La exposición temprana a los microbios previene la leucemia

Leucemia

Historia en Breve

  • En el caso de los niños que nacen con una mutación genética que puede causar leucemia linfoblástica aguda (LLA), la falta de exposición a infecciones comunes durante los primeros 12 meses de vida puede aumentar su riesgo de desarrollar posteriormente un virus o bacteria que desencadene dicha afección
  • Esta teoría de "infección tardía" postula que "preparar" el sistema inmunológico a través de la exposición a diversos gérmenes, suciedad y microbios durante los primeros años de vida es fundamental para gozar de una función óptima en el futuro
  • Omitir este proceso esencial, que cada vez es más común en los países desarrollados que priorizan la desinfección regular y los productos de limpieza antibacterianos, podría sentar las bases para el desarrollo de la LLA

Por el Dr. Mercola

Durante mucho tiempo se ha dicho que la exposición a los microbios, o a la falta de los mismos, es un factor en el desarrollo de enfermedades que van desde las alergias hasta el asma. De acuerdo con Melvyn Greaves del Instituto de Investigación del Cáncer con sede en la capital del Reino Unido, la leucemia linfoblástica aguda (LLA) es el tipo más común de cáncer infantil y también puede tener un vínculo microbiano.

En un estudio sin precedentes, Greaves sugiere que, en el caso de los niños que nacen con una mutación genética que puede causar LLA, la falta de exposición a infecciones comunes durante los primeros 12 meses de vida puede aumentar el riesgo de desarrollar posteriormente un virus o bacteria que la desencadene.

Esta teoría de "infección tardía" postula que "preparar" el sistema inmunológico a través de la exposición a diversos gérmenes, suciedad y microbios durante los primeros años de vida es fundamental para gozar de una función óptima más adelante.

Omitir este proceso esencial, que cada vez es más común en los países desarrollados que priorizan la desinfección regular y los productos de limpieza antibacterianos, podría sentar las bases para el desarrollo de la LLA.

¿Evitar los microbios durante la infancia ‘acondiciona el terreno’ para la LLA?

La teoría de la infección tardía del profesor Greaves se basa en un extenso análisis investigativo que culmina en lo que él llama "dos medidas disjuntas" que causan LLA. En primer lugar, antes de nacer ocurre una mutación genética que es bastante común; investigaciones previas realizadas por Greaves y sus colegas sugieren que 1 de cada 20 niños puede tenerla.

Sin embargo, solo el 1 % de las personas con la mutación desarrollará LLA, por lo que los niños de 15 años o menos tienen un riesgo acumulado de 1 en 2 000 para desarrollar la enfermedad.1

El detonante de la enfermedad se produce más tarde en la infancia, cuando una infección provoca otra mutación genética que activa su desarrollo, lo que lleva a la LLA. El profesor Greaves cree que este segundo detonante se produce cuando el sistema inmunológico no se ha sensibilizado adecuadamente a través de la exposición a los microbios durante los primeros años de vida.

En palabras del experto, "la LLA infantil se puede ver como una consecuencia paradójica del progreso en las sociedades modernas, donde las variaciones en el comportamiento han frenado la exposición temprana a los microbios.

Esto ocasiona un desajuste evolutivo entre las adaptaciones históricas del sistema inmunológico y los estilos de vida contemporáneos. La LLA infantil puede ser un cáncer evitable".2 Entre las investigaciones hechas por Greaves se encuentra un estudio de 2006 donde se sugirió que la influenza puede desencadenar leucemia en algunos niños.3

El estudio analizó las tendencias desde 1974 al 2000; el mayor número de diagnósticos de LLA se registró en 1976 y 1999, años durante los cuales se presentaron epidemias de gripe unos meses antes de que dicha enfermedad alcanzara su punto máximo.

Además, los ratones cuyo gen LLA había mutado y se mantuvieron en un ambiente estéril no desarrollaron la enfermedad, no obstante, estos roedores desarrollaron cáncer una vez que fueron trasladados a un ambiente con un alto índice de microbios.4 Greaves ahora estudia si la exposición microbiana puede prevenir la leucemia en ratones, con la esperanza de que los hallazgos puedan ser aplicados en investigaciones con humanos.

Sin embargo, por el momento el estudio de Greaves sugiere que exponerse a los microbios durante los primeros años de vida puede ser la clave para prevenir la LLA, lo que se puede hacer a través de:

  • Optar por el parto vaginal (en vez de cesárea)
  • Amamantar
  • Llevar a su bebé a la guardería
  • Hacerlo convivir con sus hermanos mayores

Las investigaciones anteriores respaldan estas propuestas, lo que incluye un estudio realizado en 2002 donde se encontró que los niños que pasaban más tiempo en guarderías tenían un riesgo significativamente menor de LLA.5

La lactancia materna también se relacionó con un menor riesgo de esta afección, sin embargo, se encontró que proporcionar fórmula a los 14 días del nacimiento tiene una relación axiomática con la LLA, tal y como paso al alimentar únicamente con fórmula a los 6 meses.6

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La conexión microbiana con el cáncer sigue en aumento

Los investigadores se encuentran en las primeras etapas para develar la compleja relación que los microbios tienen con la salud y la enfermedad en las personas.

