Las grasas omega-3 pueden aplacar el asma, mientras que las grasas omega-6 podrían agravarlo

Análisis escrito por Dr. Joseph Mercola Datos comprobados

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Historia en Breve

  • Investigadores de John Hopkins Medicine compilaron datos sobre la alimentación, los síntomas del asma y el uso de inhaladores, y encontraron que las personas cuya alimentación incluía más grasas omega-3 presentaban menos riesgo de síntomas graves cuando se exponían a la contaminación del aire
  • La contaminación del aire interior y exterior está relacionada con un mayor riesgo de trastornos pulmonares, incluyendo una mayor cantidad de síntomas de asma. Al parecer, la contaminación promueve la inflamación, mientras que un subproducto metabólico de las grasas omega-6, los leucotrienos, podría incrementar la inflamación pulmonar
  • La contaminación del aire también está relacionada con la muerte prematura, falta de sueño, cáncer y presión arterial alta. Considere proteger la calidad de aire interior al ventilar adecuadamente durante horas cuando el aire exterior se encuentre en el punto más bajo de contaminación
  • Equilibre la proporción de grasas omega-3 y omega-6 al disminuir o eliminar los alimentos procesados, que a menudo se elaboran con aceites vegetales ricos en grasas omega-6; aumentar su consumo de pescado graso seguro, como el salmón silvestre de Alaska, arenque o caballa; y evitar los peces de piscifactoría y peces grandes como el marlín, pez espada y atún

Según la Academia Americana de Alergia, Asma e Inmunología, alrededor del 8.3 % de los niños en los Estados Unidos tenía asma en 2016. Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), aproximadamente 1 de cada 12 personas padece asma, incluyendo a los adultos.

Los niños tienen un riesgo ligeramente mayor que las niñas. Las consecuencias del asma en jóvenes entre las edades de 5 a 17 años incluyeron 13.8 millones de días escolares perdidos y un costo promedio de 983 dólares al año. Los niños menores de cuatro años tenían menos probabilidades de padecer asma, pero cuando presentaban un ataque manifestaban más probabilidades de necesitar atención de emergencia.

La carga económica del asma, incluyendo los costos médicos, pérdida de trabajo y días de absentismo escolar, así como la mortalidad, totalizan más de 81 000 millones de dólares anuales entre niños y adultos.

El costo anual por persona fue superior a 3200 dólares. La cifra cada vez mayor de personas que padecen un solo padecimiento respiratorio, asma, está relacionado con casi la mitad de las personas en los Estados Unidos que respiran aire contaminado.

Su vida depende del aire que respira, y la calidad puede influir en su sistema respiratorio y salud en general. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que el 92 % de la población mundial respira aire contaminado.

Cada año, casi 7 millones de muertes prematuras se atribuyen a la contaminación del aire. Un estudio reciente de seis meses de duración sobre los niños de la ciudad de Baltimore encontró evidencia que vinculaba la alimentación y exposición a la contaminación del aire con los síntomas del asma.

Consumir más grasas omega-3 se relaciona con menos síntomas de asma

Los investigadores de John Hopkins Medicine reunieron evidencia de un estudio sobre 135 niños entre las edades de 5 y 12 años, quienes recibieron un diagnóstico de asma. Aproximadamente un tercio de los niños exhibía síntomas leves de asma, un tercio manifestaba síntomas moderados y otro tercio presentaba síntomas graves.

Los investigadores utilizaron la definición de gravedad del asma de las directrices del Programa Nacional de Educación y Prevención del Asma, que establecen la gravedad en función de los síntomas, uso del inhalador y esfuerzo en el volumen de respiración, o desempeño pulmonar al expulsar el aire.

El estudio reunió pruebas por medio de cuestionarios, a través de compilar datos sobre la alimentación, síntomas y uso del inhalador, que fueron informados por los participantes y proveedores de servicios de atención.

Las encuestas se realizaron durante una semana en el período de participación, a los 3 meses y 6 meses del estudio. Así mismo, a los participantes se les extrajeron muestras de sangre para evaluar los cambios en los indicadores inflamatorios durante esos mismos períodos de tiempo.

Además, durante esas mismas semanas, los investigadores dejaron el equipo en los hogares para medir la calidad del aire. El equipo midió la materia particulada (PM) de 10 micrómetros (PM10) y la que medía 2.5 micrómetros y más pequeña (PM2.5).

Los niños vivían en la ciudad de Baltimore, donde las investigaciones anteriores habían demostrado que, con frecuencia la calidad del aire excedía los estándares aceptables de contaminación del aire exterior establecidos por la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés) de los Estados Unidos.

Las mediciones en el hogar de los participantes encontraron que PM2.5 constituía 26.8 microgramos por metro cúbico, en comparación con el estándar de la EPA en el aire exterior de 12 microgramos por metro cúbico.

