La excusa de la inmunidad colectiva para usar a niños como conejillos de indias

Análisis escrito por Dr. Joseph Mercola Datos comprobados

vacuna contra el covid-19 en niños

Historia en Breve

  • A pesar de que el COVID-19 casi no ha afectado la salud de los niños, los funcionarios de salud pública ya están planeando una campaña de vacunación para esta población
  • Si consideramos que los niños tienen un riesgo extremadamente bajo de COVID-19, entonces la vacunación representa más riesgos que beneficios, así que es comprensible que los padres de familia se nieguen a poner a sus hijos bajo los riesgos innecesarios de esta terapia génica experimental que aún no ha recibido la aprobación oficial
  • Sin embargo, los funcionarios de salud pública afirman que es necesario vacunar a los niños con el fin de alcanzar la inmunidad colectiva
  • Los estudios sugieren que los niños no han contribuido con la pandemia de COVID-19 y, de hecho, parecen menos propensos a transmitir el COVID-19 que los adultos

En niños y adultos jóvenes hasta los 19 años, la tasa de supervivencia al COVID-19 es del 99.997 %. En la mayoría de los casos, los síntomas son leves o inexistentes. Entre los niños que fueron hospitalizados, solo el 0.19 % murió a causa de COVID-19. En un estudio realizado en el 2021, los investigadores concluyeron que "los casos de hospitalización y muerte intrahospitalaria son poco comunes entre los niños diagnosticados con COVID-19".

A pesar de que el COVID-19 casi no ha afectado la salud de los niños, los funcionarios de salud pública ya están planeando una campaña de vacunación para esta población. En el Reino Unido, la Universidad de Oxford, que colaboró con AstraZeneca para crear una vacuna contra el COVID-19, ya está inscribiendo niños entre los 6 y 17 años de edad para el ensayo de su vacuna.

Administrar la vacuna contra el COVID en bebés y niños es tan innecesario, peligroso y tonto como administrar la vacuna contra la hepatitis B en bebés, algo que ha sido objeto de críticas durante las últimas dos décadas.

Moderna también está inscribiendo a 3000 niños entre los 12 y 17 años de edad para verificar la eficacia de su vacuna contra el COVID-19, bajo la misma dosis que se administra en adultos. Mientras tanto, Pfizer también extendió sus ensayos clínicos para incluir a niños desde los 12 años de edad. El 28 de febrero del 2021, Johnson & Johnson anunció que planea verificar la eficacia de su vacuna en bebés, incluyendo recién nacidos, mujeres embarazadas y personas con sistemas inmunológicos comprometidos.

"No entraron en muchos detalles al respecto, pero dejaron claro que realizarán estudios de inmunización pediátrica y materna contra el coronavirus", dijo el Dr. Ofer Levy para The New York Times, miembro del comité asesor de la FDA y quien revisó los datos de las vacunas de Johnson & Johnson.

No es una vacuna es una terapia génica

La vacuna contra el COVID-19 no coincide con la definición médica de vacuna. Más bien es una terapia génica experimental, cuya eficacia y seguridad no han sido demostradas. Durante las primeras seis semanas que estuvo disponible la vacuna se reportaron más de 500 muertes, mientras que el Sistema para Reportar Reacciones Adversas a las Vacunas (VAERS) recibió casi 11 000 reportes de eventos adversos.

De acuerdo con la Dr. Dolores J. Cahill, bióloga molecular e inmunóloga, "se esperan oleadas sucesivas de reacciones adversas a causa de las inyecciones experimentales de ARN mensajero (ARNm), que van desde anafilaxia y otras respuestas alérgicas hasta autoinmunidad, sepsis y falla orgánica".

Si consideramos que los niños tienen un riesgo extremadamente bajo de COVID-19, entonces la vacunación representa más riesgos que beneficios, así que es comprensible que los padres de familia se nieguen a ponerla a sus hijos, bajo los riesgos innecesarios de esta terapia génica experimental que aún no ha recibido la aprobación oficial. Sin embargo, los funcionarios de salud pública han dejado claro que se vacunará a los niños. CHD informó:

"Desde abril del año pasado, cuando casi no se sabía nada sobre la epidemiología del COVID y apenas comenzaban a estudiar las vacunas experimentales, Bill Gates ya había preparado este escenario que involucra a la población infantil, al declarar que el objetivo final es hacer que las vacunas contra el COVID-19 formen parte del calendario de vacunación de los recién nacidos".

El Dr. Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (NIAID), también afirmó que entre el 85 % y el 90 % de las personas que viven en los Estados Unidos, incluyendo a los niños, necesitará recibir la vacuna contra el COVID-19 antes de que la vida pueda volver a la normalidad y sugirió que en septiembre del 2021 podría comenzar la campaña de vacunación en estudiantes de primer grado.

