La enfermedad de Parkinson es un trastorno neurodegenerativo que causa síntomas como temblores, rigidez, lentitud del movimiento y problemas de equilibrio.
No existe una cura conocida para esta enfermedad progresiva, y a menudo las opciones farmacológicas, ofrecidas como un tratamiento de primera línea, no disminuyen la neurodegeneración subyacente que caracteriza a este padecimiento.
Con frecuencia, los síntomas de Parkinson no son tratados o son mal atendidos, lo que puede generar efectos negativos significativos en la calidad de vida de los pacientes.
Como tal, un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Kent, en el Reino Unido, que encontró que una forma de estimulación no invasiva en el canal auditivo podría mejorar los síntomas del Parkinson, ha mejorado las esperanzas como tratamiento efectivo.
La estimulación auditiva puede mejorar los síntomas de Parkinson
En 2016, se publicó un estudio de caso que utilizaba la estimulación vestibular calórica (CVS), una forma de neuromodulación, en un hombre de 70 años que padecía la enfermedad de Parkinson. Esta persona se autoadministraba el tratamiento en su hogar "a través de un dispositivo portátil en estado sólido que descargaba ondas térmicas con variaciones en el tiempo a través de audifonos".
Después de usar el dispositivo dos veces al día, en sesiones de 20 minutos, durante un período de tres meses, el hombre tuvo una disminución del 50% en los síntomas motores y no motores de la enfermedad de Parkinson, y el alivio persistió durante al menos cinco meses después de que el tratamiento fue suspendido.
En ese momento, los investigadores concluyeron que "la estimulación vestibular calórica podría servir como un método novedoso en el hogar para aliviar los síntomas cotidianos de PD [enfermedad de Parkinson], y que merecía que se realizara un estudio evaluativo adicional".
Esa investigación adicional, un placebo doble ciego controlado y aleatorizado, fue publicada recientemente en la revista Parkinsonism & Related Disorders.
En este estudio participaron 33 personas con enfermedad de Parkinson, quienes recibieron CVS o un tratamiento con placebo. Los participantes se administraron CVS en casa dos veces al día, durante ocho semanas.
Las personas que recibieron el tratamiento CVS activo tuvieron mayor disminución en los síntomas motores y no motores, incluyendo una mejora en el movimiento y la movilidad, que las personas del grupo placebo.
Asimismo, el tratamiento ayudó a los participantes a realizar actividades cotidianas y produjo mejoras en la capacidad de toma de decisiones, memoria, estado de ánimo y sueño. Las mejoras en los síntomas aún eran evidentes cinco semanas después de finalizar el tratamiento activo, pero comenzaron a desaparecer a las 24 semanas de seguimiento.
"A los 6 meses de seguimiento, la mayoría de las mejoras habían vuelto a su estado inicial, aunque había alguna evidencia de efecto residual", señalaron los investigadores. "Estas mejoras clínicas se obtuvieron sin problemas de seguridad significativos; no se informaron eventos adversos graves que pudieran estar relacionados con el dispositivo, y los participantes describieron su experiencia con el dispositivo en gran medida positiva".
En otras palabras, al parecer la estimulación auditiva es una forma efectiva y segura de tratamiento que los pacientes pueden utilizar en sus propios hogares para aliviar sus síntomas. En cuanto a por qué funciona el dispositivo, los investigadores sugirieron que podría ayudar a sincronizar la actividad neuronal.
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La incidencia de Parkinson ha aumentado
Según el Parkinson's Foundation Prevalence Project, para el 2030 unas 930 000 personas podrían padecer la enfermedad de Parkinson en los Estados Unidos, y se espera que aumente a 1.2 millones para 2030.
Los Institutos Nacionales de Salud (NIH, por sus siglas en inglés) informan que alrededor de 50 000 personas son diagnosticadas con Parkinson en los Estados Unidos al año, y "debido a que la tasa de PD se incrementa en los adultos mayores, la carga aumentará a menos que mejoren las medidas de prevención y el tratamiento".
