Una investigación nacional encargada por Healthy Babies Bright Futures (HBBF) hizo un hallazgo inquietante. Sorprendente el 95 % de los alimentos para bebés analizados contenían metales pesados como plomo, arsénico, cadmio y mercurio.
He escrito sobre cómo la mayoría de las fórmulas comerciales para bebés son ricas en azúcar procesada e ingredientes cuestionables, incluida la soya. Pueden contener tanta azúcar como una lata de refresco, pero carecen de los beneficios de los azúcares naturales que se encuentran en la leche materna.
Lo peor es que la mayoría de las fórmulas también contienen organismos genéticamente modificados (GMOs), vitaminas sintéticas, minerales inorgánicos, proteínas excesivas y grasas dañinas, que carecen de nutrientes vitales que estimulan el sistema inmunológico que se encuentran en la leche materna.
Aun así, los nuevos hallazgos sobre venenos como los metales pesados que se encuentran en los alimentos para bebés incrementan el problema y plantean preguntas sobre cómo los padres pueden alimentar a sus bebés de manera segura.
Hallazgos perturbadores sobre la comida para bebés
A los padres voluntarios que trabajan con las organizaciones asociadas de HBBF se les pidió que compraran en tiendas locales o en línea las marcas más destacadas de alimentos para bebés.
Las organizaciones con las que trabajaron los padres fueron Alaska Community Action on Toxics, Campaign for Healthier Solutions, Coming Clean, Ecology Center, Environmental Justice Health Alliance, Getting Ready for Baby, Learning Disabilities Association of America, Organizacion en California de Lideres Campesinas Inc., y Servicios de Defensa de Justicia Ambiental de Texas.
Los alimentos seleccionados por los padres incluyeron 61 marcas y 13 tipos de alimentos, incluyendo fórmula infantil, galletas de dentición, cereales y jugos de frutas. Los resultados fueron asombrosos. Se encontró plomo en el 94 % de los alimentos para bebés; cadmio y arsénico en aproximadamente el 75 % de los artículos; y mercurio en poco menos del 33 % de los productos.
15 de los alimentos para bebés representaron el 55 % de los contaminantes de metales pesados. Estos incluían jugo de manzana y uva, cereal de avena, macarrones con queso, bocadillos de hojaldre y alimentos a base de arroz.
Los alimentos de arroz, como los cereales y los snacks a base de arroz, representan una quinta parte de los riesgos que enfrentan los bebés, ya que estos alimentos tienen niveles altos de arsénico, así como los otros tres metales, dice HBBF.
Los contaminantes amenazan el coeficiente intelectual de los bebés
La presencia de metales pesados en los alimentos para bebés se conoce desde hace una década, pero el estudio del HBBF arroja nueva información sobre cuán extendida es la contaminación y los riesgos específicos que los bebés y los niños pequeños pueden enfrentar por dichos alimentos, especialmente en su coeficiente intelectual. Un fragmento del informe dice:
"Los cuatro metales pesados que encontramos en los alimentos para bebés tienen un significado único. Todas son neurotoxinas del desarrollo… Pueden dañar el cerebro y el sistema nervioso en desarrollo de un bebé, tanto en el útero como después del nacimiento, por impactos que incluyen la pérdida permanente de la capacidad intelectual y problemas de comportamiento como el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH).
Los cuatro metales están vinculados a la pérdida de coeficiente intelectual de las exposiciones tempranas en la vida. La evidencia científica abarca décadas y continúa desarrollándose: en los últimos 7 años se han publicado al menos 23 estudios que confirman los impactos de estos cuatro metales pesados en el desarrollo saludable de un niño…
Estos metales son tan frecuentes en los alimentos que comen los bebés y los niños pequeños que cada niño podría estar expuesto a los tres metales pesados más comunes detectados en los alimentos: plomo, arsénico y cadmio, según un análisis de encuestas federales de los patrones dietéticos de los niños y niveles de metales pesados en los alimentos…"
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También se encontró un componente de combustible para cohete en los alimentos para bebés
Según el HBBF, los metales pesados no son las únicas sustancias que afectan el coeficiente intelectual que se encuentran en los alimentos para bebés. También se detectó el perclorato químico industrial, un componente de combustible para cohetes, y esta sustancia peligrosa se suma a los riesgos cognitivos que presentan los metales pesados, dice HBBF:
"El perclorato interrumpe las funciones tiroideas cruciales para el desarrollo del cerebro y se ha relacionado con la pérdida de coeficiente intelectual entre los niños nacidos de madres con disfunción tiroidea, que son más vulnerables a la toxicidad del perclorato…
Es un componente de combustible para cohete que se utilizó desde la Guerra Fría. En 2005, la FDA aprobó su uso como antiestático en envases de alimentos de plástico, y en 2016 amplió la aprobación para cubrir los equipos de manipulación de alimentos secos.
