Una enzima de las bacterias intestinales puede cambiar la sangre tipo A en el tipo O que tanto se necesita

tipos de sangre

Historia en Breve

  • Aunque la sangre humana tiene la misma apariencia, su composición cambia de una persona a otra; este hecho es un elemento importante para garantizar la seguridad durante las transfusiones sanguíneas
  • Existen 4 principales grupos sanguíneos, estos son los tipos A, B, AB y O; el tipo O se considera el donante universal ya que no contiene el antígeno A ni B; el tipo AB se considera el receptor universal ya que contiene ambos antígenos y puede aceptar de forma segura todos los tipos de sangre
  • Un estudio reciente encontró que una enzima en las bacterias intestinales puede eliminar el antígeno A de los glóbulos rojos, lo que los convierte efectivamente en tipo O; los investigadores están avanzando en su búsqueda de formas rentables y seguras de utilizar esto en la práctica clínica
  • En la actualidad, la donación de sangre es el único método para garantizar que todos los tipos estén disponibles para emergencias; el procedimiento es seguro, eficaz y puede ayudar a equilibrar sus propias reservas de hierro, lo que previene las afecciones relacionadas con los altos niveles de este mineral

Por el Dr. Mercola

Si bien toda la sangre humana es roja al exponerse al aire, no toda la sangre humana tiene la misma composición por naturaleza. Todas las personas tienen un grupo sanguíneo específico que fue heredado de sus padres, de la misma manera que heredamos otras características, como el color de los ojos.

Su grupo sanguíneo se establece por la presencia o ausencia de ciertos antígenos en la superficie de cada glóbulo rojo. Estos antígenos determinan diversas características en su sangre, como su tipo, asimismo, pueden ser proteínas o moléculas complejas de azúcar.1

Existen 4 principales grupos sanguíneos que se establecen por la presencia o ausencia de los antígenos A y B. Además, existe un factor Rh que de igual forma puede estar presente o ausente. La combinación del antígeno A o B y el factor Rh crean los 8 tipos de sangre más comunes.2

Sin embargo, existen otros 600 antígenos que posiblemente estén presentes en la superficie de los glóbulos rojos, también conocidos como hematíes, asimismo, la presencia o ausencia de estos crean un "tipo de sangre excepcional" y exclusiva de ciertos grupos étnicos.

Se suele decir que el tipo de sangre que no cuenta con el antígeno A o B ni con el factor Rh, llamado O negativo, es el donante universal y tiene una alta demanda. Los investigadores han descubierto que una enzima secretada por ciertas bacterias intestinales puede transformar la sangre tipo A en tipo O.3

Identificar el tipo de sangre es necesario para realizar donaciones y transfusiones

Para comprender en perspectiva el impacto que esto puede tener en la atención de urgencias, es importante abordar los desafíos que implica la transfusión. Para que sea viable, la sangre donada debe coincidir con la del paciente receptor tanto en el tipo de sangre como en el factor Rh, tal y como se explica en el breve video anterior.

Aunque la distribución del tipo de sangre puede diferir en ciertos grupos étnicos, la distribución aproximada en los Estados Unidos es la siguiente:4

Tipo sanguíneo Porcentaje de población

O+

38 %

O-

7 %

A+

34 %

A-

6 %

B+

9 %

B-

2 %

AB+

3 %

AB-

1 %

Como puede constatar, el tipo más común es el O+ seguido de cerca por el A+. Una persona cuya sangre es A + puede recibir sangre A+, O+ u O-, pero alguien cuya sangre es A- solo puede recibir sangre A- u O-.

Dicho de otra forma, los glóbulos sin ningún antígeno ─tipo O─ pueden donar sangre al tipo A o tipo B. Si la sangre es Rh-, puede usarse en una transfusión para alguien con Rh- o RH+, pero lo contrario no es posible.

Los antígenos en los glóbulos son una sustancia ante la cual el sistema inmunológico puede responder, lo que genera un ataque grave e inmediato perpetrado por los neutrófilos. Cuando un paciente recibe una transfusión que contiene antígenos distintos a los suyos, el sistema inmunológico ataca en respuesta a los glóbulos rojos del donante, lo que puede ser letal.5

Al aumentar la cantidad de sangre disponible para realizar transfusiones, se reduce el número de posibles muertes cuando no se dispone del tipo de sangre correcto.

De acuerdo con el National Blood Data Resource Center (Centro nacional de recursos informativos sobre la sangre), las personas con más de 69 años reciben la mitad de todas las transfusiones de sangre entera y hematíes administrados.6 La demanda de sangre está aumentando conforme incrementa la población de personas mayores.

