El documental "La Nueva Normalidad" (The New Normal) de Happen.network investiga la teoría de que la pandemia de COVID-19 fue planeada, o que al menos está siendo explotada por un grupo de élite tecnológica que presiona a los gobiernos de todo el mundo para que impongan una agenda totalitaria de la que puedan beneficiarse.
Aquí intervienen muchas cosas, desde datos erróneos que exageran las tasas de mortalidad por COVID-19, hasta problemas evidentes con las pruebas de PCR que producen tasas elevadas de falsos positivos. Cuando exageran de forma intencional las tasas de mortalidad lo que buscan es infundir miedo entre la población, mientras que un número engañosamente alto de casos puede utilizarse como justificación para más confinamientos y cierres comerciales.
Todo esto con el fin de promover su agenda final, "reconstruir" y "reinar" en el mundo en una "nueva normalidad". Pero, todo este proceso comenzó con la Cuarta Revolución Industrial y su objetivo principal es hacer un importante cambio económico y una transferencia de poder, sin embargo, solo pocas personas saben sobre esto.
La Cuarta Revolución Industrial fusionará la inteligencia artificial con los humanos
La Primera Revolución Industrial, que tuvo lugar a principios y mediados del siglo XIX, introdujo el uso de la energía de vapor en todo el mundo. La Segunda Revolución Industrial tuvo lugar desde finales del siglo XIX hasta principios del XX e implicó avances en las industrias del acero, la electricidad y el automóvil.
La Tercera Revolución Industrial, según Klaus Schwab, fundador y presidente ejecutivo del Foro Económico Mundial (WEF), "utilizó la electrónica y la tecnología de la información para automatizar la producción", mientras que la Cuarta Revolución Industrial, dice, ya ha comenzado y "se caracteriza por una fusión de tecnologías que difumina las líneas entre las esferas física, digital y biológica”.
Es la mayor aparición de la inteligencia artificial (IA) y su fusión con los humanos. Por ejemplo, en agosto del 2020, Elon Musk presentó su nueva compañía Neuralink, la cual se encargará de implantar microchips que estarán conectados al cerebro y sincronizados con la IA. Su objetivo es permitir que algún día los humanos puedan controlar extremidades artificiales o incluso realizar telepatía. Musk lo describió como "tener un Fitbit en el cráneo".
Y aunque a algunos les pareció algo realmente innovador, otros lo describieron como un cyborg: convertir a los humanos en máquinas.
Un ex ejecutivo de Google China cree que en los puestos de trabajo los humanos serán remplazados por robots y que en los próximos 10 años muchos trabajos desaparecerán, por lo que las personas deberán aprender a vivir sin trabajar. Amazon también declaró que en un futuro tendrá almacenes de envío totalmente automatizados, en los que los robots hagan todo el trabajo de los humanos, un futuro que podría estar a solo 10 años de distancia.
Para 2025 la mitad de todos los empleados tendrán que "volver a capacitarse"
Como parte del Jobs Reset Summit, el Foro Económico Mundial también declaró que para el 2025, el 50 % de todos los empleados necesitarán volver a capacitarse, "a medida que se afiancen los impactos económicos de la pandemia y la creciente automatización que está transformando los empleos" y además, afirma que para este mismo año podrían desaparecer hasta 85 millones de puestos de trabajo, mientras que podrían crearse otros 97 millones más para dirigir "la nueva división de trabajo entre humanos, máquinas y algoritmos".
Pero es muy probable que solo una pequeña fracción de todas las personas encuentre trabajo en este nuevo mundo impulsado por la inteligencia artificial, por lo que sería necesario crear un ingreso básico universal.
Al principio, esto podría parecer algo bueno, pero cuando se destruye la capacidad de obtener ingresos de forma independiente las personas se volverán dependientes y estarán a merced de la élite que tendrá el control de esos ingresos y recursos que los rodean. En el futuro, también podría surgir la condonación universal de la deuda, a cambio de la pérdida de todos los derechos de propiedad privada. En cuanto a los efectos que tendría todo esto en las personas, Schwab escribió:
“La Cuarta Revolución Industrial, por fin, cambiará no solo lo que hacemos, sino también quiénes somos. Afectará nuestra identidad y todos los problemas relacionados con ella: nuestra privacidad, nociones de propiedad, patrones de consumo, el tiempo que dedicamos al trabajo y al ocio, y cómo desarrollamos nuestras carreras, cultivamos nuestras habilidades, conocemos gente y creamos las relaciones.
