En su artículo del 2 de abril del 2021, titulado "Vaccine Passports and the Recalibration of Social Ethics", el guionista Tom Moran brinda su opinión acerca de cómo los pasaportes de vacunación "coartan uno de los derechos más importantes en una sociedad civilizada: tomar decisiones respecto al propio cuerpo de manera autónoma".
En este momento le están bombardeado con propaganda en forma de "noticias" que afirman o insinúan que vacunarse es un deber patriótico y que negarse a hacerlo es una muestra de egoísmo e inmoralidad. No obstante, como señaló Moran:
"Abstenerse de participar en actos de nobleza no es inmoral en absoluto, en otras palabras, donar sangre permite salvar vidas y no hacerlo está lejos de considerarse un asesinato".
Lo anterior aplica en el caso de las “vacunas” contra el COVID-19, ya que recibirlas solo tiene el potencial de disminuir la gravedad de los efectos secundarios tras infectarse por el SARS-CoV-2; cabe la posibilidad de que permitan prevenir un caso de gravedad que amerite hospitalización, sin embargo, no garantizan la inmunidad y esto implica que aún existe el riesgo de infectarse y transmitir el virus.
¿Deberíamos exigir que las personas se sacrifiquen "por el bien común"?
Es evidente que vacunarse contra el COVID-19 no tiene relación con salvar la vida de otras personas, ya que el individuo que lo haga es el único que obtendrá un beneficio de ello, si es que lo hay. El argumento de algunos es que existe la posibilidad de erradicar el virus y desarrollar la inmunidad colectiva al vacunar a un número considerable de personas, no obstante, nadie ha explicado a detalle cómo funcionaría esto cuando en realidad la vacuna no previene la infección ni la propagación.
Incluso si eso fuera cierto, arriesgar la salud al someterse a una intervención genética experimental debe ser una decisión personal como lo ha sido hasta ahora y debe tomarse bajo pleno consentimiento informado, lo que es casi imposible debido a la censura de cualquier cosa que no sea información complementaria sobre la vacuna. Para algunos, los beneficios posibles podrían valer el riesgo, mientras que para otros, los riesgos potenciales pueden superar con creces los beneficios. Todos somos distintos.
"Si pertenece a un grupo sanguíneo poco común, su sangre tiene un valor superior para la sociedad en comparación con la de muchos, sin embargo, esto no implica que tenga la obligación moral, social o legal de donarla para proteger a otras personas", escribe Moran.
“La libertad de decisión del individuo es un derecho cuya importancia supera el "bien común" de la sociedad. Siempre hemos sido conscientes de esto y es por eso que la donación de sangre es voluntaria, por lo que abstenerse de hacerlo no amerita una sanción y participar tampoco se recompensa, más que con una calcomanía y una galleta. Cualquier forma de coerción sería reprobable desde el punto de vista moral.
En una sociedad civilizada, uno de los derechos fundamentales de los ciudadanos es que cuenten con una autonomía absoluta que les permita tomar decisiones respecto a su propio cuerpo. Dicha autonomía es de tal importancia que, incluso, sigue vigente después de nuestra muerte. Nuestro consentimiento previo es necesario para que se autorice la extracción de nuestros órganos con el fin de realizar trasplantes que permitan salvar vidas. Convertirse en donador de órganos (algo que también es muy bueno) solía ser un sistema optativo hasta hace poco tiempo. Una vez más, participar no se recompensa y abstenerse no amerita una sanción.
Cualquier intervención médica que represente un beneficio para la sociedad y que no favorezca al individuo debe ser voluntaria sin excepción. Los derechos, las libertades o las oportunidades que se confieren a un individuo en sociedad nunca deben estar supeditados a la participación en un acto como ese".
Moran le pide que considere la situación hipotética de que necesite donar sangre para conseguir entradas a un espectáculo de Broadway, o que le soliciten mostrar su tarjeta de donador de órganos para que le permitan entrar a un restaurante. ¿Y si tuvieras que donar médula ósea para tener el privilegio de asistir a un evento deportivo?
Las personas tienen el derecho a evaluar el riesgo personal y a priorizar su propia calidad de vida; ridiculizar ese derecho y señalarlo como una atrocidad es un fenómeno peligroso e inhumano. La idea de que tu cuerpo físico pertenece al estado y que no tienes derecho a tomar tus propias decisiones sobre lo que se puede hacer con él, no es nada más que esclavitud.
Publicidad
![Sabe a azúcar, aumenta la longevidad y mejora el estado de ánimo]()
![Sabe a azúcar, aumenta la longevidad y mejora el estado de ánimo]()
Las universidades implementan revisiones diarias de COVID
Nos están privando de nuestras libertades individuales básicas a una velocidad vertiginosa. Por ejemplo, la Universidad de Cornell anunció hace poco que los estudiantes que regresen durante el otoño a los campus de Ithaca, Ginebra y Cornell Tech deben vacunarse contra el COVID-19.
Los estudiantes tendrán que registrar su estado de vacunación contra el COVID-19 en la aplicación escolar que está destinada a verificarlo y que, por lo tanto, permitirá garantizar el cumplimiento de dicha norma. Los estudiantes tienen la posibilidad de reclamar una exención médica o religiosa, aunque los detalles sobre lo que se aceptará no se incluyen en la declaración.
En función del nivel general de vacunación en el campus, es posible que se requiera que los estudiantes y el personal usen cubrebocas o que recurran a herramientas de educación en línea para limitar la cantidad de personas que se presenten al aula. Pero eso no es todo.
