La historia sórdida y poco conocida de la psiquiatría

Análisis escrito por Dr. Joseph Mercola Datos comprobados

Historia en Breve

  • El Dr. Peter Breggin es conocido como ‘la conciencia de la psiquiatría’ porque ha podido reformar la psiquiatría, al erradicar las lobotomías y otras psicocirugías experimentales
  • Breggin considera las lobotomías como una violación del alma o la mutilación permanente de la personalidad de una persona, ya que el daño a un área del cerebro daña la integración de todo el cerebro
  • Breggin también trato de advertir sobre los peligros del Prozac
  • Los medicamentos psiquiátricos solo reprimen la función cerebral de las personas. Aunque pueden aliviar parte del sufrimiento, dicho alivio se produce a expensas del daño cerebral
  • Un tratamiento psiquiátrico que no ha podido detener es el tratamiento con electrochoque, que en realidad se está empezando a utilizar cada vez más. La estimulación transcraneal de corriente directa y el implante transcraneal diseñado por la compañía Neurolink de Elon Musk plantean graves riesgos para la salud y el funcionamiento del cerebro

El Dr. Peter Breggin, ha escrito más de una docena de libros sobre psiquiatría y la industria farmacéutica. Con frecuencia se le conoce como "la conciencia de la psiquiatría" porque ha podido reformar la psiquiatría, al erradicar una de las prácticas más dañinas, como las lobotomías y otras psicocirugías experimentales.

Fue el primero en oponerse a las lobotomías cuando era joven y, como resultado, pudo cambiar las practicas. Apareció en el documental de Aaron y Melissa Dykes, "The Minds of Men".

Ahora con 83 años, Breggin ha tenido diversas experiencias, y en esta entrevista, comparte su propia evolución y experiencias como psiquiatra. Su interés por la psiquiatría comenzó a los 18 años, cuando se convirtió en voluntario en un hospital psiquiátrico estatal.

“Fue una pesadilla”, dice. “Fue como las descripciones de mi tío Dutch sobre la liberación de un campo de concentración nazi. El lugar era pésimo. Las personas permanecían sentadas en estos pasillos de cemento.

Tenían una televisión que no funcionaba y las mesas y sillas estaban atornilladas al piso para que las personas no pudieran arrojarlas. No se les presta atención. A menudo permanecen sentados allí; algunos alucinando, y una persona me dijo que la chica de la esquina enroscada en el suelo había sido una estudiante de Radcliffe.

Los médicos eran insensibles y no había amor en el lugar. Comprendí que, aunque no tenía mucha experiencia con amor, podía sentir que le faltaba amor, cuidado, cariño. Fue tan claro”.

Psiquiatría tóxica

Breggin se convirtió en el líder de ese programa de voluntarios. Él y otros 200 estudiantes pintaron las paredes y llevaron a los pacientes a caminar. Le solicitó al director que asignara un paciente por cada voluntario, para desarrollar relaciones reales. El director se opuso a la idea, pero accedió. Breggin cuenta esta historia en su libro titulado Toxic Psychiatry.

“Logramos sacar a casi todos los pacientes de ese hospital”, dice. “Los llevamos a un lugar donde estaban mucho mejor. Algunos regresaron con sus familias. Para mí estaba tan claro que este era el camino a seguir.

Observe los tratamientos de electrochoque y shock de coma de insulina donde las personas entraban y les daban cantidades excesivas de insulina para inducirlos al coma. Echaban espuma por la boca, inconscientes y convulsionándose; estaban preparándose para la muerte. Luego les daban jugo de naranja o agua con azúcar para despertarlos.

Para mí era muy claro lo que pasaba. Las personas llegaban con mucha energía: enojadas, deprimidas, ansiosas y, a menudo, renuentes. Recibían esta inyección de insulina para noquearlos y matarlos, pero cuando despertaban estaban muy tranquilos. Estaban agradecidos, pensando que los habían salvado. No había ninguna duda de que los hacían más dóciles. Sabía exactamente lo que era.

Sabía en qué consistía el tratamiento de choque. He estado luchando contra esto, pero todavía lo están haciendo. Este tratamiento consiste en colocar unos electrodos en la frente del cerebro para recibir un choque de voltaje muy potente para generar convulsiones. Hace que las personas pierdan contacto consigo mismas. Hace que las personas no puedan quejarse. [Un estado de ánimo enérgico] es la euforia artificial [causada por] daño cerebral. Esto es muy dañino para el cerebro”.

Todo esto es lo que motivó a Breggin a estudiar psiquiatría, para ayudar a reformar la profesión desde adentro. Resulta curioso que, ya en 1963, Jerry Klerman, quien más tarde se convirtió en el psiquiatra de más alto rango del gobierno federal y profesor en Harvard, le explicó a Breggin que no había futuro en ayudar a las personas a fortalecer su resiliencia mental.

