cambios en su cerebro y comportamiento
Una investigación previamente realizada con ratones ha demostrado que agregar los emulsionantes CMC y P80 a la alimentación resultó en inflamación leve, obesidad y anomalías metabólicas, además de haber perturbado su flora intestinal.
Debido a que su intestino y su cerebro se comunican a través del eje intestino-cerebro, la alteración de los microbios en su intestino puede influir en aspectos como la ansiedad y el comportamiento, por lo que los investigadores especulan que el consumo de emulsionantes también puede influir en la salud mental y el comportamiento.
De hecho, este estudio con ratones confirmó que la exposición a emulsionantes conducía a una inflamación intestinal crónica, obesidad y alteración de la composición de la flora intestinal.
“Es importante destacar que el tratamiento con emulsionantes alteró los comportamientos de ansiedad en los machos y redujo el comportamiento social en las hembras.
Además, cambió la expresión de los neuropéptidos implicados en la modulación de la alimentación, así como las conductas sociales y de ansiedad”, reportaron los investigadores en Scientific Reports.
En resumen, estos aditivos alimenticios de uso común provocaron cambios en la microbioma intestinal, fisiología y comportamiento de los ratones, y es posible que se produzcan efectos similares en los seres humanos. Los autores del estudio concluyeron:
“Nuestros datos respaldan la suposición general de que algunos casos de trastornos conductivos pueden haberse magnificado debido la exposición a estresantes químicos modernos. Además, se respalda de manera particular que los emulsionantes sintéticos pueden ser uno de esos factores”.
Los emulsionantes alimenticios podrían estar dañando su intestino, actuando como precursores de una enfermedad metabólica
Se había encontrado en 2015 que los emulsionantes (CMC y P80) en concentraciones bajas provocaban una inflamación leve, obesidad y síndrome metabólico en los ratones.
La forma en que esto ocurre podría deberse a que estos químicos tienen una naturaleza similar a la de los detergentes, que podrían irrumpir las interacciones entre las estructuras de la mucosa que recubren la superficie intestinal y las bacterias.
La barrera de mucosa mantiene a las bacterias intestinales alejadas de las células epiteliales que recubren el intestino, pero irrumpir con esto podría provocar una inflamación intestinal y otras enfermedades relacionadas.
Los investigadores incluso sugirieron que los emulsionantes podrían promover el incremento observado en las últimas décadas de la enfermedad inflamatoria intestinal (EII), una afección autoinmune que resulta en una inflamación en el tracto digestivo e incluye ambos tanto a la enfermedad de Crohn como la colitis ulcerosa.
Los emulsionantes provocaron colitis crónica en los ratones que ya contaban con sistemas inmunológicos anormales, mientras que en ratones con un funcionamiento inmune saludable provocaron una leve inflamación intestinal y una disfunción metabólica posterior que resultó en afecciones tales como la obesidad, hiperglucemia y resistencia a la insulina.
Los emulsionantes se administraron en niveles similares a los que una persona promedio estaría expuesta si consume muchos alimentos procesados, lo que sugiere que estos aditivos pueden afectar la salud de muchas.
Investigaciones adicionales también encontraron que la exposición a CMC y P80 altera la estructura y propiedades de movilidad de la mucosa intestinal, por lo que se podrían dañar las interacciones entre los contenidos del lumen intestinal, los microbios y el tejido inferior, contribuyendo así a la inflamación.
Los emulsionantes también pueden alterar las características funcionales del microbioma intestinal, por ejemplo, aumentando la expresión de la fragelina (una proteína), que a su vez aumenta la capacidad de las bacterias para penetrar la barrera de la mucosa.
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La carragenina: otro emulsionante vinculado con riesgos para la salud
La carragenina, un emulsionante extraído de algas rojas, también se agrega con frecuencia como un agente espesante para los alimentos procesados. Este es otro aditivo que debe tomar en cuenta, ya que, al igual que CMC y P80, se ha relacionado con la inflamación y otros riesgos para la salud.
El Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (CIIC) clasifica a la carragenina degradada como un posible carcinógeno para los humanos.
