En su popular libro Why We Sleep: The New Science of Sleep and Dreams, el profesor Matthew Walker, Ph. D., fundador y director del Centro para la Ciencia del Sueño Humano de la Universidad de California Berkeley, detalla muchos de los supuestos beneficios por dormir más horas.
Con frecuencia he citado el libro de Walkers en varios de mis artículos anteriores sobre el sueño, por lo que me dio un poco de curiosidad al descubrir el trabajo de Alexey Guzey.
Este afirma haber investigado por más de 130 horas, en el transcurso de dos meses, sobre las declaraciones presentadas en solo un capítulo del libro de Walker, Why We Sleep, con la conclusión de que el capítulo bajo el mismo nombre, y probablemente la obra tenga "muchos errores fácticos y científicos".
"Si continuara a este ritmo, es posible que me tomara más de 3000 horas para examinar toda esta obra. Y estas 3000 horas equivalen a 75 semanas o 1.4 años de trabajo de tiempo completo", escribe Guzey. "Espero que analizar un capítulo completo, en vez de seleccionar algunas partes del libro, haya demostrado la gran cantidad de errores que contenía".
Aunque no cuento con el tiempo necesario para duplicar la doble verificación de Guzey del trabajo de Walker, decidí presentar algunos de sus descubrimientos para que las personas puedan examinarlos.
Lo cierto es que, es muy importante optimizar las horas de sueño para mantener la salud mental y fisiológica. Y hay una cantidad abrumadora de evidencia que lo sugiere. Pero, la pregunta es, ¿cuánto sueño necesita realmente? y si dormir más horas equivale a una mejor salud y mayor longevidad. Los hallazgos de Guzey contradicen algunos de estos supuestos.
Entonces, ¿dormir más horas puede aumentar la esperanza de vida?
Sin corroborar con referencias, Walker afirma en la página 4 del libro Why We Sleep que, "entre menos horas duerma, más corta será su vida". Según Guzey, esta afirmación no concuerda con los hallazgos de los estudios médicos, ya que la mayoría demuestran la existencia de una relación en forma de U entre la duración del sueño y longevidad.
Es decir que, la esperanza de vida es menor en ambos extremos del espectro, y Guzey cita tres estudios que demuestran esta conexión no lineal. Indica que, "por lo general, los estudios exponen que las personas que duermen 7 horas podrían tener mayor longevidad".
La Figura 1 siguiente pertenece a un metaanálisis realizado en 2016 basado en 35 estudios, y publicado en Scientific Reports, que demuestra el impacto no lineal de las horas de sueño con respecto al riesgo de mortalidad por todas las causas.
Las dos líneas negras continuas que aparecen a los lados representan un intervalo de confianza del 95 % y la línea negra continua en el medio representa el riesgo relativo estimado. Además, Guzey añadió líneas rojas discontinuas para indicar el área de menor riesgo.
Según este metaanálisis, el índice más bajo de mortalidad por todas las causas fue tan solo de siete horas de sueño por noche, y las tasas aumentaron drásticamente después de tal cantidad de horas. De hecho, al parecer el riesgo relativo estimado (línea negra continua) era muy similar en las cuatro y ocho horas de sueño.
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¿La falta de sueño puede causar la muerte?
Lo curioso es que, aunque se ha aceptado ampliamente que los animales duermen, cuestión que podría sustentar la noción de un requerimiento biológico definitivo, al parecer también ha resultado ser erróneo.
Guzey señala que Walker se contradice en cuanto a este tema de su libro Why We Sleep, al afirmar que "hasta la fecha, todas las especies que se han estudiado duermen", mientras cita la obra Encyclopedia of Sleep, que consta de 2736 páginas y expone, "muchas especies duermen menos horas por largos períodos de tiempo... y otras no duerman en lo absoluto, con respecto al concepto del sueño convencional".
Guzey también expone un problema en la declaración de Walker que expone que, el insomnio familiar fatal (FFI) prueba que la falta de sueño podría causar la muerte. En esencia, el FFI es una enfermedad de priones transmitida genéticamente, que puede ocasionar daño cerebral severo e insuficiencia orgánica.
Si bien, el insomnio crónico es un síntoma, "sería imprudente afirmar que las personas con FFI podrían morir por falta de sueño, dada la cantidad de daño cerebral acumulado en el transcurso de la enfermedad", indica Guzey.
Además, la Encyclopedia of Sleep cita que en realidad Walker señala que, "hay poca evidencia de que el sueño inducido por la sedación pueda prolongar la vida de los pacientes con IFF", lo que sugiere que la falta de sueño no está o está poco relacionada con la muerte de estos pacientes.