La concentración promedio de PM10 fue de 39 microgramos por metro cúbico. Además, las encuestas sobre la alimentación encontraron un mayor consumo de grasas omega-6 en los niños que participaron en el estudio.

Después del análisis, los investigadores determinaron que por cada gramo consumido de grasas omega-6, los niños experimentaban un riesgo 29 % mayor de entrar en una categoría de asma más grave.

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La contaminación puede incrementar la inflamación cuando hay un alto consumo de grasas omega-6

Por cada incremento de 10 microgramos por metro cúbico de PM2.5 al que los niños estuvieron expuestos, experimentaron un aumento del 2 % en el riesgo de experimentar síntomas de asma durante el día.

En esencia, los investigadores encontraron que los niveles más altos de grasas omega-6 en la alimentación estaba relacionado con un aumento en el porcentaje de neutrófilos, en respuesta a la contaminación.

Los neutrófilos son un tipo de glóbulo blanco relacionado con la inflamación corporal. La Dra. Emily Brigham, neumóloga de la Universidad Johns Hopkins, fue coautora del estudio. Señala que, si bien, la función de las grasas omega-6 es complicada, se sabe que algunos subproductos metabólicos, como los leucotrienos, son responsables de la respuesta inflamatoria en los niños que padecen asma.

A la inversa, los investigadores descubrieron que los niños que consumían más grasas omega-3 parecían ser más resistentes y presentaban menor respuesta a las partículas en espacios cerrados. La típica dieta estadounidense es mucho más alta en ácidos grasos omega-6, que grasas omega-3, lo cual también ocurrió en los niños que participaron en el estudio de la ciudad de Baltimore.

Este estudio se suma a un cuerpo de evidencia cada vez mayor que sugiere que el consumo alimenticio podría influir en la respuesta del cuerpo a la contaminación del aire. Un estudio publicado recientemente en la revista Circulation de la Asociación Americana del Corazón, encontró que:

“La dieta mediterránea había disminuido el riesgo de mortalidad por enfermedad cardiovascular causada por la exposición a contaminantes del aire a largo plazo en una cohorte extensa y prospectiva de los Estados Unidos.

Consumir más alimentos ricos en compuestos antioxidantes puede ayudar a disminuir la considerable carga de enfermedades relacionadas con la contaminación del aire en el ambiente".

Otro estudio encontró que la suplementación con antioxidantes ayudaba a modular el impacto de la exposición a la contaminación del aire en las pequeñas vías respiratorias de los niños que ya habían recibido un diagnóstico de asma moderado a grave.

En otro estudio reciente que contó con la participación de adultos, los investigadores utilizaron un estudio cruzado doble ciego y controlado por placebo para evaluar el efecto en los rasgos inflamatorios del asma al suministrar un suplemento diario de vitamina E durante 14 días. En comparación con el placebo, esta suplementación demostró una mayor disminución en los rasgos del asma.

¿Qué es el asma?

El asma es una enfermedad en la cual las vías respiratorias se inflaman, contraen y estimulan mayor producción de mucosidad. Esto puede generar mayor esfuerzo respiratorio y, a menudo, provocar tos, sibilancias y dificultad para respirar. Los síntomas pueden variar de una persona a otra, así como la frecuencia del ataque y gravedad de los síntomas.

Si bien, no existe cura, los síntomas pueden controlarse, y podrían incluir dificultad para respirar, jadeos o silbidos durante la exhalación, así como ataques de tos o sibilancias que pueden agravarse con un virus respiratorio. Muchos pacientes pueden identificar los factores desencadenantes o ambientales que podrían elevar el riesgo de padecer un ataque.

Algunos de estos incluyen irritantes ambientales tales como vapores químicos, gases, polvo o perfumes. Otros podrían experimentar más síntomas al hacer ejercicio en ambientes con aire frío y seco. Algunos de los factores desencadenantes más comunes son las sustancias presentes en el aire, como el polen, moho y saliva seca que desprenden las mascotas.

El asma es una enfermedad pulmonar crónica que puede afectar a cualquier edad, pero generalmente aparece durante la infancia.

En algunos casos, los síntomas son leves y desaparecerán por sí solos o después de un tratamiento mínimo. En otros casos, durante un ataque o brote, es posible que necesite recibir tratamiento adicional en un centro de atención de urgencias.

El diagnóstico se realiza según el historial médico, examen físico y algunos resultados de pruebas, incluyendo las mediciones de la cantidad de aire que inhala y exhala, así como las pruebas para medir cómo reaccionan las vías respiratorias durante la exposición a la actividad física o aire frío.

Si su médico sospecha que su asma podría estar relacionado con alergias, podría recomendarle realizarse pruebas de alergias.

