Los tapabocas han creado el debate más controvertido sobre el COVID-19

Análisis escrito por Dr. Joseph Mercola Datos comprobados

ayudan o no los tapabocas a combatir coronavirus

Historia en Breve

  • La ciencia demuestra que los tapabocas de diversos tipos no previenen las enfermedades respiratorias causadas por los virus que se esparcen en forma de aerosol
  • Los virus de la influenza (coronavirus que causan el resfriado común y el SARS-CoV-2) se propagan por el aire y no solo por microgotas o superficies contaminadas. Prevenir este tipo de contaminación no significa que sea posible prevenir la transmisión del virus que se esparce en forma de aerosol
  • El SARS-CoV-2 es un beta-coronavirus con un diámetro de entre 60 nanómetros (nm) y 140 nm, o 0.06 a 0.14 micras (micrómetros). La saliva contaminada con el virus o las microgotas que se expulsan al hablar o al toser miden entre 5 y 10 micras
  • Los respiradores N95 pueden filtrar partículas tan pequeñas como de 0.3 micras, por lo que podrían evitar que se filtren la mayoría de las microgotas, pero no evitan la propagación de los virus que se esparcen en forma de aerosol. Las pruebas de laboratorio han demostrado que los tapabocas quirúrgicos 3M pueden bloquear hasta el 75 % de las partículas que miden entre 0.02 micras y 1 micra, mientras que los tapabocas de tela bloquean entre el 30 % y el 60 % de las partículas respiratorias de este tamaño
  • Sin importar el tapabocas, no es posible evitar que exhale o inhale este virus, mientras que los tapabocas de tela son la opción menos adecuada si no quiere infectarse, ya que su capacidad para bloquear las microgotas también es escasa

La cuestión de si debemos usar tapabocas o no para evitar la propagación del COVID-19 es un tema muy debatido. Parte de esto podría estar relacionado con la diferencia entre las partículas que se diseminan a través de las microgotas respiratorias y las partículas virales que se diseminan a través del aire.

Creo que es importante comprender la diferencia entre estos modos de transmisión y no subestimar la protección que un tapabocas puede brindar a los demás.

La ciencia demuestra que los tapabocas de diversos tipos casi no previenen enfermedades respiratorias causadas por virus que se esparcen en aerosol. Sin embargo, muchas autoridades aún insisten en que esto es mejor que nada, ya que inhiben el esparcimiento de microgotas cargadas de virus.

Pero el virus de la influenza, que es el coronavirus que causa el resfriado común y el SARS-CoV-2, se propagan a través del air y no por las microgotas o superficies contaminadas, y es importante comprender que prevenir la propagación de las microgotas no significa que sea posible prevenir la transmisión en forma de aerosol.

La importancia del tamaño

El SARS-CoV-2 es un virus que se esparce en forma de aerosol, lo que significa que permanece suspendido en el aire. Uno de los problemas es el tamaño del virus. Si los espacios en los tapabocas son más grandes que el virus, es lógico que no sea capaz de bloquear la entrada o la salida del virus.

El SARS-CoV-2 es un beta-coronavirus con un diámetro de 60 nm y 140 nm, o 0.06 a 0.14 micras. Esto es cerca de la mitad del tamaño de la mayoría de los virus, que tienden a medir entre 0.02 y 0.3 micras.

La saliva contaminada con el virus o las microgotas que se expulsan al hablar o al toser miden entre 5 y 10 micras. Los respiradores N95 pueden filtrar partículas tan pequeñas como de 0.3 micras, por lo que podrían evitar que se filtren la mayoría de las microgotas, pero no evitan la propagación de los virus que se esparcen en forma de aerosol.

Las pruebas de laboratorio han demostrado que los tapabocas quirúrgicos 3M pueden bloquear hasta el 75 % de las partículas que miden entre 0.02 micras y 1 micra, mientras que los tapabocas de tela bloquean entre el 30 % y el 60 % de las partículas respiratorias de este tamaño.