La carragenina degradada, que se procesa con ácido en lugar de álcali (como lo es la carragenina de grado alimenticio) es tan inflamatoria que se usa en estudios de laboratorio para inducir inflamación en animales para probar agentes antiinflamatorios.
Si bien la carragenina de grado alimenticio se trata de un producto diferente, existe la preocupación de que el ácido estomacal pueda convertir la carragenina de grado alimenticio en carragenina degradada con el potencial de volverse cancerígena una vez que entra al cuerpo.
Además, la exposición a la carragenina, incluso si no es degradada (es decir, de grado alimenticio), se ha relacionado con un aumento en la aparición de ulceras intestinales y, tal vez, de tumores cancerígenos.
En un informe realizado por The Cornucopia Institute en 2016, se revelaron los riesgos de la carragenina con mayor profundidad gracias a una serie de estudios que plantean serias preocupaciones sobre las propiedades inflamatorias de la carragenina.
Los emulsionantes que activan la inflamación podrían causar depresión
Los emulsionantes desencadenan una leve inflamación crónica en su cuerpo, una afección que tiene un fuerte vínculo con la depresión. Es común encontrar niveles elevados de inflamación en personas con depresión pero, más allá de esto, se ha demostrado que al estimular la inflamación se desencadenan ciertos síntomas depresivos.
Se cree que las citocinas inflamatorias en su cuerpo interactúan con múltiples rutas relacionadas con la depresión, incluyendo la función neuroendocrina y la regulación del estado de ánimo.
“La depresión y la inflamación se alimentan mutuamente”, escribieron los investigadores en el American Journal of Psychiatry, y agregaron que en el caso de la inflamación “la depresión agrava la situación y se alimenta de las consecuencias”.
Los científicos dijeron que “la inflamación desempeña un papel clave en la patogénesis de la depresión para un grupo de personas que sufren de ella. Además, la depresión promueve una mayor respuesta por parte de las citocinas ante los factores de estrés y patógenos con los que, al parecer, no se pueden ajustar”.
Edward Bullmore, jefe del departamento de psiquiatría de la Universidad de Cambridge, estima que alrededor de un tercio de los pacientes con depresión han sido afectados por un componente inflamatorio.
Bullmore es el autor de un libro, “The Inflamed Mind: A Radical New Approach to Depression”, que demuestra la importancia de la inflamación en el desarrollo de la depresión. Dijo para CBS News:
“Hace mucho tiempo que somos conscientes de esta relación.
La inflamación y la depresión van de la mano. Si sufre de cualquier afección inflamatoria, como por ejemplo la artritis, psoriasis o enfermedad inflamatoria intestinal, su riesgo de depresión será mucho mayor. Esta información reciente en realidad indica que la relación podría ser causal. No es una coincidencia”.
Si el cuerpo se encuentra en un estado inflamatorio, las células gliales del cerebro se activan.
Cuando esto sucede, una enzima llamada indoleamina 2, 3-dioxigenasa (IDO) aleja al triptófano de la producción de serotonina y melatonina y, en cambio, le da instrucciones para producir un receptor NMDA (derivado de un aminoácido) llamado ácido quinolínico, que puede provocar ansiedad y agitación.
Hay muchas fuentes de inflamación en el mundo moderno, desde la alimentación y la contaminación hasta el estrés emocional, y es probable que los emulsionantes en los alimentos procesados solo agraven el problema.
Si sufre de depresión, puede que sea bueno tomar medidas para reducir el nivel de inflamación en su cuerpo, comenzando con la eliminación de los alimentos procesados, una manera común de exponerse a emulsionantes y otros agentes inflamatorios.
¿Dónde se encuentran los emulsionantes?
