El escritor que predijo acertadamente los eventos actuales

Análisis escrito por Dr. Joseph Mercola Datos comprobados

La tecnología como enemiga de la libertad

Historia en Breve

  • Aldous Huxley escribió la novela titulada "Un mundo feliz", una visión de pesadilla de una sociedad futura conocida como el "Estado Mundial", gobernada por la ciencia y la eficiencia, donde no existen las emociones ni la individualidad, y donde las relaciones personales son mínimas
  • Cuando Huxley escribió el libro, el optimismo sobre los avances tecnológicos era alto y existía la creencia de que la tecnología resolvería muchos problemas del mundo. “Un mundo feliz” demuestra la ingenuidad de tales esperanzas al demostrar lo que puede suceder cuando la tecnología se lleva al extremo
  • Huxley predijo la capacidad tecnológica para eludir la razón y manipular el comportamiento por medios subliminales. Hoy en día, las plataformas de redes sociales y los motores de búsqueda utilizan sofisticados algoritmos de inteligencia artificial para enviarnos ciertos mensajes
  • Se cree que las ideas de Huxley influyeron en la planificación de la tecnocracia. La Agenda 2030 del Foro Económico Mundial incluye el dicho de que "no tendrá nada y será feliz"
  • Huxley sostiene que para crear el futuro distópico que presenta en su libro, es necesario centralizar la riqueza, el poder y el control. Por lo tanto, la mejor forma de protegerse es insistir en la descentralización

Una entrevista que le hizo Mike Wallace a Aldous Huxley en 1958, en realidad, es un gran vistazo al pasado.

Tal vez recuerde que Huxley escribió la novela clásica llamada "Un mundo feliz", en la que presenta una visión distópica de una sociedad futura conocida como el "Estado mundial", una sociedad gobernada por la ciencia y la eficiencia, donde no existen las emociones ni la individualidad, y donde las relaciones personales son mínimas.

Se clona y se cría a los niños en “criaderos”, donde condicionan su rol en la sociedad desde una edad temprana. No existen madres ni padres, ya que está prohibida la procreación natural. No hay unidades familiares.

Los embriones se clasifican y reciben tratamientos hormonales en función de la clasificación social destinada, que de mayor a menor son Alfa, Beta, Gamma, Delta y Épsilon. Los Alfas se crían y condicionan para ser líderes, mientras que los Épsilones se diseñan para realizar trabajos serviles y para no tener capacidades intelectuales.

Cuando Huxley escribió el libro en 1931 (se publicó al año siguiente), el optimismo acerca de los avances tecnológicos era alto y se creía que la tecnología resolvería muchos de los problemas del mundo. El libro “Un mundo feliz” demuestra la ingenuidad de tales esperanzas al presentar lo que puede suceder cuando la tecnocracia se lleva al extremo.

Huxley creía que su mundo de horror se aproximaría muy pronto, y hoy, 60 años después, vemos que el "Estado mundial" de Huxley se aproxima en forma de la agenda transhumanista de la Cuarta Revolución Industrial y El Gran Reinicio, diseñado para incluirnos en una red de vigilancia constante y control externo.

Enemigos de la libertad

Huxley también escribió una serie de ensayos llamados "Enemigos de la libertad", los cuales analiza en la entrevista. La serie describe "fuerzas impersonales" que "quieren menos libertad" y "dispositivos tecnológicos" que se pueden utilizar para imponer más rápido un control de población cada vez mayor.

Huxley señala que a medida que la tecnología se hace más compleja y complicada, se vuelve necesario formar organizaciones jerárquicas más elaboradas para administrar todo. La tecnología también permite máquinas de propaganda más efectivas que se pueden administrar a través de esas mismas jerarquías de control.

Huxley cita el éxito de Hitler y señala que, además del uso efectivo del terror y la fuerza bruta, “también utilizó una forma muy eficiente de propaganda. Ya que impuso su voluntad con todas las personas, gracias a la radio que todos utilizaban”.

Con la aparición de la televisión, Huxley previó cómo un liderazgo autoritario se podría convertir en una fuente "continua" de una sola idea, para lavar el cerebro del público de forma efectiva.

Más allá de eso, Huxley predijo la capacidad tecnológica para "ignorar el lado racional del hombre" y manipular el comportamiento de las personas al influir en su subconsciente. Esto es justo a lo que nos enfrentamos hoy.

Google y Facebook han recopilado sus datos personales durante casi dos décadas. Han creado enormes almacenes de servidores que son capaces de analizar estos datos con un software de inteligencia artificial y con aprendizaje profundo, para extraer información y generar detalles muy precisos sobre qué tipo de propaganda y de narrativa se requiere para manipularlo de forma disimulada y así conseguir el comportamiento que desean.

