Cómo aumentar o disminuir el riesgo de demencia

Análisis escrito por Dr. Joseph Mercola Datos comprobados

alimentos para el alzheimer y demencia

Historia en Breve

  • Es importante incluir un régimen cetogénico alto en grasas, moderado en proteínas y bajo en carbohidratos netos para prevenir la degeneración que puede causar Alzheimer. Se ha demostrado que un régimen alimenticio alto en carbohidratos aumenta el riesgo hasta un 89 % de desarrollar demencia, mientras que un régimen alimenticio alto en grasas disminuye el riesgo hasta un 44 %
  • Otra investigación destaca la importancia de consumir alimentos ricos en flavonoles, que son antioxidantes que se encuentran en las frutas, las verduras y el té. Las personas que consumieron mayores cantidades de flavonoles mostraban un riesgo 48 % menor de desarrollar Alzheimer que las que consumieron menores cantidades
  • Asimismo, el consumo habitual de té (tres veces o más por semana) ayuda a reducir el riesgo de enfermedad cardiovascular y mortalidad por todas las causas. Una persona de 50 años de edad que bebe té al menos tres veces a la semana desarrollará una enfermedad cardíaca o sufrirá un derrame cerebral 1.41 años más tarde que una persona que lo bebe con menos frecuencia. Asimismo, también aumentará su longevidad hasta 1.26 años más que una persona que no consume té de manera regular
  • Un régimen alimenticio rico en grasas trans, aceites vegetales procesados, azúcares y granos refinados, y niveles insuficientes de colesterol, aumenta el riesgo de demencia
  • Un régimen alto en grasas trans puede aumentar entre un 52 % y 74 % el riesgo de desarrollar demencia. Los principales culpables incluyen los productos de repostería, margarina, dulces, caramelos, croissants, sustitutos de crema, helados y galletas de arroz

Hoy en día, la enfermedad de Alzheimer —que es la forma más común de demencia para la cual no existe una cura o tratamiento convencional— afecta aproximadamente a 5.8 millones de personas, en comparación con los 5.4 millones en el 2016.

La progresión de la enfermedad puede variar, pero a menudo comienza con problemas de memoria a corto plazo que progresan a problemas de lenguaje y daños en las funciones ejecutivas.

Los alimentos son un factor importante para la demencia

Aunque nunca es tarde para comenzar, si su memoria falla con tal frecuencia como para generar un poco de preocupación, es momento de tomar medidas. Es importante incluir un régimen cetogénico alto en grasas, moderado en proteínas y bajo en carbohidratos para proteger la salud del cerebro y prevenir la degeneración que puede desarrollar Alzheimer.

Uno de los estudios que demuestran los efectos en el cerebro de un régimen alimenticio alto en grasas/bajo en carbohidratos frente a uno alto en carbohidratos, reveló que un régimen alto en carbohidratos aumenta hasta un 89 % el riesgo de desarrollar demencia, mientras que un régimen alto en grasas reduce el riesgo hasta un 44 %.

Según los autores, "un patrón alimenticio con un consumo calórico relativamente alto de carbohidratos, así como bajo en grasas y proteínas podría elevar el riesgo de demencia o deterioro cognitivo leve en personas de edad avanzada". Otra investigación destaca la importancia de incluir alimentos ricos en flavonoles, que son antioxidantes que se encuentran en las frutas, las verduras y el té.

Según lo informado por Reuters:

"Los investigadores evaluaron a 921 personas dentro de un rango promedio de 81 años de edad sin demencia durante seis años. Durante el estudio, 220 personas mostraron una probabilidad de desarrollar la enfermedad de Alzheimer.

Las personas que consumían mayores cantidades de flavonoles tenían cerca de la mitad de probabilidades de desarrollar Alzheimer que aquellos que consumían menores cantidades. Ya que el 15 % de las personas que consumieron mayores cantidades desarrollaron la enfermedad de Alzheimer, lo cual aumentó al 54 % entre las que consumieron menores cantidades.

Esta diferencia se mantuvo incluso después de que los investigadores consideraron otros factores de riesgo para la enfermedad de Alzheimer, como la diabetes, los ataques cardíacos o los derrames cerebrales previos, o presión arterial alta".

