Toxicidad múltiple: por qué no podemos confiar en los estudios de seguridad química

Análisis escrito por Dr. Joseph Mercola Datos comprobados

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Historia en Breve

  • Ya que las pruebas de seguridad química se realizan de forma aislada, estas ignoran en gran medida las sustancias químicas que existen en el agua, el suelo y el aire, y que eventualmente terminan en el cuerpo humano
  • Un reciente estudio europeo analizó la orina de 2300 mujeres embarazadas en Suecia y encontró que una mezcla química tuvo un efecto negativo en el desarrollo sexual y el metabolismo en los animales
  • Al reconocer que los químicos se ingieren o absorben de múltiples fuentes diferentes, los investigadores analizaron la orina para encontrar una mezcla "real" de químicos que alteran el sistema endocrino, incluyendo los ftalatos, BPA y pesticidas; otro equipo de investigadores descubrió que los residuos de pesticidas en frutas y verduras disminuyeron la probabilidad de embarazos y de nacimientos vivos
  • La Agencia de Protección Ambiental cuenta con una lista de 85 000 químicos que se encuentran permitidos en productos fabricados, pero esta lista no incluye los químicos utilizados en la fabricación de cosméticos, aditivos alimenticios, pesticidas o productos de tabaco; y la EPA no está segura de cómo se utilizan estos productos químicos
  • Las estrategias para reducir la exposición a toxinas químicas incluyen consumir alimentos enteros, frescos e idealmente orgánicos, cultivados localmente, comprar productos de vidrio para almacenar las sobras, evitar los utensilios de cocina antiadherentes y de plástico y filtrar el agua del grifo para el consumo y el aseo personal

Una sección de la Ley de Control de Sustancias Tóxicas (TSCA, por sus siglas en inglés) requiere que la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos "compile, actualice y publique una lista de cada sustancia química fabricada o procesada" en los Estados Unidos.

El informe inicial comenzó en 1978 y se publicó en 1979 con un total de 62 000 sustancias químicas. Actualmente, el inventario de la TSCA enumera hasta 85 000 químicos. Ellos afirman que:

"Como parte del compromiso de la EPA para fortalecer la gestión de los productos químicos y aumentar la información de los mismos, la Agencia proporciona acceso gratuito al inventario en línea".

Sin embargo, su sitio menciona que para determinar si una sustancia se encuentra en la lista, se necesita realizar una solicitud por escrito a la EPA, la cual considerará si existe una "intención real de fabricar o importar" los productos químicos.

La EPA recibe 400 solicitudes para añadir nuevos productos químicos al año, y aunque actualiza la lista pública dos veces al año, no ha identificado productos químicos como confidenciales. Por lo tanto, de acuerdo con la EPA, la lista pública no se encuentra completa o actualizada como el inventario general, el cual contiene identidades químicas declaradas como confidenciales.

La lista principal se actualiza continuamente, pero requiere de solicitudes por escrito para determinar si un producto químico específico se encuentra incluido en ella. Aunque esta lista contiene 85 000 productos químicos, no contiene productos químicos con pesticidas, aditivos alimenticios, medicamentos o productos químicos incluidos en cosméticos o productos de tabaco.

En otras palabras, la EPA mantiene una lista de 85 000 químicos que son permitidos en productos fabricados, pero la lista no contiene químicos utilizados en la fabricación de pesticidas, cosméticos, productos de tabaco y aditivos alimenticios.

Mientras mantienen esta lista, en general no conocen lo qué esto significa para la salud humana y el medio ambiente y no están seguros de cómo se utilizan estos productos.

La seguridad química es determinada por el fabricante

Con una lista cada vez mayor de productos químicos utilizados en la producción, la EPA, la Administración de Alimentos y Medicamentos y otras agencias reguladoras no pueden realizar las pruebas necesarias de seguridad para la salud humana y el medio ambiente.

Para administrar este sistema difícil de manejar, la FDA explicó que, mientras los cosméticos deben de ser seguros, las pruebas del producto se encuentran bajo la responsabilidad del fabricante para garantizar la seguridad del producto.

De acuerdo con la FDA, ellos no cuentan con la autoridad legal para aprobar productos e ingredientes cosméticos antes de que lleguen a las tiendas. Tampoco cuentan con una lista de pruebas necesarias para los fabricantes para ningún producto cosmético o ingrediente.