Huxley también señala los peligros inherentes de la publicidad, en especial en lo que respecta al marketing de ideas y de ideologías políticas:

“La democracia depende de que el votante haga una elección inteligente y racional por lo que él considera su propio interés en cualquier circunstancia, pero, existen propósitos particulares para vender bienes, y lo que hacen los propagandistas dictatoriales es tratar de eludir el lado racional de los hombres y apelar de manera directa a estas fuerzas inconscientes para que de alguna manera usted haga una tontería en el procedimiento democrático, que se basa en una elección consciente o en un fundamento racional.

Es obvio que los niños son mucho más influenciables que los adultos y, de nuevo, supongamos que, por una razón u otra, toda la propaganda estuviera en manos de unas pocas agencias, con lo cual tendría una fuerza muy poderosa que juega con los niños que eventualmente van crecer y se convertirán en adultos.

Puede leer en el diario comercial los relatos más importantes sobre la importancia de apoderarse de los niños, para después convertirlos en compradores leales de la marca. Traduzca esto en términos políticos, el dictador dice que cuando sean mayores, serán compradores leales de ideología".

Publicidad
Sabe a azúcar, aumenta la longevidad y mejora el estado de ánimoSabe a azúcar, aumenta la longevidad y mejora el estado de ánimo

La descentralización protege la libertad y la centralización la roba

Huxley sostiene que para crear el futuro distópico que presenta en su libro, es necesario centralizar la riqueza, el poder y el control. Por lo tanto, la mejor forma de protegerse es insistir en la descentralización. Es sorprendente que hace 60 años Huxley demostró su inteligencia al comprender este principio tan importante.

Creo que la descentralización del Internet es necesaria para evitar la censura y la manipulación en el futuro. Esto significa que los sitios web y las plataformas no se deben almacenar en un lugar central que se pueda controlar y manipular fácilmente, sino que se deben distribuir a miles y millones de computadoras en todo el mundo. Eso sería lo ideal debido a que no existiría un almacenamiento central y no se podría eliminar.

Las plataformas descentralizadas evitan que la mayor parte del poder resida en una persona. Las tecnologías que se pueden utilizar muy fácil para controlar la narrativa pública también deben permanecer descentralizadas, de modo que ninguna persona o agencia tenga el poder de manipular e influir en el público. Nuestros monopolios actuales de las redes sociales son un ejemplo perfecto de lo que Huxley nos advirtió. 

Lo mismo ocurre con las instituciones económicas. Hoy, podemos ver cómo el papel del banco central (en los Estados Unidos conocido como la Reserva Federal), una entidad de propiedad privada con el poder de dividir países enteros con fines de lucro, nos lleva a un nuevo sistema económico global que empobrece y literalmente esclaviza a todos, con la excepción de los propios banqueros tecnocráticos y sus aliados globalistas.

Nuestro presente orwelliano

Un contemporáneo y estudiante de Huxley fue George Orwell (nombre real Eric Blair), autor de otro clásico distópico llamado "1984" y que fue publicado en el año 1949. Ambos libros, "1984" y "Un mundo feliz", comparten la similitud de que ambos representan un futuro carente de las cosas que relacionamos con tener una vida sana, libre, creativa, con propósito y agradable.

En "1984", el contexto es una sociedad donde un "Gran Hermano" que todo lo sabe y todo lo ve gobierna con mano de hierro. Los ciudadanos están bajo vigilancia constante. No existe la privacidad y el lenguaje se adapta para justificar y glorificar la opresión.

Algunos de los acontecimientos del año 2020, podrían haberse sacado de las páginas de "1984", ya que los alegres presentadores de noticias describieron los disturbios como "protestas en su mayoría pacíficas", incluso cuando las ciudades estaban envueltas en llamas y la gente moría en las calles. Para las personas que están familiarizadas con el libro, tales escenas eran difíciles de ver sin recordar el "doble pensamiento" descrito en “1984”.

Comparación de Orwell con Huxley

Sin embargo, existen diferencias entre las dos obras. Aunque Orwell prevé que las personas sean esclavizadas a la fuerza por una agencia externa y mantenidas en ese estado por la misma, la visión de Huxley es una en la que las personas han estado tan condicionadas que llegan a amar su esclavitud. En ese momento, no se requiere ningún gobernante autoritario externo.

Si lo piensa, estoy seguro de que estará de acuerdo en que esta es la estrategia más eficaz para tomar el control de la población. La ley de Moore y la mejora exponencial en la capacidad de procesamiento de la computadora, ha acelerado la capacidad de las élites globales para saber cómo implementar un control pacífico que hará que la mayoría implore la tiranía.

En “Un mundo feliz” de Huxley, las personas se enamoraron de las mismas tecnologías que les impiden pensar y actuar con su libre albedrío, por lo que las personas que están esclavizadas mantienen su propia estructura de control.

