El Dr. Malcolm Kendrick, médico general de Cheshire, Inglaterra, y autor de tres libros, incluyendo "Statin Nation", se propuso equilibrar la propagación del miedo que se produce por parte de profesionales de la salud y los medios de comunicación.
"En un mundo donde la verdad puede, literalmente, ponerse al revés ¿cómo saber qué creer y en quién creer?" él pregunta. Su blog intenta "profundizar para encontrar el significado detrás de los titulares", y una de sus últimas publicaciones se centró en el COVID-19 y las "cosas imposibles", que algunas personas podrían llamarlas mentiras.
La publicación de Kendrick apunta a la desinformación del COVID y destaca las seis inconsistencias principales. Pero yo agregué dos más.
1. No existe la inmunidad colectiva, excepto la que causa las vacunas: la inmunidad colectiva se produce cuando cierta cantidad de personas crean inmunidad a una enfermedad infecciosa que ya no se puede propagar en la comunidad. Cuando la cantidad es lo suficientemente baja como para prevenir el crecimiento epidémico, se dice que se alcanzó la inmunidad colectiva. Antes de que existieran las vacunas, la inmunidad colectiva se lograba por medio de la exposición y la recuperación de una enfermedad infecciosa.
A medida que empezaron las vacunas, el concepto de inmunidad colectiva evolucionó para incluir la inmunidad adquirida de forma natural que proviene de una enfermedad anterior, y la inmunidad temporal que se adquiere por una vacuna.
Sin embargo, en el caso del COVID-19, nos dijeron que la idea de la inmunidad colectiva natural no se podía lograr, e incluso considerarla podría ser "mortal y peligroso". Sin embargo, sucedió algo curioso. Cuando las vacunas estuvieron disponibles, se generalizó la idea de inmunidad colectiva inducida por las vacunas contra el COVID-19. De acuerdo con Kendrick:
“Primero, me dijeron que intentar crear la inmunidad colectiva era imposible. También sería muy peligroso e inevitablemente provocaría cientos de miles de muertes.
Entonces aparecieron muy rápido las vacunas y me dijeron que el factor que nos permitiría combatir el COVID19 y volver a la normalidad sería crear inmunidad colectiva por medio de esas vacunas. No estoy seguro de cuál de estas cosas es imposible, pero una de ellas debe serlo".
2. Las vacunas causan una 'inmunidad más fuerte y duradera': En febrero de 2021, The HuffPost informó que la vacuna del COVID-19 "causaría una inmunidad más fuerte y duradera" que la inmunidad inducida por una infección natural. Sin embargo, la Dra. Meryl Nass, una internista interesada en las enfermedades inducidas por vacunas, sugiere que la protección que brinda la vacuna del COVID será inferior a la que se adquiere por medio de una infección natural:
“Si en realidad las vacunas proporcionan un grado de inmunidad, nadie sabe exactamente por cuanto tiempo. Para cada vacuna conocida, la inmunidad que proporciona es menos fuerte y duradera que la inmunidad que se obtiene al contraer la infección.
Las personas que han tenido Covid, en realidad no tendrían por qué vacunarse, ya que reciben todos los riesgos y ninguno de los beneficios".
En los Estados Unidos, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades recomiendan que las personas que se hayan infectado con COVID-19 se vacunen, aunque los ensayos sugieran que no existe ningún beneficio en este grupo de población. Un informe de los CDC también citó de forma incorrecta la efectividad de la vacuna para las personas que ya se infectaron, lo que llevó a un congresista a decir que están "mintiendo".
En un informe de alto perfil emitido por el Comité Asesor sobre Prácticas de Inmunización de los CDC, 15 científicos afirmaron que la vacuna de Pfizer-BioNTech del COVID-19 tenía una "alta eficacia constante" del 92 % o más entre las personas con evidencia de infección del SARS-CoV-2.
Pero de acuerdo con el representante republicano de Ky, Thomas Massie, “Esa oración es incorrecta. No se demostró eficacia en el ensayo de Pfizer entre los participantes con evidencia de infecciones previas por SARS-CoV-2 y, en realidad, tampoco existen pruebas en el ensayo de Moderna". Kendrick agrega:
“También sé que las vacunas solo pueden crear una respuesta atenuada. Mientras que toda regla de una infección es provocar una respuesta inmunológica.