En el caso de los tapabocas de tela, algodón/gasa, mezcla de algodón y seda y materiales de algodón con muchos hilos ofrecen la mejor filtración contra las microgotas.

Según lo informado por la revista Emergency Medicine News:

"Mueller y colaboradores colocaron un contador de partículas dentro de varios tapabocas usados para detectar partículas de NaCl en el aire de 0.04 micras, y descubrieron que añadir una capa superior de nylon mejoraba el bloqueo del virus en todos los tipos, incluyendo los tapabocas quirúrgicos.

Esta capa adicional de tela les proporcionó a los tapabocas de tela el mismo nivel de protección que un tapabocas quirúrgico".

En resumen, si una persona es portadora del virus, el tapabocas quirúrgico, en teoría reduce hasta un 75 % la cantidad de microgotas contaminadas que se esparcen en el entorno.

Como tal, podría argumentar que los tapabocas quirúrgicos reducen el riesgo de infección en las personas que no portan el virus. Si una persona infectada usa un tapabocas quirúrgico, las personas que la rodean estarán protegidas hasta cierto punto de las microgotas contaminadas.

Dicho esto, también es importante la fuerza con la que se expulsan las microgotas. En abril de 2020, un pequeño estudio de Corea del Sur descubrió que los tapabocas quirúrgicos y de tela no tenían la capacidad de bloquear el SARS-CoV-2 de la tos de las personas con COVID-19. Retractaron el documento varias semanas después.

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Los tapabocas no pueden bloquear los virus que se esparcen en forma de aerosol

Sin embargo, el virus no se limita a las microgotas. También está en el aire, y dichas partículas expulsadas son mucho más pequeñas. Para bloquearlas, es necesario tener un tapabocas que impida el flujo del aire, lo cual no funcionaría, ya que este es necesario para sobrevivir.

Ahora, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés) recomiendan que las personas usen tapabocas de tela, y no tapabocas quirúrgicos o respiradores N95, que solo son para los proveedores de atención médica.

El problema con esto es que los tapabocas de tela no brindan ninguna protección contra los virus que se esparcen en forma de aerosol y casi no bloquean las microgotas contaminadas.

Según el Informe sobre una consulta rápida por expertos realizada por las Academias Nacionales de Ciencias sobre la efectividad de los tapabocas de tela contra el COVID-19, publicado el 8 de abril de 2020, indica:

"La evidencia de los estudios de laboratorio sugiere que los tapabocas de tela podrían reducir la transmisión de las microgotas más extensas. Existe poca evidencia con respecto a la transmisión de pequeñas partículas aerosolizadas exhaladas por personas asintomáticas y preasintomáticas con COVID-19".

Por lo tanto, independientemente del uso del tapabocas, no es posible evitar que una persona exhale o inhale este virus, pero los tapabocas de tela son la opción menos recomendable, ya que su capacidad para bloquear las microgotas también es escasa.

En especial, es importante evitar los tapabocas con válvulas de aire en la parte delantera, ya que dicha válvula exhala el aire sin filtrar, lo que elimina los beneficios que se esperan de un tapabocas.

Qué aprendimos sobre el uso del tapabocas para protegernos contra la gripe

Para una mayor perspectiva, recordemos lo que aprendimos con el uso de tapabocas para la influenza hace un par de años.

En septiembre de 2018, la Asociación de Enfermeras Registradas en Ontario (RNAO) ganó su segundo agravio presentado en contra de la política del Toronto Academic Health Science Network's (TAHSN) de "vacunarse o utilizar tapabocas (VOM, por sus siglas en inglés).

Según lo informado por la RNAO:

"Estas políticas obligan a las enfermeras y otros proveedores de atención médica a utilizar un tapabocas quirúrgico durante todo su turno si rechazan la vacuna contra la influenza.

Después de revisar la evidencia presentada por la RNAO y el St. Michael's Hospital, que fue el caso del grupo TAHSN, el 6 de septiembre, el mediador William Kaplan descubrió que la política de VOM del hospital era 'ilógica, no tenía sentido y era muy irrazonable". Con esta conclusión, el mediador Kaplan rechazó la evidencia del hospital.