Nuestra salud se enfrenta a un cambio y se dirige a un yo "cuantificado", y antes de lo que pensamos podría conducir a la mejora humana. La lista es interminable porque está limitada solo por nuestra imaginación".
En junio del 2019, el Reino Unido anunció que se había asociado con el Foro Económico Mundial (WEF) "para dar forma a la gobernanza global de la innovación tecnológica". En su documento político, "Regulación para la Cuarta Revolución Industrial", se señala:
“Los avances tecnológicos en áreas que van desde la inteligencia artificial hasta las biotecnologías anuncian la llegada de la Cuarta Revolución Industrial que tendrá el poder de reconstruir casi todos los sectores a nivel mundial. Nuestra estrategia industrial posiciona al Reino Unido para aprovechar al máximo esta transformación global".
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El Gran Reinicio
Políticos, líderes empresariales e incluso la familia real se encuentran entre las personas que hace poco comenzaron a hacer un llamado a la sociedad para "reconstruir" todo de una forma mejor. Este eslogan es parte de la campaña "El Gran Reinicio", como publicó la revista Time en su portada de noviembre del 2020. El propietario y copresidente de Time, Marc Benioff, es miembro de la junta directiva del WEF y presidente inaugural del Centro para la Cuarta Revolución Industrial.
Pero el principio de "reconstruir" todo de una forma mejor es eliminar lo que alguna vez fue "normal" y reemplazarlo con algo diferente. Según el WEF, esto implica "reinventar el capitalismo" y reemplazarlo por una "economía de las partes interesadas".
También conocido como capitalismo de las partes interesadas, Forbes describió la economía de las partes interesadas como "la noción de que una empresa se enfoca en satisfacer las necesidades de todas sus partes interesadas: clientes, empleados, socios, la comunidad y la sociedad".
La idea del capitalismo de las partes interesadas existe desde 1932, y también fue respaldada por casi 200 directores ejecutivos de grandes corporaciones en agosto de 2019. Sin embargo, ahora se acelera como parte del Gran Reinicio. Como señaló el documental, el WEF hizo estas predicciones sobre cómo sería el mundo en el 2030 a través de una publicación en las redes sociales. En donde podemos encontrar las siguientes:
- No será dueño de nada y estará feliz por ello.
- Lo que quiera, lo tendrá que alquilar y se lo entregarán con drones.
- "Los valores occidentales habrán sido probados hasta el límite".
Las nuevas políticas del primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, también se ajustan a los objetivos del WEF. En el 2030, las políticas serán prohibir los automóviles de gasolina y diésel, bloquear el acceso de los vehículos a las carreteras secundarias, así como nuevos impuestos de pago por milla que podrían hacer que conducir sea todo un lujo. Es casi como si el Reino Unido intentara evitar que las personas tengan un automóvil.
El siguiente escenario podría ser los automóviles autónomos, lo que una vez más, al principio podría parecer algo bueno, pero que al final roba nuestra autonomía. Según el documental, la IA se encargará incluso de conducir porque lo hace mejor que los humanos, así que, a la larga, las personas dejarán de conducir. Y en algún punto, prohibirán que los humanos conduzcan.
Quieren crear una "Clase Inútil"
Yuval Noah Harari, profesor del departamento de historia de la Universidad Hebrea de Jerusalén, advirtió sobre los peligros de la IA, de manera que la tecnología podría alterar la sociedad humana y el significado mismo de la vida humana de muchas formas. El colonialismo de datos y la dictadura digital son posibilidades muy reales, al igual que la división del mundo en élites ricas y en una "clase inútil", que terminará convirtiéndose en la "colonia de datos explotada".
Cuando se "cree esta clase inútil" habrá una desigualdad nunca antes vista, y cuando digo inútil no me refiero desde el punto de vista de amigos y familiares”, dice Harari, “sino, inútil desde el punto de vista del sistema económico y político. Y esta clase inútil estará cada vez más lejos de la élite más poderosa".
Ya existe una competencia entre Estados Unidos y China por crear armas con inteligencia artificial, lo que dejaría a un lado a los demás países y alteraría el equilibrio global. De acuerdo con Harari:
“Piense qué pasará con las economías en desarrollo una vez que sea más barato producir textiles o automóviles en California que en México.
