El número de muertos por los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 incluyó a 343 bomberos y paramédicos entre los 2 753 que estuvieron expuestos a 10 millones de toneladas de material liberado en una nube de polvo cáustico mientras las torres gemelas se reducían a escombros.
Desde entonces, más de 150 han muerto. De los casi 400 000 que son elegibles para el Programa de Salud del World Trade Center establecido para tratar los desafíos de salud física y mental causados por la exposición, 72 000 están inscritos y a 8 000 han sido diagnosticados con cáncer.
Los socorristas estuvieron expuestos a toxinas, resultado de la exposición al polvo que contiene químicos en el asbesto, fibras de vidrio, plomo y cemento. Diecisiete años después, el Programa de Salud del WTC aborda la atención de las personas que sufren problemas respiratorios, cánceres malignos, problemas digestivos y problemas reproductivos asociados con la exposición.
También afectó a los trabajadores de servicios públicos, médicos forenses, conductores de autobuses y otros. Investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Nueva York realizaron un análisis para determinar si había indicios de que los socorristas podrían tener un riesgo mayor que otros.
El Omega-3 puede proteger contra el daño pulmonar en los socorristas
El equipo cree que su experimento es el primero en sugerir que los compuestos presentes en los socorristas podrían prevenir la enfermedad. Midieron los metabolitos, que son químicos que el cuerpo produce al descomponer grasas, proteínas y carbohidratos. Los metabolitos son subproductos naturales que resultan de la descomposición de estos macronutrientes.
El estudio relacionó específicamente 30 metabolitos con los socorristas que tenían una menor incidencia de enfermedad obstructiva de las vías respiratorias. Por el contrario, encontraron que aquellos que tenían niveles más bajos también tenían un riesgo mayor de desarrollar una enfermedad pulmonar.
En un comunicado de prensa, los investigadores anunciaron que habían analizado muestras de sangre de 14 000 socorristas y sus pruebas de función pulmonar. Los bomberos son una población única ya que las pruebas de función pulmonar de pre exposición estaban disponibles para muchos de los socorristas.
La prueba de la función pulmonar se ha realizado cada año desde el 11 de septiembre. El estudio encontró químicos específicos que predicen la enfermedad con una precisión del 93.3 %. Los dos grupos de metabolitos más relacionados con la lesión pulmonar fueron los aminoácidos y los lípidos.
Los investigadores no estaban seguros de la función biológica de los aminoácidos en relación con la lesión pulmonar. La mayor concentración apoyó la hipótesis de que algunos bomberos tenían un mayor consumo de proteínas y también un riesgo menor de lesión pulmonar. Sin embargo, también sintieron que era poco probable que la deficiencia de proteínas fuera un problema en los bomberos activos.
Se encontraron varios metabolitos lipídicos en cantidades más altas en aquellos que no tenían lesión pulmonar. El ácido eicosapentaenoico (EPA) en particular actúa como un precursor para reducir su respuesta inflamatoria y su respuesta inmune a cualquier lesión. Este efecto pudo ayudar a reducir el daño en los socorristas provocados por la exposición a toxinas.
El investigador principal George Crowley discutió la importancia que estos datos podrían tener en la prevención. También compartió posibles recomendaciones para los socorristas que participan en casos de desastre y sugirió que los médicos analicen la sangre de sus pacientes y usen los resultados para ayudar a guiar el tratamiento.
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Los factores de riesgo cardíaco pueden ser otro predictor de daño pulmonar
El mismo equipo publicó hallazgos en la revista Chest que muestran que los factores de riesgo de enfermedad cardíaca también pueden predecir el daño pulmonar persistente en los socorristas del 11 de septiembre.
Los datos demostraron que los rasgos del síndrome metabólico eran un predictor más fuerte de la disfunción pulmonar que el tabaquismo o la cantidad de exposición a la que el personal de emergencia estuvo sujeto en el sitio del ataque.
Los síntomas del síndrome metabólico incluyen presión arterial alta, obesidad abdominal y triglicéridos altos en la sangre. La Dra. Anna Nolan, colaboradora principal del estudio de la Facultad de Medicina de la NYU, dijo: "Un tercio de la población en la mayoría de los países occidentales tienen obesidad abdominal, resistencia a la insulina y problemas con los lípidos altos".
