De acuerdo con el proyecto TENDR (Targeting Environmental Neuro-Development Risks), una colaboración de científicos, profesionales de la salud y defensores de los niños y el medio ambiente, "la exposición crónica a los ftalatos, que se encuentran en casi todos los productos de consumo, desde empaques de alimentos hasta productos para el cuidado personal, aumenta el riesgo de problemas de desarrollo cerebral de los niños".
Este grupo se formó en 2015 debido a la creciente preocupación de que las sustancias químicas ambientales y tóxicas aumentaran el riesgo de los trastornos del neurodesarrollo como el autismo, los déficits de atención, trastornos del aprendizaje, hiperactividad y discapacidad intelectual.
Hace poco, las investigaciones comenzaron a enfocarse en los ftalatos y descubrieron que existe evidencia suficiente para pedir una acción inmediata con el fin de proteger los cerebros de los niños de la exposición a esta clase de sustancias químicas dañinas.
Los ftalatos aumentan el riesgo de varios trastornos de comportamiento
Los ftalatos son sustancias químicas de alta producción que suelen utilizarse como plastificantes en cloruro de polivinilo (PVC) y otros plásticos.
Se estima que, a nivel mundial y anual, cada año se utilizan 8.4 millones de toneladas métricas de plastificantes, como los ftalatos, y solo la producción de ftalatos asciende a unos 4.9 millones de toneladas métricas al año. El Instituto Noruego de Salud Pública encontró rastros de ochos plastificantes diferentes en el 90 % de las muestras de orina que se tomaron entre 2016 y 2017.
En un artículo revisado por pares que se publicó en el American Journal of Public Health, los miembros del Proyecto TENDR llegaron a la conclusión de que la exposición a los orto-ftalatos puede alterar el desarrollo del cerebro, al aumentar el riesgo de los niños de sufrir trastornos de aprendizaje, atención y comportamiento.
Los autores citan datos de estudios longitudinales de cohortes de nacimiento que demuestran una relación entre la exposición a ftalatos en el útero y los siguientes problemas de salud:
Trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) |
Otros problemas de comportamiento |
Desarrollo cognitivo adverso |
Menor coeficiente intelectual |
Menor desarrollo psicomotor |
Deterioro en la comunicación social |
Según el reporte, más de 30 estudios con datos de 11 países diferentes midieron la exposición prenatal a los ftalatos en niños que presentaban alteraciones en el comportamiento neonatal, desarrollo cognitivo, función ejecutiva, comportamiento social y más.
“El patrón más consistente en múltiples estudios es la relación de estas sustancias con comportamientos que suelen asociarse con el TDAH (incluyendo hiperactividad, agresión/rebeldía y reactividad emocional), déficits en la función ejecutiva o diagnóstico clínico de TDAH”, señalaron los investigadores.
En un ejemplo, los niños de madres con el quintil más alto de niveles de ftalatos urinarios (específicamente, metabolitos de DEHP) durante el segundo trimestre de embarazo tenían una probabilidad casi tres veces mayor de ser diagnosticados con TDAH en comparación con los niños de madres con un quintil menor.
La exposición prenatal a los ftalatos, en especial a los metabolitos de DBP y DEHP, también se relaciona con otras conductas problemáticas, tales como ansiedad, una mayor probabilidad de conductas delictivas y agresivas, junto con un menor razonamiento perceptivo infantil, coeficiente intelectual y memoria de trabajo.
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La exposición a estas sustancias durante ciertas etapas de la vida aumenta aún más el riesgo de problemas de salud
Hay varios periodos sensibles de exposición a los ftalatos, que incluyen la etapa prenatal y postnatal, hasta la adolescencia y la edad adulta. El desarrollo continuo del cerebro, que incluyen áreas como la corteza prefrontal, el hipocampo y el cerebelo, durante estas etapas de la vida, lo hace más vulnerable a los problemas de salud causados por la exposición a la toxicidad de los ftalatos.
Hay diferentes mecanismos involucrados en los daños que causan los ftalatos, pero se sabe que las sustancias químicas alteran la organización y función del eje hipotalámico-pituitario-gonadal, el sistema que se encarga de controlar el estrés y regular la función inmunológica y la homeostasis metabólica. Estas sustancias también pueden inhibir la producción de testosterona fetal y producir efectos antiestrogénicos, lo que podría tener repercusiones en la plasticidad del cerebro.
De acuerdo con el equipo, "se cree que los ftalatos pueden dañar el hipocampo y, por lo tanto, también los aspectos de la plasticidad neuronal, la flexibilidad cognitiva, el comportamiento similar a la ansiedad, el aprendizaje y la memoria", y agregó que los ftalatos también pueden causar daño al interrumpir las vías de la hormona tiroidea y alterar el metabolismo de los lípidos y la homeostasis iónica, incluyendo la señalización del calcio y los receptores del proliferador activado de peroxisoma. Además, señalaron que:
"Debido al alto riesgo de exposición a los ftalatos, incluso entre mujeres y niños, así como las limitaciones de las regulaciones estadounidenses, ninguna de las cuales se centra en las mujeres embarazadas, si queremos proteger la salud de la población en general es necesario implementar medidas más estrictas para eliminar el uso de estas sustancias dañinas".
