La niebla de la guerra del COVID-19 quiere encerrar a las personas sanas

Análisis escrito por Dr. Joseph Mercola Datos comprobados

La guerra contra el COVID-19

Historia en Breve

  • Estamos pasando por una niebla de la guerra del COVID-19, según Jeffrey Tucker, director editorial del Instituto Americano de Investigación Económica (AIER)
  • Este término se utiliza para describir la desorientación, caos y la confusión de la batalla, pero ahora se aplica a la niebla que rodea a la enfermedad del COVID-19
  • La política de salud para el COVID-19 y la razón fundamental detrás de esas decisiones es incomprensible o simplemente no existe
  • La ciencia sugiere que la propagación asintomática del COVID-19 es poco común y que los cubrebocas no detienen la transmisión, pero las personas sanas continúan en confinamiento y se les recomienda usar cubrebocas

La "niebla de la guerra" es un término que se utiliza para describir la incertidumbre, el caos y la confusión que pueden ocurrir durante una batalla. En esta batalla, todo lo que creía que era cierto podría cambiar, ya que cuando quiera tomar decisiones todo se nublará en una especie de realidad suspendida.

En este momento usted se encuentra en la niebla de la guerra del COVID-19, según Jeffrey Tucker, director editorial del Instituto Americano de Investigación Económica (AIER): "A menudo no está claro quién toma decisiones, por qué y cuáles son las estrategias y metas. Incluso la razón fundamental puede ser incomprensible ya que la frustración y la desorientación sustituyen la claridad y la racionalidad".

Este término se utiliza para describir la desorientación de la batalla, pero ahora se aplica a la niebla que rodea a la enfermedad del COVID-19.

Marzo: los cubrebocas no pueden proteger contra el nuevo coronavirus

En febrero del año 2020, Christine Francis, consultora para la prevención y el control de infecciones en la sede de la Organización Mundial de la Salud, apareció en un video con un cubrebocas desechable en la mano. Ella dijo: "Los cubrebocas como éste no pueden proteger contra el nuevo coronavirus cuando se utilizan por si solos. La OMS recomienda el uso del cubrebocas solo en casos específicos".

Esos casos específicos incluyen tos, fiebre o dificultad para respirar. En otras palabras, si está enfermo y presenta síntomas. "Si no tiene estos síntomas, no tiene que usar cubrebocas, ya que no hay evidencia de que protejan a las personas que no están enfermas", continuó.

En marzo de 2020, el Director General de Salud Pública de Estados Unidos, acordó públicamente y tuiteó un mensaje que decía: "En serio, gente, ¡DEJEN DE COMPRAR CUBREBOCAS!" además dijo que no son efectivos para evitar que las personas contraigan el coronavirus. Para el 31 de marzo de 2020, la OMS aún desaconsejaba el uso del cubrebocas para personas sin síntomas y afirmaba que "no había evidencia" de que dicho uso evitara la transmisión del COVID-19.

Junio: las personas deben usar cubrebocas

Para el 6 de junio de 2020, la retórica cambió. La OMS citó "evidencia en evolución" y revirtió su recomendación, además Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS, aconsejó a los gobiernos que les recomendaran a todas las personas usar cubrebocas donde pudiera haber una transmisión y donde el distanciamiento físico fuera difícil.

Este estímulo se convirtió en una orden judicial en muchos lugares, ya que se crearon amenazas de multas para las personas que no cumplieran. En el condado de Humboldt, California, cualquier persona que viole la orden de usar cubrebocas en público podría recibir una multa de 50 USD a 1000 USD, o pasar 90 días en la cárcel por cada día que ocurra la ofensa.

En Salem, Massachusetts, usted también podría recibir una multa por no usar un cubrebocas en público, incluyendo en las áreas comunes dentro de un edificio de apartamentos. ¿A qué evidencia se apegó la OMS para revertir su posición sobre el uso del cubrebocas en personas sanas? Esto aún no es claro, pero se produjo un desarrollo interesante.

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OMS: la transmisión asintomática es 'poco común'

Durante una conferencia de prensa del 8 de junio de 2020, solo dos días después de que Ghebreyesus aconsejara a las personas sanas que comenzaran a usar cubrebocas, Maria Van Kerkhove, líder técnica de la OMS para la pandemia del COVID-19, dejó muy claro que las personas que tienen COVID-19 sin ningún síntoma "rara vez" transmiten la enfermedad a otras.

La guía provisional de la OMS del 5 de junio de 2020 respalda la declaración de Kerkhove y señala: "Es difícil realizar estudios completos sobre la transmisión de personas asintomáticas, pero la evidencia reportada del rastreo de personas por los estados miembros sugiere que las personas infectadas y asintomáticas tienen menos probabilidades de transmitir el virus que aquellas que desarrollan síntomas".

Sin embargo, si este es el caso, la recomendación para que las personas sanas y asintomáticas usen cubrebocas o permanezcan en sus hogares no tiene sentido, lo que destaca solo un ejemplo de la "niebla del COVID" que existe.