Su médico podría ordenar una radiografía de tórax o EKG, si sospecha que un objeto extraño u otro padecimiento podría ser el factor desencadenante de los síntomas. Aunque esta enfermedad es crónica y controlable, también podría agravarse y ser muy mortal durante un ataque severo.

La contaminación del aire interior se relaciona con los síntomas del asma y otros padecimientos

Los niños se encuentran expuestos al aire contaminado tanto dentro como fuera de casa. Un informe de la OMS sobre el tipo de contaminación del aire más estudiado, PM2.5, reveló que, en los países con ingresos bajos y medios, el 98 % de los niños menores de 5 años están expuestos a niveles más altos que las directrices de calidad del aire establecidas por la OMS.

Los niños son más vulnerables a medida que sus cuerpos se desarrollan, lo que los puede poner en riesgo de padecer inflamación y recibir otros daños en su salud causados por los contaminantes.

Además, tienen una esperanza de vida más larga, lo que da más tiempo para que aparezcan tales enfermedades. Una combinación de factores ambientales, comportamiento y psicológicos pueden hacer que los niños sean particularmente susceptibles.

Con base en un análisis de los estudios publicados en los últimos 10 años y aporte de docenas de expertos, la OMS enlista algunos de los principales riesgos en salud que la contaminación podría generar en los niños, incluyendo a la mortalidad infantil, obesidad infantil, desarrollo y función pulmonar deficiente, así como algunos tipos de cáncer infantil, y resultados adversos en el parto.

Además de los síntomas a corto plazo por la exposición a la contaminación del aire en interiores, como agravamiento del asma, dolores de cabeza, mareos y fatiga, la exposición crónica puede provocar enfermedades graves. Algunos ejemplos de estos padecimientos son:

Muerte prematura

Problemas reproductivos

Deterioro de la función cognitiva

Cáncer. Según la investigación publicada este año, cuanto mayor sea su exposición total a la contaminación, mayor será su riesgo de cáncer

Bronquitis, asma, enfisema, envejecimiento acelerado del tejido pulmonar, enrojecimiento e inflamación del tejido pulmonar, sibilancias y problemas para respirar

Retraso en el desarrollo infantil

Presión arterial alta, ataques cardíacos y derrames cerebrales

Falta de sueño. Las investigaciones recientes demuestran que dos contaminantes generalizados, dióxido de nitrógeno (contaminación del aire relacionada con el tráfico) y PM2.5 (contaminación por partículas finas), afectan el sueño y disminuyen la eficiencia del sueño (una medida del tiempo que dormimos realmente, al contrario del tiempo que pasamos acostados y despiertos en la cama).

Las personas más expuestas a PM2.5 y dióxido de nitrógeno fueron respectivamente 50 y 60 % más propensas a exhibir menor eficiencia de sueño durante un período de cinco años, en comparación con las personas menos expuestas.

¿Por qué es fundamental equilibrar las grasas omega-3 y omega-6 para la salud general?

Las grasas omega-3 son grasas poliinsaturadas (PUFA, por sus siglas en inglés) que el cuerpo no puede crear y necesita de los alimentos. Se utilizan en una amplia variedad de funciones, incluyendo para la división celular adecuada y función de los receptores celulares, actividad muscular, cognición y salud cardíaca.

Es importante destacar que las grasas omega-3 de origen marino, ácido docosahexaenoico (DHA) y ácido eicosapentaenoico (EPA), dos PUFA de cadena larga que se encuentran en los pescados grasos y aceite de kril, son componentes celulares, por lo que son esenciales para el funcionamiento óptimo de las células y mitocondrias Estas grasas no están disponibles en los alimentos de origen vegetal.

En particular, DHA es crucial para el cerebro, ya que aproximadamente el 90 % de la grasa en el cerebro consiste en esta grasa, mientras que la EPA parece ser especialmente importante para la salud cardíaca.

Las investigaciones financiadas por los Institutos Nacionales de la Salud (NIH, por sus siglas en inglés) destacan una vez más la importancia de los niveles de grasas omega-3 para la salud cardíaca y bienestar general.

El estudio, publicado en Journal of Clinical Lipidology, analizó el valor de medir los niveles sanguíneos de ácidos grasos omega-3, EPA y DHA, para evaluar el riesgo de desarrollar ciertas enfermedades. Los datos revelaron que un mayor índice de grasas omega-3 estaba relacionado con un menor riesgo de:

  • Eventos totales de CVD
  • Eventos totales de enfermedad coronaria (CHD)
  • Derrames cerebrales totales

Sin embargo, como demostró el estudio presentado, la dieta estadounidense estándar está más inclinada hacia las grasas omega-6 de los aceites vegetales. Por lo general, los alimentos procesados, desde papas fritas hasta alimentos congelados, aderezos para ensaladas y snacks, están cargados de grasas omega-6, debido a los aceites vegetales con los que se elaboran.