Finalmente, otra investigación también señala que, al parecer la neurodegeneración es una causa de mortalidad en los pacientes con FFI. Entonces, es probable que en general no sea buena idea sacar conclusiones particulares sobre la importancia del sueño en relación con esta enfermedad.
¿Dormir pocas horas puede duplicar el riesgo de cáncer?
Asimismo, Walker afirma en su obra que, "más que duplicar el riesgo de cáncer, dormir menos de seis o siete horas por noche de forma cotidiana podría destruir su sistema inmunológico".
Guzey señala nuevamente que esta declaración no está sustentada. De hecho, Walker no cita ninguna investigación para hacer esta afirmación, y "no parece existir ningún estudio experimental o estudios que puedan establecer razonablemente la causalidad, lo que podría respaldar esta afirmación", indica Guzey.
Mientras tanto, al parecer la evidencia epidemiológica, que no puede mostrar o establecer la causalidad, refuta la perspectiva de que dormir menos de seis horas por noche podría aumentar el riesgo de cáncer de forma significativa.
Guzey cita una revisión sistemática realizada en el 2018 sobre 65 estudios publicados en BMC Cancer, en los que participaron un total de 1 550 524 personas e incluyó 86 201 casos de cáncer, que sugiere que el riesgo de cáncer continúa siendo muy similar en las personas que duermen entre 5.5 horas y 8 horas por noche.
Dormir más de 8 horas por noche podría elevar lentamente el riesgo de cáncer, pero no tanto. Lo mismo puede ocurrir cuando son menos de 5.5 horas de sueño. En su sitio web, Guzey presenta el siguiente gráfico de esa revisión de BMC Cancer (en la que aparecen nuevamente las líneas rojas discontinuas que son agregadas para facilitar la explicación de los datos).
Las personas sobreestiman frecuentemente sus horas de sueño
El problema de los estudios epidemiológicos es la falta de precisión verificable, ya que la mayoría se basa en datos autoinformados, y las personas pueden juzgar con facilidad las horas de sueño que obtienen realmente con regularidad.
Guzey cita un estudio publicado en la revista Epidemiology, que encontró que a menudo las personas informaron su tiempo de sueño subjetivo de forma excesiva. Según indican los autores del estudio:
"El promedio de los informes subjetivos fue de 6.8 horas y el sueño promedio medido fue de 6 horas. En promedio, los informes subjetivos indicaron 34 minutos más por cada hora adicional de sueño medido.
En general, la correlación entre la cantidad de horas de sueño informado y medido fue de 0.47... la diferencia promedio en la media de 6 horas de sueño medido fue de 0.80 horas (48 minutos)".
Por tal razón, no está claro cuán significativos son realmente los hallazgos epidemiológicos. Como señalaron los autores de este estudio de la revista Epidemiology, "la verdadera conexión entre la duración del sueño y salud podría ser diferente de la relación previamente informada entre el sueño y la salud".
Por lo tanto, si bien este tipo de estudios pueden proporcionar algunas pistas generales sobre la correlación, uno debe recordar que los resultados se distorsionan con facilidad y, cuando se trata del sueño, generalmente las personas tienden a exagerar la cantidad de horas que creen dormir.
Guzey utiliza este descubrimiento en la Figura 1 (anterior) del metaanálisis realizado en 2016 que demostró que las personas con el índice de mortalidad más baja dormían alrededor de siete horas, lo que indicó que, si se considerara la tendencia de informes excesivos, la probabilidad más baja de mortalidad podría ser en alrededor de seis horas.
¿La falta de sueño ha alcanzado proporciones epidémicas?
Luego, Guzey aborda la declaración de Walker de que, "la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha declarado una epidemia de falta de sueño en todos los países industrializados", en la página 4 de su obra "Why We Sleep".
Pero, hasta donde Guzey pudo determinar, la OMS nunca ha hecho tal declaración, y la fuente de la afirmación de Walker es el documental de National Geographic "Sleepless in America", que tampoco menciona a la OMS. Además, la mayoría de las fuentes que indican esta afirmación utilizan a Walker como su fuente, señala Guzey. Aunque mi propia investigación no fue muy extensa, reveló lo siguiente:
• Un artículo escrito en 1997 en JAMA titulado "World Health Organization Targets Insomnia" habla sobre el Proyecto Mundial del Sueño y la Salud (Worldwide Project on Sleep and Health), "que es una misión global que se ha estado llevando acabo por 20 años y cuyo objetivo es mejorar el tratamiento de los trastornos del sueño.
Tanto la Organización Mundial de la Salud (OMS) como el World Federation of Sleep Research Societies (WFSRS) son los patrocinadores de este proyecto".
• El estudio SAGE-INDEPTH es una encuesta multicéntrica sobre la salud y el bienestar dirigida por la OMS, la cual incluye preguntas sobre el sueño. Un informe escrito 2012 en la revista Sleep, titulado "Sleep Problems: An Emerging Global Epidemic?