Esta es la segunda victoria para la RNAO. En 2015, el mediador James Hayes eliminó el mismo tipo de política que incluyó otros hospitales de Ontario de toda la provincia. Hayes descubrió que no hay "mucha evidencia" que demuestre que los tapabocas puedan reducir la transmisión de la influenza a otras personas.

A pesar de esta decisión, la mayoría de los hospitales de TAHSN se negaron a seguir esto y mantuvieron sus políticas de VOM. Como resultado, la RNAO se vio obligada a litigar este asunto de nuevo en el St. Michael's Hospital.

Los reconocidos testigos de la RNAO, incluyendo el experto en control de infecciones de Toronto, el Dr. Michael Gardam, el epidemiólogo de Quebec, el Dr. Gaston De Serres y la Dra. Lisa Brosseau, experta en tapabocas de los Estados Unidos, declararon que no había pruebas suficientes para apoyar esto, además de que no hay suficiente evidencia que demuestre que el uso de tapabocas durante la temporada de influenza pueda reducir la transmisión en los hospitales.

Además, declararon que es poco probable que las enfermeras que no desarrollan síntomas sean una fuente real de transmisión y que no era lógico obligarlas a vacunarse o usar un tapabocas".

No hay pruebas contundentes de que los tapabocas prevengan la propagación de la influenza

En resumen, la RNAO argumentó, y Kaplan acordó, que la política que obliga a las enfermeras a usar un tapabocas quirúrgico durante la temporada de gripe para detener la propagación, no tiene sustento científico y que probablemente solo intenten aumentar las tasas de vacunación entre el personal.

El TAHSN argumentó que "usar tapabocas puede servir como un método para controlar a los proveedores de atención médica infectados que podrían o no desarrollar síntomas. Los tapabocas también podrían evitar que, los proveedores de atención médica que no están vacunados, se infecten de pacientes o visitantes que tienen la infección, pero no saben".

Al igual que el mediador anterior, Kaplan no estuvo de acuerdo.

"Yo creo que. la evidencia científica que respalda la Política VOM sobre las razones de seguridad. no es suficiente para imponer el uso de tapabocas por hasta seis meses al año.

En ausencia de un apoyo adecuado para este propósito, se concluyó que esta política busca forzar la vacunación para combatir la influenza y, por lo tanto, perjudica el derecho de los empleados a rechazar la vacuna", explicó Kaplan, y añadió que la política sobre los tapabocas del TAHSN:

"Fue creada por la falta de evidencia directa de que el uso de tapabocas por parte de los proveedores de atención medica protege a los pacientes contra la influenza; y no por la "evidencia indirecta [que] sugiere lo contrario".

Las únicas palabras precisas para describir la evidencia que apoya la política VOM en el informe del THASN, y en este procedimiento, son: pruebas insuficientes, inadecuadas y poco convincentes".

Los CDC promueven el uso de tapabocas para la gripe

A pesar de la falta de apoyo científico en su guía sobre utilizar tapabocas para evitar la propagación de la influenza, los CDC solicitan que los proveedores de atención médica usen tapabocas quirúrgicos o respiradores cada que estén a 2 metros (6 pies) de una persona con influenza.

También recomiendan que cualquier persona sospechosa de tener influenza que ingrese a un hospital debe usar un tapabocas "en todo momento hasta que se encuentre en una habitación privada".

Los CDC señalan que, "En general no se recomiendan los tapabocas fuera de clínicas y hospitales" y que "No se puede hacer ninguna recomendación sobre los tapabocas para las personas que no presentan síntomas, incluyendo las personas con un alto riesgo de sufrir complicaciones, con el fin de prevenir que se expongan a los virus de la influenza". Aun así, añaden que:

"Si las personas de alto riesgo y sin vacunar deciden usar tapabocas durante los períodos de mayor transmisión de enfermedades respiratorias, es lo más sensato es que los usen cada que se encuentren en un lugar público y cerca de otras personas dentro de casa".