Los estudiantes que asistan al campus también deben iniciar sesión en la aplicación de verificación diaria y completar un examen médico en línea, "todos los días, antes de su llegada". En esencia, cada día que desee ingresar a las instalaciones del campus debe confirmar que no presenta síntomas antes de asistir y que no se ha expuesto recientemente a una persona sintomática. Esta revisión médica también debe realizarse los fines de semana.
Reeducación para estudiantes que no usen cubrebocas
Si bien la revisión médica de Cornell, que se realiza los siete días de la semana, puede parecer un poco extrema, los estudiantes de la secundaria Clearwater High School, en el estado de Florida, Estados Unidos, enfrentan condiciones que son aún peores, ya que los estudiantes que sean sorprendidos sin su cubrebocas se enviarán a un programa de “reeducación” para que sean formados acerca de lo importante que es usar cubrebocas para la salud pública. Una declaración pública de la secundaria Clearwater High School menciona lo siguiente al respecto:
“El uso de cubrebocas es un asunto de salud pública. Los estudiantes que no cumplan con esto cuando se requiera o que se nieguen a hacerlo, deben ser reeducados acerca de su importancia. Si después de la reeducación siguen sin cumplir, se debe notificar al personal administrativo sobre los estudiantes en cuestión”.
Se pensaría que los funcionarios de salud con mentalidad social evitarían hacer uso de términos autoritarios como "reeducación" en una situación como esta y el hecho de que no lo hagan puede considerarse como una señal de que las restricciones propias del COVID-19 en verdad buscan la implementación de un sistema de control público. En dicho sistema, los niños necesitan ser adoctrinados y el adoctrinamiento es justo lo que esta declaración anuncia que se llevará a cabo.
El objetivo era monitorear pasaportes desde el principio
Hasta el momento, he escrito muchos artículos que detallan "ensayos generales" y varios planes globalistas que muestran que nuestras respuestas ante la pandemia del COVID-19 han sido planeadas desde el inicio. Diversos artículos describen una variedad de escenarios catastróficos que podrían facilitar el despliegue de un sistema tecnocrático global.
Da la casualidad de que el COVID-19 era una excelente oportunidad para que los globalistas implementaran una gran variedad planes secretos y sistemas de control de manera simultánea, lo que incluye el confinamiento que tuvo como consecuencia que un gran número de empresas privadas se vieran afectadas de forma "natural" y que aumentara la vigilancia y extracción de datos en la forma de aplicaciones para el seguimiento del COVID. Ahora, lo que sigue son los pasaportes de vacunación.
Como lo informó el diario The Guardian, los pasaportes de vacunación se planearon mucho antes de que la idea se diera a conocer públicamente:
“Un informe gubernamental con fecha de diciembre valoró de qué manera se podría hacer uso de los certificados COVID para decidir si se debería permitir la entrada a eventos deportivos, bares y otros espacios concurridos; esto se llevó a cabo varios meses antes de que los ministros confirmaran el plan a seguir de forma pública.
Un documento preparado para el servicio de prueba y rastreo del NHS (Test and Trace), que The Guardian tuvo oportunidad de revisar, es evidencia de que la investigación analizó si los certificados podrían condicionar la asistencia a eventos familiares como bodas u otras reuniones casuales, por pequeñas que fueran.
El informe, con fecha del 17 de diciembre, fue preparado por el personal de Zühlke Engineering, una consultora con sede en Suiza que ha colaborado en el desarrollo de la aplicación de rastreo de contactos COVID del Reino Unido y cuyo personal forma parte del equipo de prueba y rastreo".
El engaño como estrategia para implementar la vacunación como requisito
En el caso de los Estados Unidos y del Reino Unido, las órdenes judiciales para exigir los pasaportes de vacunación no se implementarán a nivel federal según los funcionarios de gobierno, por lo que es de vital importancia comprender lo que se está llevando a cabo en realidad. Los líderes gubernamentales de los países que pertenecen al sistema democrático son conscientes de que la constitución les prohíbe exigir pasaportes sanitarios como condición para participar en funciones sociales de carácter habitual.
En cambio, lo que están haciendo es alentar a las empresas privadas para que lo hagan y responsabilizarlas por ello. El resultado final es el mismo, no obstante, el gobierno evade la responsabilidad de eludir la Constitución y las leyes.
Se espera que un número considerable de empresas privadas exijan los pasaportes de vacunación, por lo que serán obligatorios si alguien desea realizar actividades habituales que quizás sean tan importantes como comprar alimentos en una tienda de abarrotes. A grandes rasgos, las personas no tendrán más remedio que acatar las normas.
Hasta ahora, solo algunos gobernadores en los Estados Unidos han dado un paso al frente y están emitiendo órdenes ejecutivas y redactando leyes estatales que buscan prohibir que los pasaportes de vacunación sean un requisito, o que las empresas privadas soliciten a los clientes que demuestren su estado de vacunación. Ellos reconocen que estos certificados atentan contra el derecho a la vida misma de sus electores.
Si las cosas marchan bien, más líderes estatales verán estos pasaportes como lo que son en verdad: un mecanismo de control totalitario, y buscarán una legislación para prohibir que las empresas privadas y las entidades gubernamentales los soliciten.
Es evidente que se avecinan grandes desafíos, sin embargo, confío plenamente en que lograremos detener esta insensata toma de poder que conduce a la esclavitud. Por todo lo anterior, advierta a todos los que confían en su juicio y anímelos a reconocer que se les está ofreciendo mera propaganda, cuyo objetivo principal no es liberarlos del virus, sino, en última instancia, hacerlos esclavos del gobierno.