Fuentes de exposición a los ftalatos
Y aunque los Estados Unidos tiene restricciones sobre el uso de ocho ftalatos en los juguetes y otros artículos infantiles, hay algunos grupos de la industria como la Asociación Nacional de Fabricantes, el Consejo Americano de Química, que tratan de impugnar legalmente este tipo de regulaciones.
Sin embargo, las demás normas que regulan el uso de sustancias químicas son poco estrictas, de hecho, la Administración de Alimentos y Medicamentos aprobó el uso de 28 ftalatos como aditivos alimentarios en productos en contacto con alimentos como celofán, papel, cartón, agentes de recubrimiento y aglutinantes.
Las organizaciones ambientales y de salud pública presentaron peticiones para solicitar a la FDA que elimine su aprobación de los 28 ftalatos como aditivos alimentarios, sin embargo, la FDA no cumplió con el plazo reglamentario para la decisión final.
Como resultado, la alimentación es una de las principales fuentes de exposición a los ftalatos, ya que estas sustancias químicas pueden filtrarse en los alimentos no solo de los contenedores que utilizan los restaurantes de comida rápida y para llevar, sino también de los equipos de plástico que se utilizan en la producción de alimentos, como como productos lácteos comerciales, cintas transportadoras y guantes de preparación de alimentos.
Otra fuente de exposición muy común son los suministros de construcción, como los revestimientos de paredes y pisos de vinilo, que permiten que los ftalatos migren al polvo doméstico y al aire interior. También son comunes en los productos para el cuidado personal y cosméticos, como los esmaltes de uñas, fragancias, lociones y productos para el cabello.
Y de acuerdo con este reporte, "en comparación con los hombres, las mujeres tienen una mayor exposición a los ftalatos que se encuentran en los productos para el cuidado personal", lo cual es especialmente problemático porque "durante el embarazo, los ftalatos pueden pasarse de la madre al feto".
Se debe regular el uso de todos los ftalatos
Debido a que las personas tienen una exposición crónica a diferentes tipos de ftalatos, los expertos hacen un llamado para que se regulen las sustancias químicas según su clase y se impongan normas para eliminar el uso de estas sustancias químicas en los productos que entran en contacto con mujeres embarazadas, mujeres en edad reproductiva, bebés y niños.
"Estamos expuestos a diferentes tipos de ftalatos, y esa mezcla puede venir dentro de un solo producto, aunque también a través de múltiples productos a los que las personas están expuestas en un solo día", dijo la autora principal, Stephanie Engel para CNN. "La realidad es que debemos pensar en los ftalatos como una sola clase, porque no importa qué tipo de ftalato se expongan las personas, el resultado es igual de dañino".
Establecer una clase para estos productos también evitaría que los fabricantes solo cambien un ftalato por otro, como lo que ocurrió con el bisfenol-A y bisfenol-S. Linda Birnbaum, ex directora del Instituto Nacional de Ciencias de la Salud Ambiental y el Programa Nacional de Toxicología, dijo para CNN:
"Y es lo que pasa siempre con este tipo de sustancias químicas, cuando se demuestra que es dañina lo que hace la industria es sustituirla rápidamente con otra sustancia sin importar que el resultado final sea el mismo. Es decir, pasamos de una sustancia química que nos preocupa a otra que aún no hemos estudiado, que al final suele ser igual o más dañina que la anterior.
No podemos seguir sustituyendo una cosa dañina por otra igual. Podría argumentar que, si una sustancia química puede sustituirse con otra sin cambiar el proceso, entonces es porque son iguales".
Y aunque algunos afirman que eliminar estas sustancias químicas provocaría grandes pérdidas financieras, algunos minoristas y fabricantes ya lo han hecho de forma voluntaria. Por ejemplo, Home Depot implementó una política para restringir los ftalatos en pisos de vinilo y alfombras y Apple eliminó esta clase de químicos de casi todos sus productos.
La contaminación por microplásticos es otra crisis de salud humana
En un artículo que se publicó en la revista Science, Dick Vethaak de la Vrije Universiteit Amsterdam y Juliette Legler de la Universidad de Utrecht en los Países Bajos sugieren que la exposición crónica a los microplásticos, incluyendo las partículas de plástico de menos de 5 milímetros y los plásticos nanométricos de menos de 1 µm, representan otro riesgo significativo para la salud humana.
La exposición se produce tanto por inhalación como por ingestión y es el resultado de la descomposición continua de productos plásticos como neumáticos de automóviles, ropa, revestimientos de pintura y más, que se presentan en formas como esferas, fragmentos y fibras. Los plásticos contienen mezclas de sustancias químicas como aditivos y otros contaminantes ambientales.
