Por el Dr. Mercola
Su cerebro es una herramienta poderosa que con frecuencia parece tener "una mente propia". Sin duda, sucede cuando se trata de cómo lidiar con la sensación de placer, que ha demostrado influir tanto en el núcleo accumbens, o centro de recompensa, como en las regiones de la corteza frontal del cerebro.
Si alguna vez se ha preguntado sobre las causas de la adicción y el rol que desempeña su cerebro, debe saber que todas las adicciones--ya sea hacia los alimentos, relaciones sexuales, drogas o alcohol—producen un efecto similar de captura cerebral. Afortunadamente, la mayoría de los patrones de adicción son completamente reversibles y existe la esperanza de mejorar el estado cerebral y la vida.
¿Qué procesos ocurren en su cerebro cuando experimenta la sensación de placer?
El placer—la agradable sensación originada por las drogas, alimentos, relaciones sexuales y otro tipo de estimulantes, incluyendo el simple acto de garabatear1,2--es causado por la liberación de varios neurotransmisores cerebrales, incluyendo a la dopamina.3
Como probablemente ya sepa, la dopamina está relacionada con las sensaciones de placer y recompensa. Cuando se libera dopamina, esta le indica a su cerebro que debe percibir alguna sensación gratificante. También, lo estimula a buscar recompensas y modula que tan gratificante será cada una.
Además, la dopamina apoya a la cognición y el movimiento voluntario. El neurocientífico, Dean Burnett, Ph.D., catedrático y tutor en el Centro de Educación Médica de la Universidad de Cardiff del Reino Unido, y genio creativo detrás de la popular columna "Brain Flapping" que aparece en The Guardian, indicó que:4
"Cualquier situación que nos produzca la sensación de placer, en cualquier contexto, invariablemente involucra una acción en la vía de recompensa mesolímbica cerebral. Esta es un área profundamente integrada en el cerebro, formada por muchos enlaces entre el núcleo accumbens y área tegmental ventral.
Es un proceso muy complejo, pero en esencia estas regiones son responsables de analizar lo que experimentamos y decidir si garantizan la sensación de placer y proporcionan este placer, o 'recompensa', en caso de que la respuesta sea afirmativa. Los procesos neurológicos que rigen esta área emplean dopamina, por lo tanto, a menudo es etiquetada como el "químico del placer".
The Conversation señala que todo abuso de drogas, tales como la cocaína y heroína, libera dopamina, al igual que otras experiencias gratificantes como alimentarse, apostar y tener relaciones sexuales. Por otro lado, indica que, "la disminución de los niveles de dopamina en el sistema de recompensa, está relacionado con la depresión, falta de placer o motivación y retraimiento".5
Por lo tanto, se deduce que las enfermedades mentales, como la esquizofrenia, se caracterizan por liberar dopamina en exceso, lo que origina síntomas psicóticos. Al contrario, se cree que los trastornos neurodegenerativos, como la enfermedad de Parkinson, están vinculados a la muerte prematura de las células de dopamina responsables de la coordinación motora.6
Burnett considera que la vía de recompensa es influida por la realidad de que hay una cantidad ilimitada de sensaciones que puede experimentar, así como innumerables conexiones y enlaces con cada una de esas experiencias.
Es como si el sistema de recompensa cerebral--indica Burnett--fuera un gran servidor computacional que albergara todos los registros digitales pertenecientes al suministro de dinero de todo el mundo.
Sería difícil imaginar la cantidad de personas y cosas que podrían enlazarse con este servidor, sin mencionar todas las formas y ocasiones en que se activaría.7 El centro de recompensa cerebral es así--maneja "transacciones" ininterrumpidas.
Por desgracia, cada vez que el proceso de toma de decisiones es interrumpido, se vuelve vulnerable a un comportamiento patológico, que está relacionado con la mayoría de las adicciones. Cuando es adicto a una sustancia o experiencia en particular, adopta una actitud de "haré lo que sea necesario" para lograr el resultado deseado.
Con el tiempo, a medida que aumenta el estado de adicción, no le importa mucho si aún percibe la actividad o experiencia como algo placentero. Sin importar lo que haga, le es casi imposible detener tal comportamiento o hábito.
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El rol de la dopamina en los alimentos y otro tipo de adicción a sustancias
La correlación entre la adicción a los alimentos y drogas recreativas es sorprendente, y es probable que sea más fuerte de lo que se cree. Como se mencionó anteriormente, la dopamina desempeña un rol crucial en todas las formas de adicción.