Los investigadores también notaron que el síndrome está relacionado con un riesgo mayor de diabetes tipo 2, accidente cerebrovascular y enfermedad cardíaca. La combinación de partículas y síndrome metabólico fue interesante para los investigadores ya que los problemas con la contaminación del aire y las partículas se están volviendo más comunes.
El equipo analizó los datos de los bomberos inscritos en el Programa de Salud del WTC y descubrió que las 1 208 personas que desarrollaron una lesión pulmonar en 2017, tenían más probabilidades de tener sobrepeso u obesidad y síndrome metabólico. Los datos indican que la obesidad es un factor de riesgo mayor que el alto nivel de azúcar en sangre y la resistencia a la insulina.
La Dra. Anne Dixon del Centro Médico de la Universidad de Vermont no participó en el estudio, pero dijo que encontró los resultados muy importantes porque muestra "un vínculo claro" entre el síndrome metabólico y un riesgo mayor de enfermedad pulmonar.
El Omega-3 protege contra las infecciones bacterianas secundarias
Investigaciones anteriores también han demostrado que los ácidos grasos omega-3 pueden ayudar a reducir las infecciones bacterianas en los pulmones de quienes padecen la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC).
La investigación de la Facultad de Medicina y Odontología de la Universidad de Rochester demostró que los derivados de omega-3 son efectivos para eliminar la Haemophilus influenzae no tipificable que puede volverse problemática en las personas con EPOC.
Las infecciones pulmonares pueden poner en riesgo la vida de quienes padecen la enfermedad obstructiva de las vías respiratorias, igual que a los socorristas que están expuestos a múltiples toxinas.
Richard Phipps, Ph. D., fue parte del equipo que descubrió que el omega-3 proporciona precursores para detener la inflamación excesiva en los pulmones. Usando ratones, los datos muestran que, a diferencia de los medicamentos utilizados en el estudio, el omega-3 ayuda a reducir la inflamación sin detener la capacidad de los animales para eliminar las bacterias.
Incluso puede acelerar el proceso de eliminación de bacterias en general.
Las grasas omega-3 afectan su función mitocondrial
Sus niveles de omega-3 también pueden afectar su función mitocondrial o su mal funcionamiento. La enfermedad mitocondrial es un grupo de afecciones atribuidas a la disfunción de las mitocondrias que hacen que los orgánulos no puedan generar energía de manera efectiva.
Algunos de los efectos más profundos se hacen evidentes en el cerebro y los músculos, incluido el corazón.
Otros órganos afectados son el hígado, los ojos y los riñones. Los investigadores han descubierto que, las grasas omega-3 se encuentran entre los componentes nutricionales más prometedores, desempeñan un papel crucial en el manejo de la disfunción mitocondrial.
Sus mitocondrias son importantes en la producción de energía y la señalización de calcio, así como en la apoptosis y la autofagia.
En un estudio realizado en animales, la administración oral de grasas omega-3 demostró un efecto positivo sobre la función mitocondrial y la neuroprotección. La administración de grasas omega-3 a las células en un laboratorio demostró la capacidad de inducir genes metabólicos y la tasa metabólica, lo que aumento el contenido mitocondrial en comparación con las células de control.
Uno de los signos de la edad avanzada es la remodelación de las membranas celulares en el corazón. Un impacto en esta remodelación es la función mitocondrial, que desempeña un papel en el mantenimiento de la producción de energía. Algunos de los cambios que ocurren durante el envejecimiento predisponen a las células cardíacas a lesiones isquémicas y muerte celular.
Los cambios en la membrana mitocondrial se exacerban por la presencia de grasas poliinsaturadas omega-6. Esto tiene una consecuencia significativa en la eficiencia de la función celular.
Los investigadores han descubierto que los cambios en la alimentación que involucran mayores cantidades de grasas omega-3 ayudan con los problemas metabólicos que afectan el envejecimiento y facilitan la producción de energía mitocondrial.