La FDA establece la responsabilidad legal de garantizar la seguridad del producto por parte de las empresas que se benefician con la venta de los productos.

Un estudio evaluó una base de datos de aditivos permitidos en los alimentos humanos disponibles públicamente por la FDA con referencias cruzadas de estudios toxicológicos. Los investigadores encontraron que el 80 % de los aditivos carecían de información necesaria para estimar la seguridad del consumidor y el 93 % carecía de información toxicológica reproductiva o de desarrollo.

En total, de todos los aditivos regulados por la FDA incluidos en la lista, dos tercios no contaban con datos de alimentación disponibles públicamente para estimar la cantidad de aditivos que se pueden consumir de manera segura.

En los últimos años, más investigadores han alertado sobre el número creciente de exposiciones tóxicas. En algunos casos, los efectos negativos de un producto químico se encuentran bien establecidos, pero las agencias reguladoras permiten el uso continuo.

El clorpirifos es uno de estos químicos. Fue inventado como una alternativa al pesticida DDT pero altera el desarrollo cerebral infantil. Según un informe de la Universidad de Harvard, la EPA rechazó una petición para prohibirlo, al permitir el uso continuo, sin dejar de reconocer que se encuentra disponible en alimentos y agua potable por encima de los niveles de seguridad.

La mayoría de los estudios sobre productos químicos realizados por los fabricantes se llevan a cabo de forma aislada en condiciones poco realistas. Un estudio recientemente completado en Europa descubrió que una mezcla de productos químicos aumentaba los riesgos medibles para la salud.

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Subestimamos la amenaza planteada por las mezclas químicas

A fines del 2018, la Unión Europea dió un paso en proteger a los consumidores cuando restringieron cuatro tipos de ftalatos que se utilizaban en productos de consumo. Los ftalatos son plastificantes utilizados para ablandar y fortalecer plásticos. Los podemos encontrar en envases, cosméticos y envolturas de alimentos.

Sin embargo, no se encuentran fuertemente ligados a los productos, por lo que con el tiempo se filtran en el aire, agua, suelo y polvo doméstico. La Dra. Joelle Ruegg, toxicóloga molecular del Instituto de Medicina Ambiental en Suecia, cree que la mayoría de las personas se encuentran expuestas a miles de sustancias químicas y que dichas interacciones pueden potenciar los efectos.

Probados de manera aislada, algunos científicos han encontrado químicos con poco o ningún impacto perjudicial. Pero las pruebas han ignorado el hecho de que los productos químicos no se utilizan de forma aislada y, a menudo, terminan en el cuerpo humano por múltiples fuentes diferentes.

Ruegg menciona lo siguiente: "Si no consideramos los muchos productos químicos que tienen un efecto similar en el sistema hormonal, entonces subestimamos mucho los riesgos".

Ella dirigió un estudio en Europa denominado como EDC-MixRisk, el cual involucraba mezclas químicas que dañaban la salud y el desarrollo. Este estudio midió 41 sustancias químicas en la sangre y la orina de 2300 mujeres embarazadas en Suecia, con el fin de encontrar mezclas de sustancias químicas disruptoras endocrinas "naturales".

Cuando se probaron individualmente los productos químicos, los investigadores creyeron que había pocos efectos a corto plazo.

Sin embargo, al mezclar estos productos, los investigadores encontraron que los químicos afectaban el desarrollo sexual y el metabolismo en los animales utilizados en el estudio, como el pez cebra y ratones. Las mezclas típicas contienen bisfenol A (BPA), ftalatos y pesticidas.

Cada una de estas sustancias se encuentra regulado por diferentes agencias y leyes, pero eventualmente terminan en el medio ambiente y, en ocasiones, en el cuerpo humano. Ruegg señala que: "… pero al organismo no le importa si es un plaguicida o plastificante, o si se encuentra en los alimentos o bebidas. Es importante abordar todas las mezclas juntas”.

Una segunda iniciativa en Europa, conocida como la Iniciativa de biomonitoreo humano, mide las sustancias químicas artificiales que se encuentran disponibles en las personas para investigar las posibles implicaciones sanitarias.