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Las bacterias intestinales pueden cambiar el tipo de sangre

La noción de transformar el tipo de sangre con ayuda de las enzimas es algo que los científicos han estudiado durante años. Esta nueva investigación presentada en la reunión nacional de la American Chemical Society (Sociedad Americana de Química) en Boston, representa la opción más prometedora que se ha descubierto hasta el momento.7

En distintas pruebas de laboratorio, las enzimas pudieron convertir por completo el tipo de sangre A en tipo O.8 Asimismo, las enzimas descubiertas en el pasado pudieron cambiar la sangre tipo B en tipo O, pero el proceso era demasiado costoso e ineficaz para su uso en el mundo real.9

El autor principal, Stephen Withers, Ph.D., de la Universidad de Columbia Británica (UBC, por sus siglas en inglés) comentó que desde hace años los científicos han intentado adecuar la sangre donada, pero aún hace falta encontrar enzimas eficientes y selectivas que también sean económicas e inocuas.

Withers y sus colegas utilizaron la metagenómica para estudiar ecología con el fin de analizar los candidatos enzimáticos con mayor rapidez.10

El uso de este proceso para proyectar una amplia red permitió que el equipo realizara muestras con genes de millones de microorganismos sin usar cultivos individuales. Los expertos, finalmente, encontraron que las bacterias en el microbioma intestinal humano eran los candidatos más aptos.

Withers ahora está trabajando con sus colegas en el Center for Blood Research (Centro para la investigación sobre la sangre) de la UBC con el fin de validar las enzimas y probarlas en una escala mayor. Withers comentó lo siguiente al respecto:11

"Albergo la esperanza de que tenemos un candidato muy interesante para adecuar la sangre donada a un tipo común. Sin lugar a dudas tendrá que ser sujeta a diversos ensayos clínicos para garantizar que no provoque consecuencias adversas, pero el escenario es muy prometedor".

¿Cómo este proceso puede beneficiar los problemas del mundo real?

Aunque las enzimas previamente descubiertas lograron cambiar la sangre tipo B en tipo O, este nuevo proceso es 30 % más efectivo. La Dra. Alyssa Ziman, directora de medicina transfusional en la Escuela de Salud de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA Health), considera que el reto es hacer que el procedimiento sea más económico e inocuo en un marco de unidad por unidad.12

En situaciones específicas donde la sangre tipo O es escasa, la capacidad de transformar un tipo de sangre en otra puede salvar vidas. Sin embargo, el proceso forzosamente se limitaría a la cantidad de sangre que podría transformarse efectivamente y a la velocidad a la que esto podría ocurrir.

Puesto que la sangre nunca se combina –por ejemplo, no se almacena separando toda la sangre de tipo A– cualquier alteración en el tipo sanguíneo tendría que hacerse en una donación a la vez, con el fin de disminuir el riesgo de diseminar enfermedades infecciosas. Este nuevo proceso representa otro paso y otro costo, de acuerdo con Ziman.13

Como el número de personas con sangre O- es relativamente inusual, la transformación de la sangre tipo A en tipo O puede ser efectiva, sobre todo en situaciones de emergencia a gran escala.

Withers espera que conforme la investigación sobre la inocuidad siga progresando, el proceso también pueda convertirse en un medio económico e inocuo para transformar los tipos sanguíneos.

La historia de la tipificación sanguínea

Antes de 1900, los científicos creían que toda la sangre era igual. Se han realizado transfusiones de manera intermitente desde el siglo XVII, pero la suposición de que toda la sangre era del mismo tipo a menudo provocaba transfusiones catastróficas entre humanos, o bien, entre sangre de animales y humanos en un intento de transferir ciertas cualidades.14

Por ejemplo, una persona podía recibir la sangre de un cordero con el fin de llegar a ser dócil como dicho animal. Por este motivo, Francia y el Reino Unido prohibieron esta práctica por más de 100 años.

En 1900, el Dr. Karl Landsteiner de la Universidad de Viena demostró que cuando se mezclaba sangre entre 2 personas distintas, los glóbulos rojos o hematíes a veces se coagulaban, lo que explicaba los trágicos resultados de la transfusión entre los tipos de sangre que no son compatibles.15

En 1901 el experto publicó información sobre los diferentes tipos de hematíes y grupos sanguíneos que había detectado, lo que llevó al descubrimiento de transfusiones seguras entre personas con tipos de sangre compatibles.

Al Dr. Landsteiner se le concedió el Premio Nobel de medicina en 1930 por su trabajo16 y descubrió el factor Rh mientras experimentaba con la sangre de los macacos rhesus.

La tipificación sanguínea se realiza con una muestra de sangre. La muestra se mezcla con anticuerpos contra sangre de tipo A y de tipo B, y más tarde se analiza su coagulación.17 Si la sangre se coagula, significa que esta reaccionó ante uno de los anticuerpos. Es decir, si su muestra reacciona ante los anticuerpos tipo A, su sangre no tiene antígenos tipo A.