Los estudios científicos sustentan la necesidad de un equilibrio correcto entre las grasas omega-3 y omega-6 para favorecer la salud. La mayoría de las personas consume demasiada cantidad de grasas omega-6; la proporción ideal de grasas omega-3 a omega-6 es de 1:1, pero la típica alimentación occidental varía de 1:20 a 1:50.

Tanto las grasas omega-3 como las grasas omega-6 son cruciales para la salud. Sin embargo, cuando hay un exceso de grasas omega-6, podría activarse la inflamación; y más aún si se dañan durante su procesamiento. Como grupo, cuando se consumen en proporciones equivocadas, los PUFA tienden a estimular procesos inflamatorios en el cuerpo, en vez de inhibirlos.

Proteja su salud con aire más limpio

Algunos de los contaminantes y partículas tóxicas más comunes que se encuentran en el hogar podrían liberarse de los materiales de construcción, productos de limpieza y muebles. Por ejemplo, el formaldehído puede utilizarse en la producción de productos de madera, colchones, esmaltes de uñas, así como pegamentos y adhesivos.

Los ftalatos, están vinculados con problemas de salud importantes, pueden desprenderse de los pisos de vinilo, envases de alimentos, cortinas de baño y recubrimiento de las paredes. Los retardantes de llama, como los PCB, se encuentran presentes en almohadones de espuma, alfombras, artículos para niños y electrónicos.

Independientemente de dónde viva, es probable que se beneficie al abordar la calidad del aire interior. No solo podría disminuir el riesgo de desarrollar padecimientos crónicos, sino que las investigaciones demuestran que mejorar la calidad del aire también beneficiaría su salud mental al reducir el estrés psicológico.

Además, los edificios modernos son más herméticos, con el propósito de eficiencia energética, y deben ser ventilados de forma adecuada para evitar o disminuir la acumulación de contaminación del aire interior.

En mi artículo anterior, "Reduzca la contaminación del aire en espacios cerrados", encontrará una lista de estrategias asequibles y sencillas para disminuir significativamente los costos por servicios de atención médica a largo plazo.

Incremente su consumo de grasas omega-3 de forma segura

Las grasas omega-3 de origen animal son la mejor fuente de este ácido graso esencial. Existen tres opciones para incluir más grasas en la alimentación diaria, provenientes de alimentos y suplementos. Sin embargo, cada una tiene ventajas y desventajas.

Pescado — Los pescados pequeños de agua fría, como las anchoas y sardinas son una excelente fuente de ácidos grasos omega-3 con bajo riesgo de contaminación peligrosa. El salmón silvestre de Alaska es otra excelente fuente baja en mercurio y otras toxinas ambientales.

Debido a que gran parte del suministro de pescado está muy contaminado con toxinas y contaminantes industriales, incluyendo metales pesados como el arsénico, cadmio, plomo, mercurio y tóxicos radiactivos, es de suma importancia ser selectivo, ya que debe elegir pescado con alto contenido de grasas saludables y bajo en contaminantes.

Aceite de pescado — Si bien, aparentemente el aceite de pescado podría parecer una forma conveniente y relativamente económica de incrementar el consumo de grasas omega-3, por lo general representan un apoyo antioxidante deficiente. También se oxidan, lo que puede ocasionar la formación de radicales libres dañinos.

Aceite de kril — El aceite de kril es mi opción preferida como suplemento de grasas omega-3, ya que contiene las indispensables grasas omega-3, EPA y DHA de origen animal, que el cuerpo requiere en una forma menos propensa a la oxidación.

Con la ayuda de los fosfolípidos, los nutrientes presentes en el aceite de kril son transportados directamente a las membranas celulares, donde se absorben de forma más sencilla. Además, pueden atravesar la barrera hematoencefálica para alcanzar estructuras cerebrales críticas.

Si bien, podría sentirse tentado a obtener sus ácidos grasos omega-3 de las siguientes fuentes, principalmente porque están disponibles y quizás son menos costosas que las fuentes mencionadas anteriormente, le recomiendo que evite:

Salmón de piscifactoría — Este contiene alrededor de la mitad de los niveles de grasas omega-3 del salmón, y con frecuencia consume alimentos transgénicos a base de productos de maíz y soya ; de igual manera, podría contener antibióticos, pesticidas y otras toxinas químicas

Pescados carnívoros grandes — Por ejemplo, el marlín, pez espada y atún (incluyendo al atún enlatado), que son propensos a contener algunas de las concentraciones más altas de mercurio, una neurotoxina conocida

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