Los hallazgos del estudio INDEPTH WHO-SAGE con la colaboración de más de 40 000 adultos mayores de 8 países de África y Asia", indica que "Un gran número de adultos mayores en zonas de bajos ingresos está experimentando problemas de sueño, lo que desataca la dimensión global de este emergente problema de salud pública".
Si bien el título se refiere más a una pregunta que a una declaración directa, este documento podría ser una fuente de la declaración de Walker de que la OMS "ahora ha declarado que la pérdida del sueño es una epidemia".
Por lo más insignificante que parezca, la información sobre el sueño de la OMS es fundamental para que los investigadores sugieran que los problemas del sueño podrían ser una epidemia global.
• Un artículo escrito en 2014 en PLOS ONE también hablo sobre los resultados de la información del sueño de la OMS, en donde se afirma que "la prevalencia de los problemas severos/extremos del sueño pueden ser tan altos como 43.9 % entre las mujeres de Bangladesh, con cifras de prevalencia superiores al 25% en Vietnam y Sudáfrica, lo que sugiere que puede haber una emergente e infravalorada epidemia mundial de problemas de sueño".
Así que, esos dos documentos sugieren que los datos de la OMS indican que los problemas del sueño representan una epidemia global. Sin embargo, hace falta una referencia donde Walker afirma que, "en todas las naciones industrializadas" ya que es improbable que los países de África y Asia representen naciones industrializadas.
En mi breve búsqueda en Internet tampoco he encontrado ninguna recomendación de la OMS sobre la duración del sueño. Pero encontré una reunión técnica de la OMS sobre el sueño, así como un artículo de salud de enero del 2004 pero, aunque aborda muchos de los efectos de la falta de sueño, no pude encontrar ninguna recomendación específica sobre la cantidad de horas para los adultos.
Sin embargo, la OMS cuenta con directrices sobre la cantidad de horas de sueño en los niños menores de 5 años. En su informe del 2019, "Guidelines on Physical Activity, Sedentary Behaviour and Sleep for Children Under 5 Years of Age", la OMS recomienda que los bebés de 4 a 11 meses requieren entre 12 y 16 horas de sueño de buena calidad, incluyendo sus siestas; los niños pequeños de 1 a 2 años requieren entre 11 y 14 horas de sueño; y los niños de 3 a 4 años requieren de 10 a 13 horas de sueño.
El problema de la falta de sueño podría estar descontrolado
Dicho lo anterior, otros investigadores han enfatizado que hay una epidemia mundial de falta de sueño en proceso, y que la salud pública podría mejorar si las personas durmieran más horas. Por ejemplo, una revisión de marzo del 2019 publicada en la revista Healthcare, señaló que:
"La falta de sueño es un problema generalizado y significativo en las sociedades actuales donde hay mucha actividad todo el tiempo. Una gran cantidad de evidencia sugiere que la falta de sueño puede ocasionar muchas disfunciones médicas y mentales adversas.
Para esta revisión, se realizó una extensa búsqueda en todas las bases de datos principales de estudios sobre la 'falta de sueño' y 'consecuencias en la salud pública'.
La falta de sueño prevalece en diversos grupos de edad, considerada como una epidemia de salud pública que a menudo se desconoce, no se reporta y puede tener costos económicos muy elevados. Este documento aborda una breve descripción sobre la falta de sueño, causas y consecuencias, y cómo podría incluirse en la carga ya existente de enfermedades.
La falta de sueño podría entorpecer el funcionamiento de los sistemas corporales, lo que puede ocasionar una mayor incidencia de morbilidad cardiovascular, mayor posibilidad de diabetes mellitus, obesidad, obstrucción de las funciones cognitivas, accidentes vehiculares y mayor cantidad de accidentes en espacios laborales.
El auge en el uso de teléfonos inteligentes y dispositivos electrónicos puede haber agravado esta epidemia".
¿Por qué podría ser confuso el libro de Walker?
Si consideramos la importancia del sueño en el funcionamiento biológico y psicológico, que explico en mi artículo "El sueño: por qué es necesario y 50 maneras de optimizarlo", podríamos argumentar que el libro de Walker es inofensivo, que tal vez podría exagerar los riesgos y promover ocho horas de sueño. Pero, Guzey no está de acuerdo y, en parte, dice:
"... Imagine que un joven de 20 años que usualmente duerme 7 horas por noche, lee 'Why We Sleep', se asusta y decide empezar a dormir 8 horas todos los días.