¿Y qué pasará con la política de cada país dentro de veinte años, cuando alguien en San Francisco o Beijing conozca el historial médico y personal completo de cada político, cada juez y cada periodista de cada país, incluyendo detalles de su vida privada como todas sus escapadas sexuales, todas sus debilidades mentales y todos sus tratos corruptos?
¿Seguirá siendo un país independiente o se convertirá en una colonia de datos? Cuando se tienen datos suficientes no se necesitan soldados para controlar un país".
¿Puede la Fundación Rockefeller predecir el futuro?
La Fundación Rockefeller y Bill Gates también apoyan El Gran Reinicio. En el año 2010, la Fundación Rockefeller publicó un reporte titulado "Escenarios para el futuro de la tecnología y el desarrollo internacional", el cual establece posibles escenarios para explorar formas en las que podrían cambiar la tecnología, el crecimiento/desarrollo y los gobiernos durante las próximas décadas. Una de las situaciones que detallaron fue una pandemia con inquietantes similitudes a la que estamos viviendo:
“En el 2012, finalmente llegó la pandemia que el mundo había estado esperando durante años". A diferencia del H1N1 de 2009, esta nueva cepa de influenza que se originó en los gansos salvajes fue extremadamente virulenta y mortal. Incluso los países más preparados para una pandemia no supieron qué hacer cuando el virus se propagó por todo el mundo, al infectar a casi el 20 % de la población mundial y al matar a 8 millones de personas en solo siete meses, de los cuales la mayoría eran adultos jóvenes sanos.
La pandemia también tuvo un efecto mortal en las economías: la movilidad internacional de personas y de bienes se detuvo, debilitó industrias como el turismo y rompió las cadenas de suministro globales. Incluso a nivel local, las tiendas y los edificios de oficinas permanecieron cerrados durante meses, sin empleados ni clientes".
Durante la pandemia, "los líderes nacionales de todo el mundo ejercieron su autoridad e impusieron reglas y restricciones estrictas, desde el uso obligatorio de cubrebocas hasta controles de temperatura corporal en las entradas a espacios comunes como estaciones de tren y supermercados".
El control autoritario y la supervisión de los ciudadanos continuó incluso después de que terminó la pandemia y se consideró un cambio hacia una "mayor seguridad y estabilidad".
En diciembre de 2020, la Fundación Rockefeller publicó “Recuperar el control: el restablecimiento de la respuesta de Estados Unidos al COVID-19”. Entre sus consejos está aplicar pruebas de COVID-19 en todos lados, incluso en las escuelas, un escenario problemático no solo por su exorbitante costo (un gasto de 42 500 millones de dólares tan solo de febrero a junio de 2021), sino también por los falsos positivos que surgirán de las pruebas defectuosas.
Parecería que lo que buscan es aumentar las tasas de infección de forma intencional con el fin de justificar más confinamientos y cierres comerciales, lo que afectaría aún más a la clase baja y media.
Este podría ser el "momento perfecto" para el Reinicio
Si existiera un plan secreto para apoderarse del mundo, la pandemia de COVID-19 representa el escenario perfecto para lograrlo. Primero, se crea un problema: se libera el coronavirus y se declara una pandemia global. Después, se crea una reacción, que es el miedo. Esto se intensifica, por lo que imponen confinamientos que obligan a cerrar las empresas y destruyen las economías.
La etapa final es cuando se crea la "solución", en este caso, las masas de personas desempleadas podrían recibir un ingreso básico universal que se acredita con identificaciones digitales que se implantan en el cuerpo y que son respaldadas por Microsoft de Gates y los Rockefeller. Se producen ciudades inteligentes, junto con vigilancia 24 horas al día, 7 días a la semana. Esto es posible gracias al lanzamiento de la tecnología 5G, una "actualización" esencial en el rendimiento para digitalizar la sociedad, la vigilancia y la recopilación de datos.
Sin embargo, hay signos de resistencia en todo el mundo, como la marcha de "Policía por la Libertad", que se realizó en España en noviembre de 2020 con el fin de protestar por la violación de las libertades ciudadanas y proteger las libertades civiles. La Alianza Mundial por la Libertad, que se formó en Estocolmo, Suecia en noviembre de 2020 y que también tiene como objetivo defender la libertad a nivel mundial.
En estos tiempos de incertidumbre, algunos lo han comparado con vivir en lo que se conoce como la niebla de la guerra, pero en este caso una niebla de guerra por el COVID. Sin embargo, hay que recordar que ver a través de esta niebla es el primer paso hacia la victoria.