¿Cuándo fue la última vez que uso un tapabocas durante la temporada de influenza? ¿Nunca? Yo tampoco. ¿Alguna vez escuchó que los CDC recomendaban su uso para prevenir la propagación de la influenza?

Lo que ha cambiado es que los CDC ahora sugieren que podría ser adecuado usar un tapabocas, tanto en casa como en público durante la temporada de influenza. ¿Dónde están las pruebas que demuestran que esto previene la propagación de la influenza?

¿Seré posible que los tapabocas ayuden a reducir la propagación de enfermedades respiratorias, o será que estas recomendaciones solo sean una estrategia para hacer que las personas cedan y apoyen la vacunación obligatoria? Estas vacunas serían para la gripe y para el COVID-19 una vez que se estén disponibles.

Los tapabocas de tela ofrecen un falso sentimiento de seguridad

El 1 de abril de 2020, el Center for Infectious Disease Research and Policy (CIDRAP) publicó un comentario de la profesora Lisa Brosseau, ScD, y Margaret Sietsema, Ph. D., profesora asistente en la Universidad de Illinois, que argumentaba que las políticas que obligan a usar tapabocas de tela en público "no se basan en datos fidedignos". Ambas son expertas en protección respiratoria y enfermedades infecciosas.

El 16 de julio, se añadió la siguiente nota del editor al artículo:

"Las autoras y CIDRAP han recibido solicitudes en las últimas semanas para eliminar este artículo del sitio web de CIDRAP. Las razones incluyen: (1) en realidad aún se desconoce si los tapabocas de tela no son efectivos, ya que la información es muy limitada, (2) usar un tapabocas de tela es mejor que nada.

(3) el artículo está siendo utilizado por personas y grupos que apoyan que no sea obligatorio usar tapabocas y (4) ahora hay numerosos estudios que sugieren que los tapabocas de tela podrían ser efectivos para detener la propagación y prevenir muchos casos de infección".

La adición de la nota es una prueba más de que este problema está impulsado por la política. Felicitaciones a CIDRAP por no ceder ante la presión para eliminar el artículo, ya que menciona algunos puntos excelentes. Incluyendo los siguientes:

  • Aunque los datos sobre los tapabocas de tela son limitados, los estudios de laboratorio han demostrado que "su poca capacidad para filtrar las partículas más pequeñas que creemos que son responsables de la transmisión, en especial de personas sin síntomas o que ya tuvieron síntomas, que no están tosiendo o estornudando".
  • Aunque los CDC han añadido varias referencias científicas que apoyan los tapabocas de tela en sus lineamientos, al revisarlos, Brosseau y Sietsema explican que "emplean métodos ilógicos y sin estándares o que no son relevantes para los tapabocas de tela porque evalúan respiradores o tapabocas quirúrgicos".
  • Sobre el tema de que es mejor que nada, Brosseau y Sietsema explican que "todo esto aún se desconoce en este momento". También enfatizan que ha habido "una evolución en el mensaje que rodea a los tapabocas de tela", al comenzar con advertencias de que no pueden reemplazar el distanciamiento social, a mensajes que dicen que son su equivalente.

Peor aún, aunque los tapabocas de tela pueden ayudar a proteger a las demás personas de una persona infectada, los CDC y otros ahora están diciendo que también pueden proteger al usuario, aunque no existe evidencia sobre esto en lo absoluto.

"Nos preocupa que muchas personas no comprenden el grado de protección limitado que un tapabocas de tela ofrece a las personas que están cerca. Es probable que los tapabocas de tela no ofrezcan el mismo grado de protección que el distanciamiento social o el mínimo periodo de contacto entre personas", según Brosseau y Sietsema.

Los autores también señalan varios hechos importantes que han sido ignorados en los estudios que pretenden demostrar que los tapabocas pueden detener la propagación y reducir el número de casos.