Hasta el día de hoy, lograron identificar 18 sustancias prioritarias, incluyendo las mezclas. Existen 117 grupos y agencias en 28 países que colaboran con la esperanza de generar lineamientos para establecer niveles seguros encontrados en el cuerpo humano.

No existe ninguna evidencia que demuestre la seguridad de los pesticidas en niños

Andre Leu — autor y presidente de la Federación Internacional de Movimientos de Agricultura Orgánica (Organics International) — ha redactado y publicado ampliamente sobre este impacto y tiene más de 40 años de experiencia dentro del campo de la agricultura orgánica.

Durante décadas, las agencias reguladoras federales han declarado que los rastros de contaminantes de pesticidas que permanecen en los alimentos son seguros. Sin embargo, la gran cantidad de productos químicos involucrados en la producción de alimentos que contaminan todo, desde frutas y verduras hasta carne, galletas y cereales, hace que esta afirmación sea extremadamente improbable.

De acuerdo con una muestra de la Administración de Alimentos y Medicamentos, el 79 % de las frutas y el 52.3 % de las verduras aún transportan residuos de pesticidas, incluso del químico DDT que se encuentra estrictamente restringido.

Un pesticida, conocido como endosulfán, el cual ha sido prohibido en todo el mundo debido a que causa problemas neurológicos y reproductivos, también se encontró en las muestras alimenticias según lo informado por el Environmental Health News.

Dado a que los reguladores y fabricantes de pesticidas insisten en que estos residuos no representan una amenaza, la investigación de la Unión Europea considera lo contrario. La EPA aún confía en que los pesticidas en los alimentos son seguros y han concedido el aumento de la tolerancia permisible de los residuos de pesticidas permitidos en los alimentos.

Un equipo de científicos de la Universidad de Harvard solicitó una mayor investigación en esta área, ya que el potencial para el desarrollo del cáncer es un gran desafío para la salud pública, y los residuos de pesticidas encontrados en el suministro de alimentos son a nivel mundial.

Un estudio de 325 mujeres dentro de un tratamiento de infertilidad, evaluó la asociación del consumo de los residuos de pesticidas en las frutas y verduras con el resultado del tratamiento de infertilidad.

Los investigadores encontraron un mayor consumo de residuos de pesticidas asociados con una menor posibilidad de embarazo y de nacidos vivos después del tratamiento de infertilidad. Los datos sugieren que la exposición a pesticidas en la alimentación dentro de un rango actualmente aceptado como normal puede asociarse con consecuencias reproductivas adversas.

La absorción química sucede de diferentes maneras

Puede que no haya considerado las múltiples formas de absorber toxinas en su sistema. Consumir alimentos con residuos de pesticidas es solo una de estas formas de absorción. El BPA se utiliza en el papel térmico, que es el tipo de papel utilizado como comprobante de pago en numerosos supermercados.

El BPA es un químico que altera el funcionamiento endocrino y afecta el desarrollo infantil, pero también puede provocar presión arterial elevada, enfermedades cardíacas y obesidad en adultos.

Utilizar un desinfectante para manos antes de entrar en contacto con estos comprobantes puede aumentar su absorción de BPA. Este tipo de absorción evita el metabolismo hepático, lo que puede aumentar aún más los riesgos para la salud.

El mismo estudio también encontró que la combinación del manejo de papel con BPA, el uso de desinfectante para manos y comer con los dedos condujeron a un drástico aumento de absorción.

La calidad del aire es otra forma de absorción. La Organización Mundial de la Salud afirma que el 92 % del mundo respira aire que excede los límites de seguridad establecidos por la organización.

Incluso cuando no se pueden percibir, puede haber contaminantes en el aire: los compuestos orgánicos volátiles (VOC, por sus siglas en inglés). Estos compuestos se utilizan en líquidos de limpieza en seco, desengrasantes de metales, disolventes de pintura, adhesivos y pegamentos.

Los niños y las mascotas pueden absorber sustancias químicas del polvo que se encuentra en el piso del hogar, mientras que todas las personas pueden ingerir 100 piezas de plástico en polvo en cada comida. La composición del polvo es compleja, y un metaanálisis encontró que los químicos que residen en el polvo pueden provenir de una variedad de fuentes diferentes en el hogar.

