Es bien sabido que los bebés lactantes tienden a ser más sanos que los bebés alimentados con fórmula, especialmente durante su primer año de vida, y los beneficios son muchos. Además, cuanto más tiempo se amamante a un bebé, mayor será el alcance de los efectos en la salud de por vida.
El campo en desarrollo de la biología de células madre está siendo utilizado por los científicos para diferenciar los tipos de células derivadas de la leche materna.
Aunque existen innumerables estudios sobre las ventajas que las madres ofrecen a sus hijos al amamantar, un descubrimiento en la última década se refiere a los millones de células inmunes conocidas como células linfoides innatas o células CLI. Según un estudio de JAMA Pediatrics publicado en el 2018:
“Las células linfoides innatas (CLI), son una nueva clase de células linfoides de linaje negativo que son clave para el microbioma intestinal y la inmunidad adaptativa del bebé. Las células linfoides innatas se han dividido tradicionalmente en 3 subgrupos de CLI1, CLI2 e CLI3, basados en los perfiles del factor de transcripción y secreción de citoquinas".
Para la investigación anterior, los científicos realizaron un extenso análisis celular de la leche fresca de cuatro mujeres en período de lactancia y descubrieron que las células CLI pueden influir no solo en el sistema inmunitario de los bebés, sino también pueden combatir la inflamación y mejorar la salud de los tejidos.
Las células CLI pueden proteger a las madres que se encuentran amamantando de contraer una infección por parte de sus bebés y posiblemente permitir un cambio en el contenido de la leche materna para ayudar al bebé a superar dicha infección también.
Además, los científicos mencionan que algunas células inmunitarias como los leucocitos, los cuales son glóbulos blancos que combaten infecciones, aumentan en la leche materna en respuesta a una infección en los bebés.
La leche materna cambia dependiendo del peso de la madre
Otro estudio reciente demuestra que la leche materna de mujeres con un peso normal es diferente de aquellas con sobrepeso. Además, las variaciones en los metabolitos de moléculas pequeñas encontradas en la leche materna podrían aumentar los factores de riesgo de la obesidad infantil. El estudio del Joslin Diabetes Center, fue bastante revelador:
"El objetivo fue identificar las características moleculares de la leche materna según el peso de la madre (normal frente a sobrepeso u obesidad) para luego determinar si las diferencias predecían el exceso de peso en los primeros meses de vida del bebé ...
Durante el primer mes de vida, se encontraron 10 metabolitos que diferenciaban a las madres obesas o con sobrepeso de las madres delgadas. De los cuales, cuatro se identificaron como derivados de nucleótidos y tres como carbohidratos complejos denominados como oligosacáridos, que pueden alterar la microbiota intestinal.
A los seis meses de edad, el análisis reveló que 20 metabolitos eran distintos en mujeres con sobrepeso en relación con mujeres magras. Por otra parte, la leche con adenina en madres obesas se asoció con un mayor aumento de peso en los bebés".
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Una nueva investigación sugiere el progreso de las células madre en la leche materna
La revista Human Cell publicó un estudio en abril del 2019 en el que participaron investigadores de Rusia y del Reino Unido.
Señaló que los estudios continúan proporcionando información sobre "la purificación, propagación y diferenciación de ciertos tipos de células progenitoras de la leche materna", el posible destino de dichas células y el hecho de que exhiben numerosas propiedades típicas de las células madre.
El legado de los bebés lactados es mucho mayor que una simple nutrición También se les suministran nutrientes esenciales especialmente equilibrados, al igual que "componentes bioactivos funcionalmente distintos" cruciales para la salud y el bienestar de los recién nacidos y los bebés mayores. Un aspecto importante es que la lactancia materna reduce el riesgo y la susceptibilidad de infecciones.
La lactancia materna también proporciona una combinación compleja de nutrientes directamente de las células inmunitarias de sus madres, y al mismo tiempo apoya, regula y adapta los sistemas inmunológicos de los bebés. Las células que son esenciales para la salud pasan a través de los tractos gastrointestinales y colonizan con excelentes cifras los bazos, hígados y ganglios linfáticos.
Adicionalmente:
"La comunicación entre los componentes de la leche materna y su huésped natural, el bebé, el cual crea una relación comensal simbiótica, ha permitido que algunos investigadores sugieran que la leche materna es un sistema vivo e incluso podría considerarse como un órgano".