Para no recibir críticas por sus contradicciones, el 9 de junio de 2020, el Dr. Mike Ryan, director ejecutivo del programa de emergencias de la OMS, se retractó de la declaración de Van Kerkhove y dijo que los comentarios fueron "malinterpretados o tal vez no usamos las palabras correctas para explicar eso". Van Kerkhove también declaró que los datos que mencionó solo provienen de "pequeños estudios" y agregó:

"No fue una declaración de la OMS ni nada similar. Solo estaba tratando de explicar lo que sabemos. Y utilicé la frase "muy poco común", considero que es un malentendido decir que la transmisión asintomática es poco común".

En 10 millones de personas no hubo ni un solo caso de transmisión asintomática

Después del desastre de la propagación asintomática de la OMS, las conversaciones sobre este tema disminuyeron. Pero, discretamente, se publicó en Nature Communications un estudio histórico que involucró a casi 10 millones de residentes de Wuhan, China. Los participantes se realizaron pruebas de COVID-19 entre el 14 de mayo de 2020 y el 1 de junio de 2020.

No se identificaron nuevos casos sintomáticos y se identificaron 300 casos asintomáticos. Entre los 300 casos asintomáticos, se identificaron 1174 contactos cercanos y ninguno dio positivo al COVID-19.

Además, de los 34 424 participantes con antecedentes de COVID-19, 107 personas (0.31 %) dieron positivo de nuevo, pero, lo que es más importante es que ninguno presentó síntomas. Como señalaron los autores, "los cultivos de virus fueron negativos en todos los casos positivos y re-positivos asintomáticos, lo que indica que no hay 'virus viable' en los casos positivos que se detectaron en este estudio". Tucker explicó:

"La conclusión no es que la propagación asintomática sea poco común o que la ciencia sea incierta. El estudio demostró algo que casi nunca ocurre en este tipo de estudios. No hubo ningún caso documentado. Olvídese de que sea poco común. Olvídese incluso de la sugerencia anterior de Fauci de que existe transmisión asintomática pero que no impulsa la propagación. Reemplace todo eso con, nunca. Al menos no en este estudio de 10 millones de personas".

Un metanálisis de 21 708 personas en riesgo, de las cuales 663 dieron positivo al COVID-19 y 111 eran asintomáticas, también encontró que las tasas de transmisión asintomática podrían ser "más bajas que las de muchos estudios conocidos". Sugirieron que la prevalencia de casos asintomáticos de COVID-19 es de 1 de cada 6 y encontraron que, en comparación con el riesgo de transmisión sintomática, el riesgo relativo de transmisión asintomática era un 42 % menor.

En una versión preimpresa de su estudio, los investigadores dijeron: "Nuestras estimaciones de la cantidad de casos asintomáticos y sus tasas de transmisión sugieren que es poco probable que la propagación asintomática sea un factor importante para transmitir la infección en ciertos grupos o en la comunidad" Como señaló Tucker:

"Aún escuchamos como debemos seguir a la ciencia, pero, es una ciencia anticuada. Sabemos lo que en realidad sucede.

El confinamiento contradice toda su narrativa y prefieren casos no verificados en lugar de prestar atención a un estudio científico real de 10 millones de residentes, que se encuentran en lo que fue el primer punto importante del mundo para la enfermedad que tratamos de controlar. Es obvio que usted espera que este estudio sea una gran noticia internacional. Pero por lo que puedo decir, lo están ignorando".

Si la propagación asintomática es poco común, ¿por qué usar cubrebocas y cumplir con las ordenes de confinamiento?

La propagación asintomática es la única razón por la que tienen sentido las ordenes de confinamiento y el uso obligatorio de cubrebocas. Durante meses, los funcionarios de salud han creado el mito de la propagación asintomática para aumentar el miedo.

Ahora, a medida que las personas desean volver a algún sentido de normalidad, la nueva cepa del SARS-CoV-2, que según es más virulenta, se dice que surgió y provocó restricciones nuevas y más severas de confinamiento en el Reino Unido.

Este miedo se ha extendido mucho más allá del propósito inicial del confinamiento, que era aplanar la curva y evitar saturar los hospitales. Sin embargo, como señaló Tucker, esto cambió poco a poco de tal manera que ahora nos enfrentamos a confinamientos indefinidos:

"La ronda inicial de confinamientos no trató de suprimir el virus, sino de ralentizarlo por alguna razón, que fue preservar la capacidad de los hospitales. El objetivo era aplanar la 'curva', pero no trataban de extinguir el virus. El volumen de las curvas, alto y rápido, o corto y largo, era el mismo en ambos sentidos. Las personas se iban a contagiar hasta que el virus se pudiera erradicar (inmunidad colectiva).

Poco a poco, y a veces casi de manera imperceptible, la razón fundamental de los cierres cambió. El aplanamiento de curvas se convirtió en un fin en sí mismo, aparte de la capacidad hospitalaria. Quizás esto se debió a que el problema de la saturación de los hospitales ocurría en dos distritos de Nueva York, mientras que los hospitales de todo el país estaban vacíos por los pacientes que no se presentaban a sus citas, de hecho 350 hospitales dieron de baja temporal a trabajadores".