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Utilizan el término "inmunidad colectiva" para justificar la vacunación en niños

Y dado que no vale la pena que los niños reciban la vacuna contra el COVID-19, los funcionarios de salud pública quieren hacerle creer que vacunarlos ayudará a alcanzar la inmunidad colectiva. No les bastó con hacerle creer que todas las personas que lo rodean son vectores de la enfermedad, sino que ahora también quieren involucrar a los niños, al señalar que podrían ser portadores asintomáticos quienes sin saberlo podrían llevar una enfermedad mortal a casa de la abuela.

Al hacer estas afirmaciones están ignorando todos los estudios que sugieren que los niños no han contribuido con la pandemia de COVID-19. De hecho, parecen menos propensos a transmitir el COVID-19 que los adultos.

"En resumen, según los funcionarios de salud pública, los padres deben 'vacunar a los jóvenes para proteger a los mayores', pero, si consideramos la estimación del gobierno federal de que por cada 37 vacunas que se administran se produce una lesión, queda claro que a los funcionarios de salud no les importa que los niños se expongan a todos los riesgos de la vacuna, sin obtener ningún beneficio", señaló CHD.

La inmunidad colectiva, la cual se produce cuando un número suficiente de personas adquiere inmunidad a una enfermedad infecciosa de modo que ya no puede propagarse de forma peligrosa en la comunidad, se calcula utilizando el número reproductivo, R-nught (R0), que es el número estimado de nuevas infecciones que pueden ocurrir por una persona infectada.

Un R0 por debajo de 1 (un R1 significa que se espera que una persona infectada infecte a otra persona) indica que los casos están disminuyendo, mientras que el R0 por encima de 1 sugiere que los casos están aumentando. Sin embargo, está lejos de ser una ciencia exacta, ya que la susceptibilidad de una persona varía según muchos factores, incluyendo la salud, edad y contactos dentro de una comunidad.

Los cálculos iniciales de R0 para el umbral de COVID-19 se basaron en las suposiciones de que todos tienen la misma susceptibilidad y que se mezclarían al azar con otros en la comunidad. Pero un estudio que se publicó en Nature Reviews Immunology sugirió que es posible que sea necesario ajustar el umbral de inmunidad colectiva para el COVID-19, teniendo en cuenta que los niños son menos susceptibles a esta enfermedad:

"Otro factor que puede influir en un umbral de inmunidad colectiva menor para COVID-19 es el papel de los niños en la transmisión viral. Los reportes preliminares señalan que los niños, en particular los menores de 10 años, pueden ser menos susceptibles y contagiosos que los adultos, por lo que pueden omitirse de forma parcial del cálculo de la inmunidad colectiva".

Es posible que la terapia génica no ayude a prevenir la transmisión de la enfermedad

Otra de las grandes incógnitas y algo de lo que no hablan los medios de comunicación, es si las vacunas contra el COVID-19 previenen la trasmisión, lo que pone aún más en duda el hecho de que la vacunación produce inmunidad colectiva.

A diferencia de las vacunas convencionales, que utilizan un antígeno de la enfermedad que está tratando de prevenir, las inyecciones contra el COVID-19 contienen fragmentos sintéticos de ARN encapsulados en un compuesto portador de nanolípidos, cuyo único objetivo es disminuir los síntomas clínicos relacionados con la proteína spike S-1, no con el virus en sí.

En otras palabras, no generan inmunidad ni impiden la transmisibilidad de la enfermedad. No están diseñadas para evitar que usted se enferme de SARS-CoV-2, se supone que solo disminuyen los síntomas de la infección si usted se infecta.

En una conferencia de prensa virtual celebrada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) el 28 de diciembre del 2020, los funcionarios advirtieron que no existe ninguna garantía de que las vacunas contra el COVID-19 eviten que las personas se infecten con el virus SARS-CoV-2 y lo transmitan a otras personas.

En una entrevista para Newsweek, Fauci apoyó la declaración de la OMS de que los funcionarios de salud no saben si las vacuna contra el COVID-19 previenen la infección o si las personas pueden transmitir el virus a otras personas después de vacunarse.

Aunque la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA) otorgó la autorización de uso de emergencia (EUA) para que Pfizer/BioNTech y Moderna lanzaran sus vacunas experimentales de ARNm, estas compañías solo proporcionaron evidencia de ensayos clínicos que demuestran que sus vacunas previnieron los síntomas de leves a graves de la enfermedad de COVID-19 en participantes vacunados.

Las compañías no investigaron si las vacunas evitan que las personas se infecten con el virus SARS-CoV-2 sin desarrollar síntomas y/o lo transmitan a otras personas.

Mientras tanto, si a una persona, incluyendo los niños, se está recuperando del COVID-19 o tuvo un caso asintomático, es probable que ya tiene algún nivel de inmunidad protectora, que es otro factor que no consideran al promover la vacunación en niños. De hecho, los ensayos sugirieron que las personas que ya tuvieron la enfermedad de COVID-19 no obtienen ningún beneficio de la vacuna.