El futuro, le explicó Klerman, estaba en los medicamentos y la tecnología para decidir qué medicamentos usar. Después de su primer año en la Facultad de medicina de Harvard, Breggin se fue y regresó al Upstate Medical Center (Universidad) en Nueva York, donde ya había realizado una pasantía.

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Breggin lideró la psiquiatría sin el uso de medicamentos

Breggin se enfocó en ayudar a las personas sin recurrir a medicamentos. “Aprendí muy rápido que las personas más perturbadas se calmaban y se relacionaban cuando una persona se preocupaba e interesaba por ellas, y no pretendía ser superior a ellas”, dice.

Los medicamentos, explica, solo sofocaban a los pacientes. Aunque pueden aliviar parte del sufrimiento, ese alivio se produjo a expensas del daño cerebral.

Breggin continúa contando la historia de cómo evitó el regreso de las lobotomías y psicocirugía, que son estrategias en las que el cerebro se daña de manera intencional a través de descargas eléctricas, implantes de chips o al perforar el área prefrontal del cerebro con un picahielos.

Breggin considera las lobotomías como una violación del alma o la mutilación permanente de la personalidad de una persona, ya que el daño a un área del cerebro daña la integración de todo el cerebro.

Como señaló Breggin, no se puede "extraer la agresión" como un hueso de una aceituna. El cerebro no funciona así. Es un órgano integrado y los procesos mentales surgen de procesos integrados que involucran muchas áreas diferentes del cerebro.

Decidió que tenía que detener estos métodos. Y, aunque no recibió apoyo de ningún otro psiquiatra o profesor conocido, y sufríos amenazas de violencia física contra su familia que a veces requirió el uso de guardaespaldas.

Breggin finalmente lo logró. Es una historia fascinante, por lo que recomiendo escuchar toda la entrevista. Cuando se le pregunta por qué asumió esta pelea, explica lo siguiente:

“Cuando vi lo que se le estaban haciendo, dije 'Alguien tiene que hacer algo. No tengo elección sobre esto'. No tenía idea a lo qué me enfrentaba. No tenía idea de que en todas partes habría enemigos; que me amenazarían con la violencia.

Cuando los estudiantes de Medicina de Harvard me invitaron a hablar, rompieron todos los carteles sobre la reunión porque habría un retroceso para los estudiantes y cosas así. No tenía idea de en qué me estaba metiendo”.

La demanda que puso fin a las lobotomías

El fin de las lobotomías fue provocado por una demanda presentada por un joven abogado llamado Gabe Kaimowitz en nombre de una persona crónicamente hospitalizada a la que se le había prometido el alta del hospital psiquiátrico si se sometía a una psicocirugía experimental. Breggin cuenta la historia:

“[Kaimowitz] descubrió que iban a hacer un experimento de psicocirugía en el hospital estatal con una universidad local, Wayne's State. Todo estaba listo para funcionar. Pero él Intervino. De hecho, el caso se llama por su nombre, lo cual es inusual: Kaimowitz contra el Departamento de Salud Mental de la Universidad Estatal de Wayne.

Un panel de tres jueces se reunió sobre el caso. Este [paciente] había sido entrevistado por el Comisionado de Salud Mental. Había sido hospitalizado de manera crónica y supuestamente, había agredido sexualmente a una enfermera, pero no había constancia o sentencia al respecto. Fue un paciente de por vida.

El Comisionado le dijo que podía salir si se sometía a la psicocirugía. Los jueces revisaron su caso y decidieron que, primero, lo iban a dar de alta porque estaba siendo detenido de manera ilegal. Dieron de alta a John Doe. Entonces el estado dijo: "Bueno, el caso terminó, ustedes crearon todo esto. Vamos a verlo".

Bueno, yo era la persona a quien acudir cuando [Kaimowitz] me trajo. No pude testificar el primer día porque me lo impidieron. Querían obligarme a pasar la noche para que tuvieran todo el fin de semana para revisar el caso con los cirujanos. ¿Comprende?

Por supuesto, me obligaron a testificar por la tarde, porque me impidieron hacerlo por la mañana. Gabe dijo: ‘Esto es una lástima porque ahora van a tener todo el fin de semana para hablar sobre su testimonio con los cirujanos’. Yo dije: ‘No, vamos a contraatacar. Testificaré sobre otra cosa por la tarde’. Él dijo: ‘¿Cómo vas a hacerlo?’.