El perclorato también es un producto de degradación del hipoclorito que se utiliza para desinfectar los equipos de procesamiento de alimentos. Los niveles en la alimentación de los niños aumentaron dramáticamente de 2005 a 2012…"
Esta no es la primera vez que se encuentran percloratos (sales derivadas del ácido perclórico utilizado de las formas descritas anteriormente) en los alimentos para bebés. Investigadores de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades encontraron que, hace 10 años, 15 marcas de fórmula infantil en polvo estaban contaminadas con la sustancia.
La mayoría de las personas están expuestas al perclorato a través de su alimentación, en forma de agua y o alimentos contaminados. Pero la exposición que reciben los bebés puede ser mucho mayor que la de los adultos si se les alimenta con fórmula infantil, ya que la toxina puede estar presente tanto en la fórmula como en la leche o el agua que se usa para prepararla.
El perclorato impide que la glándula tiroides absorba el yodo, lo que puede tener un efecto grave en el feto y el bebé en desarrollo, cuyo desarrollo neurológico depende del acceso al yodo. El impacto nocivo del perclorato también está mediado por otros disruptores endocrinos que afectan la tiroides que se encuentran en el medio ambiente.
Incluso los alimentos orgánicos para bebés presentan riesgos
Lamentablemente, HBBF advierte que los padres no pueden "escaparse" del problema de los metales pesados tóxicos en productos orgánicos. Los metales pesados están en todas partes: ocurren de forma natural en el suelo, pero los pesticidas, fertilizantes, granjas industriales y otros contaminantes ambientales aumentan considerablemente su presencia.
Debido a que los metales pesados están en el suelo (ya sea de forma natural o por medios artificiales), las verduras de hoja verde y los tubérculos como las zanahorias y camotes las absorben y retienen en un grado mayor que los frutos y cultivos que crecen encima del suelo.
Los padres pueden decidir comprar alimentos orgánicos y hacer su propia comida para bebés, pero esto no resuelve completamente el problema porque los estándares orgánicos no establecen límites estrictos para tales contaminantes; tanto los alimentos para adultos como para bebés pueden contener metales pesados.
Los padres tampoco pueden confiar en el agua embotellada para evitar metales pesados. El agua embotellada no es más segura que el agua del grifo filtrada y por si fuera poco genera residuos plásticos tóxicos. En un artículo anterior, señalé que también se encuentran microplásticos en el agua embotellada.
Los padres deben tener cuidado con los jugos de frutas
El informe HBBF no recomienda darle a los bebés y niños pequeños jugos de frutas por dos razones. Primero, porque los jugos comunes como la manzana y la uva contienen metales pesados y, en segundo lugar, porque los padres tienden a dar cantidades excesivas de jugos a sus hijos. Esto significa que los niveles de metal pueden acumularse.
Según una declaración del consenso de la Academia Americana de Pediatría, la Academia de Nutrición y Dietética, la Asociación Americana del Corazón y la Academia Americana de Odontología Pediátrica, "incluso el jugo 100 % de fruta no ofrece los mismos beneficios nutricionales que la fruta entera".
Los expertos médicos y en niños dicen que hay otras razones para evitar el jugo. Los jugos de frutas pueden causar aumento de peso y obesidad de por vida en la misma medida que las sodas, y en los dientes su efecto es igual de destructivo.
La mayoría de los padres no comprenden que darles jugo de manzana a sus hijos es como darles una Coca-Cola, pero metabólicamente y en términos de salud dental, lo es. La falta de proteínas y fibra en el jugo contrarresta cualquier beneficio nutricional, agregan los expertos.