Dos importantes cuestiones a debatir son las adicciones que involucran a los alimentos y drogas, estos temas son abordados por la Dra. Pamela Peeke, experta reconocida internacionalmente en el área de la medicina integrativa, nutrición y condición física.
Además es autora del best-seller de The New York Times "The Hunger Fix: The Three-Stage Detox and Recovery Plan for Overeating and Food Addiction" (Solución al hambre: El plan de desintoxicación y recuperación en tres etapas para abordar el consumo excesivo y adicción a los alimentos).
La Dra. Nora Volkow, Directora del Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas de los Institutos Nacionales de la Salud, psiquiatra experta en adicciones, quien ha admitido atender su propio apego compulsivo al chocolate, proporcionó los fundamentos que revelan el rol de la dopamina en las adicciones.
Sus descubrimientos promovieron la introducción de dispositivos de imágenes cerebrales altamente detalladas, como la resonancia magnética funcional (MRI) y tomografía por emisión de positrones (PET), que proporcionan imágenes cerebrales de alta calidad.8
Al estudiar el centro de recompensa cerebral, Volkow se percató de que solo manifiesta la sensación de placer o recompensa cuando la dopamina se une con su receptor, llamado receptor D2.
Los receptores D2 se encuentran en el centro de recompensa cerebral. Cuando la dopamina se enlaza con este receptor, ocurren cambios inmediatos en las células cerebrales, lo que produce un "golpe" de placer y recompensa. Peeke sugiere que algunos cerebros son más susceptibles a las adicciones que otros y afirma que:
"Las personas que son vulnerables--quienes tienen un antecedente en los primeros años de vida de cualquier tipo de abuso o trauma, problemas de estado de ánimo o historial de adicción por sí solos y/o genéticamente, debido a su familia—están en mayor riesgo de desarrollar un comportamiento adictivo de tipo alimenticio.
Esto sucede especialmente cuando consumen con regularidad lo que ahora denominamos ‘hiperapetecibles’--azúcares refinados y procesados, grasas no saludables y sal".
Si bien, es difícil estimar exactamente cuántas personas tienen problemas de adicción a los alimentos, sabemos que afecta tanto a ambos sexos, e involucra un amplio espectro de comportamientos problemáticos.
La adicción a los alimentos varía desde las personas que son afectadas ligeramente, quienes son capaces de controlar tal adicción al modificar sus hábitos de estilo de vida, como el conteo de calorías, hasta los comedores compulsivos, quienes viven a diario con las importantes consecuencias que ocasiona la obesidad.
Si bien, la mayoría de las personas piensa que la adicción a los alimentos es un problema solo para las personas con exceso de peso, en realidad afecta a personas de cualquier talla.
"No solo se trata del peso, porque algunas de las personas con peores conductas adictivas son más delgadas", indica Peeke. "Tienen problemas a diario. En realidad, la adicción a los alimentos cubre todo el espectro de peso".
¿Cómo se desarrollan las adicciones?
La principal directriz del cuerpo (y mente) es la supervivencia, y pasa por todo tipo de adaptaciones para lograr este objetivo. Cuando se excede en hiper-estimuladores, como el alcohol, relaciones sexuales, drogas ilegales o azúcar, el centro de recompensa cerebral se percata de que se ha estimulado excesivamente.
Ya que su cerebro percibe que este estado no es bueno para su supervivencia, lo compensa al disminuir la sensación de placer y recompensa. La primera medida que realiza es regular descendentemente a sus receptores D2, esencialmente esto significa que elimina algunos.
Aunque esta es una estrategia de supervivencia, causa otro problema, porque ahora no le produce la misma sensación de placer ni recompensa que le proporcionaba cuando comenzó la adicción.
Esto ocurre sin importar si su adicción era hacia la comida o drogas. Como resultado, desarrolla tolerancia, lo que significa que necesita cada vez mayor cantidad, pero no puede alcanzar la misma sensación de "éxtasis" que alguna vez le proporcionó. Según Peeke, al final se siente obligado a continuar alimentando la adicción, no solo por los efectos de placer o recompensa.
En cambio, la razón principal de seguir alimentando la adicción es para evitar el dolor y angustia que origina la abstinencia--que no desea sentir y no puede tolerar. Curiosamente, el trabajo de Volkow reveló que son idénticos los cambios producidos en los cerebros de las personas adictas a los alimentos y drogas.