Se desconoce la causa de la enfermedad de Parkinson, pero la exposición a toxinas externas, como los pesticidas, puede aumentar en un 80 % el riesgo, en algunos casos. La exposición a toxinas, como solventes y metales, también puede estar relacionada con la enfermedad de Parkinson, mientras que se cree que tan solo un pequeño porcentaje de los casos está relacionado con causas genéticas.
Cuando la exposición a pesticidas está involucrada, la disfunción mitocondrial o el estrés oxidativo resultante pueden ser responsables de parte del daño.
Como señaló Environmental Health Perspectives, "En modelos experimentales, los plaguicidas, paraquat, que provoca estrés oxidativo, y rotenona, que inhibe el complejo mitocondrial, pueden inducir la pérdida tanto de la sustancia negra y neuronas dopaminérgicas, como cambios en el comportamiento relacionados con el PD humano".
Además, las personas con una mutación en el gen de sinucleína, que se relaciona con un mayor riesgo de Parkinson, pueden ser particularmente susceptibles a los efectos dañinos de los pesticidas.
La alfa-sinucleína es un tipo de proteína que se encuentra naturalmente en el cuerpo humano. Cuando las proteínas se encuentran mal plegadas, pueden agruparse y dañar a las células nerviosas lo que puede generar áreas de materia cerebral muerta conocidas como cuerpos de Lewy.
Estas áreas de células cerebrales muertas producen síntomas de la enfermedad de Parkinson, como problemas de movilidad y del habla.
Según una investigación publicada en la revista Federation of American Societies for Experimental Biology (FASEB), las neuronas productoras de dopamina que tenían el factor de riesgo genético para el Parkinson introducido fueron afectadas por bajas dosis de pesticidas, las cuales pueden imitar los efectos de mutaciones genéticas conocidas por causar la enfermedad de Parkinson.
"Las personas con una predisposición a la enfermedad de Parkinson se ven más afectadas por menores niveles de exposición a los agroquímicos y, por lo tanto, tienen mayores probabilidades de desarrollar la enfermedad", mencionó Scott Ryan, de la Universidad de Guelph, en un comunicado de prensa. "Esta es una de las razones por las que algunas personas que viven cerca de áreas agrícolas están en mayor riesgo".
Como tal, una medida importante para reducir el riesgo de Parkinson es evitar la exposición a pesticidas al no utilizarlos en casa o jardín, y consumir alimentos orgánicos o cultivados de forma biodinámica tanto como sea posible.
Los microbios intestinales están relacionados con el Parkinson
La investigación publicada en la revista Neuron puede desafiar la noción de que el Parkinson no tiene una causa conocida, ya que sugiere que la enfermedad de Parkinson puede originarse en las células intestinales y trasladarse al cerebro a través del nervio vago, el cual es el décimo nervio craneal, que se extiende desde el bulbo raquídeo hasta el abdomen.
Los investigadores inyectaron alfa-sinucleína mal plegada en el intestino de ratones sanos, para después rastrear su trayectoria final. Un mes después, apareció en el bulbo raquídeo, mientras que en un periodo de tres meses se trasladó a la amígdala cerebral y al mesencéfalo. En un periodo de 7 a 10 meses, se había trasladado a más regiones cerebrales.
Asimismo, los investigadores inyectaron las proteínas mal plegadas en el intestino de los ratones con un nervio vago seccionado. Después de siete meses, no hubo señales de muerte celular en los cerebros de los ratones, y aparentemente las proteínas no podían llegar al cerebro.
El estudio también evaluó los cambios de comportamiento en los diferentes grupos de ratones, así como su capacidad para construir nidos.
Después de siete meses, los ratones con nervios vagos intactos que recibieron las proteínas mal plegadas en sus intestinos construyeron nidos más pequeños y desordenados, la cual es una señal de problemas en el control motriz.
Los ratones que no recibieron la inyección y aquellos que, si lo hicieron con un nervio vago seccionado, obtuvieron puntuaciones más elevadas en la actividad de construcción de nidos.