En general, las personas en el quintil más bajo consumieron cerca de 5.3 miligramos de flavonoles por día, mientras que el grupo de mayor consumo recibió cerca de 15.3 mg por día. Aquellos que recibieron las cantidades más elevadas de flavonoles mostraron un riesgo 48 % menor de desarrollar Alzheimer que los que recibieron menores cantidades.

Los flavonoles más potentes

Los investigadores querían determinar si ciertos flavonoles podrían ofrecer una mejor protección que otros. Para determinar esto, calcularon el consumo de las personas de la siguiente manera:

  • Kaempferol
  • Quercetina
  • Miricetina
  • Isorhamnetin

El kaempferol es especialmente beneficioso para este propósito. Aquellos con el mayor consumo de kaempferol mostraban un riesgo 51 % menor de desarrollar demencia, mientras que los consumos más elevados de isorhamnetina y miricetina se relacionaron con un riesgo 38 % menor. La quercetina, que es un poderoso refuerzo antiviral e inmune, no tuvo ningún impacto en el riesgo de Alzheimer.

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El té aumenta la longevidad

Un estudio de enero del 2020 en el European Journal of Preventive Cardiology encontró que el consumo habitual de té (tres veces o más por semana) ayuda a reducir el riesgo de enfermedad cardiovascular y mortalidad por todas las causas.

En general, los hallazgos sugieren que una persona de 50 años edad que bebe té al menos tres veces a la semana desarrollará una enfermedad cardíaca o sufrirá un derrame cerebral 1.41 años más tarde que una persona que lo bebe con menos frecuencia. Asimismo, también aumentara su longevidad hasta 1.26 años más que una persona que no consume té de manera regular. Según informó Science Daily:

"En comparación con las personas que rara vez toman té, las personas que lo beben de forma regular mostraban un riesgo 20 % menor de sufrir enfermedades cardíacas y derrames cerebrales, así como un riesgo 22 % menor de enfermedades cardíacas y derrames cerebrales fatales, y un riesgo 15 % menor de muerte por todas las causas".

Régimen cetogénico para la función cerebral

La dieta cetogénica, tiene la capacidad de reducir el riesgo de demencia de diferentes maneras. Para empezar, una dieta cetogénica cíclica mejora la sensibilidad a la insulina, que es un factor importante en la enfermedad de Alzheimer. La relación entre la sensibilidad a la insulina y la enfermedad de Alzheimer es tan fuerte que en ocasiones esta enfermedad recibe el nombre de diabetes tipo 3.

Incluso un leve incremento en los niveles de azúcar en la sangre podría relacionarse con un mayor riesgo de demencia. Asimismo, la diabetes y las enfermedades cardíacas pueden elevar este riesgo, y ambas podrían ser causadas por la resistencia a la insulina. Para una mejor salud, se recomienda mantener los niveles de insulina por debajo de 3.

Un estudio publicado en la revista Diabetologia, en enero del 2018, el cual destacó la relación entre los tipos de alimentación altos en azúcar y la enfermedad de Alzheimer, demostró que cuanto más altos eran los niveles de azúcar en la sangre, más rápido era su deterioro cognitivo.

De igual manera, los estudios han confirmado que cuanto más resistente a la insulina sea una persona, menos azúcar tendrá en ciertas zonas críticas del cerebro, y por lo general, estas áreas corresponden a las áreas afectadas por la enfermedad de Alzheimer.

Una dieta cetogénica cíclica también aumentara la producción de cetonas, las cuales son una fuente importante de energía (combustible) para el cerebro que ayudan a prevenir la atrofia cerebral y a aliviar los síntomas del Alzheimer. Las cetonas pueden restaurar y renovar la función de las neuronas y los nervios en el cerebro después de los daños.

Por último, pero no menos importante, una dieta cetogénica cíclica ayuda a reducir el daño de los radicales libres y la inflamación en el cerebro. Esto también es el resultado de las cetonas, ya que generan menos especies reactivas de oxígeno y menos daño por los radicales libres que los carbohidratos.

Una cetona conocida como betahidroxibutirato también es un factor epigenético importante, ya que estimula la disminución del estrés oxidativo al reducir el NF-kB así como la inflamación y los niveles de NADPH, además puede producir cambios beneficiosos en la expresión del ADN, lo que podría mejorar el proceso de desintoxicación y producción de antioxidantes.