Entre ellos está el hecho de que "La transmisión no es solo una función de interacciones aleatorias cortas entre personas, sino más bien una concentración de partículas en el aire y tiempo de exposición", y que "Un tapabocas de tela no puede evitar la emisión o inhalación de partículas pequeñas", que es "como se transmite el SARS-CoV-2".

Los tapabocas quirúrgicos no evitan el contagio de la influenza

Los artículos publicados antes del brote del COVID-19 también ofrecen evidencia de que las políticas sobre los tapabocas no son impulsadas por la ciencia sino por la política. Por ejemplo, en octubre de 2019, el sitio web Medical Xpress informó que la vacuna contra la influenza no solo tiene un 15 % de efectividad, sino que usar un tapabocas quirúrgico es igual de ineficaz:

"Un estudio que a menudo se cita como evidencia de que los tapabocas quirúrgicos funcionan, fue un ensayo de 2009 que comparó los tapabocas quirúrgicos con un tapabocas especializado conocido como respirador N95, el cual se ajusta con perfección y filtra al menos el 95 % de las partículas más pequeñas (0.3 micras).

El estudio, publicado en JAMA, descubrió que los tapabocas quirúrgicos eran tan efectivos como los respiradores N95 para prevenir la gripe, es decir, no tan efectivos debido a que de las 446 enfermeras que participaron en el estudio, casi una de cada cuatro (24 %) en el grupo que utilizó tapabocas quirúrgicos aún contrajeron la gripe al igual que el 23 % de las que usaron el respirador N95.

Y, dado que ambos grupos usaron tapabocas, es imposible determinar el resultado en comparación con no usar tapabocas. En lo esencial, no existe evidencia sólida que apoye a las personas que usan tapabocas quirúrgicos en público."

En 2019, una revisión de intervenciones en epidemias de gripe publicada por la Organización Mundial de la Salud también concluyó que la evidencia no respalda el uso de tapabocas, con la excepción de un estudio que sugirió que los respiradores N95 podrían ofrecer cierta protección:

"Se identificaron diez ECA relevantes en esta revisión y metaanálisis para cuantificar la eficacia de usar tapabocas, con la participación de más de 6000 personas en total.

La mayoría de los ensayos utilizaron una combinación de tapabocas y un buen lavado de manos, y examinaron el uso de tapabocas en personas infectadas (control de origen) y personas susceptibles.

En el análisis, aunque las estimaciones sugirieron un menor riesgo relativo del 22 % en la influenza confirmada por laboratorio en el grupo que usó tapabocas, así como un menor riesgo del 8 % en el grupo que uso grupo de tapabocas sin considerar si se lavaron las manos o no, no hubo suficiente evidencia para excluir la casualidad como explicación del menor riesgo de transmisión.

Un estudio sugirió que los tapabocas quirúrgicos y respiradores N95 lograron prevenir la propagación de la influenza. Existe evidencia de que los tapabocas no tienen un efecto importante sobre la transmisión de la influenza.

Los tapabocas de tela reutilizables no son recomendables Los tapabocas en general no se pueden reutilizar, por lo que sería importante contar con un suministro si se recomienda su uso. En el caso de una persona infectada que no ha desarrollado síntomas, podría necesitar varios tapabocas por día durante varios días".

También es posible observar que, en algunos países, las personas usan tapabocas para protegerse de la contaminación del aire, como en Japón. A pesar del uso generalizado de tapabocas en público, continúan experimentando grandes brotes de influenza.

Por último, pero no menos importante, es necesario ponerse, quitarse y desechar los tapabocas de manera adecuada para obtener sus beneficios. Readers Digest publicó "11 errores que quizás esté cometiendo con los tapabocas", en el que explica todos los errores que le impiden beneficiarse del tapabocas.

¿Dónde está la evidencia que apoya el uso de los tapabocas?