Los investigadores señalaron que "cada vez más evidencia demuestra que hay una exposición generalizada a microplásticos de fuentes como alimentos, agua potable y aire” y agregaron que los microplásticos pueden causar toxicidad física, química y microbiológica, además de que sus efectos tóxicos actúan de forma acumulativa.
También podría producirse toxicidad química, ya que los microplásticos pueden actuar como "vectores para transferir sustancias químicas peligrosas y exógenas, proteínas y toxinas presentes en las partículas al cuerpo". También señalaron un peligro potencial poco conocido y poco estudiado: la presencia de una eco o biocorona, que son sustancias en la superficie de la partícula de plástico que podrían interferir con la absorción normal de partículas:
“Antes de cruzar las barreras epiteliales en el pulmón y el intestino, los microplásticos quedan atrapados en la capa mucosa que cubre las células, mientras que las partículas que ingiere tienen que atravesar condiciones ácidas en el estómago y el lumen intestinal.
Aún no se sabe mucho sobre el papel de la composición cambiante de la eco o biocorona que se adquiere por las micropartículas, desde el exterior hacia el interior del cuerpo, a través de las barreras tisulares, y los mecanismos subyacentes que regulan la absorción y la toxicidad, por lo que es necesario realizar más estudios sobre este tema".
En un estudio en la Universidad de Newcastle, Australia, investigadores de WWF International, cuantificaron lo que esto significa para los humanos; revelaron un hallazgo sorprendente de que una persona promedio podría consumir alrededor de 5 gramos de plástico por semana, aproximadamente la cantidad que se encuentra en una tarjeta de crédito.
Y aunque los grupos ambientalistas han hecho un llamado para reducir, reciclar y controlar el uso de plástico, así como un tratado internacional para detener la contaminación plástica en los océanos, es importante recordar que también puede poner su granito de arena al hacer cambios simples en su estilo de vida.
Al evitar el uso de plásticos de un solo uso, como popotes, utensilios, bolsas y botellas, y tratar de comprar productos que no están hechos o empacados en plástico, puede reducir la cantidad de desechos plásticos y la contaminación que se produce.
Cómo reducir su exposición a los ftalatos
Para reducir su exposición a los ftalatos y otros plastificantes puede implementar algunos cambios simples en su estilo de vida. Que incluyen:
Evite los envases y envolturas de plástico para alimentos y productos de cuidado personal. Guarde sus alimentos y bebidas en contenedores de vidrio. |
Evite los juguetes de plástico para niños. Utilice juguetes hechos de sustancias naturales, como madera y materiales orgánicos. |
Lea las etiquetas de sus productos cosméticos con el fin de evitar los ftalatos. |
Evite los productos etiquetados con "fragancia", incluyendo los ambientadores, ya que este término podría incluir ftalatos que suelen utilizarse para estabilizar el aroma y alargar la vida útil del producto. |
Cuando busque loncheras, mochilas o contenedores, lea la etiqueta y compre productos que no contienen PVC. |
No meta los contenedores de plástico al microondas, o cualquier otro plástico. |
Sacuda las ventanas, paredes, piso y muebles ya que podrían contener ftalatos debido a que las sustancias químicas se pegan al polvo del piso y los niños podrían ingerirlas. |
Pregunte en la farmacia si las pastillas que le recetaron están cubiertas para controlar su disolución, ya que el recubrimiento de las pastillas podría contener ftalatos. |
Consuma alimentos crudos y frescos. Los alimentos que vienen en empaques de plástico pueden contener ftalatos. |
Utilice biberones de vidrio en lugar de plástico. De ser posible, elija la lactancia materna durante el primer año de vida para evitar el plástico de los chupones y los biberones. |
Saque las frutas y verduras de las bolsas de plástico inmediatamente después de llegar a casa del supermercado y lávelas antes de guardarlas; como alternativa, puede utilizar bolsas de tela para guardar sus compras. |
Los recibos de las compras son impresos con calor y a menudo contienen BPA. Trate de no tocar estos recibos y solicíteles que cambien a recibos sin BPA. |
Utilice productos naturales para la limpieza de su hogar, o haga los suyos. |
Reemplace los productos de higiene femenina con alternativas más seguras. |
Evite los suavizantes de ropa, toallitas para secadora; haga sus propios productos para reducir la electricidad estática. |
Analice el agua del grifo de para verificar que no contenga contaminantes y si es necesario filtre el agua. |
Enséñele a sus hijos a no tomar agua de la manguera del jardín, ya que están hechas con plastificantes como ftalatos. |
Utilice bolsas reutilizables cuando vaya a comprar sus víveres. |
Lleve su propio contenedor, que no sea de plástico, para las sobras del restaurante. Evite los utensilios y popotes desechables. |
Lleve su taza de café y botella de agua potable en envases de vidrio, en lugar de comprar agua embotellada. |
Considere cambiar a cepillos de dientes de bambú y cepillarse los dientes con aceite de coco y bicarbonato de sodio para evitar los tubos plásticos de las pasta dentales. |