Independientemente de cual sea la sustancia adictiva, observó que los cerebros de las personas adictas exhibían una mínima unión entre la dopamina y sus receptores D2, principalmente porque la cantidad de receptores se había reducido de forma drástica debido a la continua exposición a sustancias adictivas. Con respecto a este descubrimiento, Peeke señaló que:
"En una prueba PET normal del centro de recompensa cerebral, se observa una hermosa tonalidad naranja-rojiza porque se iluminan las zonas donde la dopamina se une con los receptores D2. Es como observar una puesta de sol o algo placentero, y puede percibir que ocurre esta hermosa unión.
Pero, ¿qué es lo que se observa al analizar el cerebro de una persona adicta? En realidad, no mucho; casi no se manifiesta el color naranja. En ese caso, hay tan pocos receptores D2 que estas personas presentan angustia. Anhelan cada vez mayor cantidad de lo que solucione ese problema".
En general, el estudio de Volkow pudo demostrar que:
- La adicción a los alimentos es una realidad
- Los cambios que ocurren en el centro de recompensa cerebral son iguales en todo tipo de adicciones
- El centro de recompensa cerebral solo es una de las áreas afectadas; también impacta en su corteza frontal
Con respecto al efecto de la adicción en su corteza frontal, Peeke estableció que:
"Esto significa que ocurre un daño en la capacidad del 'CEO del cerebro' para controlar los estados de impulsividad, irritabilidad, impaciencia y todo lo relacionado con la abstinencia y adicción.
Cuanto tiene este padecimiento, no puede mantenerse enfocado. Es difícil poner atención, no es consciente de su realidad, no puede planear, organizar o crear una estrategia. En esencia, se encuentra fuera de control. Ahora, el CEO del cerebro está descontrolado y su centro de recompensa es presa de la situación. Lo que padece es una adicción completamente arraigada".
Los traumas tempranos sientan la base para las adicciones futuras
Como se mencionó anteriormente, Peeke señala que podría ser particularmente susceptible a una adicción si ha experimentado abuso físico, emocional o sexual, negligencia u otro trauma, durante su período de desarrollo. Los traumas durante la infancia, adolescencia y/o adultez temprana podrían afectar significativamente su corteza frontal, lo que podría sentar las bases para una adicción.
Cuando la profesora asistente, Susan Mason, Ph.D.--de la división de epidemiología y salud comunitaria en la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Minnesota, en Minneapolis--trabajó en la investigación Nurses 'Health Study II, demostró que las mujeres que tenían los niveles más elevados de abuso durante la infancia, manifestaban una incidencia 90 % mayor de adicción a los alimentos.9
En su libro, Peeke también expone el rol de la epigenética, al señalar que existe un "punto ideal" entre las edades de 8 y 13 años, cuando el genoma es particularmente vulnerable a la influencia epigenética.
Eso significa que sus genes se activan o desactivan, lo cual ocasiona que los marcadores moleculares se basen en los eventos que experimenta.
Según indica, la influencia de sus experiencias continúa formando su autoestima y la posibilidad de desarrollar o no una personalidad autodestructiva. Si el problema no es atendido, perdurará hasta la adultez y establecerá la tendencia de muchos aspectos de su vida.
Aun si no tiene un historial de abuso o trauma, Peeke sugiere que todavía podría establecer su manera de proceder como una persona que pueda lidiar con el problema o desarrollar una forma autodestructiva relacionada con conductas adictivas.
Por ejemplo, es posible que ceda constantemente a cumplir sus antojos cuando se haya privado del sueño o este estresado, lo que también podría sentar la base de adicciones futuras.
Más allá de eso, es posible que el establecimiento de la adicción a los alimentos o drogas no sea lo que realmente provoca la liberación de niveles más elevados de dopamina cerebral. En cambio, es probable que sean señales y factores desencadenantes relacionados. Peeke indica:
"Tan solo al mostrarle imágenes a las personas o fomentarlos, se produjeron niveles muy altos de secreción de dopamina... cuando los consumen realmente, en especial si son adictivos, no experimentan el mismo nivel de recompensa que al anticipar la solución del problema".
El ejercicio y la atención plena podrían ayudarle en su proceso de recuperación
Si se siente atrapado por una adicción y se pregunta qué medidas debe implementar para poder sentir alivio, además de buscar ayuda profesional, puede intentar hacer ejercicio y meditación de atención plena. Con respecto al ejercicio, la actividad física provoca neurogénesis y neuroplasticidad, lo que contribuye a la sanación de la corteza frontal y centro de recompensa cerebral.