La leche materna tiene influencias extraordinarias en la salud de los bebés que la reciben como una alimentación constante. Uno de los aspectos más dramáticos es la rápida respuesta celular mientras están siendo alimentados. Sin embargo, actualmente se desconocen todos los aspectos de cómo satisfacer las necesidades inmediatas de cada bebé.
Un estudio sugiere que la leche materna humana podría considerarse como un alimento probiótico. Otro estudio señala que:
“La leche (humana) cuenta con la función consistente de brindar nutrición, protección y programación de desarrollo a los pequeños, con efectos a corto y largo plazo.
Entre los componentes que confieren estas funciones, la leche materna contiene células maternas, desde leucocitos hasta células epiteliales de diversas etapas de desarrollo que incluyen células madre, células progenitoras, lactocitos y células mioepiteliales".
Los leucocitos son parte del sistema inmunológico del cuerpo que ayudan a combatir infecciones y enfermedades. El tejido epitelial cubre todas las superficies expuestas del cuerpo y ayuda a proteger contra muchos factores dañinos, incluyendo patógenos.
Propiedades únicas de las células madre derivadas de la leche materna
Un estudio australiano demuestra que las células madre de la leche materna cuentan con un potencial anormalmente bajo de convertirse en tumores y su capacidad para formar teratomas (tipo de tumor de células germinales que puede estar formado por varios tipos diferentes de tejido, como hueso, pelo y músculo) es bastante reducida. El estudio concluye:
“Estos hallazgos proporcionan evidencia de que la leche materna representa una fuente no invasiva y novedosa de células madre específicas con un potencial multilinaje y establece un método para la expansión de estas células en cultivo.
También destacan el potencial de estas células para ser utilizadas como modelos novedosos para comprender la plasticidad de las células madre adultas y el cáncer de mama, con un uso potencial de bioingeniería y regeneración de tejidos".
Un estudio canadiense informó en el 2017 que la lactancia materna previene la enterocolitis necrotizante (ECN, por sus siglas en inglés), una enfermedad devastadora que afecta principalmente a los bebés prematuros cuando sus paredes intestinales se encuentran "invadidas por bacterias, las cuales causan infección e inflamación local que pueden destruir la pared intestinal".
Sin embargo, el estudio demuestra también que los exosomas (componentes celulares o vesículas en el exterior de una célula) purificados a partir de la leche materna pueden promover el crecimiento de células epiteliales intestinales, así como la viabilidad, proliferación y actividad de las células madre en bebés, incluso cuando estos se alimentan con fórmula.
El estudio concluyó: “Estos hallazgos proporcionan una visión del mecanismo de acción de la leche materna en los intestinos. La administración de exosomas es un método de prevención prometedor para los bebés que tienen un riesgo de desarrollar ECN cuando no toleran la lactancia materna".
Historia de la lactancia materna y los resultados preocupantes
Se reconoce que la lactancia materna es una parte indispensable del parto, o lo fue hasta que comenzaron las alternativas, presuntamente a partir del año 2000 a. C., y sobre todo cuando se inventó la fórmula infantil.
Las alternativas para la práctica óptima de salud de la lactancia materna han adoptado varias posibilidades, incluyendo la lactancia húmeda, el uso de leche de vaca y el uso de fórmula, de acuerdo con un estudio titulado como: “A History of Infant Feeding,” el cual afirma lo siguiente:
“En 1920, los científicos también comenzaron a desarrollar fórmulas sin lactosa para bebés alérgicos a la leche de vaca. La primera fórmula sin lactosa se basó en la harina de soya y llego a estar disponible al público en 1929.
Al igual que las primeras fórmulas introducidas a finales del siglo XIX, la fórmula de soya carecía de nutrientes vitales, en especial de vitaminas. Con el tiempo, el problema se resolvió con la fortificación de vitaminas.
A medida que las fórmulas evolucionaban y la investigación respaldaba su eficacia, los fabricantes comenzaron a anunciarse directamente con los médicos... En la década de 1940 y 1950, los médicos y consumidores consideraron el uso de fórmula como un sustituto bien conocido, popular y seguro de la leche materna.
En consecuencia, la lactancia materna experimentó una disminución constante hasta la década de 1970".
