La pérdida del sentido del olfato, un problema conocido como anosmia, se ha convertido en un síntoma característico del COVID-19. Se estima que entre el 33.9 % y el 68 %, (y hasta el 98 %, según un estudio) de las personas con COVID-19, experimentan algún tipo de disfunción olfativa, que a menudo se considera más como un inconveniente que una amenaza real para la salud. En realidad, es posible que no comprenda la importancia de este sentido hasta que desaparece.
Esto también perjudica el sentido del gusto. En el caso del COVID-19, la anosmia a menudo ocurre junto con la disgeusia, que es la falta o daño del sentido del gusto. De hecho, esta combinación puede predecir mejor el COVID-19 que otros síntomas como la fiebre, los escalofríos o la dificultad respiratoria.
“Es difícil porque los alimentos que solía adorar ahora saben a aguas residuales. No anhelo ni disfruto la comida. Solo es necesaria", dijo a Medium Lucy Packman, una estudiante universitaria que desarrolló anosmia a causa del COVID-19 en marzo de 2020.
Más allá de eso, la falta del sentido del olfato aísla a las personas de su entorno, ya que no son capaces de percibir el aroma de su pareja o de algo que se quema.
El lado positivo del COVID-19 es que el 89 % de las personas con este problema experimentaron una resolución completa o una mejora después de cuatro semanas. El entrenamiento del olfato podría ser importante para las personas cuyo deterioro es continuo o causado por uno de los muchos otros factores de riesgo.
Causas de la pérdida del olfato
Aparte del COVID-19, existen muchas razones por las que es posible perder el sentido del olfato. El resfriado común se encuentra entre las más comunes, junto con otras enfermedades como la influenza, las infecciones de los senos nasales, la fiebre del heno y la rinitis no alérgica.
Casi cualquier cosa que obstruya los conductos nasales, incluyendo tumores, pólipos nasales o deformidad nasal, también puede interferir con el sentido del olfato, al igual que los problemas que perjudican las vías olfativas, que transmiten mensajes entre los conductos nasales y el cerebro.
Una variedad de afecciones neurológicas, ciertos medicamentos e incluso la edad avanzada también pueden afectar su sentido del olfato. A medida que envejece, en especial después de los 70 años, la pérdida de las terminaciones nerviosas y una menor producción de mucosa podrían disminuir el aroma, en parte porque la mucosa es importante para mantener los aromas por más tiempo, por lo que se detectan por las terminaciones nerviosas.
Se estima que el 62.5 % de las personas de entre 80 a 97 años de edad experimentan algún tipo de deterioro olfativo, mientras que cerca del 12 % de las personas con más de 40 años podrían tener problemas para experimentar olores, junto con cerca del 25 % de los hombres de 60 años.
Las personas con deficiencia de vitamina D tienen una probabilidad mucho mayor de experimentar este problema, mientras que los investigadores consideran que esta deficiencia podría ser importante en el deterioro del gusto y el olfato relacionado con la edad. Esto es muy relevante ya que la deficiencia de vitamina D también está relacionada con el COVID-19. Los siguientes problemas de salud también pueden causar este problema:
Enfermedad de Alzheimer |
Aneurisma Cerebral |
Cirugía cerebral |
Cáncer |
Exposición a insecticidas o solventes |
Diabetes |
Enfermedad de Huntington |
Síndrome de Kallmann |
Síndrome de Klinefelter |
Psicosis de Korsakoff |
Desnutrición |
Esclerosis múltiple |
Atrofia multisistémica (MSA, por sus siglas en inglés) |
Enfermedad de Paget |
Enfermedad de Parkinson |
Enfermedad de Pick |
Radioterapia |
Rinoplastia |
Esquizofrenia |
Síndrome de Sjögren |
Lesión cerebral traumática |
Deficiencia de zinc |
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¿Ha perdido el sentido del gusto? Podría ser anosmia
Como se mencionó antes, el gusto se ve afectado por la falta del sentido del olfato. Ann-Sophie Barwich, científica cognitiva y profesora del departamento de historia y filosofía de ciencia y medicina de la Universidad de Indiana en Bloomington, explicó lo siguiente en STAT:
“Muchas personas no reconocen de inmediato que han perdido el sentido del olfato, hasta que experimentan que han perdido el sentido del gusto. Sin embargo, la mayor parte de lo que las personas consideran como el sabor de los alimentos y bebidas se debe al aroma. Las moléculas aromáticas de los alimentos se liberan al masticar. Estas moléculas se trasladan hasta la nariz a través de la faringe, que es la abertura en la parte posterior de la garganta que conecta la boca con la cavidad nasal.