Como señaló Neil Postman en su libro, "Amusing Ourselves to Death: Public Discourse in the Age of Show Business", en el que compara y contrasta los futuros presentados por Huxley y Orwell:

Orwell temía que se prohibieran los libros. Huxley temía que no hubiera ninguna razón para prohibir un libro, porque no habría nadie que quisiera leer uno.

Orwell le temía a las personas que nos privarían de información. Huxley le temía a las personas que nos darían tanto que nos veríamos reducidos a la pasividad y al egoísmo.

Orwell temía que se nos ocultara la verdad. Huxley temía que la verdad se hundiera en un mar de irrelevancia. Orwell temía que nos convirtiéramos en una cultura cautiva. Huxley temía que nos convirtiéramos en una cultura trivial, preocupada por algún equivalente de los “feelies”, el “orgy-porgy” y el juego “Centrifugal Bumble-Puppy”.

Como comentó Huxley en "Un mundo feliz revisitado", los libertarios civiles y los racionalistas que siempre están alerta para oponerse a la tiranía "no tuvieron en cuenta el apetito casi infinito del hombre por las distracciones".

En "1984", agregó Huxley, las personas se controlan al causarles dolor. En "Un mundo feliz", se controlan al causarles placer. En resumen, Orwell temía que lo que odiamos nos arruinará. Huxley temía que lo que amamos nos arruinará".

La promesa del Gran Reinicio

Se puede discutir sobre quién predijo mejor el futuro, Orwell o Huxley, pero en el análisis final, nos encontramos con una mezcla de ambos. Me parece obvio que Huxley fue más profético y que en realidad fue el mentor de Orwell. Las preocupaciones de Huxley son mucho más serias, ya que la programación es silenciosa y es evidente que los tecnócratas tuvieron mucho éxito al implementar esta estrategia el año pasado.

Dicho esto, nos enfrentamos tanto a la amenaza del autoritarismo y del control que predice Orwell, como a la programación subversiva y subliminal por medio del entretenimiento sin sentido y del atractivo de la conveniencia que propuso Huxley. 

Sin lugar a dudas, la combinación es poderosa y tal vez mucho más efectiva que cualquiera de las estrategias de control. Ya he mencionado cómo se desarrolla el trabajo de Orwell en el mundo real, a través de la gimnasia mental del "doble pensamiento" que obtenemos en estos días de los principales medios de comunicación controlados y centralizados. 

Para ver un ejemplo de cómo las ideas de Huxley influyeron para planificar la tecnocracia, analice el llamado de los globalistas para "reconstruir mejor" y la Agenda 2030 del Foro Económico Mundial, que incluye el dicho de que “no tendrá nada y será feliz”.

La implicación no declarada es que los recursos del mundo estarán controlados por la élite tecnocrática y usted tendrá que pagar por el uso temporal de todo. En realidad, nada le pertenecerá. Todos los artículos y recursos se deben utilizar en conjunto, mientras que la propiedad real está restringida a una clase social superior. 

¿Cómo lo hará feliz este régimen impuesto? Una vez más, la implicación no declarada es que la falta de propiedad es una maravillosa conveniencia. Alquile una maceta y luego devuélvala. ¡No necesita tener espacio extra! ¡Imagine la libertad! Incluso prometen la entrega automática por drones.

La inteligencia artificial, que extrae sus datos sobre todos los aspectos de su existencia a través de casi cada pieza de tecnología y de los dispositivos que posee, dirigirá su vida, predecirá todos sus estados de ánimo y deseos, y satisfará todos sus caprichos. ¡Y además tendrá el lujo de no tener que tomar ninguna decisión!

Esta es la mentalidad que tratan de programar en usted y parece que funciona en la mayoría de las personas. Para otras personas que pueden ver la propaganda como lo que es, estas promesas se ven y se sienten como trampas para ratones. Una vez que muerda el queso, quedará atrapado y perderá su libertad para siempre. Y, como Huxley le dijo a Wallace, la libertad es un requisito para tener una sociedad genuinamente productiva:

“La vida del hombre es imposible sin una medida considerable de libertad individual. La iniciativa y creatividad, son cosas que valoramos, y creo que lo hacemos de forma correcta, pero serían imposibles si no tuviéramos libertad".

Cuando Wallace desafía a Huxley sobre esto último, al señalar que la Unión Soviética se desarrollaba con éxito tanto militar como artísticamente, a pesar de ser un régimen muy controlado, Huxley contraataca y dice que las personas que realizan ese trabajo creativo, en especial los científicos, también recibieron una mayor libertad personal y prosperidad que todos los demás.