La ciencia se debería usar para dictar políticas, pero por desgracia eso no sucede. Las pruebas en curso de personas asintomáticas se suman al problema, ya que las pruebas positivas de reacción en cadena de la polimerasa con transcripción inversa (RT-PCR) también se utilizan como justificación para mantener cerradas grandes partes del mundo.

El problema es que una Prueba de PCR positiva no significa que haya una infección activa. El hisopo de la prueba recolecta el ARN de la cavidad nasal. Este ARN luego se transcribe de forma inversa en el ADN. Sin embargo, es necesario amplificar los fragmentos genéticos que son tan pequeños para que sean visibles.

Esto amplifica cualquier secuencia diminuta de ADN viral que podría estar presente hasta el punto de que la prueba arroje un resultado "positivo" incluso si la carga viral es muy baja o el virus está inactivo. Estos casos "positivos" mantienen en marcha la narrativa de la pandemia.

Por ejemplo, entre el 22 de marzo y el 4 de abril de 2020, 215 mujeres embarazadas que ingresaron en un hospital de la ciudad de Nueva York se examinaron al momento de la admisión para detectar síntomas de COVID-19 y se les hizo la prueba del virus. Todas dieron positivo, pero solo el 1.9 % de ellas tuvieron fiebre u otros síntomas de COVID-19.

Del resto de las mujeres que se hicieron la prueba, el 13.7 % obtuvieron un resultado positivo a pesar de no presentar síntomas. Esto significa que, en general, el 87.9 % de las mujeres que dieron positivo al SARS-CoV-2 no presentaron síntomas, mientras que la investigación sugiere que tal vez tampoco transmitieron el virus a otras personas.

Los cubrebocas son ineficaces

¿Qué dice la ciencia sobre los cubrebocas para prevenir la infección por COVID-19? El primer ensayo controlado aleatorio de más de 6000 personas para evaluar la efectividad de los cubrebocas quirúrgicos contra la infección por SARS-CoV-2, descubrió que los cubrebocas no reducían la incidencia de infección.

El "Danmask-19 Trial" publicado el 18 de noviembre de 2020 en Annals of Internal Medicine, encontró que entre las personas que usaban cubrebocas el 1.8 % (42 participantes) dieron positivo al SARS-CoV-2, en comparación con el 2.1 % (53) entre los controles. Cuando retiraron a las personas que informaron no seguir las recomendaciones de uso, los resultados fueron los mismos: 1.8 % (40 personas), lo que sugiere que seguir estas recomendaciones no hace ninguna diferencia.

Rational Ground también analizó los casos de COVID-19 desde el 1 de mayo de 2020 hasta el 15 de diciembre de 2020, en los 50 estados de Estados Unidos, con y sin orden de cubrebocas. Entre los estados que no exigían el uso de cubrebocas se contabilizaron 17 casos por cada 100 000 personas por día, en comparación con 27 casos por cada 100 000 personas por día en los estados con uso obligatorio. Los casos de COVID-19 fueron más altos en áreas que exigían el uso de cubrebocas.

Un informe de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos demostró factores relacionados con la aparición de la enfermedad, incluyendo el uso de cubrebocas normales o de tela en los 14 días antes de enfermarse.

La mayoría de ellos, un 70.6 % informó que "siempre" usaba un cubrebocas, pero aun así se enfermaron. Entre los entrevistados que se enfermaron, 108 (70.6 %) dijeron que siempre usaban un cubrebocas, en comparación con los 6 (3.9 %) que dijeron que "nunca" lo usaban, mientras que 6 más (3.9 %), dijeron que "rara vez" lo usaban.

En conjunto, esto demuestra que los adultos sintomáticos con COVID-19, los cuales representan el 70.6 %, siempre usaban cubrebocas y aun así se enfermaron, en comparación con el 7.8 % de los que rara vez o nunca se lo ponían.

Cómo buscar la salida entre tanta confusión

Existe mucha evidencia que sugiere que obligar a las personas saludables a permanecer en confinamiento y el uso obligatorio de cubrebocas para quienes no tienen síntomas es irracional, en el mejor de los casos, y peligroso, en el peor de los casos, considerando que tanto los cubrebocas como los confinamientos se relacionan con efectos dañinos. De acuerdo con Tucker:

"Dadas las pruebas sólidas de que la propagación asintomática es una tontería, tenemos que preguntarnos: ¿quién toma decisiones y por qué? Una vez más, esto nos lleva a la metáfora de la niebla. Todos experimentamos confusión e incertidumbre sobre la relación precisa entre las estrategias y los objetivos de todas las regulaciones y severidades que nos rodean.

Incluso la lógica se ha vuelto incomprensible, incluso refutada, ya que la frustración y la desorientación han desplazado lo que recordamos de la vida diaria".

Vivir en esa niebla puede ser intimidante, pero el propósito de este artículo no es sembrar más miedo, sino más bien, brindarle información. La niebla de la guerra, después de todo, no siempre es un impedimento. También se puede utilizar para obtener ventajas, pero si nos enfocamos en la realidad podríamos ganar la guerra.