En el segundo paso la parte líquida de la sangre, sin células, se mezcla con sangre conocida como tipo A o tipo B. Las personas con sangre tipo A tienen anticuerpos anti-B y las personas con sangre tipo B tienen anticuerpos anti-A. La sangre tipo O contiene ambos tipos de anticuerpos. Con base en los resultados de ambas pruebas, el laboratorio determina con precisión su tipo sanguíneo.18

La investigación que se llevó a cabo en Heidelberg, Alemania, en 1911 demostró que los tipos de sangre ABO son hereditarios y son establecidos por los genes en el cromosoma 9. Estos no se modifican como resultado de las influencias ambientales durante la vida, sino que resultan de la herencia de cada padre.

Tanto el tipo A como el tipo B son dominantes sobre el tipo O, por lo que aquellos con sangre tipo O deben tener ambos padres con sangre de este mismo tipo.19

Los antígenos en la superficie celular tienen otras funciones

Además de los antígenos A o B, existen otros que están presentes en la superficie de los glóbulos rojos. De hecho, en la actualidad existen 36 sistemas de grupos sanguíneos reconocidos. No todos son importantes en la transfusión sanguínea de una persona a otra. La proteína Duffy, nombrada en honor de un paciente con hemofilia, es un ejemplo interesante de esto.20

La glicoproteína Duffy es un receptor de sustancias químicas secretadas por los glóbulos durante la inflamación.21 De manera curiosa, también es un receptor de Plasmodium vivax (P. vivax), el parásito responsable del desarrollo de la malaria.22

En 1950, un paciente conocido como "Mr. Duffy" desarrolló un anticuerpo tras recibir una transfusión sanguínea, el cual en la actualidad conocemos como antígeno Duffy A.23

Las personas que no tienen dicho antígeno Duffy son resistentes a la invasión de P. vivax. El antígeno puede funcionar como carroñero en la superficie de los glóbulos rojos con el fin de eliminar las toxinas que se producen en algunas situaciones patológicas.

Si bien cada año, el P. vivax desencadena casi 80 millones de casos en el mundo tropical y subtropical, está prácticamente ausente en África occidental, donde más del 95 % de la población no cuenta con el antígeno Duffy.24

Aunque no es uno de los principales antígenos responsables de desencadenar una reacción transfusional, el factor del grupo sanguíneo Duffy suele causar dificultades en las transfusiones.25 Los antígenos también se han encontrado en la superficie de las células de Purkinje en el cerebro, así como en las del colon, bazo y glándula de la tiroides.26

Donar sangre es seguro y salva vidas – esto incluye la suya

El suministro continuo de sangre es fundamental para satisfacer las necesidades de las personas en su área geográfica. La sangre solo está disponible a través de donantes voluntarios y por desgracia, menos del 5 % de las personas elegibles donan su sangre.27

Su cuerpo puede reemplazar el fluido en 24 horas y los glóbulos rojos en aproximadamente 5 semanas. Las donaciones son sanitarias y seguras para el donador.

La mayoría de las personas se sienten felices tras el procedimiento, pero es importante que coma y beba muchos líquidos después para ayudarle a su cuerpo a reemplazar el plasma, asimismo, evite levantar objetos pesados y hacer ejercicio extenuante durante 12 horas.28

Las donaciones benefician a la comunidad y a su propia salud. Asimismo, las donaciones constantes ayudan a reducir la viscosidad sanguínea y limitan el daño al revestimiento de los vasos sanguíneos, lo que genera menos obstrucciones arteriales.29

Por cada unidad de sangre que dona, pierde casi un cuarto de gramo de hierro y esta es una de las mejores maneras de evitar los riesgos de salud relacionados con un exceso de hierro.

El hierro es fundamental para la salud, ya que ayuda a formar glóbulos rojos y es un componente clave en diversas proteínas y enzimas. Sin embargo, es importante tenerlo en equilibrio, ya que los niveles bajos o excesivos pueden causar problemas de salud.

Las personas que tienen un exceso de hierro pueden sufrir enfermedad del hígado graso no alcohólico, que hoy por hoy afecta hasta al 25 % de las personas en los Estados Unidos.

El exceso de hierro también aumenta el riesgo de daño y enfermedad hepática, incluso en ausencia de hemocromatosis. Es posible que su riesgo de desarrollar cáncer de intestino delgado sea 2 o 3 veces mayor si sus niveles de hierro son elevados,30 de forma paralela, otra investigación ha relacionado el alto contenido de hierro con la enfermedad de Alzheimer31 y las arritmias cardíacas.32

Donar sangre 2 veces al año es una manera simple, segura y efectiva de ayudar a los demás y a su persona. En cada donación se la hará una breve exploración física para determinar su elegibilidad, y su sangre será analizada en busca de 13 enfermedades infecciosas. Si alguno de los resultados es positivo, se le notificará.

De igual forma podrá reducir sus reservas de hierro si sus niveles superan el estándar ideal. Para descubrir más información al respecto, consulte mi artículo "¿Por qué controlar el nivel de hierro es tan importante para tener una salud óptima?".

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