Mientras se mantuvieran fuera de la política, llegaban a un escalón superior y tenían mucha libertad, ya que, sin ella, no hubieran podido ser tan creativos e inventivos, dice Huxley. 

Los peligros de la “nueva normalidad”

Esta "nueva normalidad" antihumana que los líderes mundiales quieren que aceptemos es la trampa más grande que existe. A menos que su sueño más preciado sea acostarse en la cama por el resto de su vida, con el cuerpo atrofiado y con un par de gafas de realidad virtual atadas de forma permanente a su cara, debe resistir y oponerse a la "nueva normalidad".

Como señaló el editor de Spiked, Brendan O'Neill, en su artículo del 5 de febrero de 2021, mientras que el primer confinamiento estuvo marcado por un sentido de compañerismo y la promesa de que sería una medida temporal que superaríamos si enfrentábamos juntos el problema. En la tercera ronda, todas las formas de conexión social desaparecieron, al igual que la anticipación de un regreso a la normalidad.

“En el primer confinamiento impuesto por algunos políticos y medios de comunicación, el sueño de la normalidad era lo que mantenía a las personas en marcha. Esta vez, los sueños de normalidad se tratan como 'trastorno' y como una especie de 'negación'”, escribe O’Neill.

No se equivoque. El rechazo de los medios de comunicación para regresar a la normalidad como una quimera sin sentido, es un territorio de propaganda peligrosa. La verdad es que, si abriéramos todo y volviéramos a la normalidad, no ocurriría nada fuera de lo común, en términos de enfermedad y muerte.

Las personas mueren cada año, es una realidad inevitable de la vida, y en el año 2020 no se reportaron más muertes comparado con años anteriores. El COVID-19 no es tan letal como se sospechaba en un principio. Principalmente mata a adultos mayores y a personas con enfermedades crónicas.

Además, ahora contamos con profilácticos y tratamientos efectivos que pueden ayudar a evitar las muertes por COVID-19. Sin embargo, nuestros líderes no quieren que se implementen. Quieren que tenga miedo porque saben que el miedo sirve para catalizar el tipo preciso de capitulación y rendición que necesitan para implementar el Gran Reinicio.

Por desgracia, muchas personas se apegan tanto al miedo que ni siquiera necesitan una figura autoritaria que les diga que cumplan con reglas que no tienen ningún beneficio médico. Actuarán felices como policías designados por el COVID, y se asegurarán de que todas las personas cumplan con las reglas.

No existe nada más poderoso que una persona que cree que morirá si no usa un cubrebocas. Esta no es manera de vivir. No es sano ni saludable. Las obras proféticas de Huxley y Orwell demuestran dónde terminará todo si no retrocedemos.

No permita la “nueva normalidad”

Para terminar, me gustaría que reflexionara sobre algunas partes del artículo de O'Neill, en las que nos advierte sobre la amenaza que representa la cultura del miedo en sí, que es tan peligrosa y dañina como cualquier virus:

“[Spiked] argumentó que el COVID-19 se refractaría a través de la cultura del miedo, lo que podría dañar nuestra capacidad para comprender y enfrentar este nuevo peligro. Esto se ha cumplido. El cambio de la solidaridad social para alentar a la población a pensar en sí misma como enferma, representa una victoria para la visión degradada de la humanidad que nos regala la cultura del miedo.

El paso del gobierno de alentar a las personas a asumir la responsabilidad de limitar sus interacciones sociales a utilizar métodos de terror más antiguos para garantizar el cumplimiento de las medidas de confinamiento, confirmó que la cultura del miedo reduce la capacidad de las personas para enfrentar problemas.

Y la amenaza actual de una Nueva Normalidad, de una distopía eterna post-pandémica de pseudo-interacción distanciada y enmascarada, demuestra que nuestro futuro estará conformado al menos por las ideologías y fuerzas de la cultura del miedo.

Sí, la Nueva Normalidad de la que hablan las élites políticas y culturales estará parcialmente informada por la experiencia del COVID-19 y la necesidad de estar preparados para un virus futuro. Pero también será moldeada por la cultura del miedo y sus ideologías anti-humanas y anti-progreso concomitantes.

Muy pronto la labor de minimizar y de administrar el impacto del COVID-19 se habrá completado, lo que nos dejará con una tarea humanista mucho más amplia de combatir esta cultura y defender un caso más libre, un futuro más dinámico y deslumbrante de crecimiento, conocimiento y compromiso.

Aquellos que subestiman la cultura del miedo no estarán preparados para estas futuras batallas. Habrá una tendencia que lo someterá a la Nueva Normalidad. El resto de nosotros deberíamos mantenernos firmes, incluso ante las difamaciones y las tergiversaciones deliberadas, y además reconocer y afrontar las consecuencias reales y debilitantes que tiene el miedo en la vida cotidiana y en el futuro de la humanidad".