Entonces, creo que es casi imposible que la vacuna pueda brindar una mayor protección que la de contraer la enfermedad real. Por eso creo que es una locura que vacunemos a las personas que tienen anticuerpos en la sangre".
3. El uso del cubrebocas es esencial para detener el COVID-19: se ha dicho que los cubrebocas son esenciales para detener la propagación del COVID-19 y podrían salvar 130 000 vidas solo en los Estados Unidos. Pero en 2019, la Organización Mundial de la Salud analizó 10 ensayos controlados aleatorios y concluyó que "no había evidencia de que los cubrebocas fueran efectivos para reducir la transmisión de la influenza confirmada por laboratorio".
Solo se ha realizado un ensayo controlado aleatorio sobre el uso de cubrebocas y la transmisión de COVID-19, y se descubrió que los cubrebocas no disminuyeron la incidencia de infección.
“Nunca se ha sometido ningún ensayo a informes tan inmediatos y hostiles. Los verificadores de hechos (sean quienes sean, o qué conocimiento tengan de la investigación médica) lo atacaron de inmediato”, señaló Kendrick, y agregó:
“Sí, entramos a un mundo en el que los verificadores de hechos políticos se sienten libres de atacar y contradecir los hallazgos de artículos científicos, al utilizar términos científicos como 'En su mayoría falso' e ignoran la inquisición española moderna y sus críticas mal informadas, y como ejemplo mencionaré este estudio. Más evidencia de que los cubrebocas no funcionan. Quizás alguien venga con un estudio que demuestre que los cubrebocas funcionan. Hasta ahora… no hay nada. Otra cosa es imposible".
4. Estadísticas de muerte del COVID-19: las pruebas positivas de reacción en cadena de la polimerasa con transcripción inversa (RT-PCR por sus siglas en inglés) para el COVID-19 contienen muchos problemas, uno de los cuales es que no están diseñadas para usarse como herramientas de diagnóstico, ya que no pueden distinguir entre virus inactivos (no infecciosos) y virus "vivos" o reproductivos.
Si tiene un virus no reproductivo, no se enfermará y tampoco podrá contagiar a otras personas. Además, la mayoría de los laboratorios amplifican el ARN que se recolecta demasiadas veces, lo que da como resultado que las personas sanas den resultados "positivos". Estas pruebas falsas positivas, a su vez, pueden contribuir a la cantidad de personas que mueren "con" COVID-19, pero que en realidad no mueren "de" la enfermedad.
"[Tenemos el concepto muy extraño de que cualquier muerte dentro de los veintiocho días de una prueba de hisopo positiva de COVID19 se registra como una muerte por COVID19", dijo Kendrick, al explicar:
“Puede obtener una prueba de hisopo positiva mucho después de haberse infectado y recuperado. Hay solo algunos restos de virus en su nariz que pueden magnificarse, a través de las pruebas de PCR, para obtener un resultado positivo.
Lo que significa que una persona mayor, infectada hace meses, puede ingresar al hospital por cualquier motivo. Pueden tener una prueba de hisopo positiva (todas las pruebas son así). Y entonces puede morir de cualquier problema. Pero, se registrará como una muerte de COVID19.
En verdad, esto es solo el comienzo de cosas imposibles cuando se trata de la cantidad de muertes por COVID19. Y no me refiero a los números de ciclo de PCR y los falsos positivos. Ya que nunca terminaríamos".
5. La respuesta sueca al COVID-19 fue un desastre: Suecia manejó la pandemia de manera diferente a la mayor parte del mundo y ha sido reprendida por sus restricciones más flexibles y la falta de confinamientos severos. En octubre de 2020, TIME calificó la respuesta sueca al COVID-19 como un “desastre”, pero Kendrick cita datos que demuestran que la tasa de mortalidad en Suecia en 2020 estaba igual que otros años.
Cuando Kendrick comparó la cantidad de muertes en Suecia en 2012, una de sus estadísticas de muerte más altas, con el 2020, la diferencia entre la tasa de mortalidad absoluta en 2012 y 2020 fue del 0.012 %.
“Eso es 120 muertes adicionales por millón de la población, que son 1 224 personas en una población de 10.2 millones. Las estadísticas nos dicen que doce mil personas murieron por COVID19 en Suecia. Tal vez pueda hacer que todo eso se sume. Francamente, lo encuentro imposible".