¿Qué debemos hacer con las políticas que no se basan en evidencia científica? Quizás recuerden que el Dr. Anthony Fauci ha cambiado de opinión sobre este tema en los últimos meses, ya que a mediados de febrero explicó lo siguiente:

"Si nos fijamos en los tapabocas que están disponibles en la farmacia, su sistema de filtración no lo protege de manera adecuada. Las personas comienzan a pensar si es necesario usar un tapabocas. Pero, en los Estados Unidos, no hay ninguna razón para usarlos".

El 8 de marzo, dijo para el programa televisivo 60 Minutes:

"En este momento, los residentes de los Estados Unidos no deberían usar tapabocas. No hay ninguna razón para usarlos.

Cuando estamos en medio de un brote, usar un tapabocas podría hacer que las personas se sientan un poco mejor, e incluso puede detener la propagación de una microgota, pero no ofrece la protección perfecta que las personas piensan".

A mediados de junio, cambió sus recomendaciones y fomentó el uso de tapabocas. Pero ¿dónde están los datos que respaldan este cambio? Cuando se enfrentó a sus declaraciones, trató de justificarse diciendo que temían que las compras de pánico provocaran una escasez de EPP en los hospitales.

Un problema con eso es que ambas cadenas de suministro están separadas. Los clientes minoristas no pueden adquirir equipos de protección personal de los mismos distribuidores que los hospitales. Otro problema es que no es aceptable mentirles a las personas, incluso si cree que existe una buena razón.

La evidencia empírica podría ser muy importante

Creo que la pregunta es, ¿aún importa la ciencia? En una publicación de Twitter del 12 de julio de 2020, Ivor Cummins pregunta si la evidencia empírica continua siendo importante y presenta evidencia que demuestra que las políticas sobre los tapabocas no han tenido ningún impacto en las tasas de infección, ni positivo ni negativo.

La evidencia empírica se refiere a "observar y documentar patrones y comportamientos a través del experimento". Es decir, demostrar que una situación dio el resultado esperado. En el caso de los tapabocas, la evidencia empírica sugiere que son innecesarios, ya que no ha reducido, y mucho menos eliminado, las infecciones en los países después de que se volvió obligatorio.

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Si los tapabocas en realidad no reducen las tasas de infección, ¿por qué los usamos? Por el contrario, si el SARS-CoV-2 es sensible a los rayos ultravioleta, el calor y se desactiva a temperaturas de 80.6 °F o 27 °C o más, ¿por qué no solicitan que pasemos más tiempo al aire libre? en lugar de clausurar parques y playas e implementar el distanciamiento social.

Las respuestas a la pandemia no parecen tener el objetivo de proteger la salud pública, más bien promover una agenda política que busca quitarnos nuestras libertades personales y prepararnos para aceptar un cambio radical en nuestras libertades civiles.

Propone que estas políticas podrían ser una prueba para ver qué tan bien funcionan los sistemas de reconocimiento facial. Si eso es cierto, nos enfrentamos a un rápido despliegue de sistemas de monitoreo que, cuando se combinan con el banco y otros sistemas, eliminarán cualquier rastro de libertad.

Creo que hay un momento y un lugar para usar un tapabocas. En el caso de visitar un hospital o un asilo, podría ser lógico usar un tapabocas, como un respirador N95 o tapabocas quirúrgico, tanto para el paciente como para el visitante. En el caso de padecer COVID-19, sería prudente usar un tapabocas de grado médico si necesita salir.

Pero solicitar tapabocas para todos, en todas partes, en todo momento, tiene poco sentido desde el punto de vista de la salud. Es probable que el SARS-CoV-2 nos acompañe por mucho tiempo, al igual que otros virus de la influenza que han surgido en el pasado.

Entonces, ¿cuánto tiempo se espera que usemos tapabocas? ¿Nos veremos obligados a elegir entre las vacunas o los tapabocas?

Mientras piensa en esto, recuerde que no es posible prevenir la muerte, ya sea por influenza, COVID-19, tuberculosis o cualquier otra infección viral, sin importar lo que hagamos, y a cuántas de nuestras libertades renunciemos.