Piense en ello por un minuto. La lengua detecta los sabores salados, dulces, amargos, ácidos, y grasosos, según investigaciones recientes. Las papilas gustativas no detectan la menta, la fresa o la vainilla. Estos sabores se crean a través del "olfato bucal", que es un proceso conocido como olfato retronasal. El cual actúa como un segundo sentido del olfato".
Esta es una de las razones por las que la anosmia es mucho más que una molestia menor. No solo ya no es posible detectar si algún alimento está en mal estado, lo que le induciría a escupirlo, sino que ya no podrá disfrutar de sus alimentos favoritos y los aromas que los acompañan.
Los recuerdos evocados por los aromas también traen consigo emociones poderosas y se sabe que activan los "sustratos neurolobiológicos del procesamiento emocional", de acuerdo con la neurocientífica Rachel S. Herz, profesora adjunta de psiquiatría y comportamiento humano en la Universidad de Brown.
La investigación publicada en Learning and Memory incluso sugiere que los aromas podrían modificar la consolidación de la memoria y es probable que las emociones provocadas por los recuerdos puedan influir en la salud psicológica y fisiológica, ya que ayudan a mejorar el estado de ánimo, reducir el estrés y la inflamación.
Sin embargo, sin el sentido del olfato, las personas pierdan la oportunidad de experimentar estos recuerdos. "Dos de las grandes alegrías de la vida son el gusto y el olfato", dice el Dr. R. Peter Manes, otorrinolaringólogo en Yale Medicine. "Cuando falta alguno de estos sentidos, las personas pierden ese placer y pueden sentirse aisladas de las personas que las rodean".
Perder el sentido del olfato está relacionado con graves riesgos para la salud
En un estudio que involucró a 3 005 adultos, los que tenían un sentido del olfato disfuncional tenían más probabilidades de morir en los próximos cinco años que los que tenían un buen sentido del olfato. De hecho, se consideraba que la función olfativa era uno de los predictores más fuertes de mortalidad a cinco años y los investigadores sugirieron que podría "servir como un referente para la regeneración celular lenta o como un marcador de exposiciones ambientales tóxicas acumulativas".
Otro estudio que involucró a adultos de entre 71 a 82 años de edad también encontró que los que padecían "este problema tenían un riesgo 46 % mayor de morir después de 10 años" en comparación con los que tenían un buen sentido del olfato, mientras que la falta del sentido del olfato se relacionó con un mayor riesgo de muerte por enfermedades neurodegenerativas y cardiovasculares.
La incapacidad para identificar olores también es un síntoma temprano de trastornos neurológicos, que incluyen enfermedad de Alzheimer y enfermedad de Parkinson. Más allá de los riesgos físicos, perder el sentido del olfato puede causar angustia psicológica. Las personas con trastornos del olfato y el gusto a menudo reportan un impacto emocional negativo, que incluye sentimientos de aislamiento y problemas con las relaciones y el funcionamiento diario.
Entre las personas con COVID-19, la pérdida del olfato y el gusto se relacionaron con depresión y ansiedad, mientras que la fiebre, la tos y la dificultad para respirar no lo fueron, a pesar de que pueden ser causado por casos graves de COVID-19, lo que destaca el poder de estos sentidos sobre el bienestar emocional. En una publicación del Harvard Health Blog que detalla su propia experiencia con la pérdida del olfato y el gusto, Leo Newhouse, LICSW señaló lo siguiente:
“Nuestros sentidos (olfato, vista, oído, gusto y tacto) nos conectan con el mundo y la vida misma. El 40 % de nuestra información sensorial desaparece cuando no contamos con nuestros 5 sentidos. Los sentidos añaden riqueza y textura a la vida cotidiana y están relacionados a nuestras emociones".
