Hay varios casos de hospitalización y un caso de muerte en adolescentes sanos tras recibir alguna de las vacunas experimentales contra el COVID-19 que se distribuyeran bajo la Autorización de Uso de Emergencia (EUA) que otorgó la Administración de Alimentos y Medicamentos a los fabricantes de vacunas en los Estados Unidos. Estos eventos adversos son tan trágicos porque entre los niños y adolescentes el COVID-19 tiene una tasa de supervivencia del 99.997 %, por lo que la necesidad de vacunarlos es bastante cuestionable.
Uno de los riesgos de recibir un procedimiento médico experimental como la vacuna contra el COVID-19 es que las personas que lo reciben se convierten en parte del experimento y pueden ocurrir reacciones adversas inesperadas, que incluso ocurren con vacunas que se ha utilizado durante décadas.
Y aunque las reacciones suelen ser leves como dolores de cabeza, dolores musculares, escalofríos y fiebre, en otros casos, las reacciones podrían ser graves, debilitantes e incluso mortales.
Hasta el 30 de abril de 2021, el Sistema para Reportar Eventos Adversos a las Vacunas (VAERS) había recibido 3837 reportes de muerte, pero investigaciones previas demostraron que el VARS, un sistema de notificación pasivo y voluntario, solo recibe reportes de entre el 1 % y 10 % de las reacciones adversas, por lo que el número real podría ser mucho mayor y en 2011, el gobierno estadounidense financió un estudio que encontró que menos del 1 % de los eventos adversos de las vacunas se reportan al VAERS.
Adolescente sano desarrolla coágulos de sangre en el cerebro tras recibir la vacuna
El 21 de abril de 2021, Everest Romney de 17 años recibió una vacuna COVID-19 en Draper, Utah, al día siguiente, su cuello se inflamó y desarrolló fuertes dolores de cabeza, que persistieron durante días. “No podía mover el cuello sin la ayuda de sus manos”, dijo su madre, Cherie Romney para ABC 4 News.
Al principio, el pediatra de Everest dijo que los síntomas del cuello se debían a un tirón muscular, pero Everest también desarrolló fiebre, por lo que su madre comenzó a buscar alguna explicación.
El pediatra le recetó antibióticos y un collarín al sugerir que podría deberse a una lesión porque Everest juega baloncesto, pero después de que las migrañas continuaron durante más de una semana, Cherie presionó para que le sacaran una tomografía computarizada, que reveló tres coágulos de sangre, dos dentro y uno fuera del cerebro.
Después de pasar un tiempo en la unidad de cuidados intensivos, Everest fue dado de alta, pero persistió la inflamación en sus ojos y no saben qué consecuencias tendrá a futuro. “Lo que más me pesa es que permití que se vacunara, estaba bien antes de hacerlo, pero cuando todo sale mal, te arrepientes y no puedes hacer nada al respecto, ha sido una experiencia horrible", dijo Cherie.
Joven de 18 años hospitalizada por coágulos de sangre tras recibir vacuna contra el COVID
En el área de Las Vegas, Emma Burkey una joven de 18 años también desarrolló coágulos de sangre en su cerebro después de recibir la vacuna contra el COVID-19. Recibió la vacuna Janssen de Johnson & Johnson el 20 de marzo de 2021 y a las dos semanas entró en coma inducido por convulsiones y coágulos de sangre en su cerebro.
Y actualmente se está recuperando en un centro de rehabilitación, pero Bret Johnson, el ministro de Burkey a quien se le pidió que actuara como portavoz, dijo para Fortune: “no sabemos qué pasará con Emma, ni cuánto tiempo le tomará recuperar la vida que llevaba".
El 13 de abril de 2021, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) anunció que detendría el uso de la vacuna contra el COVID-19 de Johnson & Johnson en los Estados Unidos después que se reportaron seis casos de coágulos de sangre raros y graves que se conocen como trombosis del seno venoso cerebral (CVST) combinados con niveles bajos de plaquetas (trombocitopenia) y, en consecuencia, hubo un reporte de muerte.
En conjunto, esta enfermedad se conoce como síndrome de trombosis-trombocitopenia (STT) y entre el 13 y el 23 de abril de 2021, el VARS recibió al menos nueve reportes más, todos de mujeres de entre 18 y 59 años.