En 1970, el estudio continuaba y se promovió a la lactancia materna nuevamente, pero en 1988, la industria de las fórmulas comenzó a comercializarlas directamente con el público, lo que resultó en una reducción de la lactancia materna en los Estados Unidos.
Pero estudios posteriores revelaron resultados positivos para los bebés lactados y negativos para los bebés alimentados con fórmula, en tres áreas específicas:
- Atopia — Esta afección se caracterizó como una hipersensibilidad o reacción alérgica como eccema, asma y reacciones alérgicas a los alimentos, junto con "exacerbaciones de asma que representaban el 50 % de todas las visitas de emergencia al hospital" y "reducía significativamente la calidad de vida de los niños pequeños"
- Diabetes mellitus — “La corta duración de la lactancia materna y la introducción temprana a la leche de vaca pueden desencadenar la autoinmunidad de las células beta pancreáticas, lo que resulta en diabetes tipo 1”. La leche materna también puede reducir la obesidad infantil, al ayudar a prevenir la diabetes tipo 2.
- Obesidad infantil — La lactancia materna redujo la obesidad, mientras que en niños alimentados con fórmula fue mucho más frecuente; se encontró que los bebés lactados durante un período de tiempo más prolongado, como por varios meses, mostraban un riesgo más bajo de sobrepeso en la adolescencia
Las consecuencias y enfermedades graves que se observan hoy en los Estados Unidos son gracias a la disminución de bebés lactados en el siglo XXI. El estudio de la "historia" concluyó con lo siguiente:
“La investigación sugiere que la lactancia materna previene condiciones de salud adversas, mientras que la alimentación con fórmula se encuentra directamente relacionada con su desarrollo. Esta evidencia confirma que la lactancia materna continúa siendo la mejor fuente de nutrición infantil y el método más seguro de alimentación infantil".
Células CLI: "Son como un comando central sin soldados"
Existen numerosos tipos de células CLI que residen en los tejidos de los bebés a medida que se desarrollan, pero estos permanecen "detenidos e inactivos, a la espera de comunicarse con el sistema inmunitario desarrollado", menciona Babak Baban, inmunólogo del departamento de biología oral de la Facultad de Odontología de Georgia en la Universidad de Augusta, así como del departamento de cirugía del Colegio Médico de Georgia (MCG, por sus siglas en inglés).
Las células permanecen "ascendentes" para iniciar y promover una respuesta inmune cuando sea necesario, añadió. "Hasta entonces, estas células son como un comando central sin soldados en cada tejido".
Sin embargo, en lugar de que las células CLI ataquen a los patógenos directamente, envían a las citoquinas para informar a las células inmunitarias más abundantes, denominadas como macrófagos, para solucionar el problema ". Según Science Daily:
"Los macrófagos, que literalmente significan "comilones", son los más grandes de los glóbulos blancos y se encuentran mucho mejor estudiados que las células CLI. Son conocidos por su capacidad para rodear a los elementos no deseados como bacterias, virus y tejido corporal muerto, y también pueden ayudar a incitar o calmar la inflamación".
De los tres tipos principales de células CLI transferidos a los bebés a través de la leche materna, los científicos afirman que el tipo 1 es el más frecuente. Estos sobreviven en el intestino del bebé por al menos varios días y no solo sirven como protección de las bacterias dañinas, sino que ayudan a crear la base de su propio sistema inmunitario protector.
‘Desde el nacimiento, empezamos a desarrollar nuestro sistema inmune’
Según Jack Yu, jefe de cirugía plástica pediátrica en MCG, durante su investigación que incluyó estudios en ratones encontró que las células CLI comienzan a ayudar a construir la microbioma desde el momento del nacimiento. Las células CLI3 específicamente "ayudan a formar la capa de mucosa protectora para el intestino y responde al microbioma cuando este se desarrolla".
Jatinder Bhatia, jefe de neonatología, vicepresidente de investigación clínica en el departamento de pediatría de MCG y expresidente del American Academy of Pediatrics Committee on Nutrition, afirma que los bebés lactados tienen otra protección frontal contra la inmunoglobulina G, el anticuerpo más común en nuestra circulación, y el único que se transfiere a través de la placenta hacia el bebé.
Bhatia, defensor de la lactancia materna, también observó que, en lugar de la fórmula, la leche materna donada se utiliza en la unidad neonatal del Hospital Infantil de Georgia cuando la leche materna no se encuentra disponible.