En mi nuevo libro El poder del keto ayuno (disponible en Estados Unidos, México, España, Canadá y Francia), explico los resultados de implementar este tipo de régimen y sus muchos beneficios para la salud. También explico la importancia de cambiar entre el festín y la hambruna, en lugar de permanecer continuamente en cetosis nutricional.

(Una dieta cetogénica tiende a ser muy elevada en grasas y vegetales saludables. De hecho, no existe un límite de carbohidratos vegetales que pueda consumir. Tampoco existen restricciones para el consumo de té.

Las frutas son las únicas que necesitan limitarse, ya que algunas son muy ricas en fructosa. Es necesario restringir el consumo de fructosa en las primeras etapas, incluso la que proviene de la fruta, hasta alcanzar una transición exitosa a la quema de grasa como combustible principal.

Para mayor información sobre las grasas que se deben consumir con mayor frecuencia, consulte la sección de grasas del plan de nutrición gratuito).

Las grasas trans aumentan el riesgo de desarrollar Alzheimer

Mientras que un régimen alimenticio rico en grasas saludables y antioxidantes puede ayudar a prevenir la demencia, un régimen rico en grasas trans, así como azúcar y granos refinados hacen lo contrario. La investigación publicada en la edición de octubre del 2019 de Neurology encontró una relación entre el consumo de grasas trans y la incidencia de demencia y sus diversos subtipos, incluyendo el Alzheimer.

El estudio incluyó a 1628 adultos japoneses de 60 años o más. Ninguno padecía demencia al comienzo del estudio, que se prolongó durante 10 años. Se midieron los niveles de ácido elaídico en la sangre, que es un biomarcador para las grasas trans industriales, por medio de la cromatografía de gases/espectrometría de masas.

Con base en estos niveles, se calcularon las tasas de riesgo para la demencia por todas las causas, el Alzheimer y la demencia vascular al utilizar el modelo de riesgos de Cox. Según informaron los autores:

"Se relacionaron los niveles más elevados de ácido elaídico en suero con un mayor riesgo de desarrollar demencia por todas las causas y EA [enfermedad de Alzheimer] después de ajustar los factores de riesgo tradicionales.

Esta conexión continúo siendo significativa después de ajustar los factores alimenticios, incluyendo el consumo total de energía, así como ácidos grasos saturados y poliinsaturados".

El riesgo aumentó de forma evidente. Según informó CNN, las personas en el cuartil más alto de los niveles de ácido elaídico tenían una probabilidad 74 % mayor de desarrollar demencia. Las personas en el cuartil más alto mostraron un riesgo 52 % mayor.

De los diversos alimentos procesados que contribuyen a los niveles elevados de ácido elaídico, los productos de repostería fueron los que más contribuyeron, seguidos por la margarina, los dulces, los caramelos, los croissants, los sustitutos de crema, los helados y las galletas de arroz.

Evite las fuentes de grasas omega-6 oxidadas

Aunque es importante evitar las grasas trans, el Dr. Chris Knobbe presenta evidencia que demuestra que los aceites procesados son los culpables de la mayoría de las enfermedades en los países del hemisferio occidental.

En gran medida, esto se relaciona con las grasas omega-6 oxidadas, las cuales se encuentran presentes en muchos alimentos procesados, que incluso pueden ser peores que las grasas trans. Pero, las grasas omega-6 (ácido linolénico) por sí solas no representan un problema. El ácido linoleico también está presente en alimentos como frutos secos, semillas y huevos, y es importante para la salud.

El problema son las grasas omega-6 oxidadas, así como las cantidades que se consumen. En mi artículo "Esta grasa en realidad es peor que las grasas trans", analizo algunos de los peligros más importantes de los aceites vegetales ricos en grasas omega-6.

Durante años, he destacado la importancia de equilibrar el consumo de grasas omega-3 con omega-6 para proteger la salud. Es importante realizar una prueba de índice de grasas omega-3 una vez al año para determinar si se encuentran en un rango saludable. El índice de omega-3 debe estar por encima del 8 % y su relación de omega 6 a 3 entre el 0.5 y el 3.0.