Aunque se ha demostrado que las infecciones persistentes y la inflamación relacionada a las mismas promueve el cáncer, otros patógenos pueden activar una respuesta inmunológica antitumoral que incluso puede conducir a la regresión de esta enfermedad neoplásica.

Los investigadores explicaron en un artículo para la revista Clinical Cancer Research que, "los agentes infecciosos y sus productos pueden regular una amplia gama de respuestas inmunológicas del portador, a través de las cuales pueden modular positiva o negativamente el desarrollo y/o la progresión del cáncer".7

Por ejemplo, pese a que ciertos virus son conocidos por promover directamente el cáncer, probablemente otros virus y microbios actúan indirectamente a través de la modulación de la respuesta inmunológica, sin embargo, el proceso mediante el cual esto ocurre sigue siendo un enigma.

Ahora bien, todo indica que las infecciones durante los primeros años de vida pueden ser particularmente impactantes.

Probablemente haya oído hablar de la hipótesis de la higiene, la noción de que un niño que es criado en un ambiente desprovisto de suciedad y gérmenes, y a quien se le dan antibióticos que erradican todas las bacterias intestinales, no es capaz de desarrollar naturalmente resistencia a las enfermedades y se volverá vulnerable a las mismas en el futuro.

Su sistema inmunológico se compone de 2 grupos principales que trabajan en conjunto para protegerlo. El primero despliega glóbulos blancos especializados, llamados linfocitos Th1, que dirigen un ataque contra las células infectadas en todo su cuerpo, mientras que el segundo ataca a los intrusos incluso antes.

Este produce anticuerpos que intentan evitar que los microbios peligrosos invadan las células de su cuerpo. Esta última estrategia utiliza una variedad diferente de glóbulos blancos, llamados linfocitos Th2. El sistema Th2 también provoca respuestas alérgicas a organismos extraños.

Al nacer, el sistema inmunológico de un bebé parece depender principalmente del sistema Th2, a la espera de que el sistema Th1 se fortalezca.

No obstante, la hipótesis de la higiene sugiere que el sistema Th1 puede fortalecerse solo si se "ejercita", ya sea al combatir infecciones o mediante encuentros con ciertos microbios inofensivos. Sin tal estimulación, el sistema Th2 progresa y el sistema inmunológico tiende a reaccionar con respuestas alérgicas más fácilmente.

La hipótesis de la higiene y el cáncer

La hipótesis de la higiene postula que los niños y adultos que no están expuestos a virus y otros factores ambientales como la suciedad, gérmenes y parásitos no pueden desarrollar resistencia, lo que los hace más vulnerables a las afecciones. La llamada hipótesis de la higiene y el cáncer sugiere que esta misma enfermedad forma parte de dichas afecciones.

Incluso las paperas, que en algún momento fueron una enfermedad infantil común, pueden desempeñar un papel en la prevención del cáncer futuro, asimismo, según un estudio publicado en BMC Cancer:8

"Las infecciones pueden presentarse durante el primer año de vida y pueden afectar el sistema inmunológico y riesgo de cáncer.

El aumento de la exposición antigénica después del nacimiento a través de infecciones virales/bacterianas, puede ser esencial para que los recién nacidos desarrollen memoria inmunológica y pasen de tener un Th2 sesgado a un equilibrio inmunológico entre el Th1 y Th2.

Además, las enfermedades infantiles pueden desencadenar respuestas antitumorales específicas. Por ejemplo, las paperas pueden provocar el reconocimiento inmune de los antígenos asociados a tumores (TAA, por sus siglas en inglés) que están presentes en las células del cáncer ovárico, lo que resulta en una inmunovigilancia efectiva".

Al parecer no solo el tipo de infección a la que está expuesto, sino también el momento de la exposición, determinan cómo funciona su sistema inmunológico, así como su susceptibilidad a enfermedades como el cáncer.

"Algunas pruebas experimentales también pueden respaldar la hipótesis de la higiene y el cáncer, es decir, la función antitumoral de varios componentes inflamatorios, la capacidad de algunas bacterias comensales y parásitos gastrointestinales benignos como los helmintos para regular negativamente la inflamación, así como la capacidad de los patógenos y sus productos para estimular inmunidad contra el cáncer", declararon los investigadores que escribieron para Clinical Cancer Research,9 asimismo, prosiguieron con lo siguiente:

"Se han observado que los microorganismos tienen efectos protectores y perjudiciales, muchos de ellos vinculados a diversos componentes inmunes. En general, su efecto puede depender de la organización puntual entre la inducción y la supresión de la inmunidad antitumoral o estimulante del cáncer, así como del nivel de carga patógena y el tiempo entre la infección y el inicio del cáncer.