Por lo tanto, mejorar la salud intestinal es un factor importante para disminuir el riesgo de Parkinson.
El vínculo entre el Parkinson y las bacterias intestinales también puede ayudar a explicar por qué la Levodopa, un medicamento que actúa como precursor de la dopamina y que a menudo se administra como un tratamiento para aumentar los niveles de dopamina y aliviar los síntomas, no funciona en todos los casos.
La efectividad de la Levodopa puede depender de la composición del microbioma de la persona. En algunas personas, los microorganismos intestinales pueden metabolizar el medicamento antes de atravesar la barrera hematoencefálica, lo que causa la ineficacia.
La Mucuna pruriens, también conocida como semilla de frijol terciopelo, kapikacchu y cowhage, es una leguminosa trepadora vigorosa, mejor conocida como fuente natural de L-dopa, que ha demostrado ser prometedora para el tratamiento del Parkinson.
El entrenamiento de resistencia podría disminuir los síntomas del Parkinson
Otras herramientas caseras y no invasivas también pueden mejorar la calidad de vida de las personas con Parkinson, incluyendo ejercicios, como el entrenamiento de resistencia.
Los hallazgos han demostrado que reduce los síntomas depresivos en las personas mayores con este padecimiento, un logro notable ya que la depresión afecta hasta el 40 % de los pacientes con Parkinson. También, se informó una mejor calidad de vida después de 20 semanas de entrenamiento de resistencia.
Otras formas particulares de ejercicio, incluyendo la equitación simulada, también pueden ser útiles. Un estudio demostró que realizar 6 semanas de equitación simulada mejoró el deterioro cognitivo y equilibrio en adultos mayores con enfermedad de Parkinson.
Además, es una parte importante de la prevención, un estudio sueco en el que participaron 43 368 personas, concluyó que más de seis horas de ejercicio moderado por semana podría disminuir en un 43 % el riesgo de desarrollar la enfermedad de Parkinson, en comparación con hacer ejercicio durante al menos dos horas por semana.
Los factores alimenticios pueden influir en el Parkinson
En lo que respecta a la alimentación, consumir solanáceas o vegetales de esta familia, especialmente los pimientos, pueden proteger contra el Parkinson. Seguir una dieta cetogénica también ha demostrado ser prometedor. Según Frontiers in Neurology:
"Cada vez hay más pruebas de que los cuerpos cetónicos, que se derivan de la oxidación de ácidos grasos y que generalmente se producen en ayunas o al llevar una alimentación alta en grasas, tienen amplios efectos neuroprotectores".
Aunque los mecanismos subyacentes a los efectos neuroprotectores de los cuerpos cetónicos aún no se han clarificado por completo, los estudios en los últimos años proporcionaron gran cantidad de evidencia de que los cuerpos cetónicos pueden ejercen efectos neuroprotectores a través de posibles mecanismos de estrés antioxidante, al mantener el suministro de energía, modular la actividad de desacetilación, así como las respuestas inflamatorias.
Con base en los efectos neuroprotectores, la dieta cetogénica se ha utilizado en el tratamiento de diversas enfermedades neurológicas, como la epilepsia refractaria, enfermedad de Parkinson, Alzheimer y lesiones cerebrales traumáticas".
La dieta cetogénica es un enfoque alimenticio que se enfoca en mínimo consumo de carbohidratos, cantidades moderadas de proteínas y alto consumo de grasas saludables, las tres claves para lograr la cetosis nutricional. Podrá encontrar los detalles de cómo seguir este tipo de programa de alimentación en mi guía para principiantes de la dieta cetogénica.
Con los avances que se han logrado de forma regular en las medidas de prevención y tratamiento contra el Parkinson, que no solo incluyen a la dieta cetogénica, sino también un CVS no invasivo, se espera que las personas con este padecimiento puedan disminuir sus síntomas para tener una mejor calidad de vida e incluso algún día pueda descubrirse una cura.