La vacuna experimental contra el COVID-19 de Johnson & Johnson utiliza un vector de adenovirus humano para administrar ADN de doble hélice para la proteína spike del SARS-CoV-2 en las células, similar a la vacuna experimental contra el COVID-19 de AstraZeneca/Oxford, que utiliza un vector de adenovirus de chimpancé.
El 10 de mayo de 2021, un panel de expertos en Noruega recomendó que se dejaran de utilizar las vacunas contra el COVID de AstraZeneca y Johnson & Johnson en aquel país debido al riesgo de coágulos de sangre.
Dinamarca también rechazó la vacuna de Johnson & Johnson por la misma razón, mientras que, en los Estados Unidos, la FDA y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) recomendaron reanudar el uso de esta vacuna, al indicar: "esta vez, los datos disponibles sugieren que la probabilidad de que ocurra TTS es muy baja, pero la FDA y los CDC seguirán investigando este riesgo".
Sin embargo, agregaron una advertencia sobre el riesgo en su "Hoja de datos para receptores y cuidadores", que dice:
“Se han producido coágulos de sangre que involucran vasos sanguíneos en el cerebro, abdomen y piernas junto con niveles bajos de plaquetas (células sanguíneas que ayudan al cuerpo a detener el sangrado) en algunas personas que han recibido la vacuna contra el COVID-19 Janssen [Johnson & Johnson]. En las personas que desarrollaron estos coágulos sanguíneos y niveles bajos de plaquetas, los síntomas comenzaron una o dos semanas después de vacunarse.
La mayoría de las personas que desarrollaron estos coágulos sanguíneos y niveles bajos de plaquetas eran mujeres de entre 18 y 49 años de edad y la posibilidad de que esto ocurra es muy baja. Pero si presenta alguno de los siguientes síntomas después de recibir la vacuna contra el COVID-19 Janssen, busque atención médica de inmediato:
- Dificultad para respirar
- Dolor de pecho
- Inflamación en la pierna
- Dolor abdominal persistente
- Dolores de cabeza intensos o persistentes o visión borrosa.
- Formación de moretones o pequeñas manchas de sangre debajo de la piel más allá del lugar de la inyección
Pero es posible que estos no sean todos los posibles efectos secundarios de la vacuna contra el COVID-19 Janssen, podrían ocurrir otros efectos graves e inesperados".
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El VAERS recibió un reporte de muerte de un adolescente, donde la vacuna contra el COVID fue un factor
Otro reporte devastador señala que, en Colorado, un joven de 15 años sin enfermedades y alergias preexistentes, murió de insuficiencia cardíaca dos días después de recibir la vacuna contra el COVID-19 de Pfizer.
En una entrevista para Yahoo News, Tom Shimabukuro, subdirector de la Oficina de Seguridad de las Inmunizaciones de los CDC, menosprecia este reporte al afirmar:
“Cualquiera puede hacer un reporte y la información no se verifica, si se clasifica como grave, los CDC realizan un seguimiento para obtener registros médicos. Algunos de estos reportes pueden ser reacciones adversas reales a causa de la vacuna, pero otros solo son eventos de salud coincidentes y que no se relacionan para nada con la vacuna. Los beneficios de la vacunación superan por mucho sus riesgos”.
El VAERS recibió al menos cinco reportes de muerte tras la vacunación contra el COVID-19 en la categoría de 6 a 17 años, y también hubo otros trece reportes de lesiones potencialmente mortales o discapacidad permanente entre este grupo de edad. A pesar de los riesgos desconocidos y potencialmente mortales, las vacunas contra el COVID-19 se están probando en niños de hasta 6 meses de edad.
Los investigadores de la Facultad de Medicina de Yale dirigen el ensayo clínico de Moderna de una vacuna contra el COVID para niños de 6 meses a 12 años, que cuenta con 6750 participantes y se realiza en 90 lugares de Estados Unidos y Canadá. Pero como señaló el Dr. Inci Yildirim, profesor asociado de pediatría (enfermedades infecciosas) en la Facultad de Medicina de Yale:
“Un ensayo clínico para una vacuna infantil contra el COVID-19 requiere que se consideren varios factores adicionales, los niños no son adultos pequeños y cuando crecen y se desarrollan, también lo hace su sistema inmunológico. No es lo mismo un niño de 16 meses que uno de 16 años, ambos son niños, pero su capacidad de responder a las vacunas es diferente".