Para corregir la relación de omega-3 a 6, generalmente se necesita lo siguiente:

1. Disminuir el consumo de grasas omega-6 dañadas al evitar los alimentos procesados y cocinados en aceite vegetal a altas temperaturas. Las fuentes de omega-6 más nocivas incluyen el aceite de maíz, el aceite de canola, el aceite de soya, las grasas hidrogenadas o parcialmente hidrogenadas, la margarina y la manteca vegetal.

2. Aumentar el consumo de grasas omega-3 de origen animal que provienen de las sardinas, anchoas, arenques y salmón salvaje de Alaska, o incluir suplementos como el aceite de kril, los cuales ofrecen DHA unido a los fosfolípidos.

La investigación sugiere que es importante que el DHA se encuentre unido a los fosfolípidos (no a los triglicéridos, lo cual se encuentra en la mayoría de los suplementos de aceite de pescado) para aquellas personas con el gen APOE4, que los predispone a la enfermedad de Alzheimer.

Para mayor información consulte mi artículo anterior: "Las grasas omega-3 con fosfolipidos podrían reducir el riesgo de Alzheimer en personas con predisposición a contraerlo".

El colesterol puede afectar el riesgo de demencia

Otro factor alimenticio que influye en el riesgo de Alzheimer es el bajo nivel de colesterol. Aunque existen muchas advertencias sobre el colesterol total alto, los niveles bajos pueden tener consecuencias graves. De hecho, numerosos estudios han demostrado la importancia de los niveles elevados de colesterol para prevenir el Alzheimer.

Según Stephanie Seneff, Ph. D., la falta de grasas y colesterol en el cerebro podría desempeñar un papel crucial en el proceso de la enfermedad de Alzheimer, que detalla en su artículo de 2009 "APOE-4: The Clue to Why Low Fat Diet and Statins May Cause Alzheimer's". Un estudio del 2014 de JAMA Neurology alcanzo una conclusión similar, al explicar que:

"El colesterol, que es vital para la estructura y función neuronal, tiene funciones importantes en la síntesis, el depósito y la eliminación de la placa β-amiloide (Aβ) y puede tener una función patógena en la enfermedad de Alzheimer (EA). También, existe una relación significativa entre la apolipoproteína E (APOE), la Aβ, y el colesterol.

Un fuerte factor de riesgo genético para la AD, el alelo APOE ε4 está relacionado con un depósito más pramaturo y alto de Aβ. "APOE es el principal transportador de colesterol en el cerebro, y sus isoformas pueden modular de manera diferencial los niveles de colesterol en el cerebro".

Los investigadores encontraron que los niveles más elevados de HDL y los niveles más bajos de LDL se relacionaron con un menor riesgo de depósitos de placa amiloide en el cerebro, y estos hallazgos no se relacionaron con la edad y la presencia del gen APOE4.

El coautor del estudio, el Dr. Charles DeCarli, profesor de neurología en la UC Davis y director del Centro de Enfermedades de Alzheimer de la UC Davis, ofreció los siguientes consejos, basados en los resultados:

"Si los niveles de LDL superan los 100 o los niveles de HDL son menores que 40, es necesario alinear dichas puntuaciones. Tiene que incrementar los niveles de HDL y bajar los niveles de LDL".

Dicho esto, la investigación publicada en el 2008 encontró que las personas de edad avanzada que no estaban genéticamente predispuestas a desarrollar la enfermedad de Alzheimer y exhibían niveles más elevados de colesterol, incluyendo niveles más elevados de LDL, mostraban una mejor memoria, por lo que aún se desconoce si los niveles elevados de LDL son un factor de riesgo significativo.

Cómo proteger la función cerebral

Para ayudar a proteger contra el Alzheimer, se recomienda consumir alimentos ricos en grasas saludables, omega-3 DHA unido a fosfolípidos y flavonoles que provienen de las frutas, las verduras y el té.

Los factores alimenticios que deterioran la salud del cerebro y aumentan el riesgo de demencia incluyen: alimentos altos en azúcar y granos refinados, grasas trans, aceites vegetales procesados industrialmente (altos en omega-6 dañado) y niveles insuficientes de colesterol.

Además de la alimentación, existen muchos otros factores ambientales que pueden influir en el riesgo, por lo que se recomienda consultar mis artículos: "Factores de estilo de vida relacionados con el Alzheimer", "Cómo disminuir en un 90 % su riesgo de demencia" y "La enfermedad de Alzheimer: cada minuto cuenta".