Le dije: 'Bueno, hablaré sobre la historia de la psiquiatría. Voy a relacionarlo con los campos de exterminio, que se inspiraron en gran medida en los hospitales psiquiátricos estatales.

Al mostrar la comparación, los jueces invocarán el Código de Nuremberg, que dice que, por supuesto, ese hombre no podría ser voluntario en un hospital psiquiátrico porque está en una institución total, al igual a la que se aplicó el Código de Nuremberg.

Dijo: ‘Está bien’. Le hice algunas preguntas y lo hicimos esa tarde. Luego, el lunes siguiente, comencé a hablar de la psicocirugía. Estaban tan desprevenidos que todo lo que pudieron hacer fue leer este documento de 100 páginas que yo había escrito.

Ganamos el juicio y detuvo toda la psicocirugía en los hospitales estatales. El NIH se detuvo; al igual que la administración en los veteranos y todos los hospitales estatales. Esto sucedió entre 1972-1973”.

Es importante comprender la importancia de esto, para detener el resurgimiento de las lobotomías y las psicocirugías experimentales. Fue muy aceptado como una solución práctica para todo tipo de problemas, incluyendo los disturbios raciales y problemas de comportamiento entre los niños pequeños.

El comienzo del fin de la psicocirugía fue a principios de la década de 1970. En ese momento, Breggin, quien durante la mayor parte de su carrera luchó por conseguir apoyo, obtuvo el apoyo del Congressional Black Caucus, quien pudo observar las consecuencias sociales de la psicocirugía en niños afroamericanos, así como en ciertos senadores que pensaban que era inmoral.

“Fui la primera persona y psiquiatra en criticar las lobotomías en público. Fue una locura. Aun no entiendo a los seres humanos. Trabajo mucho al respecto, pero sigo fallando. No podía creer que estuviera tan solo haciendo esto”, dice.

Los peligros de denunciar el Prozac

Breggin también trato de advertir sobre los peligros del Prozac. En su libro Toxic Psychiatry publicado en 1991, mencionó que es probable que el Prozac cause mucho daño y que ya había informes de que el medicamento causaba agresión.

Más tarde se le solicitó que reuniera la información para varias docenas de demandas contra Eli Lilly, en las que los pacientes o sus familias afirmaron que el medicamento había causado episodios violentos, suicidio, homicidio, manía o psicosis. El drama y la intriga que rodean este juicio compite con cualquier buena novela de espías, así que, para mayor información, consulte la entrevista.

Como solo un ejemplo, en el momento de su declaración contra Eli Lilly, él, su esposa y su hija desarrollaron una enfermedad grave. Por casualidad, un plomero al que llamaron para solucionar un problema en el sótano descubrió que el tubo de la estufa del calentador de gas se había desconectado y estaba escondido, como si lo hubieran escondido a propósito, bombeando gas a la casa.

Antes de eso, la familia había recibido amenazas de muerte y Breggin había llamado al FBI. Agentes que decían ser del FBI habían visitado a su familia, pero era obvio que algo no estaba bien.

“‘Cuando llamé al FBI, dijeron que no tenían antecedentes de haber venido a verme’, dice Breggin. ‘Estábamos en una situación muy extraña´ Las personas de la audiencia estaban molestas conmigo. Por cierto, eso nunca pasa, por lo que quiero que las personas sepan que el entorno ha cambiado por completo.

Muchas personas ahora saben que los medicamentos son peligrosos y el tratamiento de choque es horrible. Pero, continúa creciendo el poder de la psiquiatría y las compañías farmacéuticas, y cada vez más personas están siendo reclutadas por todos los anuncios y la ciencia falsa. Todo es una ciencia falsa. Puede consultar cualquiera de mis libros o mi canal de YouTube’”.

A grandes rasgos, el juicio de Eli Lilly estuvo arreglado a favor de Eli Lilly y Breggin estaba preparado para fracasar en su investigación. Los demandantes perdieron el caso y Eli Lilly fue absuelta de los cargos. Sin embargo, al final surgieron pruebas que demostraban que los abogados de Eli Lilly habían sobornado a algunos de los demandantes y habían concertado un acuerdo secreto siempre que perdieran el caso.

Un juez de la Corte Suprema de Kentucky declaró que el juicio fue un fraude y cambió el veredicto a "un acuerdo secreto con prejuicio". Cuando el juez decidió revelar el monto del acuerdo secreto, fue destituido y reemplazado por otro juez que decidió que el monto del acuerdo no debía divulgarse porque podría perjudicar a Eli Lilly.

Los detalles completos de este notable caso se pueden encontrar en el libro de Breggin titulado Medication Madness.