Fauci está involucrado en las patentes médicas

Aunque Fauci no figura de forma directa en la patente de la vacuna de Moderna, los Institutos Nacionales de Salud (NIH) de los Estados Unidos tienen una participación del 50 %, mientras que el reconocimiento que se recibirá si la vacuna tiene éxito, sin duda incluirá el nombre de Fauci. Los científicos de los NIH también pueden cobrar regalías de las vacunas con las que están involucrados.

El Dr. David E. Martin, analista de inteligencia nacional, también ha hablado en detalle sobre la participación de Fauci en las patentes médicas. Martin señala que a pesar de que Moderna "claramente no tenía los derechos legales, los derechos contractuales, ni los derechos de licencia" necesarios para celebrar un contrato federal, es una de las vacunas principales gracias al apoyo de Fauci y de los NIH.

El expediente sobre Fauci y el COVID-19 que preparó Martin, describe múltiples violaciones criminales que cree se relacionan con el "terrorismo del COVID-19”, que incluyen la investigación de ganancia de función, la cual viola una moratoria de los NIH. Parte del expediente también detalla algunas de las patentes de Fauci junto con la "bonanza económica” del NIAID:

"Desde la aprobación de la Ley Bayh Dole (Pub. L. 96-517, 12 de diciembre de 1980), la investigación financiada con fondos federales ha sido una bonanza económica para las universidades estadounidenses, las agencias federales y su patrocinio seleccionado. Durante la primera década después de la aprobación de la Ley Bayh Dole, la financiación de los NIH se duplicó de 3.4 mil millones de dólares a 7.1 mil millones de dólares. Una década después, se volvió a duplicar a 15.6 mil millones de dólares.

A raíz de los hechos ocurridos en septiembre del 2001, el presupuesto directo del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (NIAID) aumentó más del 300 %, esto sin considerar los fondos que recibe DARPA desde el 2005, que implican hasta 1.7 mil millones de dólares anuales. Y en el 2020, el presupuesto de los NIH superó los 41 mil millones de dólares.

¿Qué ha pasado con los 763 mil millones de dólares en fondos por parte de los contribuyentes que se asignaron para hacer de Estados Unidos un país más saludable? ¿Quién se ha enriquecido con todo ese dinero? Por desgracia, no hay nadie que se haga responsable de responder esas preguntas. Desde 1980, los NIH son propietarios designados de al menos 138 patentes.

Mientras que el Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos es el propietario designado de al menos 2600 patentes. Las subvenciones o colaboraciones del NIAID han dado lugar a 2655 patentes y solicitudes de las cuales solo 95 incluyen una asignación al Departamento de Salud y Servicios Humanos como propietario.

El director del NIAID, el Dr. Anthony Fauci figura como inventor en 8 patentes que se otorgaron en los Estados Unidos. Ninguna de estas aparece en los reportes de NIAID, NIH o GAO sobre licencias activas, a pesar de que se dice que el Dr. Fauci se vio obligado a recibir un pago por su 'invención' de interleucina-2, pagos que supuestamente donó a una organización benéfica no identificada".

Los conflictos de intereses son evidentes

Tanto Moderna como los NIH están involucrados en la violación de patentes, como sucedió con la tecnología de nanopartículas de lípidos (LNP) que es parte del sistema de administración de vacunas y que pertenece a una pequeña empresa de biotecnología canadiense llamada Arbutus.

Moderna intentó invalidar la patente de propiedad de Arbutus Biopharma, pero perdió la disputa a finales de julio del 2020. Después de perder esta disputa, Moderna dijo que su tecnología de LNP es mucho más avanzada que la de Arbutus y afirmó que "la tecnología de LNP que utilizaron para producir mRNA-1273, su vacuna candidata contra el COVID-19, no utiliza la patente de Arbutus". En pocas palabras, el expediente señala que:

"... aunque Moderna recibe cientos de millones de dólares en fondos que provienen de Anthony Fauci y su NIAID, desde sus inicios, se ha involucrado en actividades de patentes ilegales y ha demostrado que no respeta la ley de patentes de los Estados Unidos.

Para empeorar las cosas, el gobierno estadounidense le ha brindado respaldo financiero frente a los riesgos de violación no revelados que contribuyen de forma potencial con la misma violación por la que son indemnizados”.

Los conflictos de intereses también son evidentes en los NIH, ya que en el año 2006 se encontró evidencia que demostró que 916 investigadores de los NIH habían recibido pagos de regalías en secreto por medicamentos y por otros inventos mientras trabajaban para el gobierno.

Fauci fue uno de los que "recibió miles de dólares en regalías por un tratamiento experimental contra el SIDA que inventaron [interleucina-2]. Al mismo tiempo, su oficina ha gastado millones de dólares de los contribuyentes para verificar su tratamiento en pacientes de todo el mundo".

Y aunque parece inevitable que las inyecciones experimentales de terapia génica contra el COVID-19 muy pronto comiencen a aplicarse en niños, si consideramos las muchas preguntas sin respuesta y todos estos conflictos de intereses, suena lógico que muchas personas opten por posponer la vacunación contra el COVID-19 durante el mayor tiempo posible, hasta que salga a la luz toda la verdad.

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