Es poco probable que las víctimas de las vacunas obtengan algún tipo de ayuda para las facturas médicas
Burkey, la adolescente que terminó en coma inducido debido a coágulos de sangre y convulsiones después de vacunarse, debe $ 513 000 en facturas médicas y esa solo es una parte de la deuda. En los Estados Unidos, los fabricantes de vacunas contra el COVID-19 ya tienen lo que podría llamarse "Pase libre" cuando se trata de responsabilidad y demandas por lesiones a causa de sus productos, todo gracias a la Ley de Preparación Pública ante Emergencias (PREP), que se aprobó en 2005 y enmendó en 2020.
En 1986, el Congreso de los Estados Unidos creó el Programa Nacional de Compensación de Lesiones Causadas por Vacunas (VICP) como una alternativa administrativa a una demanda por lesiones y muertes a causa de las vacunas que recomiendan los CDC para niños en la Ley Nacional de Lesiones por Vacunas Infantiles de 1986.
Durante un período de 30 años, esa ley se debilitó con enmiendas por parte del Congreso y la reglamentación de la agencia federal, así como con un fallo de la Corte Suprema en 2011 que liberó a los fabricantes de vacunas de cualquier responsabilidad.
Las reclamaciones impugnadas por lesiones por vacunas que se presentan bajo la Ley de 1986 son adjudicadas por maestros especiales en el Tribunal de Reclamaciones Federales en Washington, DC y existe un fondo fiduciario con el que se pagan estas reclamaciones, lo que hace que las compañías de seguros que representan a los fabricantes de vacunas y proveedores de vacunas se ahorren costosos pagos por lesiones y muertes a causa de los productos de sus clientes. En este “tribunal de vacunas” que se creó con la Ley de 1986, solo se aceptan las reclamaciones por lesiones por vacunas que recomiendan los CDC.
Sin embargo, el Tribunal de Reclamaciones Federales no participará en la resolución de las reclamaciones por lesiones a causa de las vacunas contra el COVID-19. En 2005, el Congreso aprobó la Ley PREP y en 2020 se le hicieron enmiendas en las que la industria farmacéutica tuvo mucho que ver, así que ahora las reclamaciones por lesiones a causa de las vacunas contra el COVID-19 se atenderán con el programa de compensación por lesiones ocasionadas por contramedidas. Como señaló Fortune:
“El programa de compensación por lesiones ocasionadas por contramedidas, dirigido por una oficina desconocida dentro del Departamento de Salud y Servicios Humanos cubre los costos médicos y la pérdida de salarios que no paga el seguro. Según la Administración de Recursos y Servicios de Salud (HRSA), hasta el 26 de abril se habían presentado unas 445 reclamaciones por reacciones adversas a vacunas o tratamientos".
De estas 445 reclamaciones relacionadas con COVID-19, alrededor de una cuarta parte se relacionan con las vacunas y hasta ahora no se han recibido pagos y aunque la HRSA declaró que no se han compensado reclamos porque no tienen toda la información requerida, el programa tiene una tasa de compensación muy baja.
En la última década, solo 39 de las casi 500 reclamaciones presentadas bajo la Ley PREP recibieron compensación federal, la mayoría por reacciones a causa de la vacuna contra el H1N1. Por desgracia, la conclusión es la siguiente, como señaló Barbara Loe Fisher del Centro Nacional de Información sobre Vacunas:
“Las compañías farmacéuticas ricas ya recibieron al menos $ 9 mil millones por parte del gobierno para desarrollar vacunas experimentales contra el COVID en un tiempo récord, ya que el desarrollo normal de una vacuna, que incluye pruebas y proceso de licencia, toma de cinco a 10 años.
Pero eso no fue suficiente. El Congreso también les otorgó un escudo de responsabilidad frente a demandas cuando el producto que el gobierno les ayudó a desarrollar no funciona como dicen o una persona resulta lesionada por su uso.
Los que significa que si alguien muere o sufre una lesión permanente por una vacuna experimental contra el COVID, que pronto recibirán la licencia por parte de la FDA, no puede demandar a la compañía farmacéutica que la fabricó, incluso si hay evidencia de que la compañía podría haberla hecho menos reactiva y más efectiva".