6. Los confinamientos han funcionado: los datos demuestran que los confinamientos han sido ineficaces para reducir las tasas de pruebas positivas, y al mismo tiempo han generado un costo enorme en términos de sufrimiento humano y salud social.
Al usar datos del Worldometer, Kendrick compiló una lista de los países con la tasa más alta de COVID-19, basada en muertes por millón de la población. Todos los países de la lista, que incluían Reino Unido, Italia, Estados Unidos, España, México y otros, tenían confinamientos "bastante estrictos".
Cuatro países que han sido criticados por no tener confinamientos estrictos (Suecia, Japón, Bielorrusia y Nicaragua) no figuran en la lista y tienen una tasa de mortalidad promedio de 391 por millón. En contraste, los 20 países principales "en confinamiento" tienen una tasa de mortalidad promedio de 1 520 por millón. De acuerdo con Kendrick:
“Sin embargo, aunque esta evidencia existe, me piden que crea que los confinamientos funcionan. Al menos la OMS está de acuerdo conmigo en esta cosa imposible.
Como dijo el Dr. David Nabarro, enviado especial de la OMS sobre el COVID19, 'en realidad apelamos a todos los líderes mundiales para que dejen de usar el confinamiento como su método principal de control. Los confinamientos tienen una sola consecuencia que nunca debe subestimar, y es hacer que las personas de bajos recursos sean muchísimo más pobres'”.
7. Las personas asintomáticas impulsan la pandemia: la verdadera razón del confinamiento, los cubrebocas y el distanciamiento social, es para detener la propagación de la enfermedad con las personas asintomáticas. Es de sentido común quedarse en casa si está enfermo y presenta síntomas, pero para las personas que se sienten saludables, las medidas de confinamiento para prevenir la propagación asintomática no tienen precedentes.
Sin embargo, durante una conferencia de prensa del 8 de junio de 2020, Maria Van Kerkhove, líder técnica de la Organización Mundial de la Salud para la pandemia del COVID-19, dejó muy claro que la transmisión asintomática es muy rara, es decir, una persona que da positivo, pero no presenta síntomas es muy poco probable que transmita virus vivos a otras personas.
Un estudio en Nature Communications también descubrió que "no había evidencia de transmisión de personas positivas asintomáticas a contactos cercanos". Cuando realizaron más pruebas a los pacientes asintomáticos en busca de anticuerpos, descubrieron que 190 de los 300, o el 63.3 %, en realidad habían tenido una infección "intensa" o productiva que dio como resultado la producción de anticuerpos. Aun así, ninguna de las personas con las que estuvieron en contacto se infectó.
8. El virus no provino de un accidente de laboratorio: a pesar de la ausencia total de una teoría plausible del origen zoonótico, la comisión de investigación de la OMS, encargada de identificar el origen del SARS-CoV-2, el virus que causa el COVID-19, declaró oficialmente al Instituto de Virología de Wuhan y otros dos laboratorios de bioseguridad nivel 4 en Wuhan de libres de irregularidades y dijo que estos laboratorios no tenían nada que ver con el brote del COVID-19.
La investigación de la OMS presentó muchos conflictos de intereses desde el principio, y hasta la fecha no se ha presentado ninguna teoría creíble sobre el contagio zoonótico natural. Sin embargo, existen al menos cuatro teorías distintas sobre el origen del laboratorio, incluyendo la teoría de pases seriados, que propone que el virus se creó en el pase seriado través de un huésped animal o un cultivo celular, así como evidencia de manipulación genética.
Tal vez se pregunte que si hay tanta evidencia que apunta hacia el origen de laboratorio, ¿por qué las principales autoridades de salud y los científicos lo descartan todo e insisten en que el SARS-CoV-2 es un fenómeno natural, por misterioso que parezca?
Si la pandemia del COVID-19 fuera reconocida de forma oficial como resultado de un accidente de laboratorio, el mundo podría verse obligado a mirar con frialdad la investigación de la ganancia de función que permite la creación de estos nuevos patógenos. El resultado final sería prohibir dicha investigación en todo el mundo, con importantes repercusiones financieras, el final de carreras prestigiosas en ese ámbito y posibles cargos penales para las personas involucradas.
Frente a la desinformación y la manipulación, lo que puede hacer ahora es mantener los ojos abiertos y los oídos atentos a la ciencia, para no ser víctima del pánico y el miedo innecesario, o del aumento de la vigilancia y el control que se produce.