Cómo recuperar el sentido del olfato
El tratamiento de la anosmia implica identificar la causa subyacente y abordarla. La pérdida del olfato a causa de un resfriado o influenza, debería desaparecer junto con la infección. En algunos casos, se desconoce la causa de esta disfunción, lo que dificulta el tratamiento.
AbScent, una organización que ofrece apoyo a las personas afectadas por la anosmia y otros trastornos del olfato, ha desarrollado el Proyecto Sense of Smell junto con personas que padecen este trastorno y algunos científicos. Desarrollaron un entrenamiento para los miembros del proyecto, y también un protocolo diseñado para ayudar a las personas que han perdido el sentido del olfato durante dos semanas o más.
Este entrenamiento se basa en el protocolo descrito por primera vez por el profesor Thomas Hummel de la Universitätsklinikum Carl Gustav Carus en Dresden, Alemania. Publicó una investigación en 2009 que demuestra que el entrenamiento del olfato que implica exponerse a cuatro aromas intensos (rosa, eucalipto, limón y clavo) dos veces al día durante 12 semanas aumenta la función olfativa.
Para hacerlo, solo necesita cuatro fragancias diferentes, como aceites esenciales de rosa, limón, clavo y eucalipto. Los aceites esenciales son ideales para este propósito debido a sus aromas muy concentrados. Una vez que haya reunido las fragancias, huela cada una durante unos 20 segundos, después de despertarse y antes de dormir; y trate de enfocarse en el aroma, tratando de recordar su experiencia. AbScent explica lo siguiente:
“Abra un frasco y manténgalo cerca de su nariz. Olfatee las fragancias durante 20 segundos. Durante este tiempo, concéntrese en lo que está haciendo. Mantenga su mente en el aroma a limón, o en una de las otras fragancias de entrenamiento. Trate de bloquear cualquier pensamiento. Esté lo más atento posible e intente recordar cuál fue su experiencia con dicho aroma. Cierre el frasco después de 20 segundos y respire varias veces para pasar al siguiente frasco".
Este entrenamiento puede fortalecer las vías neuronales
El entrenamiento refuerza y fortalece el olfato por medio del uso de una vía neural, como la que utilizan las células nerviosas del olfato.
De acuerdo con la bióloga celular Nancy Rawson, directora asociada del Monell Center en Filadelfia, en una entrevista con el fundador de AbScent, Chris Kelly, “Este entrenamiento no solo ayuda a las células receptoras, sino que también ayuda a crear vías en el cerebro que aumentan su capacidad de recibir, interpretar y recordar la información que está obteniendo".
Los ensayos de investigación sugieren que el entrenamiento del olfato es beneficioso en muchos casos y, cuando se usa en personas con un sentido del olfato normal, puede mejorarlo al nivel de un catador de vino de alto rendimiento. Esto sugiere que "el sistema olfativo es muy sensible al entrenamiento", según los investigadores de la revista Chemical Senses.
En otro estudio que involucró a 10 personas con anosmia y 14 controles sanos, una sesión de entrenamiento de 12 semanas aumentó la sensibilidad para detectar aromas en el grupo con anosmia, y también se observaron modificaciones en las conexiones funcionales que se utilizan para procesar la información quimiosensorial.
Otro estudio en adultos de 50 a 84 años de edad encontró una mejora significativa en la función olfativa después del entrenamiento del olfato (EO), junto con una mejor función verbal y menos síntomas depresivos, mientras que los investigadores concluyeron que el “EO podría ser una forma sencilla y económica de mejorar la calidad de vida de las personas mayores".
Incluso si siente que es demasiado pronto para volver a hacerlo, es importante que intente el entrenamiento. AbScent señala que "cuanto antes comience, mayor será el beneficio a largo plazo".
Al considerar que no existe ningún riesgo, y que el proceso toma solo unos minutos al día con aromas que son accesibles, existen muchas razones para probar este entrenamiento si experimenta algún nivel de anosmia.
Además, como se señaló, es importante evaluar y mejorar los niveles de vitamina D dado que su deficiencia está relacionada con alteraciones del olfato y el gusto. Un estilo de vida saludable también favorecerá un olfato saludable, mientras que hacer ejercicio una vez a la semana, podría reducir el riesgo de perder el sentido del olfato durante el envejecimiento.