De forma similar, se ha demostrado que la meditación desactiva epigenéticamente los grupos de genes inflamatorios, mientras que al mismo tiempo activa los genes que promueven el proceso de neurogénesis. Como tal, ambas funciones son cruciales para la recuperación de cualquier tipo de adicción a largo plazo. Peeke añade:
"Con respecto a la actividad física, cada paso que dé podría cambiar la expresión genética a lo largo del espectro del síndrome metabólico, para poder mejorar su salud cerebral y curar su cerebro de todo el proceso adictivo...
Ahora, en relación a la alimentación, no hay duda que no debe seguir martirizándose con productos adictivos con los que pierde el control y siente vergüenza, responsabilidad y culpabilidad. En vez de eso, debe sustituir los que denomino como soluciones falsas por soluciones saludables.
Uno debe analizarlo y reforzar la capacidad de controlarse mentalmente, para poder decir "sí" o "no". Debe organizarse y diseñar estrategias para poder disminuir la impulsividad, irritabilidad e impaciencia...
Debe estar más alerta y enfocar su atención plena para autocontrolarse, lo cual es fundamental. Cuando es consiente, puede vivir cada momento, cada hora, para poder mantenerse firme. Las personas con hábitos adictivos son propensas a la impulsividad. En cambio, debe tranquilizarse y tomarse un momento. Relájese y recuerde que sí puede controlar la situación".
En cuanto a las soluciones saludables, Peeke sugiere que, si por ejemplo padece alguna adicción a las sodas endulzadas, puede evitarlas y reemplazarlas por alguna maravillosa jarra de vidrio llena de agua limpia, a la que podría agregar bayas, rodajas de cítricos o pepino y hojas de menta. El libro de Peeke contiene muchas más opciones y sustitutos que ha creado a través de sus años de experimentación en centros de adicción.
También, podría experimentar con imágenes, las cuales pueden ser muy poderosas y sugestivas para la mente, ya sean positivas o negativas. A algunas personas les ayuda observar imágenes negativas, como imaginar una calavera y huesos cruzados sobre un alimento adictivo.
Otros responden mejor a imágenes positivas, como las que muestran opciones alimenticias más saludables, como las ensaladas, y frutas y verduras frescas. Enseguida se encuentra otro ejercicio útil proporcionado por Peeke:
"Les solicito a todas las personas que se sienten y creen algo que llamo 'El poder del porqué'. ¿Por qué quiere hacerlo realmente? ¿Por qué no solo continúa con el comportamiento adictivo que ya realiza? ¿Por qué quiere cambiar? Tiene que profundizar en la razón.
No puede simplemente decir: 'Bueno, quiero ser saludable' ¿Qué otra cosa es importante en su vida? ¿Cuál es la razón por la que quiere estar aquí? Cierre los ojos y analice a cabalidad su porqué".
Uno de los ejemplos de Peeke expone la historia de una mujer de casi 300 libras que tuvo problemas para descubrir su porqué, hasta que le dijeron que iba a recibir un premio nacional por el trabajo que había hecho en su comunidad. El premio se le otorgaría un año después en el escenario, con toda su familia presente. Peeke indicó que en ese momento:
"Algo hizo clic en su cerebro sobre su porqué." Ella dijo: "Quiero estar orgullosa de mí misma. Quiero dirigir la charla. Si promuevo la salud y el bienestar, también debo experimentarlo".
Y eso fue lo que hizo. Un año después y 150 libras menos... se paró orgullosamente delante de la audiencia y aceptó su premio... Eso fue hace 12 años y aún vive el estilo de vida de recuperación".
¿Cuáles son los siguientes pasos a tomar para combatir la adicción a los alimentos?
Si tiene problemas de peso y sospecha que la adicción a los alimentos podría ser la causa, le recomiendo leer el libro de Peeke. Es un gran recurso para aprender sobre lo que sucede dentro de su cuerpo y cerebro, en términos de adicción.
También, encontrará herramientas que le ayudarán a analizar las causas de su adición a los alimentos, así como a crear un estilo de vida de recuperación con el que pueda sentirse bien y vivir a largo plazo. Peeke proporciona estrategias prácticas que puede aplicar para romper ese ciclo adictivo de una vez por todas.
De esta manera, podrá comenzar a tomar el control de su salud. Encontrará más información en su sitio web DrPeeke.com.
Asimismo, las Técnicas de Libertad Emocional (EFT, por sus siglas en inglés) son otra herramienta simple, eficaz y muy recomendada que puede ayudarle rápidamente a eliminar los antojos de alimentos de forma natural.