El agua es una fuente de toxinas, ya sea que beba agua embotellada que puede contener micropartículas de plástico o agua del grifo. En el 2015, 21 millones de personas bebían agua de la comunidad, donde se violaban los estándares de calidad basados en la salud, de acuerdo con un estudio publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences.

Estas simples estrategias pueden reducir su exposición

Con la cantidad de productos químicos involucrados en la fabricación y producción de productos utilizados en el hogar y el trabajo, es imposible evitar por completo la exposición.

Ya sea intencionalmente o no, las corporaciones utilizan su hogar, agua, aire, alimento y cuerpo como el basurero perfecto para sus productos químicos. Hasta que ocurran cambios globales, puede limitar significativamente su exposición al considerar una serie de principios fundamentales.

Consuma alimentos enteros, frescos e idealmente orgánicos de producción local. Los alimentos procesados y envasados son una fuente común de productos químicos, desde los alimentos hasta el empaque. Lave a profundidad los productos frescos, ya que incluso los productos cultivados orgánicamente pueden encontrarse expuestos a pesticidas.

Elija carne y productos lácteos de animales alimentados con pastura y criados de manera sustentable. Evite los productos lácteos que contienen la hormona de crecimiento bovina recombinante diseñada genéticamente (rBGH o rBST).

Evite los peces convencionales o criados en granjas, los cuales se encuentran muy contaminados con PCB y mercurio. Mejor consuma salmón silvestre de Alaska, anchoas y sardinas capturadas en la naturaleza, o complemente con aceite de krill de alta calidad.

Compre productos en botellas de vidrio en lugar de plástico o latas, ya que los productos químicos pueden filtrarse del plástico (y de los revestimientos de las latas de plástico) hacia el producto. Considere que los productos etiquetados como "libres de BPA" normalmente son fabricados con sustitutos de bisfenol, los cuales también desarrollan problemas de salud.

Guarde los alimentos y bebidas en recipientes de vidrio, utilice biberones de vidrio y evite los envoltorios de plástico.

Reemplace las ollas antiadherentes y sartenes con utensilios de cerámica o vidrio. Asimismo, evite las prendas, muebles y alfombras resistentes a las manchas y al agua para evitar productos químicos perfluorados (PFC).

Filtre el agua del grifo para su consumo y aseo personal. Si solo es posible una de estas opciones, es de mayor importancia filtrar el agua para su aseo personal, ya que la piel absorbe fácilmente los contaminantes. La mayoría de las toxinas provenientes del agua del grifo, incluyendo el fluoruro, pueden filtrarse al utilizar un filtro de ósmosis inversa.

Busque productos fabricados por compañías amigables con la tierra, los animales, que sean sustentables, certificadas como orgánicas y libres de transgénicos. Esto incluye alimentos, productos para el cuidado personal, materiales de construcción, muebles, colchones y más.

Utilice una aspiradora con un filtro HEPA para eliminar el polvo del hogar contaminado. Esta es una de las principales vías de exposición a productos químicos resistentes al fuego.

Al comprar productos nuevos como muebles, colchones o alfombras, considere la posibilidad de comprar variedades libres de químicos que contengan menos materiales inflamables de manera natural, como cuero, lana, algodón, seda y Kevlar.

Aléjese de los juguetes y chupones de plástico para los bebés.

Utilice productos de limpieza naturales o fabrique los propios. Evite aquellos que contienen 2-butoxietanol (EGBE) y metoxidiglicol (DEGME), los cuales son dos éteres de glicol tóxicos que pueden comprometer la fertilidad y causar daño fetal.

Elija los artículos de higiene personal orgánicos, como el champú, pasta de dientes, antitranspirantes y cosméticos. La base de datos de Skin Deep del EWG puede ayudarlo a encontrar productos para el cuidado personal sin ftalatos y otros productos químicos potencialmente peligrosos.

Reemplace la cortina de ducha de vinil con puertas de tela o vidrio.

Reemplace los productos de higiene femenina (tampones y toallas sanitarias) por alternativas más seguras.

Busque los productos libres de fragancias. Una fragancia artificial puede contener cientos, incluso miles, de productos químicos potencialmente tóxicos. Evite utilizar suavizantes de telas y hojas para la secadora, los cuales contienen una mezcla de productos químicos y fragancias sintéticas.

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