En este sentido, el cáncer puede estar relacionado con una mayor higiene/menor exposición a microorganismos específicos, similar a lo que se conoce por enfermedades autoinmunes y alergias".

Los microbios intestinales también están relacionados con el cáncer

Además de la forma en que las exposiciones microbianas afectan su sistema inmunológico, los microbios también pueden desempeñar un papel en el cáncer a través de los que ya existen en su cuerpo. Por ejemplo, las bacterias beneficiosas conocidas como probióticos pueden ayudar a estimular la actividad de las células inmunes que combaten a las células cancerígenas.

Ciertas bacterias intestinales también han demostrado su potencial para combatir el cáncer de colon,10 además de mejorar la salud del sistema inmunológico y reducir la inflamación.

La investigación realizada por Johanna Lampe, Ph.D., en el Fred Hutchinson Cancer Research Center (Centro Fred Hutchinson de Investigación contra el Cáncer) sugiere que el metabolismo microbiano puede afectar el riesgo de cáncer de distintas maneras, ya sea para bien o para mal, al influir en los siguientes aspectos:11,12

Reparación del ADN

Metabolismo carcinógeno / desintoxicación

Regulación hormonal

Inflamación

Función inmunológica

Apoptosis (muerte celular programada)

Proliferación microbiana

Diferenciación microbiana

De hecho, los alimentos fermentados son apreciados por su papel para mantener la salud intestinal y pueden ser una parte fundamental en una alimentación contra el cáncer.

Por ejemplo, el butirato, un ácido graso de cadena corta creado cuando los microbios fermentan la fibra del intestino, induce la muerte celular programada de las células de cáncer de colon,13 y los productos lácteos cultivados pueden reducir cerca de un 29 % su riesgo de cáncer de vejiga.14

Así que comer alimentos fermentados, como el lassi, kéfir de vacas alimentadas con pastura, natto (soya fermentada) y vegetales fermentados, de preferencia hechos en casa, es una de las mejores maneras de nutrir la salud intestinal y reducir el riesgo de cáncer.

Ensuciarse las manos mientras arregla su jardín también puede ayudarle a reconectar su sistema inmunológico con los microorganismos beneficiosos en las plantas y el suelo.

Incluso lavar los platos a mano, en lugar de usar el lavavajillas, puede dejar más "suciedad" y de ese modo disminuir el riesgo de alergias al estimular el sistema inmunológico. Cabe la posibilidad de que esta estimulación inmune también desempeñe un papel en el riesgo del cáncer.

Acepte los microbios por el bien de su salud

Aunque aún no se entienden del todo los mecanismos, el cúmulo de investigaciones que demuestran los beneficios de la exposición temprana y continua a los microbios en su entorno sugiere que es una estrategia fundamental que debe tomar en serio.

Si tiene un buen estado de salud, la exposición a bacterias y virus puede servir para fortalecer su sistema inmunológico y brindarle una defensa duradera contra las enfermedades.

Si no obtiene esta exposición saludable a los gérmenes en su entorno, puede terminar contrayendo alguna enfermedad. Algunas de las afecciones que ya han sido relacionadas con la hipótesis de la higiene son:

Incluso la depresión se ha relacionado con la exposición temprana a patógenos a través de una conexión inflamatoria,16 por lo que existen muchas razones para evitar un ambiente excesivamente aséptico en los primeros años de vida, además de la posible prevención del cáncer.

Como se mencionó, dar a luz por vía vaginal, amamantar a sus hijos y permitir que estén expuestos a otros niños (ya sea hermanos u otros niños en la guardería) son formas idóneas de aumentar su exposición microbiana en los primeros meses de vida.

También puede evitar ser excesivamente "aséptico" y, por lo tanto, reforzar la función inmunológica saludable de su cuerpo mediante las siguientes medidas:

  • Deje que su hijo se ensucie. Permita que sus hijos jueguen afuera y se ensucien (asimismo, comprenda que el hecho de que su hijo se coma los mocos no es algo catastrófico).
  • No utilice jabones y otros productos antibacterianos para el hogar, que eliminan los microorganismos a los que su cuerpo necesita estar expuesto con el fin de desarrollar y mantener una función inmunológica adecuada. Todo lo que necesita para lavarse las manos es jabón y agua. Los productos químicos antibacterianos son sumamente tóxicos e incluso se ha encontrado que promueven el crecimiento de bacterias resistentes.
  • Evite los antibióticos innecesarios. Recuerde que las infecciones virales son inmunes a los antibióticos, ya que los antibióticos solo surten efecto en las infecciones bacterianas.
  • Proporciónele a su hijo productos lácteos y carne de res orgánica de animales alimentados con pastura que no contengan antibióticos.