El tratamiento de electrochoque es una conspiración real

Un tratamiento psiquiátrico que Breggin no ha podido eliminar es el tratamiento con electrochoque (ECT, por sus siglas en inglés), que se está empezando a utilizar cada vez más. Breggin explica lo siguiente:

“He trabajado en el tratamiento de shock. Luego, finalmente, se entabló una demanda colectiva contra los fabricantes. Perdieron contra el primer fabricante. Solo hay dos [fabricantes] en Norteamérica y yo no estuve involucrado. Luego me llamaron. Por supuesto, esperaban, de nuevo, que lo echaran de los tribunales.

Hice un informe científico para el juez sobre el daño cerebral causado por el ECT. El juez decidió que había pruebas suficientes de daño cerebral para que fuera una pregunta del jurado. Esto fue una locura. El juez se enfocó en lo más importante que pudo.

La compañía farmacéutica llegó a un acuerdo y emitió una declaración a la FDA de que el ECT puede causar daño cerebral y pérdida grave de la memoria. Toda esa información está disponible en mi sitio web, y he escrito blogs para mostrar la naturaleza de lo que definitivamente es una conspiración de personas que trabajan juntas para alcanzar el mismo objetivo.

En unos días, la FDA aprobó el ECT por primera vez para la depresión resistente al tratamiento, lo que no significa nada. Se usa cada vez más y no menos. No creo que lo hayamos frenado con esto, pero obtuvimos una gran ganancia. Ahora tenemos un registro de una compañía farmacéutica que admite ante la FDA que causa daño cerebral y así sucesivamente.

Luego, la FDA, con todo su poder, regresa y aprueba el ECT por primera vez. Nunca lo habían aprobado. Lo intentaron y hubo tanta oposición que no lo hicieron. Luego, cuando las compañías farmacéuticas se vieron perjudicadas, lo aprobaron en unos cuantos días. ¡Sorprendente!".

Estimulación transcraneal de corriente directa y la empresa Neuralink

Breggin también analiza los peligros de la estimulación transcraneal de corriente directa y el implante transcraneal diseñado por la compañía Neurolink de Elon Musk. Musk quizás está haciendo esto porque le preocupa la llegada de la inteligencia artificial, que está por llegar.

Teme que la raza humana pueda volverse sumisa a la inteligencia artificial. Él piensa que una de las estrategias de prevalecer es permitirnos mantener el ritmo de estos avances. Breggin comenta:

“Esta es la nueva vanguardia que estoy tratando de transmitir a las personas. Tengo un nuevo programa. Realicé un programa sobre esto diciendo que esto en una entrevista con los Dykes en YouTube. Me estoy enfocando en toda la electrónica.

La FDA ha aprobado electrodos en la cabeza de los niños para darles estimulación de bajo voltaje, que atravesará la piel, retrocederá los nervio hacia los lóbulos frontales en una manera disruptiva. Va a afectar a los niños. Es horrible. Lo estudiaron durante cuatro semanas y lo aprobaron.

Es de bajo voltaje, pero sabemos que interrumpe las ondas cerebrales. Es extraño que hayan aprobado esto. Comencé a asumir esto a través de Aaron y Melissa, descubrí lo que Elon Musk estaba haciendo.

Lo que me interesa es que, aunque Musk es tan brillante, no sabe mucho sobre como estudiar el cerebro. Probablemente se deba a que los neurocirujanos y psiquiatras a los que consulta tampoco saben mucho sobre el cerebro.

Y lo que quiero decir es que se trata de algo estúpido. Quiere colocar varios electrodos en el cerebro, en redes de neuronas y aplicar estimulación de bajo voltaje. Esto es una locura. El cerebro no puede tolerarlo. Y de esa forma, espera poder comunicarse, pero no habrá tal comunicación.

El cerebro no va a hablar a través de esos electrodos. No es así como funciona el cerebro. El cerebro habla consigo mismo. No hablará con Elon Musk [ni con nadie más], lo único que logrará es dañar el cerebro. Hacerlo sería terrible.

Ojalá alguien que conozca a Elon Musk le dijera: ‘Deberías hablar con Peter Breggin. Dice que sus consultores son estúpidos’. Ya está planeando tratar de obtener la aprobación de la FDA para algunos trastornos neurológicos y ese será el comienzo del ataque.

Aquí está la parte importante, y es que el departamento de defensa, DARPA, está financiando a Musk.

Los Dykes descubrieron que el dispositivo se usará para coser estos electrodos a través de la financiación de DARPA y trabajar a través de la UCLA, que siempre ha perjudicado al cerebro. Cerramos programas en la UCLA desde hace mucho tiempo. Cerramos muchos tipos diferentes de programas en mi campaña contra la psicocirugía”.

+ Fuentes y Referencias