Además de los emulsionantes ya mencionados, otros de ellos incluyen a la lecitina y el xantano. Los monoglicéridos y diglicéridos de ácidos grasos, estearoil lactilado de socio, los ésteres de la sacarosa y polirricinoleato de poliglicerol también son emulsionantes de uso común, y se utilizan en gran medida en los alimentos procesados con el fin de:
• Mejorar la apariencia de los alimentos evitando que se separen o que muestren otros signos de inestabilidad
• Mejorar el periodo se conservación
• Mejorar el sabor, color, olor y sensación de la comida en la boca
• Eliminar los aromas desagradables
• Producir alimentos bajos en grasa que provoquen la misma sensación que sus alternativas de grasa completa
Si consume alimentos procesados, es probable que esté consumiendo emulsionantes, pero se encuentran con mayor frecuencia en los siguientes alimentos:
Productos horneados, incluyendo el pan, galletas y pasteles |
Productos para untar a base de grasa, como la margarina, mantequilla de maní y la manteca vegetal |
Helados y otros postres lácteos |
Carnes y sustitutos de carne para hamburguesa |
Aderezo para ensaladas y mayonesa |
Todo tipo de dulces, incluyendo los caramelos, dulces de mantequilla, gomitas, chocolate y paletas |
Varias bebidas, incluyendo los refrescos, vino y licores a base de crema |
Leches de origen vegetal |
Las preocupaciones con respecto a los emulsionantes son cada vez más válidas, ya que nadie sabe cuál es la verdadera cantidad que la persona promedio consume. Muchos emulsionantes se usan junto con otros agentes emulsionantes y esto podría provocar efectos sinérgicos o agravantes para la salud cuando se consumen de esta manera.
Además, se cree que ciertos aditivos, como la CMC y la carragenina, no se metabolizan, lo que significa que podrían dañar a todo el tracto gastrointestinal.
Si bien se han realizado muchos estudios en animales sobre la seguridad (o falta de la misma) de los emulsionantes, en realidad se sabe poco sobre su potencial de toxicidad. Según un estudio de Alimentary Pharmacology & Therapeutics:
“La mayoría de los emulsionantes y agentes espesantes no cuentan con un nivel definido de toxicidad, debido a que la dosis más alta requerida para producir un efecto adverso está por encima de los niveles que se pueden administrar de manera sensata a los animales experimentales”.
Cómo evitar los emulsionantes en su alimentación
Para evitar los emulsionantes de los alimentos procesados, lo mejor será que lea las etiquetas y busque los siguientes aditivos emulsionantes:
Carboximetilcelulosa (CMC) |
Polisorbato 80 (P80) |
Carragenina |
Lecitina |
Goma xantana (xantano) |
Mono y diglicéridos de ácidos grasos |
Estearoil lactilado de sodio |
Ésteres de sacarosa |
Polirricinoleato de poliglicerol |
Sin embargo, es importante que sepa que los emulsionantes de los alimentos pueden quedarse fuera de la etiqueta si representan menos del 5 % del producto final y no proporcionan una “función tecnológica” como aditivos.
“Un ejemplo de esto es el caso de las sodas con sabores cítricos que usan sustancias estabilizantes como agentes para mantener el sabor”, explicaron los investigadores. “De hecho, muchos refrescos cítricos no tienen estabilizantes aditivos en sus listas de ingredientes, pero el sabor permanece estable y se dispersa de manera uniforme a través de la botella”.
Tal parece que elegir productos orgánicos tampoco es una garantía para evitar los emulsionantes. Algunos grupos que se encargan de vigilar los productos orgánicos como The Cornucopia Institute han pedido que se elimine la carragenina de la lista de ingredientes orgánicos aprobados en los Estados Unidos.
En diciembre de 2016, el Comité Nacional de Estándares Orgánicos (NOSB, por sus siglas en inglés) del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés) votó a favor de esta petición.
Después de escuchar la evidencia sobre los riesgos potenciales para la salud y sobre la disponibilidad de ingredientes alternativos, el NOSB votó para eliminar la carragenina de la lista de ingredientes orgánicos.
Sin embargo, en abril de 2018, el USDA rechazó los consejos del NOSB y volvió a aprobar el uso de la carragenina en los alimentos orgánicos.
The Cornucopia Institute también ha creado una guía de compras para evitar los alimentos orgánicos que contienen carragenina (disponible solo en inglés), que pueden ayudarlo a elegir con más cuidado. Pero su mejor opción para evitar estos aditivos en su comida es que lea a detalle las etiquetas de los ingredientes y que, en la medida de lo posible, elija alimentos enteros, sin procesar.