Hace más de siete años, el Dr. Oz y Consumer Reports expusieron altos niveles de arsénico en jugos de frutas. El 10 % de los jugos analizados por Consumer Reports excedió los estándares federales de agua potable para el arsénico en los Estados Unidos.
La constante exposición al arsénico en niveles bajos puede provocar problemas gastrointestinales, decoloración de la piel e hiperqueratosis, síndrome de fatiga crónica, presión arterial alta, diabetes, problemas reproductivos, problemas neurológicos, varios tipos de cáncer y un menor coeficiente intelectual, como se cita en el informe HBBF.
El arroz también es un alimento nocivo para los bebés
Aunque los pediatras continúan diciéndole a los padres que el cereal de arroz mezclado con leche materna o fórmula debe ser la primera comida de un bebé, es un consejo irresponsable al que siempre me he opuesto.
Aclimatar a los bebés al sabor del arroz blanco altamente procesado podría prepararlos para toda una vida de malos hábitos alimenticios y ponerlos en riesgo de diabetes. La forma en que se procesa el arroz blanco elimina las vitaminas, la fibra y otros nutrientes. El arroz que queda se convierte en azúcar y aumenta los niveles de insulina.
Dado que el arroz se sumerge en agua para esponjarse, también absorbe muy fácil el arsénico inorgánico, que es el tipo de arsénico más dañino. "El cereal de arroz tiene seis veces más arsénico que otros tipos de cereales, como la avena y los granos", dice Jane Houlihan, directora nacional de ciencia y salud de HBBF.
"No he recomendado el cereal de arroz como primer alimento durante muchos años, porque prefiero que los bebés coman granos integrales con más nutrición", concuerda la pediatra Dra. Tanya Altmann. Entonces, ¿cómo se pueden hacer alimentos para bebés seguros? El gobierno claramente necesita hacer más, dice el informe HBBF, señalando que:
"La FDA puede usar sus programas de prueba, autoridad de retirada y orientación para la industria, entre otras herramientas, para caracterizar y controlar los niveles de metales pesados en los alimentos. La agencia prueba una fracción de los alimentos importados en su Programa de Importación, priorizando los alimentos que puedan presentar riesgos para los consumidores, incluidos aquellos con altos niveles de metales pesados.
La ley federal le otorga a la FDA la autoridad para exigir el retiro de un alimento que se considere como adulterado, que 'lleve o contenga cualquier sustancia venenosa o nociva que pueda ser perjudicial para la salud', incluidos los metales pesados.
A pesar de las muchas áreas de autoridad de la FDA y su énfasis reciente en reducir la exposición a metales pesados, el 88 % de los alimentos para bebés analizados por HBBF, (148 de 168 alimentos para bebés) la FDA no ha establecido límites exigibles ni ha emitido orientación sobre las cantidades máximas seguras. Y ningún organismo existente de la agencia considera los impactos neurológicos aditivos de múltiples metales en la comida para bebés”.
¿Cómo pueden los padres garantizar la seguridad de los alimentos para bebés?
A menudo he escrito sobre cómo los padres pueden asegurarse de que sus bebés y niños pequeños consuman los alimentos más nutritivos y seguros. Aquí hay algunas ideas creadas por el informe HBBF que apareció en CNN:
Alimente a su bebé con una variedad de alimentos saludables: esto ayudará a los niños a comer, a ser menos quisquillosos y evitar futuras alergias alimenticias. |
Elija bocadillos con cuidado: los snacks y otras galletas de dentición tienen pocos nutrientes. |
Reduzca el jugo: el agua y la leche deben ser las bebidas preferidas. |
Sirva las zanahorias y las batatas con menos frecuencia: cuando lo haga, pélelas con cuidado y cocínelas en agua y luego deséchela. |
Minimice el uso de plástico, especialmente en el recalentamiento de alimentos: el calor hace que los plásticos peligrosos se filtren en los alimentos. |
Haga verduras orgánicas o biodinámicas cultivadas al vapor o puré: enfríelas en pequeños recipientes de vidrio, luego congele y colóquelas en recipientes más grandes. |