El índice de Omega-3 puede ofrecer información acerca de sus niveles
El estudio presentado señala solo uno de los beneficios de mantener los niveles óptimos de grasas omega-3. Desafortunadamente, aunque la mayoría de las personas obtienen más que suficiente omega-6 de los aceites vegetales, aderezos para ensaladas, mayonesa y frutos secos, no obtienen la cantidad suficiente de omega-3.
Técnicamente, las grasas omega-3 se encuentran en fuentes vegetales y animales, pero como lo muestro a continuación, las fuentes animales son las mejores para su cuerpo.
Mantener niveles óptimos de omega-3 también se relaciona con una reducción en los niveles de obesidad y en la prevención de enfermedades crónicas como enfermedades cardiovasculares, cáncer, enfermedades autoinmunes, enfermedad del hígado graso no alcohólico y Alzheimer.
Conocer su nivel de omega-3 ayuda a determinar la cantidad de cambio necesario para tener sus niveles en la categoría de bajo riesgo. William Harris, Ph. D., desarrolló el índice omega-3 en un análisis de sangre que mide la cantidad de omega-3 en los glóbulos rojos. Esto refleja la cantidad en su cuerpo y no tiene nada que ver con las comidas recientes.
La prueba se ha utilizado para evaluar datos, cuyos resultados demuestran que un rango saludable de omega-3 medido en las células sanguíneas es del 8 % al 12 %. GrassrootsHealth, una organización de investigación independiente con la que nos asociamos, ofrece un kit de prueba de omega-3 y vitamina D casera.
Los resultados son completamente privados y no requieren de visitar a algún médico o al laboratorio. Una vez que envían su muestra y cuestionario por correo, generalmente sus resultados están listos dentro de 10 a 20 días después de que el laboratorio reciba su muestra.
Ofrezco este kit de prueba simplemente por conveniencia y cortesía, ya que no me beneficio ni participo en la prueba de ninguna manera.
Una vez que tenga sus resultados, sabrá cuánto omega-3 necesita para alcanzar un nivel bajo de riesgo. Puede usar esta calculadora gratuita.
Elija su fuente de Omega-3 sabiamente
Aunque su cuerpo necesita fuentes vegetales y animales de grasas omega-3, éstas no son intercambiables. El omega-3 de origen vegetal proporciona ácido alfa linoleico (ALA), que su cuerpo lo convierte ineficientemente en EPA y muy poco en DHA. Las fuentes vegetales de omega-3 incluyen semillas de linaza, frutos secos, semillas de calabaza y semillas de chía.
Estos ayudan a aumentar su consumo general de ALA.
Los suplementos de pescado y aceite marino son una fuente directa de EPA y DHA. Los EPA y DHA son esenciales en la digestión, la coagulación de la sangre, la memoria, el aprendizaje y las funciones de los receptores celulares. Debe obtenerlos a través de su alimentación. Para hacerlo puede optar por aumentar su consumo de salmón salvaje de Alaska, caballa, anchoas y arenque.
Sin embargo, si no están disponibles, elija usar un suplemento de aceite de kril en lugar del aceite de pescado. Dado que los ácidos grasos son insolubles en agua, se deben empaquetar en un tipo de lipoproteína para transportarse dentro de la sangre.
Un suplemento de aceite de pescado sin procesar se une a los triglicéridos, mientras que el aceite de kril se une principalmente a los fosfolípidos.
Son los fosfolípidos en el aceite de krill los que hacen que esta forma de suplemento de omega-3 sea biodisponible en las primeras 72 horas. A medida que consume aceite de pescado, el hígado debe unirlo a una fosfatidilcolina mientras que el kril ya contiene esta sustancia; es una razón más para demostrar que el aceite de kril tiene una absorción celular más eficiente.
Además de estas ventajas, el aceite de pescado tiene una mayor probabilidad de daño oxidativo, lo que lo hace menos estable que los otros suplementos. Al probar 54 de los suplementos más vendidos, un laboratorio encontró que el 59.2 % de los productos tenían niveles de omega-3 que variaban en más del 10 % de lo que estaba etiquetado en la botella.
Las pruebas también revelaron que el 92.5 % tenía cantidades medibles de mercurio, que se sabe que dañan el sistema nervioso, el tracto digestivo y el sistema inmunológico, así como en los pulmones, la piel y los riñones.