Si asumimos que vive hasta los 75 años, podría desperdiciar más de 20 000 horas o más de 2 años de su vida, con efectos secundarios desconocidos a largo plazo. Y para evitar hacer mucha especulación, he aquí un correo electrónico del instructor del sueño, Martin Reed, que recibí después de la publicación de este ensayo:
'Hola, Alexey
Quise escribirle para agradecerle por todo el tiempo y esfuerzo que invirtió en desacreditar el libro de Matthew Walker. Con base en mi experiencia con personas que sufren insomnio de forma cotidiana, se de antemano el daño que puede causar este libro.
Conozco muchas historias de personas que descansan bien al dormir menos de ocho horas, leí el libro de Walker, traté de dormir más y esto provocó que permaneciera más tiempo despierto, frustrado, preocupado y con ansiedad relacionada con el sueño e insomnio'...
El médico del sueño, Daniel Erichsen, escribió, 'Apreciado Alexey... le agradezco ampliamente. Ejerzo como médico del sueño en el Estado de Oregón, y he observado que muchos pacientes desarrollan ansiedad severa por causa del sueño e insomnio.
Cada semana, platico con dos amigos practicantes del ámbito del sueño sobre las personas que dormían bien hasta que leyeron este libro'".
Los datos sin referencias ni sustento que pueden ser incluidos en estudios científicos
Guzey también señala el problema de que el libro de Walker se convierta en una fuente, dado que al parecer no cuenta con un sustento científico bien establecido.
"Así es como empiezan los mitos urbanos académicos", indica al citar artículos académicos que se basan en el libro Why We Sleep como fuente para hacer declaraciones como "todas las formas conocidas de vida animal deben dormir" y "la Organización Mundial de la Salud ha declarado una 'epidemia mundial de insomnio' en la que alrededor de dos tercios de los adultos duermen menos de 8 horas por noche", afirmaciones de "hechos" que Guzey ha demostrado que son erróneos o no están sustentados.
Quizás lo más problemático es que, Walker ha utilizado como fuentes a sus propios trabajos académicos; uno publicado en The Lancet en 2018 y otro en Neuron en 2019.
Como señaló Guzey, "las estadísticas citadas en Why We Sleep carecen de fuentes y no hay manera de saber cómo o de dónde obtuvo tales cifras. Pero, ahora a través de The Lancet y Neuron han llegado a mencionarse en estudios científicos, a pesar de que carecen de fuentes elementales".
Dormir más o dormir menos, ese es el dilema
Al final, la cantidad de horas de sueño que requiere cada quién es muy particular, y quizás cada persona sea su mejor fuente para evaluar si sus hábitos de sueño son dañinos o beneficiosos. ¿Cómo se siente cuando despierta? ¿Cuánta energía siente al conducir de ida y vuelta al trabajo? ¿Cuándo empieza a sentir sueño?
Tener somnolencia durante el día es una señal de que no durmió bien. Lo mismo pasa cuando arrastra los pies por la mañana y necesita varias tazas de café para lograr cierto nivel de productividad. Por la noche, ¿está atento cuando su cuerpo le indica que es hora de dormir o se esfuerza en permanecer despierto una o más horas?
Creo que, la clave es ser muy honesto consigo mismo. ¿Se ve, siente y comporta mejor después de cinco, seis, siete u ocho horas de sueño? ¿Cuántas horas de sueño requiere para ser muy productivo al día siguiente? También, debe de tomar en consideración su estado de ánimo. Estar de mal humor y frustrarse fácilmente son otras señales reveladoras de que no ha dormido la cantidad de horas suficientes.
Dicho lo anterior, por lo general las directrices son útiles, siempre y cuando se basen en estudios científicos aceptables. En 2015, la Fundación Nacional del Sueño actualizó sus directrices del sueño con base en la revisión de más de 300 estudios publicados entre 2004 y 2014, que analizó la cantidad de horas de sueño requeridas para mantener un buen estado de salud.
Como ya señalé antes, las recomendaciones para adultos (entre los 24 y 64 años) se mantuvieron sin cambios entre las 7 y 9 horas, con un promedio de 8 horas. La recomendación para las personas mayores de 65 años es dormir entre 7 y 8 horas.
Ahora, tomaría bastante tiempo verificar dos veces esos 300 estudios para determinar cuántos se basaron en los datos de sueño autoinformado, que podrían haber sobreestimado la cantidad necesaria de sueño para mantener la salud y prevenir las enfermedades.
Por lo tanto, su mejor opción es tomar en consideración que las recomendaciones de sueño no son definitivas. Son directrices, y si duerme muy bien con 7 horas, obligarse a dormir más podría ser perjudicial.
Sin embargo, si no se siente bien emocional o físicamente, o si tiene un padecimiento agudo o crónico, dormir más horas podría ser parte de la solución. Así que, debe experimentar y observar qué es lo que le hace sentir mejor. Lo más probable es que no tenga que afectar su salud si le pone atención a las indicaciones de su cuerpo.